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viernes, 1 de marzo de 2019
2009- INFECTADOS – Alex y David Pastor
Los hermanos Brian (Chris Pine) y Danny (Lou Taylor Pucci) junto a sus respectivas novias, Bobby (Piper Perabo) y Kate (Emily VanCamp) viajan en coche desde Colorado hacia Turtle Beach, en la Costa Oeste, atravesando un país que ha sucumbido a una infección letal que mata a todo el que se acerca a alguien portador de la misma. Encuentran a un hombre que ha bloqueado la carretera con su vehículo esperando la llegada de otro al que pedir algo de gasolina. Brian, testarudo y pragmático, pasa de largo sin ayudarle, especialmente cuando ven que en el coche hay una niña infectada. Sin embargo, el automóvil de los jóvenes se avería algo más adelante y no tienen más remedio que retroceder a pie y llegar a un acuerdo con el hombre, Frank (Chris Meloni).
Acomodan a éste y su hija, Jodie (Kiernan Shipka) en el asiento de atrás de su coche, aislándolos mediante una improvisada cortina de plástico y se encaminan ya todos juntos a un pueblo en el que Frank dice haber oído que han destilado un suero contra la enfermedad. Durante el viaje empiezan a aparecer conflictos entre las personalidades de todos ellos, sobre todo el pragmatismo despiadado y totalmente centrado en la supervivencia de Brian y los sentimientos humanitarios del resto. Aunque la población ha sido diezmada, quedan grupos de merodeadores que rapiñan los recursos de otros supervivientes y de los que el grupo también debe cuidarse. A ello se une el que uno de los jóvenes contrae la enfermedad pero no se atreve a confesárselo al resto…
“Infectados” fue el debut como directores de los hermanos españoles Alex y David Pastor, que más adelante firmarían el interesante “Los Últimos Días” (2013), sobre una plaga mundial de agorafobia. Trabajaron también como guionistas para la historia de fantasmas “Out of the Dark” (2014) y el thriller de cambio de cuerpos “Eternal” (2015) dirigido por Tarsem Singh. Asimismo crearon la teleserie “Incorporated” (2016-7), ambientada en un futuro dominado por corporaciones todopoderosas.
“Infectados comienza de forma ligera, incluso alegre. Los cuatro personajes principales parecen los típicos veinteañeros que salen de excursión, contentos y dispuestos a la aventura. Pero el verdadero y siniestro contexto en el que están inmersos se revela a los pocos minutos cuando se topan con el coche de Frank y su hija enferma, Jodie, y empieza la discusión sobre si parar y ayudarles o no. Brian presiona para continuar y así lo hacen…hasta que, como he dicho, su propio vehículo se avería y no tienen otra alternativa que recogerlos. Es en ese momento cuando aflora la verdadera naturaleza y trasfondo del film: una pandemia ha diezmado la mayor parte de la especie humana; los supervivientes merodean tratando de conseguir comida y un refugio seguro. Ya no hay leyes ni instituciones y lo único a lo que puede aspirarse es a vivir un día más. La enfermedad es muy contagiosa (se transmite por vía aérea) y se manifiesta con unas abrasiones en a piel a las que siguen hemorragias y la muerte. Los protagonistas se han autoimpuesto un código despiadado para evitar los riesgos y no enfermar. A partir de ese punto, “Infectados” se convierte en una película donde la tensión no decae en ningún momento.
Es también un film que acierta en las pocas concesiones que hace al optimismo o lo políticamente correcto tratándose de un escenario de apocalipsis vírico. Un buen ejemplo es la escena en la que los protagonistas llegan al pueblo donde supuestamente se estaba investigando la cura (ATENCIÓN: SPOILER) En la escuela desierta reconvertida en laboratorio y hospital de campaña sólo queda un médico al cuidado de un puñado de niños, todos enfermos. Agotado y desesperado, les administra veneno para ahorrarles al menos la agonía final, un acto que uno no sabe si calificar de horrendo o humanitario. Ese es precisamente uno de los puntos fuertes de la historia: ¿hasta qué punto, en ese contexto y en aras de la supervivencia, podemos prescindir no ya de las convenciones sociales sino de la propia ética? ¿Hasta dónde estaríamos dispuestos a llegar para protegernos a nosotros mismos y a aquellos a quienes queremos? Brian es el personaje más implacable en este sentido; también el más antipático, aun cuando al fin y a la postre sus temores y precauciones resultan tener fundamento.
