lunes, 30 de marzo de 2015

1983- SUPER BOXERS – Ron Wilson, John Byrne y Armando Gil


La línea de Novelas Gráficas Marvel, inaugurada en 1982, supuso un paso importante en la evolución editorial de la compañía. Se trataba de ediciones de calidad en formato álbum (con un tamaño, por tanto, superior al del comic book que constituía la esencia de Marvel) y mejor papel e impresión. Pero sobre todo, los autores mantenían los derechos sobre sus creaciones, lo que fomentaba los proyectos con sesgo más personal y un mayor esfuerzo creativo.

Además, se abrió el espectro temático a otros géneros diferentes del superheroico. Éste, por supuesto, seguía presente en títulos como “Dazzler”, “La Muerte del Capitán Marvel”, “Los Nuevos Mutantes” o “Hulka”. Pero también hubo espacio para la fantasía (“Elric”, “El Estandarte del Cuervo”, “Marada”, “Greenberg el Vampiro”), la aventura (“La Sombra”) y, especialmente, la ciencia ficción. En este último género se encuadra la octava entrega de la colección: “Super Boxers”.


martes, 24 de marzo de 2015

2012- DESAFÍO TOTAL – Len Wiseman


“Desafío Total” (1990) fue uno de los mayores éxitos en la carrera de Arnold Schwarzenegger. Sobre esa película ya hablé extensamente en su propia entrada. Valga recordar aquí que su principal defecto es la brecha que existe entre el guión y la interpretación que del mismo hicieron el director, Paul Verhoeven, y su actor protagonista.

La historia original es un relato corto titulado “Podemos recordarlo por usted al por mayor” escrito en 1966 por Philip K.Dick. Este autor ha sido uno de los más llevados al cine dentro del género de la ciencia ficción, y ello aun cuando sus historias giran alrededor de dramas psicológicos bastante complejos de adaptar en los que se cuestiona continuamente la naturaleza de la realidad y de la propia identidad. Sus protagonistas acababan averiguando traumáticamente que estaban muertos y vivían en entornos artificiales o que eran androides y no seres humanos.

sábado, 21 de marzo de 2015

1951- EL DÍA DE LOS TRÍFIDOS – John Wyndham




Parte de la CF inglesa de los cincuenta bebe, al menos en parte, de los futuros más apocalípticos imaginados por H.G.Wells. Las novelas británicas de catástrofes de los años cincuenta continuaron la destrucción que Wells sólo había comenzado a apuntar en “La Guerra de los Mundos”, “La Guerra en el Aire” o “La Liberación Mundial” y aunque la Nueva Ola de la siguiente década iba a romper muchas de estas tradiciones temáticas, la fascinación por el Wells más entrópico no se diluyó del todo.

En esas ficciones, Inglaterra fue bombardeada hasta llevarla a la edad de piedra o devastada por catástrofes ecológicas tan diversas como sequías, glaciaciones o hambrunas vía destrucción de los cultivos, es amenazada por criaturas submarinas, repulsivos niños alienígenas, monos gigantes o, como es el caso que nos ocupa, plantas homicidas. Y es que uno de los autores que inauguró esa línea temática fue John Wyndham Parkes Lucas Beynon Harris con la novela que ahora nos ocupa, “El Día de los Trífidos”.


viernes, 13 de marzo de 2015

2005-THE JACKET – John Maybury


En 1991, durante la Guerra del Golfo en Irak, el soldado Jack Starks (Adrien Brody) recibe una herida de bala en la cabeza, pero consigue sobrevivir milagrosamente tras haber sido dado por muerto. Doce meses más tarde, de vuelta en su país, Jack está caminando por una carretera nevada cuando se encuentra con niña y su madre alcoholizada cuyo coche se ha averiado. Jack arregla el vehículo antes de que la mujer lo aparte con cajas destempladas y se marche con su hija. Al cabo de un rato, lo recoge un conductor que resulta ser un criminal y que dispara a un policía que les da el alto. Jack se desploma y su mente se queda en blanco.

sábado, 7 de marzo de 2015

1956- ESTRELLA DOBLE – Robert A.Heinlein





Hay pocas dudas acerca de que Robert A.Heinlein fue, junto a Isaac Asimov y Arthur C.Clarke, uno de los Tres Grandes de la Edad de Oro de la Ciencia Ficción. Fue pionero de muchos subgéneros e ideas y, de los tres, el único capaz de crear personajes sólidos y carismáticos y escenas de diálogo frescas y verosímiles. Entonces, ¿por qué son Asimov y Clarke mucho más recordados y leídos que él?

Hay un factor de exposición mediática, claro. Asimov y Clarke aparecieron regularmente como asesores en películas de ciencia ficción, prestaron su nombre para publicaciones y programas televisivos, firmaron abundantes trabajos divulgativos, fueron entrevistados innumerables veces y, en general, tuvieron una mayor disposición a aparecer ante los medios. No es que Heinlein no fuera una persona activa ni comprometida (todo lo contrario), pero ya desde comienzos de los setenta su salud empezó a deteriorarse rápidamente, impidiéndole mantener una presencia pública tan intensa como la de sus colegas.