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miércoles, 10 de agosto de 2016
1997- LEXX (y 2)
(Viene de la entrada anterior)
El éxito inicial de la propuesta animó a Donovan a seguir por la misma senda, mezclando sátira y extravagancia. Tras la primera serie de películas, las siguientes tres temporadas girarían en torno a un argumento central. En el caso de la segunda, la Lexx y su tripulación huían del perverso científico loco Mantrid (Dieter Laser), antiguo Biovisir de la Divina Orden, quien creaba una raza de drones autorreplicantes que, para procrearse, acaban utilizando toda la materia existente en el universo de luz, provocando eventualmente su destrucción total. No hay que temer por los protagonistas, sin embargo, porque éstos consiguen escapar al universo oscuro para proseguir sus aventuras allí.
Antes de cambiar de universo de cara a la tercera temporada, los guionistas de “Lexx” tuvieron tiempo de embarcar a los extravagantes tripulantes de la nave en una serie de aventuras igualmente estrafalarias con las que se satirizaban diversos aspectos de la vida en la Tierra aun cuando transcurrieran en un universo completamente diferente. Así, por ejemplo, en el episodio “791”, el robot 790 consigue finalmente un cuerpo ciborg varón que, presumiblemente, le permitirá tener sexo con Xev. Por desgracia, el ciborg resulta ser gay, así que el desgraciado 790 termina tratando de practicar el acto sexual (o, más bien, violar analmente) con un horrorizado Stan (Kai separa la cabeza del cuerpo mecánico en el último momento).
También relacionado con el sexo está el episodio “El Amor Crece”, en el que unos mineros espaciales chapotean por las resbaladizas entrañas de Lexx y se abandonan a fantasías sexuales hasta que se dan cuenta de que un virus diseñado artificialmente ha convertido sus partes íntimas en genitales femeninos. Stan y Xev finalmente se acuestan juntos. Por desgracia para Stan, ese mismo virus ha intercambiado sus sexos por lo que, durante el acto, él pasa a ser una mujer mientras que Xev adopta el papel masculino, resultando el encuentro algo más parecido a una violación que a una experiencia compartida.
En “Lyekka”, la Lexx se encuentra con los sencillos tripulantes de una primitiva cápsula procedente del planeta “Potato Hoe” (algo así como “azadón de patatas”), sospechosamente parecido a la Tierra. De hecho, su sensiblero énfasis en las “virtudes” y “valores” recuerda no sólo a la retórica política de nuestro planeta, sino también a los temas invocados en series de ciencia ficción como “Star Trek”. Este episodio también presenta a Lyekka (Louise Wischermann), un organismo vegetal devorador de hombres que adopta la apariencia de una bella joven recreada a partir del recuerdo de Stan de uno de sus amores de instituto. Lyekka, que aparecería más veces en la serie, tiene buenas intenciones pero su naturaleza la convierte en un ser muy peligroso que (en la cuarta temporada) casi devora a toda la población de la Tierra. En este capítulo, sin embargo, “sólo” se come a los astronautas invitados, utilizando sus proteínas para “fabricar” a la nueva Xev.
La sátira al “buenismo”, a la hipocresía que suele acompañar la defensa a ultranza de los valores tradicionales, volvía a aparecer en el episodio “Basura Blanca”, en el que los guionistas recurrieron a estereotipos que representan los estratos más bajos de la moral y la inteligencia. La tripulación de la Lexx descubre que a bordo, como polizontes, están viajando los miembros de una familia de convictos huidos (que también resultan ser unos palurdos caníbales e incestuosos): el padre obeso y mezquino, el hijo adolescente de risa nerviosa y la hija atractiva pero sosa. El padre se prenda inmediatamente de Xev, despertando los celos incestuosos de su hija: “Papa, por qué siempre vas tras las chicas con grasa en sus culos?”. Como desquite, la muchacha dirige sus atenciones hacia Stanley. Cuando el padre se entera de que Stan se ha acostado con su hija, estalla de indignación, secuestra la nave y la lleva a su planeta, donde obliga a Xev a participar en una especie de fiesta popular de violación. Kai, como de costumbre, los salva a todos y la Lexx destruye el planeta no sin que antes el padre regrese a bordo de la nave, donde es seducido y luego devorado por Lyekka.
