(Viene de la entrada anterior)
Jim Starlin fue también uno de los pilares sobre los que se apoyó la génesis y lanzamiento de un nuevo sello de Marvel. Con su revista "Epic Illustrated", la editorial había permitido que los creadores conservaran los derechos sobre sus trabajos. Ello llevó a varios de ellos –sobre todo, Sergio Aragonés, Frank Miller, Walt Simonson y Jim Starlin- a proponer a Jim Shooter, a la sazón Editor en Jefe, que Marvel publicara más obras cuyos autores no sólo retuvieran los derechos sino la mismísima propiedad de la obra (esto es, que pudieran disponer de ella, autorizar o no reediciones o llevársela a otra editorial).
Probablemente, Shooter supo ver la amenaza que
para Marvel suponía la expansión de las pequeñas editoriales independientes y
estaba abierto a cualquier plan que permitiera atraer y mantener todo el
talento posible. Además, aunque el concepto de “Epic Illustrated” era atractivo
para los autores, lo cierto es que las ventas de la revista nunca fueron
demasiado buenas. Por el contrario, los comic-books se vendían fenomenalmente
bien. ¿Por qué entonces no expandir ese concepto y llevarlo a otro formato de
más popularidad y económicamente más accesible para muchos lectores
potenciales?
Y así, Shooter recurrió a Archie Goodwin para organizar una nueva línea de comic-books bajo la denominación Epic Comics, que, como la revista de la que tomaba su nombre, brindaba a los creadores la libertad de presentar material más adulto y, lo que era más importante, conservar la propiedad de sus obras. En lugar de cobrar una tarifa por página, estos creadores ingresarían un porcentaje de las ventas de sus comics.
Al escuchar la oferta, Goodwin sufrió un
arranque de ira: no disponía del tiempo necesario para coordinar el lanzamiento
de un nuevo sello, su carga de trabajo ya era demasiado pesada. Entonces
Shooter se lo propuso a Al Milgrom y, al enterarse Goodwin de que éste había
aceptado de buena gana, irrumpió en el despacho de su jefe para echarle
acaloradamente en cara que le hubiera arrebatado Epic. En fin, que Epic Comics
quedó bajo el control de Goodwin con la ayuda de Mary Jo Duffy, y Shooter los
dejó solos para que hicieran su trabajo.
A pesar de lo que pueda sugerir esta anécdota,
Archie Goodwin fue uno de los profesionales más queridos de la industria. Como
explica el propio Shooter: "Archie
tenía unos modales que no podían sino gustarte. Si bien era duro como un clavo,
y probablemente fue el mejor que pasó por este negocio, se las arregló para
hacerlo sin ofender a nadie. Logró ser respetado, seguir siendo amigo de todos
y hacer su trabajo". Dicho de otra manera, quizás no hubo mejor
persona que Archie Goodwin para convencer a los profesionales del cómic –algunos
de ellos con un ego muy inflado- de que llevaran sus creaciones a Epic; y
autores, además, que, de otro modo, no querían saber nada de Marvel mientras Jim
Shooter estuviera al mando.
El primer cómic publicado bajo el sello Epic, con periodicidad bimensual, fue “Dreadstar” de Jim Starlin, el cuarto capítulo de "La Odisea de la Metamorfosis” tras el serial de “Epic Illustrated”, la novela gráfica Eclipse (“El Precio”) y la tercera novela gráfica publicada por Marvel, “Dreadstar”. De todo ello hemos hablado en entradas anteriores.
El nº 1 recapitulaba lo narrado hasta ese
momento en las obras mencionadas e incluía una escena nueva -que estaría
cronológicamente inserta en la Novela Gráfica de Marvel- para mostrar cómo Oedi
sobrevivió al ataque de Caldor y se unió a Vanth y Syzygy. El episodio presenta
también formalmente a Sauce, una telápata ciega capaz de ver a través de los
ojos de su “mono” mascota, Arco Iris. Es una historia con mucha acción que cuenta
la incursión del grupo a un satélite en el que la Instrumentalidad custodia su tesoro.
Como reflexiona Oedi: “Una cosa que
aprendes rápido en este negocio es que las revoluciones, como todo, cuestan
dinero”. El robo tiene éxito y Vanth asegura que ahora pueden permitirse
iniciar el Plan M. Humillado, el Alto Señor Papal convoca a sus dioses para que
le otorguen poderes con los que enfrentarse a Dreadstar y Darklock, súplica que
es atendida.
