Desde 1969, cuando NBC canceló Star Trek por primera vez, la franquicia nunca había parecido tan definitivamente muerta como en 2005. En aquel entonces, pocos pudieron anticipar su renacimiento y creciente popularidad. La amenaza por parte de la cadena de cancelar la serie original ya en la primera y segunda temporadas, debería haber sido el final, pero la campaña de envío de solicitudes de renovación por parte de los fans hicieron cambiar de opinión a la NBC. Incluso cuando la serie fue finalmente cancelada al término de su tercer año, en lugar de caer en el olvido, rompió récords en el mercado de sindicación. Hace ya casi medio siglo, resucitó como “Star Trek: La Película” (1979), un proyecto que, dadas sus dificultades, sobrecostes y críticas negativas, debería haber supuesto, una vez más, el final.
En
cambio, Paramount Pictures cedió la producción de la franquicia a su división
de televisión y al productor Harve Bennett, lo que resultó en "La Ira de Khan" (1982), ocho largometrajes más y cuatro series de televisión desde
mediados de los ochenta. Pero para 2005, una vez más, parecía que Star Trek había
quemado todas sus naves tras agotar al público. La película "Némesis"
resultó un fracaso de taquilla tres años antes, la serie "Enterprise"
sufrió una humillante cancelación por parte de UPN tras sólo cuatro temporadas,
el sitio web oficial de Star Trek estaba cerrando y la revista oficial
licenciada dejaba de publicarse. Esta vez, a todos los efectos, Star Trek estaba
realmente muerta.
Sin
embargo, dado que muchos fans del universo Trek se habían convertido, en el
curso de los años, en exitosos profesionales de la industria audiovisual, no es
de extrañar que se fueran sucediendo intentos de convencer al estudio para que
resucitara o reiniciara la franquicia. Algunas de esas propuestas vinieron
incluso firmadas por nombres de peso en el mundo del cine y la televisión.
La primera fue una película IMAX de Star Trek, anunciada en 1997, antes del declive de la franquicia. La idea era producir un film de cuarenta minutos, que en aquel entonces tendría un coste de doce millones de dólares, y que se proyectaría exclusivamente en cines con pantalla IMAX. Escrita por Rick Berman y Hans Tobeason, la idea era presentar personajes de las distintas series de televisión reunidos en una sola historia, colocando en su centro centro a Miles O´Brien (Colm Meaney), el ingeniero jefe de “La Nueva Generación” y “Espacio Profundo Nueve”. Por razones no muy claras, Paramount y la compañía canadiense IMAX Corporation no llegaron a un acuerdo y el proyecto se aparcó.
En 2005,
se empezó a desarrollar una película, “Star Trek: In The Beginning”, producida
por Rick Berman y escrita por el guionista Erik Jendresen, recién salido de la
serie de HBO “Hermanos de Sangre”. A diferencia de otros guionistas
involucrados en la franquicia a lo largo de la dilatada historia de la misma,
Jendresen no tenía ningún interés en escribir CF. Según él mismo afirmó, no le
interesaba nada que no fuera Julio Verne, H.G.Wells, Edgar Allan Poe o Arthur
Conan Doyle y, desde luego, la space opera no le decía nada. Pero el productor
Jordan Kenner, contratado por Paramount para desarrollar una película de Star
Trek, se mostró tan insistente que accedió a reunirse con el estudio. Una vez
allí, les fue muy honesto. Lo único que le gustaba de Star Trek era, por una
parte, esa faceta de marino que tenía Kirk y que le recordaba a Horatio
Hornblower (personaje ficticio creado por Cecil Scott Forester en 1937,
protagonista de una serie de once novelas ambientadas entre finales del siglo XVIII
y principios del XIX); por otra, que las historias, en su época, tuvieron la
valentía de incluir un mensaje político o social.
Sin
embargo, Jendresen les dijo que seguía sin estar interesado. El estudio volvió
a insistir así que al final decidió proponerles algo que, pensaba, nunca
aceptarían: “Imagina esta obra como una
trilogía. Debería ser algo que llenara un vacío en el canon. Es como tener una
enciclopedia a la que le falta la letra T. Hay un vacío. Y curiosamente, al
menos en la serie original, existe un incidente evocador al que se hace
referencia pero que nunca hemos visto: la Guerra entre la Tierra y Rómulo (...) Basaría la primera película, aunque
vagamente, en "La Iliada". Y la secuela, en "La Odisea". Me
encantaría dejar al héroe y a su tripulación varados, teniendo que regresar
lentamente a la Tierra sin saber si ésta todavía existe o no. Les llevará años
volver a bordo de esa nave averiada. Y ese viaje, en la secuela de la precuela,
también incluiría algunos de los momentos interesantes que más se recuerdan de
la serie original. Pero ocurrió décadas antes. Sería un viaje de regreso
tremendo. Y en cuanto a la tercera parte, no tengo ni idea de qué será".
Y se lo compraron.
