martes, 23 de enero de 2024

1980- DREADSTAR – Jim Starlin (4)

 


(Viene de la entrada anterior)

Starlin había trabajado con su colega Mike Ploog en el estudio del animador Ralph Bakshi durante la realización de la película de fantasía oscura ambientada en un escenario postapocalíptico “Los Hechiceros de la Guerra” (1977) y se sintió inspirado para hacer algo en esa misma línea. Pero no siendo él particularmente afín al género fantástico, ese marco fue rápidamente desechado una vez se puso a dar forma a la historia.

 

No mucho después, en el otoño de 1978, fundó junto a Howard Chaykin, Walt Simonson y Val Mayerik “Upstart Associates”, compartiendo todos un estudio en Nueva York. Los tres se encontraban viviendo uno de los periodos más efervecescentes de sus carreras, tratando de expandir su arte y explorando nuevos límites y estilos. Chaykin, por ejemplo, estaba haciendo una novela gráfica (en este caso, literalmente) que adaptaba “Las Estrellas Mi Destino”, la novela de Alfred Bester; y Simonson trabajaba en la traslación a viñetas de la película “Alien”, el 8º Pasajero” (1979).

 

Starlin decidió comenzar su propio comic de ciencia ficción. Inicialmente iba a estar realizado con tonos grises, pero cuando Archie Goodwin, editor de “Epic Illustrated”, se dio cuenta de que no iba a tener suficientes páginas a color como para cubrir el espacio asignado a ese formato en la revista, le pidió a Starlin que, a la vista de que “La Odisea de la Metamorfosis” era una de las series más populares entre los lectores, aumentara progresivamente la cantidad e intensidad del color de la historia, resolviéndole así la papeleta.

 

En “Epic Illustrated”, Starlin pudo contar la historia que quería, con sus personajes (en el sentido pleno del posesivo, esto es, creados por él y de su propiedad) y desarrollando el tema y el arte con total autonomía, llegando a un final tan apocalíptico que difícilmente otra editorial hubiera accedido a publicarlo (con la posible excepción de “Heavy Metal”, dirigida por Rick Marshall, que, de hecho, le ofreció espacio a Starlin, pero éste se decantó finalmente por Goodwin). El propio autor admitiría años después que ya no recordaba si el final había estado en su cabeza desde el comienzo, aunque lo más probable es que la historia fuera tomando forma conforme avanzaba, aprovechando la libertad que le concedía el editor. 

 

A la conclusión de la serialización de “La Odisea de la Metamorfosis”, Starlin declaró: “La mayoría de lo que escribo está inspirado por cosas que me han pasado. Lo que trataba de hacer en “La Odisea de la Metamorfosis” fue sacar algunas de las cosas que estaban en mi psique desde la Guerra del Vietnam. Tenía ese material en mi cabeza sobre el que quería trabajar, pero sabía que una historia ambientada en Vietnam no era la forma de hacerlo”. Como él mismo reconoció, tras su experiencia en esa guerra siendo muy joven (sirvió como fotógrafo aéreo), era inevitable perder la fe en las soluciones políticas ante una guerra y la idea de enfrentarse a una situación horrible y sin esperanza aniquilándolo todo y reconstruyendo luego desde la nada, no parecía tan errónea.

 

De hecho, ya en sus anteriores trabajos (“Warlock”, “Darklon el Místico”) había introducido temas como la depresión, la locura, el suicidio o la aniquilación de todo lo existente. En “La Odisea de la Metamorfosis” el tono emocional va cambiando, pero nunca llega siquiera a rozar no ya el humor sino un tibio optimismo o un poco de alivio final (quizá sí la esperanza y sólo en su escena última, con un Dreadstar comprometiéndose a proteger la nueva galaxia en la que vivirá).

 

“La Odisea de la Metamorfosis”, leida ya en su formato compilado en lugar de como serial mensual, puede parecer hoy un tanto lenta, sólo cobrando impulso cuando Vanth entra en la historia. Habida cuenta de lo que acabo de indicar, estos problemas de ritmo eran de esperar si Starlin iba improvisando la historia sobre la marcha, decidiendo un mes hacer un capítulo dominado por la acción y otro en el que no había más que personajes intercambiando profundos pensamientos; o presentando personajes que le parecían interesantes de partida sólo para marginarlos luego al encontrar otro camino que le atraía más. Vanth es la excepción: carismático en su aspecto y su pose, impulsivo, intenso y atormentado por sus propias dudas sobre la violencia y la justicia. Tal y como está presentado, da la impresión de que Starlin no tenía previsto centrar la saga en él, pero cuando decidió convertirlo en el antihéroe de la misma, tomó la decisión correcta porque esa naturaleza de taciturno guerrero militando en las filas del Bien mientras lidia con un conflicto interno, se demostraría suficientemente interesante como para otorgarle su propia serie. 