Si Archie Goodwin decidió inaugurar la línea
Epic con “Dreadstar” fue por una buena razón. No sólo había sido Starlin uno de
los promotores de la idea, sino que el autor tenía ya cierta reputación de
“conejillo de indias” a la hora de poner a prueba ciertos proyectos
arriesgados. Su “Odisea de la Metamorfosis” había sin duda atraído a muchos
lectores a la revista Epic; y la primera Novela Gráfica Marvel, “La Muerte del
Capitán Marvel”, había sido un éxito histórico. Una vez más, Starlin dio en la
diana, probablemente aprovechando el entusiasmo popular por la space opera
despertado por las películas de Star Wars. “Dreadstar”, con sus 150.000
ejemplares vendidos cada mes, no estaba al nivel de Spiderman o X-Men, pero sí
entre los mejores de esa lista.
El número 2 (enero 83) se centra en el pasado
de Sauce. Aunque su aspecto es ligeramente distinto y ahora es ciega, se
confirma expresamente que es la misma muchacha a la que Vanth salvó en “Epic
Illustrated” nº 15. Hay otro detalle que se sugiere más que se explicita, pero
Starlin lo aclaraba en una entrevista: “Era
una telépata, miró en la mente de Oedi y se dio cuenta de que ella se parecía a
la esposa de Vanth. Así que cambió su aspecto. Trabajamos sobre esa idea
durante cerca de diez años así que muchas de estas cosas las fuimos
improvisando sobre la marcha”. Sorprende también la maestría narrativa con
la que Starlin deja bien claro que Sauce fue víctima de abusos sexuales por
parte de su padre, un tema escabroso en absoluto común en los comics mainstream
de aquellos años.
Aquel episodio presentaba también a Skeevo.
Duffy recuerda divertida cómo les engañó Starlin. El personaje tenía un nombre horrible,
Skeevo Phlatus, pero Starlin les aseguró a ella y a Goodwin que iba a ser un
personaje muy secundario sin apenas presencia en la serie. Así que le
permitieron salirse con la suya ignorantes de que Skeevo iba a convertirse en
uno de los miembros fijos del equipo de rebeldes de Dreadstar. Más allá del extravagante
nombre –ideado junto a su mujer, Daina Graziunas, durante un paseo por Queens
un día de lluvia y del que también saldrían los nombres de la esposa de Skeevo,
Ghurgl, y su hermano, Blato-, Starlin quería un personaje con los pies en la
tierra y algo bufón, un puesto que Oedi no podía llenar. Inicialmente, pensó en
comprarle a Marvel el personaje de Pip el Troll, que él mismo había creado para
la colección de Warlock, pero la editorial, aunque no tenía intenciones de
utilizarlo ni sabía qué podría hacer con él, se mostró remisa. Así que Starlin
decidió crear un nuevo personaje, Skeevo.
Decidido a seguir desafiando al lector, tras la violación de una niña en el nº 2, Starlin muestra en el nº 3 (marzo 83) los horrores de la guerra cuando el Señor Papal ordena un ataque nuclear contra la ciudad de Chichano, hogar de 15 millones de habitantes, sólo para asegurarse de matar a Vanth y Syzygy. En realidad, éstos habían llegado allí tan solo como cebos para atraer la atención de la Instrumentalidad mientras Sauce, Oedi y Skeevo robaban el prototipo de un motor de teleportación recién desarrollado. En una entrevista, Starlin comentó que las escenas en las que Dreadstar sale a la superficie y contempla la devastación y horror del ataque, se encuentran entre sus preferidas de toda la serie.
Intentando evitar que la Instrumentalidad gane
una ventaja insuperable respecto a la Monarquía, el grupo de Dreadstar replica
masivamente el teleportador y se lo entrega al Rey Gregzor en el nº 4 (mayo
83), monarca sobre el que ejerce un extraño poder su propio visir, un
enigmático individuo que se oculta tras un casco y una capa y que responde al
nombre de Z. El servicio de inteligencia de la Monarquía ha interceptado un
mensaje que revela un plan para asesinar a Gregzor y Z le pide a Dreadstar
ayuda para protegerlo. Los informes eran correctos. Un asesino de la
Instrumentalidad conocido como La Mano de la Oscuridad, se infiltra en el
palacio gracias a un traje que incorpora un proyector holográfico y un
modulador de voz que le permiten asumir la identidad de quienquiera que se
cruce con él. Consigue burlar la telepatía de Sauce, pero no el felino olfato
de Oedi, que consigue frustrar el magnicidio.
