El concepto de gente ordinaria dotada de poderes extraordinarios cuenta con una larga solera dentro de la Ciencia Ficción. No hablo de superheroes, los cuales han conformado ya desde hace mucho tiempo un subgénero propio con tropos característicos (uniformes reconocibles, identidades secretas, adhesion a una causa noble y unos principios virtuosos, adversarios megalómanos…), sino de individuos que han obtenido ciertas capacidades sobrehumanas justificadas “científicamente”, como la propia evolución de la especie, una mutación extraña o transformaciones fisiológicas producto de experimentos, accidentes o intervención de alguna fuerza extraterrestre.