“Lafftrack”, también en la segunda temporada, es un salvaje ataque al mundo de la televisión: hace mucho tiempo dos planetas se destruyeron mutuamente en una guerra de audiencias. La Lexx se sitúa en órbita de TV World, un pequeño planetoide que sigue produciendo programas televisivos a cual más cutre. Stan es capturado y obligado a participar en una versión de “Apartamento para tres”, mientras que Zev presenta un reality show impartiendo lecciones sobre sexo a unos adolescentes. Pero los ratings son despiadados y cuando no consigue entretener a la audiencia, Stan es degradado a puestos cada vez más humillantes hasta ser seleccionado para protagonizar una decapitación en directo. Más tarde, Stanley le salva la vida a Xev atravesando el pecho con una barra eléctrica a un oficial de aspecto Nazi que exclama antes de morir: “¡Esto sí es entretenimiento!”. Este episodio ilustra perfectamente la técnica de la serie: utilizar tópicos y elementos propios de la ciencia ficción para construir situaciones exageradas que propongan un comentario sobre nuestra cultura y sociedad, en este caso la televisión basura y la malsana tendencia a convertir la violencia en espectáculo.
Hay otros episodios que escogen como blanco de sus ataques ciertos géneros u obras individuales. Por ejemplo, “Crepúsculo” es básicamente una parodia de los films de zombies como “La Noche de los Muertos Vivientes”, mientras que “Woz” se burla de “El Mago de Oz” o “Despiertan los Muertos” de las películas de asesinos psicópatas para adolescentes (con escena de “chica en la ducha” incluida, acompañada de una música inequívocamente inspirada en la del momento equivalente de “Psicosis”). Este último episodio incorpora otras referencias, como cuando 790, empujado a un lado por un Kai poseído por el instinto asesino y dispuesto a exterminar a toda la tripulación, exclama: “¡Oh! ¡El Horror!”, imitando las palabras del moribundo coronel Kurtz en “El Corazón de la Oscuridad” de Joseph Conrad (o su adaptación cinematográfica, “Apocalipsis Now”). El capítulo termina con un plano de la Lexx dejando atrás una puerta que gira en el vacío del espacio, claramente tomada del opening de “La Dimensión Desconocida”.
Una comentarista del “Toronto Sun” opinaba de la serie: “Es violenta y sangrienta (…) hay tantas escenas desagradables de vivisecciones humanas, decapitaciones y amputaciones que uno empieza a preguntarse si este es el tipo de entretenimiento que apreciarían las personas que arrancan las alas a los insectos”.
Pero Paul Donovan no tenían problema alguno con ese tipo de críticas. Durante la producción comentó: “Cuando enseñamos “Lexx” a la gente, mi reacción favorita es: “Esto es horrible, entonces ¿por qué me estoy riendo?”. Describió a la serie como una fusión de “Dark Star”, “Alien” y “Beavis y Butthead” y, aunque pensó que interesaría principalmente a varones adolescentes, se sorprendió al comprobar que “Lexx” contaba con un abultado segmento de público femenino. Por otro lado, a pesar de que la estética del programa es cuestionable, nadie puede negar su éxito. La serie se vendió a cien países y mantuvo una sólida posición en los ratings de audiencia. Un crítico la calificó como: “Oscura, peligrosa, divertida y muy posiblemente la más fantásticamente enferma serie de ciencia ficción de todos los tiempos. Su narrativa moralmente ambigua, resuelta con brío y estilo…los efectos especiales son sobresalientes”. El “New York Daily News” se refirió a ella como “la ciencia ficción más imaginativa desde “Guía del Autoestopista Galáctico”.
La tercera temporada –y la más floja de las cuatro- tuvo una estructura más lineal, ya que Lexx estuvo todo el año en órbita alrededor de dos peligrosos planetas, Fuego y Agua. Tras pasar cuatro mil años en animación suspendida, los tripulantes de la nave despiertan en el universo oscuro sólo para encontrarse atrapados en las cercanías de los mencionados mundos ya que, debido al hambre, Lexx está demasiado débil como para internarse en el espacio. Ambos planetas, uno cubierto por un océano y otro por desiertos, son alegorías poco sutiles del Cielo y el Infierno que aquí sirven para construir esas situaciones exageradas por las que tanto cariño sentían los guionistas de la serie.