"Star
Trek: The Beginning" aspiraba a ser una película de gran envergadura. El
guion abordaba temas complejos y sugería escenarios más épicos y amplios que cualquier otra película de Star Trek hasta
la fecha. Se trataba, básicamente, de una historia clásica de género bélico centrada
en un joven y algo indeciso Tiberius Chase, el cual inferimos que es antepasado
de James T. Kirk, aunque esto nunca se aclara expresamente (en entrevistas, Jendresen
sí dijo que era su bisabuelo). Chase se ve obligado a definir rápidamente su
propósito en la vida cuando los romulanos aparecen para asolar la Tierra como
parte de una campaña de limpieza étnica contra los vulcanianos (en este
aspecto, Jendresen se inspiró en la guerra serbocroata que había finalizado
unos años antes).
Así
que, apoyado por Jordan Kenner y otro productor, Kerry McCluggage, (Berman, a
decir del guionista, nunca mostró mucho interés), Jendresen acudió a una
reunión con el jefe de producción del estudio, Donald De Line, para presentarle
la idea. Cuarenta y cinco minutos después de apasionada exposición, seguidos de
unos instantes de absoluto silencio, De Line dio el visto bueno. Ahora solo
quedaba escribir el guion, para lo cual se le concedieron a Jendresen de ocho a
diez semanas.
Ambientada entre "Enterprise" y la serie original, "The Beginning” abordaba los orígenes de muchos de los temas que se convertirían en nucleares de la mitología de Star Trek. Por ejemplo, el peculiar y hasta entonces poco explorado equilibrio que mantenía la Flota Estelar entre militarismo y exploración; o el conflicto atemporal que surge del dilema entre la obligación de seguir órdenes y la necesidad ocasional de desafiarlas. Tal como escribió Jendresen el guion, se sugería una versión muy diferente de Star Trek que, con inteligencia, incluso con descaro, defendría los valores fundamentales de la mitología, a la vez que los presentaba de una manera distinta. Hay algunas conexiones con la tradición de la era Berman, pero son tenues e incluso prescindibles. Los personajes y las situaciones que aparecen en "The Beginning” son nuevos y se sitúan en un contexto eminentemente militar.
Jendresen
planeaba ya la segunda parte como una persecución por el espacio romulano en el
curso de la cual habría tensión, conflicto y suspense, reformulando en clave
Trek los hitos clásicos de los viajes de Odiseo en su travesía de vuelta al
hogar. Es más, para el papel del tatarabuelo de Kirk, Otto Chase, líder de un
grupo xenófobo, fantaseaba con conseguir a Christopher Walken.
¿Habría revitalizado “The Beginning” la fanquicia Trekkie? A primera vista, podría especularse que sí. De haberse producido siguiendo las pautas del guion, hubiera ofrecido el equivalente al renacimiento de Batman en manos de Christopher Nolan: cogía temas atemporales y conceptos familiares para los aficionados y los insertaba en un universo más amplio, oscuro y realista de lo que había sido la norma hasta el momento en ese universo.
Sea
como fuere, Jendresen cumplió su compromiso y entregó el guion. Esa misma
semana, Donald De Line fue despedido. Y siguiendo la venerable tradición de
Hollywood, el cambio de régimen conllevó una tábula rasa, desechando todos los
proyectos aprobados por el anterior staff que aún no hubieran entrado en
producción. Uno de ellos fue “The Beginning”.
En
2004, el creador de “Babylon 5”, Joe Michael Straczynski, y el de “Dark Skies”,
Bryce Zabel, escribieron un tratamiento de catorce páginas titulado “Star Trek:
Reboot the Universe”. Su intención era algo que ya se había hecho en el mundo
del comic: crear un universo independiente de la continuidad ya establecida con
el fin de dotarse de la libertad necesaria que les permitiera quedarse con lo
bueno, desechar lo malo y probar cosas nuevas. Escogieron los personajes originales,
pero no como jóvenes oficiales de la Academia de la Flota, sino para darles un
nuevo origen y explorar la naturaleza de su inquebrantable amistad. Era un
planteamiento audaz… que jamás llegó a los despachos de Paramount dado que,
poco después de escribirlo, se anunció el acuerdo con Bad Robot Productions (la
productora de J.J.Abrams) para relanzar el universo de Star Trek en forma de
película.
Otra propuesta que tampoco llegó a materializarse, desarrollada en 2005, fue "Star Trek: Federación", un concepto de los directores Bryan Singer ("X-Men", "Sospechosos Habituales"), Christopher McQuarrie ("Jack Reacher", "Misión Imposible: Nación Secreta") y Robert Meyer Burnett ("Superagente Cody Banks", "Free Enterprise"), escrita como tratamiento de guion por Geoffrey Thorne.
En la
propuesta, muchos de los miembros de la Federación han abandonado la alianza,
por lo que la Flota Estelar se encuentra muy debilitada cuando un nuevo
enemigo, el Azote, ataca y destruye una nave espacial y varias colonias de la
Federación. El único superviviente es el teniente comandante Alexander Kirk.