 

Desde el principio, Starlin apuntó a un desarrollo a muy largo plazo, tal y como declaró en una entrevista a Archie Goodwin en “Epic Illustrated” nº 9 (diciembre 1981): “Tengo en mi cabeza alrededor de mil páginas de material más o menos argumentado”. Habida cuenta de la improvisación que parecía haber ido marcando su desarrollo de “La Odisea de la Metamorfosis”, tiendo a pensar que el autor exageraba. Pero lo que sí es innegable es que aquella obra resultó ser, a la postre, la primera de tres historias “de origen” para Vanth Dreadstar.

 

La segunda llegaría en octubre de 1981 bajo la forma de una novela gráfica de 48 páginas, publicada por Eclipse Comics, en blanco y negro y titulada “El Precio”. En ella, se nos presentaba formalmente a la Galaxia Empírica, el nuevo hogar de Dreadstar, donde desde hacía doscientos años se venía librando una guerra entre dos superpotencias galácticas: la Monarquía y la Iglesia de la Instrumentalidad (concepto éste tomado del ciclo de “Los Señores de la Instrumentalidad”, de Cordwainer Smith, como quizá también otros que veremos más adelante, como los animales antropomorfizados). Tal y como nos contaba la primera página: “La Monarquía es una dinastía con doce siglos de antigüedad, fundada y mantenida por la regia –y endogámica- familia de Dylogo y sus ejércitos. La Instrumentalidad es una poderosa orden político-religiosa que gobierna su mitad de la galaxia mediante el miedo a la perdición, edictos divinos ocasionales, inquisiciones masivas y un ejército de guerreros sagrados”.

 

El protagonista de esta historia es Syzygy Darklock, un Obispo de la Iglesia de la Instrumentalidad, cuyo hermano, al comienzo, muere a manos de una especie de criatura demoniaca. Syzygy comienza una investigación que destapa una compleja conspiración organizada por el hechicero Taurus Killgaren, un erudito estudioso de las ciencias oscuras en beneficio de la Humanidad. Killgaren ha visto en el futuro acontecimientos muy positivos que solo tendrán lugar si Syzygy accede a desempeñar un papel importante en ellos. Pero eso sólo será posible si antes el Obispo obtiene unos poderes místicos muy superiores a los conseguidos por mortal alguno. Killgaren le muestra a Syzygy un caleidoscópico flash del futuro que éste reconoce como su destino, “pues ver el Mañana es ser visto por el Mañana, y cuando veas un elemento de su ser tan importante como tú, quizá decida existir. Entonces, nada podrá detenerlo. Ni la Magia, ni la Ciencia, ni el Odio, ni las Lágrimas”. Esos poderes, además, conllevan pagar un terrible precio con su cuerpo y con su corazón.

 

Aunque “La Odisea de la Metamorfosis”, como hemos visto, llegaría a su culminación en Marvel (concretamente en “Epic Illustrated” Nº 9, con fecha de portada diciembre de 1981), “El Precio” se publicó simultáneamente a la conclusión de aquella… pero en Eclipse, una editorial independiente que entonces estaba creciendo. Ello fue así porque mientras Starlin completaba la “Odisea” en Marvel, Dean Mullaney, editor de Eclipse, contactó con él ofreciéndole publicar algo en su sello. Starlin ya sabía lo que quería hacer a continuación, pero, por el momento, veía difícil que pudiera llevarlo a cabo en Marvel. Con la seguridad de saber que Dreadstar era un personaje sobre el que tenía los derechos y que podía llevarse a la editorial que deseara, decidió probar con Eclipse figurándose que, en un momento u otro, podría reunificar ambos trabajos.

 

En “La Odisea de la Metamorfosis”, Starlin había trabajado con modelos naturales. Por ejemplo, se utilizó a sí mismo y a Val Mayerik para dar forma y vida a Aknatón, colocándose ambos un cobertor craneal que les ocultaba el cabello. Starlin también posó para Za y una novia suya para Whis´par. Lynn Varley, una colorista que por entonces formaba parte del estudio y que más adelante se casaría con Frank Miller, fue el modelo para Juliet. Walter Simonson adoptó el papel de Joenis Soule y Frank Miller el del padre de Juliet.