Por ejemplo, en el cuarto episodio de la temporada, “Ciudad Próspera”, Stan descubre una utopía en una isla del planeta Agua, un lugar en el que sus habitantes dedican todo su tiempo a perseguir el placer sexual. Rodeado por un grupo de féminas más que dispuestas, Stan parece haber encontrado su lugar soñado…hasta que la insaciabilidad de sus compañeras le hace darse cuenta de que sí es posible tener demasiado de algo aunque esto sea lo mejor del mundo.
El actor británico Nigel Bennett interpretó al desagradable Príncipe del planeta Fuego, un mundo árido en el que acababan siempre los peores individuos. No sorprende que cuando Stanley aterriza allí, el monarca piense que es el lugar al que pertenece. El Príncipe pretende utilizar la Lexx para atacar a su cercano y envidiado planeta enemigo, Agua: “Tienen agua sin fin…y nosotros morimos de sed”, ruge el Príncipe tras torturar a Stanley, “¿Es eso justo?”.
Al final de la temporada, Kai llega al corazón de Fuego para salvar a Stanley mientras que 790 convence a Xev de que ambos mundos deben ser destruidos. Y así es: Lexx vaporiza a Fuego y Agua, con el resultado de que las almas perversas condenadas a morar en el primero acaban migrando a otro distante planeta donde puedan sentirse como en casa… y que resulta ser la Tierra, claro.
En la cuarta y última temporada, la Lexx viaja también hasta la Tierra, llevando a la serie a un hilarante clímax en el que la sátira y la parodia alcanzan nuevas cimas gracias a la habilidad de los guionistas para comprender y reírse de las manías y debilidades de la cultura humana de una forma todavía más directa que en los anteriores años de la serie. Naturalmente, la cultura de la Tierra, vista desde la perspectiva de unos extranjeros como la tripulación de la Lexx, se antoja algo realmente bizarro y uno de los aciertos de esta temporada reside en presentar a nuestro planeta como uno de los lugares más extraños jamás visitados por la nave. Y ello aun cuando el propio mundo no es nada extraordinario excepto por el hecho de que, según se revela, está en el centro de la región más oscura del universo oscuro. Más allá de eso, se le describe como un lugar sin interés especial, un ejemplo absolutamente típico del “planeta de tipo 13” en sus últimas etapas de desarrollo y aproximándose al punto en el que esta clase de mundos acaban, invariablemente, por destruirse a sí mismos.
Durante este año se vieron parodias de muchos productos culturales, desde las películas de mujeres en la cárcel a films pornográficos, de las historias de Drácula a los films japoneses de monstruos gigantes, de “Apocalipsis Now” a “Sueño de Una Noche de Verano”.
Así, en el episodio “P4x” encontramos a Xev como presidiaria en una penitenciaría de Texas, donde se convierte en una estrella de Internet después de que sus tribulaciones se retransmitan por la red. En “Fluff Daddy” (título que me niego a traducir pero que hace referencia a un insólito trabajo dentro de la industria del cine pornográfico), Stan cumple su sueño de participar en el mundo de las películas para adultos. En “La Noche de Walpurgis” y “Vlad”, los protagonistas viajan a Transilvania para visitar el castillo de Drácula, donde Kai sospecha que se oculta otro superviviente de la Divina Orden. “Pesadilla de una Noche de Verano” es una parodia de la famosa comedia de Shakespeare mientras que “Apocalexx Now”, ambientado en Vietnam, narra el viaje río arriba de Kai, Xev y Kyekka a bordo de una pequeña embarcación, remedando la famosa película de Francis Ford Coppola (y la novela de Joseph Conrad en la que se basa), sólo que aquí la aventura termina con la aniquilación nuclear de Vietnam por orden del presidente de los Estados Unidos. “Viva Lexx Vegas” se ríe de esa famosa ciudad y su ambiente con un argumento que mezcla una especie de La Momia con una historia de gangsters. En “Lyekka versus Japón”, una gigantesca Lyekka amenaza con aplastar Tokio bajo sus pies en claro homenaje a las kaiju eiga niponas.