En el nº 5 (julio 83), durante una visita a la
Comuna (que controla la red de medios de comunicación de la galaxia) Syzygy es
emboscado y capturado por el cardenal Spydar, de la Instrumentalidad. Para
liberarlo, Oedi y Skeevo deberán enfrentarse a Tuetun, el guardaespaldas de
Spyder, un ser tan fuerte como estúpido. La trifulca le da a tiempo a Syzygy
para recuperarse y expulsar a Spyder a través de un portal dimensional. Este
episodio es otro ejemplo de cómo los guiones cambian conforme van tomando forma
definitiva, porque Starlin concibió la historia como algo bastante más oscuro y
con Dreadstar como protagonista, pero mientras trabajaba en ella fue viendo más
claro que lo que más le apetecía hacer era una pieza cómica centrada en Oedi y
Skeevo. Y así, respetó la premisa y parte del argumento pero cambió los
diálogos y el final para modificar por completo el tono.
Durante los cinco primeros números se habían
ido haciendo referencias a un “Plan M” que, por fin, se desvela en el nº 6
(sept.83): “M” es la inicial de Maxilon, el nuevo miembro del equipo, un androide
que adopta el papel de “líder” y “profeta”, aportando un mensaje alternativo a
la Monarquía y la Instrumentalidad y enfervorizando a las masas allá donde
aparece para dar un discurso/sermón.
En este punto finaliza lo que puede considerarse el primer arco de la colección, si bien el conflicto entre las diferentes facciones dista de haber llegado a una conclusión. Lo que nos ha presentado Starlin es una space opera de manual, con dos bandos bien delimitados moralmente; un villano terriblemente malvado, maquiavélico y cruel; guerras galácticas; batallas en el espacio; intrigas cortesanas; y un reparto muy clásico: el líder carismático, el sabio mistico, la chica guerrera, el astuto y el pícaro gracioso.
En cuanto al dibujo, Starlin realiza un buen
trabajo, aunque quizá sea demasiado propenso a las figuras en exceso musculadas
y ocasionalmente rígidas. Sus decorados son detallados, lo que siempre es
importante en un comic de CF –que, al fin y al cabo, trata de construir una “realidad”
futura-, pero demasiado repetitivos. Los corredores de una nave son exactamente
iguales que los de otra o que los pasillos de una base o un palacio. Pero este
es un problema que queda más que compensado con el talento narrativo de
Starlin, que maneja con gran sentido de la economía los flashbacks, las elipsis
y las composiciones de página.
En 1983 se reeditó también la novela gráfica
“El Precio” como Anual nº 1 de la colección regular (recordemos que Starlin era
propietario de su personaje y podía llevarlo allá donde quisiera), aunque
sustituyendo el blanco y negro original de Eclipse por un color aplicado por
Daina Graziunas y Christie Scheele según un proceso inventado por Jim Shooter.
Como Dean Mullaney, editor de Eclipse, se había esforzado para atraer a un
lector interesado en temas y estéticas bastante distintos de los de Marvel, era
muy posible que alguien que hubiera leído “El Precio” en su publicación
original no se hubiera enterado de que la historia continuaba en los comics
Marvel; o, al contrario, que los lectores de Marvel ignoraran que una parte del
pasado de Dreadstar había sido publicado en otra editorial. Así que, aunque a
Starlin no le acabara de convencer el coloreado, accedió a que “El Precio” se
reeditara como parte de la colección regular de “Dreadstar”.
El Plan M se ha puesto en marcha, pero ese no es sino el principal hilo argumental entre varias subtramas. ¿Por qué la Instrumentalidad sirve a los Doce Dioses? ¿Qué tiene que ver el mineral de catorlita con ello? Y ¿por qué Z asesina a su propio rey? “Dreadstar” nº 7 (noviembre 83) pone patas arriba la guerra cuando Z traiciona a la Monarquía y consigue así la victoria para la Instrumentalidad. Vanth está cada vez más seguro de que Z es en realidad Aknatón, una teoría que cobra aún más fuerza cuando regresa a Caldor y encuentra la tumba de aquél vacía.
Los números 9 y 10 experimentaron con un nuevo proceso de coloreado que dividió a los lectores y en la página de correo el editor reconoció que los resultados no habían sido los esperados y que la colección volvería a utilizar el método de separación manual.