Dudando de su versión de lo sucedido, Vulcano, Bajor y Betazed abandonan la
Federación, dejando a los Ferengi como la potencia dominante de la galaxia. Mientras
vulcanos y romulanos se reunifican, se construye una nueva U.S.S. Enterprise,
con la misión de devolver a la Federación su propósito explorador… y encontrar
al Azote. Tras las muertes de su capitán y primer oficial, el tercero al mando,
el comandante Kirk, asume la jefatura de la nave.
En
palabras de Thorne: "Si observamos
la historia de Star Trek tal como nos la han presentado, la Federación, al
final, gana todas las batallas. O destruimos la cosa, o la convencemos de que
no nos destruya, o la absorbemos. Entonces, ¿qué pasa cuando la utopía se hace
realidad? De hecho, eso fue parte del problema de Star Trek como fenómeno
social: empezó a volverse casi una fe para mucha gente. Incluso entre
bastidores, los humanos no tenían problemas entre sí y no había necesidad de
comerciar. Los únicos problemas venían del exterior. Pero Star Trek no era así
cuando empezó; era muy inestable y yo quería volver a eso.
Mi idea era que cada episodio comenzara
con un videomensaje enviado por un miembro de la tripulación a su casa. Ese
tripulante no necesariamente participaría en el capítulo, solo informaría sobre
algo de lo que estábamos a punto de ver. Así que dije: "La utopía se ha
conseguido y todo se ha estancado". La innovación está impulsada por la
necesidad, así que, si disfrutas de todo lo necesario, lo has explorado todo,
has aceptado a tus enemigos y todo está bien, entonces no creas nada nuevo. No
te esfuerzas. Así no funciona la evolución. Me imaginé una Federación que había
alcanzado su cúlmen para mantenerse allí durante trescientos años usando
todavía mucha de la misma tecnología de la época de La Nueva Generación. Y esas
naves son viejas. Los miembros se retiran de la Federación porque no hay
necesidad de ella en tiempos de paz, pero, por supuesto, esto resulta ser un
error. Ese fue el punto de partida. Todos parecían muy contentos con la
propuesta y estaban a punto de presentarla cuando J.J. Abrams llegó y dijo:
"Quiero hacer estas películas". Las nuevas películas de Star Trek
destruyeron la posibilidad de que "Federación" despegara, y ahí se
acabó”.
Antes del advenimiento definitivo de la era Abrams en el universo Star Trek, hubo otra propuesta, esta de animación: "Star Trek: Final Frontier", desarrollada por el productor Dave Rossi como una serie para la web Startrek.com.
La
premisa era que, aproximadamente 150 años después del final de “La Nueva
Generación”, tras un feroz ataque, los viajes warp se habían vuelto imposibles
en gran parte del espacio de la Federación. Existían indicios de que los
Romulanos habían participado en ello y, sedienta de justicia, la Federación
declaró la guerra contra ese imperio. El conflicto se prolongó sin victoria a
la vista y ambos bandos terminaron firmando un tratado. Cincuenta años después,
la Federación se había vuelto aislacionista, manteniéndose dentro de sus
propias fronteras. Un hombre, el capitán Alexander Chase, a bordo de una
pequeña nave llamada Enterprise, busca recuperar lo mejor del espíritu de la
Flota Estelar, la Federación y los principios que hacen de Star Trek lo que es:
la exploración, la mejora de la humanidad, avances científicos y esperanza.
Durante
la preproducción, en enero de 2006, Paramount Pictures y CBS Television Studios
se dividieron en dos compañías independientes, y el futuro de la web quedó en suspenso.
Mientras Viacom/Paramount conservaba los derechos cinematográficos de Star
Trek, CBS Television retuvo las lucrativas licencias de merchandising y los
derechos de televisión pasados y futuros. Impresionados por el potencial de
los webisodios de animación, los ejecutivos de Paramount Entertainment
consideraron brevemente la posibilidad de lanzarlos directamente a video, pero
dado que CBS había asumido el control de todas las licencias de Star Trek y
Paramount Pictures sólo controlaba las películas, el proyecto languideció hasta
que un cambio de dirección en diciembre de 2007 le puso fin definitivamente.
El
cambio radical en el universo Star Trek llegó cuando el productor y director
J.J. Abrams y su equipo de Bad Robot firmaron un acuerdo con Paramount para
producir una nueva película que no sólo resucitaría la franquicia, sino que la
reiniciaría tal y como "Casino Royale" había hecho para James Bond y
"Batman Begins" para el superhéroe de DC.
Abrams y su equipo decidieron rápidamente que la película reinventaría la icónica tripulación de la serie original: el Capitán Kirk, el Sr. Spock, Bones, etc., mostrando cómo se formó ese grupo, en particular el vínculo especial que une a Kirk y Spock. No obstante, no era una propuesta nueva. Ya lo había intentado antes el productor de las películas de Star Trek, Harve Bennett, pero su propuesta fue rechazada a finales de los 80 por Paramount, lo que condujo a su amarga desvinculación tanto de la franquicia de Star Trek como del estudio.
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