Y por si la escena de la escuela no fuera suficiente, mientras tanto, en el coche, Bobby se ha quedado cuidando de Jodie y ésta empieza a asfixiarse. Bobby toma la estúpida decisión de romper el sello de aislamiento de la parte posterior y acudir en su ayuda solo para verse salpicada por la sangre de su tos. Rápidamente, se quita la camiseta manchada, la esconde y restaura el plástico protector antes de que los demás regresen, en el autoengaño de que quizá no se haya contagiado. La intensidad dramática del momento no termina aquí. Antes de montar todos en el coche e irse del pueblo, Jodie necesita ir al baño al otro lado del aparcamiento y Frank la acompaña sabiendo que Brian va a presionar al resto para abandonarlos allí, donde no encontrarán alimento y estarán irremediablemente condenados a morir. Todo el suspense está tratado de una forma realista y descarnada, sin interpretaciones, diálogos o puesta en escena efectistas (FIN SPOILER).
La tensión se mantiene durante el resto del film, como en ese momento en el que el grupo llega al club de golf abandonado y Brian está limpiando las hojas de la piscina subido al trampolín cuando un cadáver emerge, él se asusta, tropieza y se queda colgado de la tabla tratando desesperadamente de no tocar el agua infectada a tan solo unos centímetros de él. (ATENCIÓN: SPOILER) El momento en el que descubren que Bobby está infectada y tienen que decidir qué hacer con ella es también devastador. (FIN SPOILER).
Pero “Infectados” es una película cuyo punto fuerte no reside tanto en los giros argumentales de la historia y su forma de crear suspense como en la construcción de personajes. La historia se apoya casi enteramente en el conflicto entre los dos hermanos, que se profesan entre sí un gran afecto aun cuando tienen personalidades muy diferentes que les hacen ver el mundo y las relaciones humanas de forma casi opuesta. Ante un escenario apocalíptico en el que tienen que tomar decisiones inusuales y extremas sobre si dejar atrás su humanidad y si contravenir o no las propias reglas que ellos mismos se han impuesto para sobrevivir, esa diferencia de carácter entre ambos se convierte en fuente de discusiones, amargura y eventual ruptura.
En un extremo del dúo tenemos a Chris Pine, actor conocido sobre todo por papeles de galán, héroe de acción o aguerrido líder en películas como “Star Trek” (2009), “Esto es la Guerra” (2012) o “Wonder Woman” (2017). Aquí se distancia de esos arquetipos asumiendo el papel de alguien carismático capaz de aglutinar en torno a sí al grupo pero desde luego no se le puede calificar como agradable, heroico o noble. Su egoísmo, frialdad y pragmatismo bajo una superficie engañosamente pasional le lleva a sacrificar cualquier cosa y a cualquier persona con tal de sobrevivir. En el otro extremo, el actor Lou Taylor Pucci encarna en Danny los valores liberales y la sensibilidad emocional que le permiten mantener viva cierta esperanza respecto al futuro y no caer en el nihilismo. Esa renuencia a abandonar la ética le hace discrepar continuamente con su hermano por el trato que éste dispensa a otras personas. El último tercio de la película resalta aún más ese conflicto, haciendo que Danny tenga que asumir las amargas consecuencias de sus decisiones. Al final, ninguno de los personajes se comporta de forma heroica ni resulta particularmente agradable por una u otra razón: la estupidez, la dureza emocional, la debilidad de carácter, la indecisión, el egoísmo…algo que puede disgustar a aquellos espectadores que busquen siempre una identificación con el protagonista de turno. Que esta historia sobre dos hermanos haya sido escrita a su vez por dos hermanos hace pensar cuánto de su propia relación y personalidades ha acabado formando parte de aquélla. Por su parte Bobby encarna la compasión –que, en este caso, demuestra ser un sentimiento incompatible con la autopreservación- y Kate, de carácter introvertido, que se conforma con dejarse llevar sin intervenir demasiado en las discusiones y decisiones que toman sus compañeros.
