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sábado, 31 de agosto de 2019
1934-LOS PRIMEROS COMIC BOOKS DE CIENCIA FICCIÓN (1)
Durante los años de la Gran Depresión, muchos padres norteamericanos acostumbraban a leer en voz alta a sus hijos las páginas de comic dominicales de los periódicos. Los niños, a su vez, recortaban y pegaban sus tiras y páginas favoritas en álbumes caseros con los que poder disfrutar de las aventuras de sus héroes una y otra vez. Era cuestión de tiempo que algún avispado empresario tomara nota y ofreciera el producto equivalente. En 1934, la Eastern Color Printing empezó a reeditar algunas de las más populares series de comic en un formato que hoy conocemos como comic-book, destinado a su venta en establecimientos minoristas junto a los periódicos, revistas y publicaciones pulp. El título de esta nueva cabecera fue “Famous Funnies” y nació en mayo de 1934 para dar a sus lectores la oportunidad de releer por segunda vez las peripecias de “Joe Palooka”, The Bungle Family”, “Tailspin Tommy” o “Hairbreadth Harry”.
En su tercer número (octubre 1934), “Famous Funnies” empezó a reimprimir las páginas dominicales del año anterior de “Buck Rogers”, la primera aparición de una serie de ciencia ficción en el comic-book. Esa cabecera mantuvo al primer héroe espacial en sus páginas durante la friolera de 22 años.
Los comic-books demostraron ser un formato inmensamente popular y otros editores no tardaron en seguir los pasos de Eastern. David McKay Publishing lanzó su propia línea de comic-books con “King Comics” (abril 36), que incluía, entre otras, páginas de “Popeye”, “Mandrake el Mago”, “Brick Bradford” o “Flash Gordon”. Este último alimentaría las páginas de diversas revistas publicadas por otras tantas editoriales (Dell, Harvey, King, Charlton, Gold Key, DC) durante cincuenta años.
El comic-book pronto evolucionó de ser una novedad curiosa a uno de los fenómenos editoriales de mayor crecimiento en Estados Unidos cuando se cerró la década. Desde 1935 a 1940, el número de títulos creció de tres a más de ciento cincuenta publicados por más de dos docenas de editores. El problema, dadas esas cifras, era que la reserva de comics de prensa para reeditar estaba disminuyendo rápidamente. Los comic-books necesitaban nuevas historias y nuevos personajes si querían seguir prosperando. Muchos de esos nuevos personajes nacerían inspirados por otros ya bien establecidos en los comics de prensa. Cuando llegó el momento de que guionistas y dibujantes crearan comics originales de ciencia ficción, dirigieron sus miradas a “Buck Rogers” y “Flash Gordon”. No podía ser de otra forma.
La primera serie totalmente nueva de ciencia ficción en un comic book apareció en 1935, un año después del debut del “Flash Gordon” de Alex Raymond. En lugar de “Flash Gordon en el Planeta Mongo”, los lectores de los tres primeros números de “New Fun Comics” (el segundo título de comic book jamás publicado y el primero en ofrecer material original) se encontraron con “Don Drake en el planeta Saro”. Clemens Gretter, ilustrador de las novelas de misterio “Hardy Boys” (1932-36), dibujó las aventuras de ese héroe y su novia, Betty. Kenneth Fitch escribió esta modesta épica en la que aparecían los Enanos de Marte y una especie de hormigas gigantes. El dúo de creadores también produjo otra serie de ciencia ficción titulada “Super Police 2023” para “New Fun Comics”, en el que aparecían Rex, el galante policía del futuro y su coche volador/submarino, el “Hi-Lo”.
El año siguiente, Greeter y Fitch, ahora trabajando para el estudio de Harry “A” Chesler, crearon otra serie más de ciencia ficción para los comic books. Su supercientífico “Dan Hastings” apareció por primera vez en “Star Comics” (febrero 1937). El estudio de Chesler siguió suministrando las aventuras de Dan Hastings a diversos títulos de comic books durante los siguientes diez años, ya con dibujos de George Tuska y guiones de Otto Binder, un autor especializado en el género cuyo primer relato había aparecido en la mítica “Amazing Stories” de Hugo Gernsback, en 1932. Binder escribió otra serie de ciencia ficción y aventuras titulada “Mark Swift and His Time Retarder” para “Slam Bang Comics” (marzo 39). Estas peripecias de viajes en el tiempo estuvieron dibujadas por su hermano, Jack Binder, que también había ilustrado los relatos escritos por Otto y su otro hermano, Earl, en revistas como “Astounding Science Fiction”.
