(Viene de la entrada anterior)
Pierre Christin siempre trató –a veces sin conseguirlo- de evitar el camino más obvio en las aventuras de Valerian y Laureline. Inició la serie con un álbum, “La Ciudad de las Aguas Turbulentas”, en la que presentaba un mundo postapocalíptico tras un desastre acaecido en el entonces futuro año 1986. Casi veinte años después, cuando esa fecha ya se hallaba próxima en el mundo real, se enfrentó al problema no eligiendo soluciones fáciles como ignorar aquel álbum o cambiar el año del cataclismo en las sucesivas reediciones, sino construyendo una compleja historia ambientada en el presente (y que se extendería cuatro álbumes a partir de “Metro Chatelet, Dirección Casiopea”) en la que los protagonistas quedaban atrapados en una línea temporal alternativa en cuyo futuro no existía Galaxity.