Hay otros aspectos que no están igualmente trabajados y que pueden molestar a los más puristas. Por ejemplo, las reglas sobre las que opera la enfermedad, un elemento clave de la historia. Parece ser un virus muy contagioso pero hay momentos en los que los cuatro protagonistas están muy próximos a cadáveres infectados o potenciales portadores sin tomar precauciones. A veces están muy preocupados por contagiarse y otras parecen olvidarse de ello. Por otra parte, la narración está demasiado fragmentada, como compuesta a base de cortos pegados unos con otros. El arranque establece una dinámica interesante entre los cuatro amigos, el padre y la hija, pero éstos desaparecen pronto. Luego sufren una emboscada por parte de un grupo de militares en el club de golf y cuando parece que esto va a dar un giro radical a la historia, éstos se marchan y no vuelven a asomar. En otra escena, unos merodeadores en un todoterreno persiguen y matan a un hombre en la carretera, pero a la postre ello no tiene consecuencias y esa resulta ser la única amenaza “real” que sale al paso de los protagonistas. Es una estructura episódica que funciona en tanto en cuanto cada encuentro plantea nuevos desafíos morales deteriorando la relación entre los protagonistas y ayudando a construir el clímax, pero que no permite la solidez y coherencia que proporciona una línea narrativa más continua.
“Infectados” no fue bien recibida en su momento y ni siquiera disfrutó de una distribución adecuada. En ello probablemente tuvo que ver tanto su prorrogado estreno como la errada publicidad que lo acompañó. La película se terminó dos años antes de estrenarse pero fue archivada por Paramount a la espera de los resultados que obtuviese “Star Trek”, la película dirigida por J.J.Abrams y en la que Chris Pine encarnaba el papel principal. Las expectativas sobre el reboot de la franquicia eran altas y se quiso aprovechar su tirón para impulsar esta otra producción de bajo perfil protagonizada también por la estrella en ascenso que era Pine. Para colmo, el marketing que diseñó el estudio hacía pensar equivocadamente que se trataba de una película de zombis y quien acudiera a verla con las mismas expectativas que con, por ejemplo, “28 Días Después” (2002) o “El Amanecer de los Muertos” (2004), se encontraba con que no había escenas de acción contundentes, efectos especiales ni héroes (o anti-héroes) de manual. No, aquí no hay muertos vivientes o infectados transformados en criaturas rabiosas y sedientas de sangre, sino una enfermedad verosímil que ni se nombra ni se define bien en ningún momento pero que no resulta difícil ligarla a la actualidad de nuestro mundo (Gripe Aviar, Ébola, SARS…). Y al fin y a la postre, como suele ser el caso de las películas de zombis, el tema principal también es aquí el de la pérdida de la humanidad en ausencia de estructuras sociales e instituciones de gobierno y la fragilidad de aquello que llamamos civilización. Para abordar esa cuestión, y los hermanos Pastor lo demuestran con acierto, no hacen falta grandes exhibiciones visuales propias de blockbuster, explosiones o litros de sangre y vísceras. Es más, esa falta de lustre visual elimina distracciones y ayuda a centrarse en el estudio de personajes y sus dilemas éticos.
Para colmo, el estudio recortó el metraje a unos escasos 84 minutos, eliminó violencia y palabras malsonantes para ajustar la película a una califiación PG-13 y estrenó lo que quedaba tras la escarda en tan sólo un puñado de cines. Además de todo este maltrato, “Infectados” tiene un final que no puede sino sospecharse forzado por el estudio, con una narración impostada que intenta dar cierto sentido a la locura precedente.
El alma de la película, sin embargo, es muy rescatable y merecedora de más atención de la que se le ha prestado. El choque entre los dos hermanos conforma un sólido thriller psicológico que supera en interés a los ramalazos de sangre y violencia, dirigidos sobre todo a satisfacer al público menos exigente. “Infectados” es, en resumen, una película de CF postapocalíptica que ofrece algo más que el terror grotesco y convencional de las películas de zombis, y en el que el componente emocional y ético es lo más importante, pero que no pudo cumplir sus aspiraciones por las desacertadas injerencias de los ejecutivos de turno.
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