Con la caída de la Monarquía, Dreadstar y compañía
se encuentran con que su misión original, terminar la guerra, ya no tiene
sentido. Los inquisidores de la Instrumentalidad recorren sus nuevos dominios
ejecutando a quienes no se someten al dominio del Señor Papal. Precisamente el
nº 11 (junio 84) desvela el origen de éste al tiempo que el cardenal Spydar
escapa del exilio dimensional al que le había condenado Syzygy y afirma tener
lo necesario para destruir a Dreadstar. En el nº 12 (julio 84), los
protagonistas descansan y meditan su próximo paso en el planeta Plorexus. Oedi,
que había sido herido, necesita tratamiento médico y Sauce sugiere recurrir a los
servicios de un antiguo amigo suyo en el planeta Falstarro. Empleando disfraces
holográficos (que les dan la apariencia de personajes de Star Wars), consiguen
entrar en la consulta del doctor Delphi mientras Skeevo se escabulle para
atender unos asuntos privados que podrían poner en cuestión su lealtad. Oedi se
recupera, pero la misión a punto está de naufragar con la inesperada aparición de
Tuetun. El gigantón vuelve a caer derrotado víctima de su propia estupidez,
pero la posición de Delphi ha quedado comprometida así que no tiene más opción
que abandonar Falstarro y unirse al grupo de Dreadstar.
En el nº 12 se produce también otro cambio
sustancial. Tras haber resultado destrozado su antiguo traje en el combate con
Z del nº 10, Dreadstar empieza a utilizar un nuevo uniforme diseñado por Sauce que
le acerca mucho más al género superheroico. “Dreadstar”, la colección, fue,
como he apuntado, una de las muchas derivaciones del éxito de Star Wars. De
hecho, la premisa es sospechosamente similar: un grupo de rebeldes que combaten
la tiranía en la galaxia, con la única diferencia de que aquí hay dos facciones
enfrentadas igualmente detestables. Pero la colección también bebía claramente
del género superheroico: con la excepción de Skeevo, el resto tenía poderes o
habilidades especiales, se desplazaban en una nave característica y vestían
invariablemente los mismos uniformes. El que ahora pasa a lucir Dreadstar lo
acerca todavía más al superhéroe, transformación que se completará cuando más
adelante asuma en su propio cuerpo los poderes de su espada mística.
Ese giro va a confirmarse con otra
presentación de personajes en el número 13. Sauce experimenta premoniciones de
muerte y flashes psíquicos que le informan de dos supervivientes de la masacre
del planeta Chichano, dos estudiantes de geología, Malcomb 24 y Sabreena 15,
que se hallaban haciendo prácticas de campo fuera de la ciudad cuando ésta fue
aniquilada por las armas nucleares del Señor Papal (si bien luego la maquinaria
propagandística de la Instrumentalidad se encargó de culpar a Dreadstar del
suceso). Los dos jóvenes fueron puestos a disposición del departamento
científico de la Iglesia dirigido por Monalo, que experimentó con ellos
dotándoles de poderes de manipulación de energía. Así, se convierten en dos
agentes de la Instrumentalidad con los nombres de Infrarrojo y Ultravioleta. Si
antes decía que “Dreadstar” tenía mucho de superhéroes, aquí están los
supervillanos que le faltaban.
Vanth, por su parte, también tiene una visión en la que ve a Syzygy como realmente es: un hombre físicamente roto, que perdió las piernas, un brazo y un ojo a consecuencia de las fuerzas místicas que trataba de controlar. Syzygy le recuerda a Vanth que la fe lo hace todo posible, pero que también “la fe es algo…muy frágil. Una palabra puede matarla”. Justo entonces, el Señor Papal y sus dos agentes llegan al planeta para matarlos a todos.
Pero, ¿cómo ha encontrado el líder de la
Instrumentalidad a los heroicos rebeldes? Esa pregunta tendría que esperar
porque el nº 14 (octubre 84) está exclusivamente dedicado a narrar la épica
batalla entre un bando y el otro, culminando en el esperado cara a cara del
Señor Papal y Dreadstar que termina de forma inesperada: con el primero
destrozando la espada de poder del segundo. Sin su arma mística, la auténtica
edad de Vanth aflora y envejece décadas en cuestión de minutos, convirtiéndose
en un anciano decrépito indigno de más atención por parte de su adversario. El
Señor Papal y sus dos agentes vuelven a sus naves en órbita para dejar que
Dreadstar se consuma ante sus impotentes amigos, a los que tiene previsto
ejecutar al dia siguiente.
Pero Vanth –obviamente- no muere. Syzyqy y Sauce aúnan sus poderes para contactar con la inteligencia que anidaba en la espada y la fusionan con el cuerpo de su amigo. El arma mística ya no existe, pero su energía anida ahora en un revitalizado y superpoderoso Vanth, capaz de volar, absorber energía y liberarla a través de sus puños. Al día siguiente, pone a prueba con total éxito estos nuevos poderes con el escuadrón que el Señor Papal envía a la superficie para acabar con ellos. El líder de la Instrumentalidad ha vuelto a ser burlado y Dreadstar ha completado su metamorfosis en superhéroe cósmico.
(Continúa en la siguiente entrada)
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