Otra serie juvenil de ciencia ficción fue “Adventures into the Unknown”, que se serializó en “All-American Comics” (abril 39) durante dos años. Las historias, adaptaciones de las novelas juveniles escritas por Carl H.Claudy, presentaban a Ted, Alan y el Profesor Lutyens corriendo alegres aventuras como “Un Millar de Años por Minuto”, “Los Destructores del Infrarrojo” o “Rescate en Marte”.
El primer héroe espacial con uniforme de los comic books debutó en “Amazing Mystery Funnies” (agosto 1938). El dibujante Bill Everett cogió “Buck Rogers en el Año 2429 AD” y lo tuneó para ofrecer “Skyrocket Steele en el Año X”. Skyrocket llevaba incluso una pistola de rayos igual a la de Rogers. “Star Comics” (mayo 39) trató de ofrecer más por el mismo dinero con historias de “Dash of the 1000th Century”, ciertamente cuatro veces “mejor” que el primitivo siglo 25 de Buck Rogers. Otro héroe espacial de estos primeros comic books fue “Cotton Carver” (“Adventure Comics”, febrero 1939), creado para DC por Gardner Fox y el dibujante Ogden Whitney primero y John Lehti más tarde. En la misma editorial, Tom Hickey escribió y dibujó las aventuras de otro clon de Buck Rogers: “Mark Mason of the Interplanetary Police”.
Desde 1939 a 1941, aparecieron docenas de series de ciencia ficción creadas expresamente para los comic books. Su rápido crecimiento atrajo a editores, guionistas y artistas ya bregados en el campo de la ciencia ficción, concretamente en las revistas pulp. En 1939, Martin Goodman, que publicaba una línea de títulos de ese tipo, como “Marvel Science Stories”, lanzó en octubre su primer comic book, “Marvel Comics”, destinado a los mismos lectores que compraban la revista de ciencia ficción. Incluso contrató al veterano ilustrador Frank R.Paul para dibujar la portada de aquel número inaugural.
Ned Pines, otro editor de revistas pulp de ciencia ficción como “Thrilling Wonder Stories” o “Startling Stories”, salió también a la caza del lector de comics en 1940 con una línea de tebeos que incluían “Thrilling Comics” (febrero 40), “Exciting Comics” (abril 40) o “Startling Comics” (junio 40). El principal personaje de esta última fue bautizado Capitán Futuro, como el héroe espacial creado para los pulps por Edmond Hamilton y Mort Weisinger. Kin Platt dibujó sus aventuras. Max Plaisted, artista de la tira de ciencia ficción “Zarnak” para la revista “Thrilling Wonder Stories”, editada por Weisinger, también colaboró en los primeros números de “Startling Comics” además de ayudar a lanzar la serie “Space Rovers” (mayo 40) en “Exciting Comics”.
Conforme los editores de revistas pulp iban añadiendo comics a su catálogo, fueron echando mano de artistas del género ya conocidos en aquellas. Cuando Hugo Gernsback decidió trasladar su particular visión de la ciencia ficción al medio del comic, contrató a Frank R.Paul para que dibujara los tres números de “Superworld Comics” (abril 40). Alex Schomburg, un artista especializado en ciencia ficción que había trabajado para otra publicación de Gernsback, “Science and Invention”, en 1925, dibujó docenas de portadas para diversos títulos durante toda la década de los cuarenta.
También se reclutó como guionistas a los escritores que colaboraban habitualmente en esas revistas pulp. Edmond Hamilton, Otto Binder, Alfred Bester, Theodore Sturgeon, Manly Wade Wellman o Henrry Kuttner escribieron para la nueva industria del comic book. Mientras Sturgeon lo hacía sólo como medio de supervivencia, otros como Binder o Hamilton descubrieron que podían ganarse la vida mejor escribiendo comics que cuentos y novelas de ciencia ficción. Hamilton, que había publicado su primer relato de ciencia ficción, “Crashing Suns”, en 1928 para “Weird Tales”, fue quien desarrolló y popularizó para el comic artefactos hoy icónicos, como el transmisor de materia, las ciudades flotantes, los robots extraterrestres, la evolución acelerada, las poblaciones controladas por inteligencias alienígenas o la Tierra como un organismo vivo. Binder, que ya se había ganado reputación de escritor prolífico en el género, escribiría más de 50.000 páginas de comics en los siguientes treinta años.
Cuando el editor Mort Weisinger abandonó “Thrilling Wonder Stories” y “Startling Stories” en 1941 para realizar la misma labor en los comics de Superman (trabajo que desempeñó durante varias décadas), esa unión rica e incestuosa entre comics y ciencia ficción se había consumado por completo. Editores, escritores y artistas pasaban de un medio a otro con facilidad.
