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viernes, 13 de marzo de 2015
2005-THE JACKET – John Maybury
En 1991, durante la Guerra del Golfo en Irak, el soldado Jack Starks (Adrien Brody) recibe una herida de bala en la cabeza, pero consigue sobrevivir milagrosamente tras haber sido dado por muerto. Doce meses más tarde, de vuelta en su país, Jack está caminando por una carretera nevada cuando se encuentra con niña y su madre alcoholizada cuyo coche se ha averiado. Jack arregla el vehículo antes de que la mujer lo aparte con cajas destempladas y se marche con su hija. Al cabo de un rato, lo recoge un conductor que resulta ser un criminal y que dispara a un policía que les da el alto. Jack se desploma y su mente se queda en blanco.
Dado que él es el único al que encuentran junto al agente muerto –el homicida había huido-, es juzgado por asesinato y sentenciado a reclusión en la institución psiquiátrica de Alpine Grove. El médico jefe de ese lugar, Thomas Becker (Kris Kristofferson) prescribe un tratamiento de choque que consiste en meter a Jack en una camisa de fuerza, inyectarle una sustancia especial y encerrarlo en uno de los cajones de la morgue. Aterrorizado, a oscuras, drogado y confinado en un espacio minúsculo, Jack experimenta unas terribles alucinaciones antes de averiguar que, de alguna forma, es capaz de viajar físicamente en el tiempo hasta el año 2007. Allí, abandonado, desorientado y sin tener adónde ir, conoce a una chica, Jackie (Keira Knightley) que le acoge en su hogar. Ambos se convierten en amantes.
Jack se da cuenta de que la muchacha es en realidad la niña a la que ayudó en la carretera en el pasado, ahora convertida en una adulta amargada y adicta al alcohol; y también descubre que en ese futuro, él murió en 1992, tan solo unos días después del momento en el que ha viajado desde el pasado. En una carrera contra el tiempo, cada vez que Beckett encierra a Jack en el cajón, él salta al futuro para tratar, con la ayuda de Jackie, de averiguar cómo y por mano de quien morirá….
“The Jacket” es una co-producción de Section Eight, la compañía fundada en 1999 por el director Steven Soderbergh y el actor George Clooney. La idea que ambos tuvieron en mente al crear la productora fue ofrecer a los realizadores un entorno en el que rodar sus películas libres de las interferencias de los grandes estudios. Bajo su sello se han estrenado títulos como “Ocean´s Eleven” (2001) y sus secuelas, “Bienvenidos a Collingwood” (2002), “Confesiones de una mente peligrosa” (2002), “Buenas Noches y Buena Suerte” (2005), “Syriana” (2005), “A Scanner Darkly” (2006) o “El Buen Alemán” (2006) antes de desaparecer en 2006. En el caso de “The Jacket”, Clooney y Soderbergh le brindaron una oportunidad al británico John Maybury, cuya película anterior –y debut- había sido “El Amor es el Demonio” (1998), un biopic incisivo sobre el artista Francis Bacon.
Al principio, uno no está muy seguro de ante qué tipo de film se encuentra. La mezcla de amnesia, enfermedad mental y alucinaciones lleva a pensar que es una historia de manipulación de la realidad al estilo de Philip K.Dick; esa sensación de vivir en una extraña realidad alternativa recuerda a títulos como “La Escalera de Jacob” (1990), “Abre los Ojos” (1997), “El Maquinista” (2004) o “Final” (2001), de Campbell Scott, en la que un hombre internado en un psiquiátrico cree que se halla sumido en una fantasía. Las angustiosas escenas de privación sensorial remiten a “El Extraño Caso del Doctor Longman” (1963), “Las Dos Caras del Miedo” (1972) o “Viaje Alucinante al Fondo de la Mente” (1980); el entorno del manicomio y los dementes suena a “Alguien Voló Sobre el Nido del Cuco” mientras que la insinuación de que en la Guerra del Golfo se llevaron a cabo experimentos relacionados con el cerebro se acababan de ver en “El Mensajero del Miedo” (2004).
La gran decepción que acaba emergiendo de “The Jacket” es que todas las escenas relacionadas con la Guerra del Golfo, la aparente muerte del protagonista, su daño cerebral, las lagunas mentales y la condena por un asesinato que no puede recordar, no son más que distracciones. La película no hace uso de todo eso. Sería posible, por ejemplo, escribir una versión del guión que eliminara completamente todo el comienzo excepto el encuentro con la pequeña Jackie y su madre en la carretera y contar la misma historia con Adrien Brody interpretando a un paciente “normal” de psiquiátrico, que es de lo que a la postre trata el film.
Lo que el director ofrece en último término no es una película sobre realidad deformada o la crisis de identidad, tal y como parecía apuntar al principio, sino sobre viajes en el tiempo. Si queremos buscar otro film con el que realizar una comparación podríamos elegir “Doce Monos” (1995), del que “The Jacket” parece una imagen especular. Mientras que en la primera teníamos un viajero temporal que venía del futuro al presente, era tomado por loco y encerrado en un manicomio, la segunda cuenta la historia de un hombre enviado a un psiquiátrico injustamente y que trata de viajar al futuro. En ambos filmes, los guionistas construyen una trama alrededor de un hombre obsesionado por un recuerdo crucial escondido en su pasado; ambas tienen escenas en las que el protagonista debe convencer a toda costa a una psicóloga de la verdad de lo que él afirma, recurriendo para ello al conocimiento que tiene de los acontecimientos del futuro.