Por supuesto, la propia televisión se convierte en fuente de no poca sátira, especialmente en “Xevivor”, que se ríe de realities del estilo de “Supervivientes” al tiempo que critica lo bajo que los ejecutivos televisivos están dispuestos a caer con tal de mejorar los ratings de audiencia. En este episodio, Xev (ascendida a celebrity gracias a su presencia en Internet durante su estancia en prisión) es convertida en el premio de un reality show en el que un grupo de musculosos y varoniles individuos compiten por el derecho a tener una noche de sexo con ella. Stan, mientras tanto, consigue entrar en el concurso como participante aunque parece tener pocas oportunidades de ganar. Entonces, el resto de concursantes empieza a desaparecer uno a uno, asesinados, según se descubre, por otro ejército de drones autoreplicantes alienígenas (básicamente unas zanahorias con patas mecánicas) que han invadido la Tierra. Su método es algo que sólo podría ocurrir en el universo de “Lexx”: disparan a sus víctimas por el ano y luego poseen sus cuerpos transformándolos en zombis asesinos. Naturalmente, Kai acaba rescatando a Xev y Stan y más adelante en la serie, la Lexx (con fuerzas renovadas tras haberse comido Holanda) destruye el asteroide que opera como base de los drones, dejándolos así inoperativos.
Esta cuarta temporada incluye también una generosa dosis de sátira política. Varios personajes de las temporadas anteriores se reencarnan en la Tierra, normalmente como figuras políticas de relevancia. Así, el Príncipe, satánico gobernante del planeta Fuego, ahora resurge como el malvado director de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego, probablemente el individuo más poderoso del planeta. Su antiguo sicario, el Sacerdote (Rolf Kaines) es ahora el presidente de los Estados Unidos, aunque en realidad obedece las órdenes del Príncipe, a quien permanece servilmente leal. Y la bruja caníbal Giggerota (Ellen Dubin), que había aparecido en varias ocasiones en años anteriores, es ahora una agente inmobiliaria de Miami que acaba convirtiéndose en la primera “Papa” femenina. Todos esos personajes permiten orquestar afilados ataques contra el gobierno norteamericano, la Iglesia Católica y otras figuras de autoridad de nuestro mundo. Otros grupos con motivaciones políticas, desde las milicias de derechas a los ecologistas, reciben también su parte de parodia.
Tras cuatro años, Donovan decidió cancelar la serie. El último episodio continuó la línea trazada hasta el momento: la Tierra explota, Kai muere definitivamente y la Lexx sucumbe a su dilatada edad, obligando a Stanley y Xev a trasladarse a bordo de una “bebé” suya para así continuar sus viajes por el espacio en busca de un nuevo hogar.
“Lexx” no es una serie para todo el mundo, algo que en realidad es aplicable a cualquier obra con un fuerte componente humorístico y/o paródico. Hay un tipo de humor para cada persona y donde alguien puede encontrar motivos para desternillarse, otro permanecerá absolutamente impasible. Además, hay que tener en cuenta que ninguno de sus protagonistas resulta simpático, en buena medida porque, como todo en la serie, están exagerados hasta convertirse en caricaturas más que en personajes. En consecuencia, resulta imposible para el espectador la identificación con ellos de la misma forma que ocurre en otros programas televisivos de ciencia ficción.
Pero resulta imposible negarle su mérito en lo que se refiere a originalidad y osadía. Combinando el tipo de humor de Benny Hill con la melancolía y fatalismo propios de una ópera de Wagner, “Lexx” no se tomaba en serio a sí misma y no tenía problemas en dejar inexplicado por qué todos alienígenas hablaban inglés ni en mejorar unos vestuarios y decorados propios de una película porno paródica.
“Lexx” era ambiciosa, irreverente e irónica y estaba trufada de referencias a películas y obras literarias. Hoy está injustamente olvidada y ni siquiera podemos disfrutar de una edición integral en condiciones, pero en su momento causó un gran impacto tanto por su enfoque como por sus efectos por ordenador. Paul Donovan puede sentirse satisfecho de que esta hija suya tan alocada e impredecible, sobreviviera cuatro años, remedando y burlándose de su antítesis televisiva: “Star Trek”. Efectivamente, la serie narraba los viajes de la Lexx en su misión de cuatro años para explorar nuevos mundos desconocidos y volarlos por los aires, buscar las más sórdidas formas de vida y viles civilizaciones.
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