Aunque los comic books se aprovecharon de profesionales con talento ya bregados en las revistas pulp de ciencia ficción, lo cierto es que las primeras series y personajes seguían muy de cerca los pasos de Alex Raymond y Dick Calkins. Desde 1939 a 1941 aparecieron docenas de imitadores de Flash Gordon y Buck Rogers en las páginas de los nuevos títulos. Como Buck y Flash, los héroes espaciales de los comics tenían nombres muy sonoros: Power Nelson, Future Man (“Prize Comics”, marzo 40); Rocket Riley, Prince of the Planets (“Rocket Comics”, marzo 40); o Streak Chandlers on Mars (“Top-Notch Comics”, abril 40). La mayoría tenía también una novia pechugona e inteligente y un compañero fornido.
“Space Smith” (“Fantastic Comics”, diciembre 39) fue un típico héroe espacial de esos primeros tiempos. Tenía una compañera llamada Diana y se les presentaba como “exploradores interplanetarios que patrullaban los límites lejanos del espacio para mantener a las naves de pasajeros y mercancías a salvo de piratas”. Space y Diana compartían alegremente las rutinas cotidianas, como disparar a los secuestradores espaciales y arrojarles a cubas de radio fundido. Era la suya una armoniosa relación personal y profesional, inteligente y sensible, tal y como seguro que hombres y mujeres se comportarían en el futuro.
Otra feliz pareja espacial la encontramos en las páginas de “Startling Comics” (1947). Lance Lewis, Detective Espacial, y su interés romántico y profesional, Marna, luchan contra amenazas como “Los Hombres Cangrejo del Espacio” y alienígenas cabeza de martillo de Mercurio. Graham Ingels, que entonces era editor de la línea de comics de Ned Pine, fue quien escribió estas historias con textos como el siguiente: “Obligados a huir de Mercurio tras no poder detener el poderoso rayo de fuerza con el que los mercurianos están empujando a Venus y la Tierra hacia el Sol, Lance y Marna se enfrentan al dilema: ¿Deben reconocer su fracaso o perseverar contra toda posibilidad de éxito?.
Marna: “Bien, Lance, ¿Abandonamos o seguimos?
Lance: “Por mi parte, me gustaría otro intento contra ese rayo de fuerza..l¡Pero no quiero exponerte a más peligro!
Marna: “Si eso es lo único que te preocupa, ¡olvídalo! No podemos anteponer nuestras vidas a la salvación de la civilización terrestre. ¡Voto que nos quedemos y lo intentemos otra vez!”
Gracias a contar con modelos de mujeres fuertes, combativas e inteligentes en las tiras de Buck Rogers y Flash Gordon, las compañeras de los héroes espaciales de los primeros comic books salían mejor paradas que sus colegas de las series de aventuras, más proclives a encasillarse en el rol de indefensa damisela en peligro. Por ejemplo, Ultra-Man (“All American Comics”, noviembre 39), del año 2239, tenía una novia, Carlotta, que era también la principal científica de la Tierra, una combinación de Dale Arden y el doctor Zarkov. Creado por el editor Sheldon Mayer y dibujada por Jon L.Blummer, Ultra-Man era un héroe del futuro en la tradición de Buck Rogers, esto es, un defensor de la Tierra antes que un explorador espacial.
Por otra parte, la mayoría de los héroes del espacio de los comic books eran vagabundos interplanetarios que se desenvolvían igual de bien en las soleadas playas de Venus que en las montañas heladas de Neptuno. Era el caso de Whirlwind Carter del “Servicio Secreto Interplanetario” (“Daring Mystery Comics, mayo 40). En la misma línea, Rex Dexter de Marte (“Mystery Men Comics”, agosto 39), peleaba desde Mercurio a Plutón con todo tipo de criaturas, ya fueran amebas espaciales, plantas monstruosas o alienígenas de múltiples cabezas.
Había héroes espaciales en Marte, Venus, Júpiter y la Luna; héroes del siglo XXIII, del XXXVI y del M. Héroes a patadas. Tantos, de hecho, que hacia 1940 ya se agrupaban en equipos, como la “Space Legion”, en “Crack Comics” (noviembre 41), creada por Vernon Henkel. Los Space Rovers patrullaban desde las páginas de “Exciting Comics” (mayo 40), mientras que la “Planet Patrol” actuaba desde “Silver Streak Comics” (enero 40). Hubo incluso dos grupos de “Space Rangers”, que mantenían la ley y el orden interplanetario en sendas series en “Mystic Comics” (abril 40) y “Planet Comics” (septiembre 43).
(Finaliza en la siguiente entrada)
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