Además, y aunque no se suele mencionar, “The Jacket” se inspira en buena medida en la novela “El Vagabundo de las Estrellas” (1918), de Jack London, en la que un convicto es sometido a torturas por el alcaide, entre ellas ser encerrado en aislamiento durante días atado con una camisa de fuerza. El preso descubre que es capaz de escapar a esa situación trasladando su mente y encarnándola en gente que vivió en otras épocas y lugares.
Cuando se estrenó, “The Jacket” fue criticada por algunos comentaristas como película confusa y difícil de seguir, lo que además de no ser cierto dice bastante de algunos críticos. De hecho, es menos compleja en términos de trama que, por ejemplo, “Doce Monos” o “Abre los Ojos”. Es cierto, no obstante, que para que la historia funcione el espectador tiene que aceptar sin rechistar varias cosas. En primer lugar, la desconexión del planteamiento inicial con el devenir de los acontecimientos posteriores.
Tampoco está realmente explicado lo grotesco que resulta el manicomio y la falta de argumentos para el perturbado comportamiento del doctor Becker: ¿qué espera conseguir encerrando y torturando a sus pacientes? ¿Curarlos, que conecten con sus sentimientos, que recuerden quiénes son? ¿Responden sus teorías a la racionalización de su sadismo interior o realmente tiene fe en ellas? La crueldad y despreocupación con la que somete a los pacientes a sus descabellados experimentos son propios de una película de la Hammer y juega al despiste con el espectador al orientar la película hacia un género, el terror, al que nunca acaba de llegar. De hecho, las únicas escenas realmente acongojantes del film –además del primer encierro de Jack en la morgue- son las que abren la película, con toda la violencia de la guerra del golfo contemplada a través de unas gafas de visión nocturna.
Y luego está la total la total ausencia de explicación alguna acerca de cómo Jack consigue trasladarse al futuro cuando su cuerpo se halla encerrado en la morgue en nuestro presente. ¿Es producto de las drogas? ¿Del terror? ¿Tienen algo que ver la herida que sufrió en la guerra o su amnesia? ¿Todo ello a la vez? ¿Viaja realmente su cuerpo físico? ¿O solo lo creen así quienes lo ven en el futuro?
Para añadir aún más desconcierto, durante una mesa redonda celebrada justo antes de que se estrenara la película, John Maybury afirmó que “The Jacket” no era una historia de viajes en el tiempo, sugiriendo la idea de que en realidad Jack murió en el campo de batalla en Irak. En ese caso, ¿se trata todo de una elaborada fantasía construida por su mente justo antes de evaporarse? No parece muy verosímil a menos que el protagonista fuera un novelista de exuberante creatividad. Siguiendo esa línea argumental, parecería más factible que Jack hubiera muerto en algún momento de su internamiento en el psiquiátrico, conjurando un delirio postrero en el que se redimía salvando las vidas de la madre y la hija que encontró meses antes. O quizá “The Jacket” sí que es, después de todo, una película sobre viajes en el tiempo y todo el mundo se ha dado cuenta menos Maybury.
El director destaca en las pequeñas florituras visuales que le dan a la película un toque particular, como los rápidos zooms al interior de los ojos de Jack cuando comienzan sus alucinaciones, en los que se utilizan técnicas que recuerdan a los desasosegantes films experimentales de Stan Brakhage. También es digno de resaltar los matices que el director de fotografía Peter Deming es capaz de extraer de los rostros de Adrien Brody y Keira Knightley (al fin y al cabo, la obra más famosa de Maybury es el video de “Sinéad O´Connor para “Nothing Compares 2 U”, un solo plano sobre el rostro de la cantante). Pero por lo demás el tono general de la cinta es bastante neutro, al igual que la banda sonora de Brian Eno.
Adrien Brody es un actor técnicamente bueno pero que resulta demasiado frío cuando se trata de irradiar el carisma y la energía que requiere un papel de líder (como demostró en “King Kong”, 2005). Aquí, sin embargo, su interpretación no exigía tanto grandes heroicidades como la expresión de intensos sufrimientos: entre los horrores a los que su personaje se tiene que enfrentar se incluyen morir, no morir, sentirse como muerto, desear estar muerto y ser tratado como un muerto. La elección de Brody resultaba lógica ya que, aunque tiene una vertiente chulesca y arrogante (ver “Pan y Rosas” o “Hollywoodland”), desde que brilló en el trágico papel de “El Pianista”, los directores han tendido a acudir a él cuando de reflejar profunda aflicción se trata.
Sin embargo, mucho mejor que Brody están los actores que le rodean en “The Jacket”: la tan bella como talentosa Keira Knightley, un Daniel Craig a punto de eclosionar como James Bond e incluso Janet Jason Leigh, que interpreta con sutileza a una doctora precavida, atormentada e inteligente que poco a poco se va ganando la simpatía del espectador.
Al final y a pesar de sus lagunas, “The Jacket” es una cinta razonablemente eficaz en su modesta puesta en escena. Su narrativa es fluida, mantiene el interés, las paradojas temporales están ejecutadas con cierta inteligencia y, pese a que Brody no escapa a su destino (¿o sí?) y que en el fondo todo gira alrededor de una historia de amor, consigue terminar con una nota emotiva que no cae en el sentimentalismo barato.
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SI bien tiene problemas de guión en algunas escenas, y continuidad, me parece un intente interesante de contar una buena historia. Coincido en que si le quitaran las referencias a la guerra no cambiaría mucho, pero por algo lo habrán hecho de ese modo. No había notado la referencia de 12 monos (la película que no la aburrida serie de televisión que convierte todo es una historia de amor...). Pero aún así yo la recomiendo, a mi me entretuvo, al menos la primera vez que la vi, no sé si daría para verla dos veces. No me pasó lo mismo con 'el pagó' de Woo...
ResponderEliminarEn fin.
Saludos
J.