 

Pues bien, originalmente Starlin iba a trabajar con un modelo negro para modelar a Syzygy, pero no se presentó el día acordado. Por casualidad, quien llegó al estudio fue Joe Rubinstein (un prestigioso entintador entonces a nómina de Marvel) y, agobiado por la proximidad de las fechas de entrega comprometidas con Eclipse, Starlin lo acorraló y le “obligó” a posar. La ayudante del Obispo Syzygy, la Hermana María, acabaría siendo Marian, la novia de Joe.

 

“El Precio” concluía con un Syzygy transformado e investido de un enorme poder que dejaba la Iglesia de la Instrumentalidad, compraba una pequeña nave y viajaba hasta el planeta Caldor. En las tres últimas páginas conoce y se presenta a Vanth: “Se te conoce también como el Hombre Frío…Y en ciertos círculos místicos desconocidos por tí, te llaman Dreadstar, el Asesino Estelar”.

 

En la mitología etrusca, Vanth es una figura femenina asociada con la muerte, una suerte de acompañante de los difuntos en su viaje al inframundo. Según declaró el propio Starlin, el término “Dreadstar” acabó añadiéndose a su nombre para ponérselo más fácil a Jim Shooter, a la sazón editor en jefe de Marvel, incapaz de recordar la palabra “Vanth”. Originalmente, la intención había sido llamarlo “Vanth the Starslayer” (Vanth el Asesino de Estrellas), pero cuando se extendió la noticia, Mike Grell llamó a Starlin para decirle que iba a lanzar una nueva colección precisamente titulada así, “Starslayer” (1982-85), así que hubo que encontrar rápidamente un nuevo nombre que colocar en la inminente Novela Gráfica del personaje que iba a lanzar Marvel.

 

Y es que la publicación de “El Precio” por parte de Eclipse había llamado la atención de Marvel. En ese momento, Shooter estaba planificando el lanzamiento de una línea de álbumes de alta calidad al estilo europeo y necesitaban contenido a la altura del soporte. Shooter le ofreció a Starlin una de las primeras entregas para poder continuar a su gusto la historia de “La Odisea de la Metamorfosis”. Pero a cambio, le tenía que solucionar un problema: debería escribir y dibujar una novela gráfica, la primera de la colección, de hecho, en la que tenía que darle un final a un personaje con el que la editorial ya no sabía que hacer. El resultado de aquello fue todo un éxito de ventas: “La Muerte del Capitán Marvel” (1982), de la que ya hablé en otra entrada.

 

Y así, en la tercera novela gráfica de la colección, Starlin pudo ofrecer su tercera parte de “La Odisea de la Metamorfosis” (tal y como indica la entradilla en la primera página). La acción comienza en Caldor momentos después de que Vanth haya asesinado a Aknatón. Aunque ha permanecido un millón de años sumido en un estado de animación suspendida, para él sólo han transcurrido minutos. Las heridas que sufrió combatiendo contra las tropas zygoteanas aún están frescas, se desmaya y es encontrado y atendido por el Pueblo.

 

Caldor es el hogar de una especie felina antropomórfica producto de un experimento genético realizado mucho tiempo atrás, en los primeros días de la guerra, por la Iglesia de la Instrumentalidad con el propósito de crear una raza de guerreros que combinara las mejores virtudes de gatos y humanos. Pero el resultado no fue el esperado: una especie con temperamento pacífico e inclinación a las labores agrícolas. Se les permitió vivir en ese planeta porque las guerras necesitan soldados y éstos necesitan alimentos. Toda esta información la recibe Vanth de boca de Delilah, una antropóloga humana que llegó a Caldor para estudiar al Pueblo y que, cautivada por su estilo de vida, decidió establecerse entre ellos. Esperando dejar su violento pasado atrás, Vanth acaba no sólo por encontrar la paz en ese lugar sino el amor con Delilah.

 

Treinta años más tarde, Syzygy Darklock llega a Caldor y vemos reproducirse el mismo encuentro con Vanth con el que terminaba “El Precio. Pasan los años y Vanth y Syzygy establecen una relación de algo parecido a la amistad por una parte, y al vínculo de un mentor y su pupilo por otra. Syzygy educa a Vanth en la política de la Galaxia Empírica y le informa profusamente de la guerra que ningún bando quiere terminar porque, al fin y al cabo, los conflictos generan inmensos beneficios para muchas corporaciones. Syzygy le revela a Vanth que su destino es poner fin a la carnicería, pero a éste eso le suena dolorosamente parecido a los argumentos que esgrimió Aknatón, a quien considera tan manipulador como Syzygy.

 

Pero la Historia, para su desgracia, no tarda en alcanzarles. Naves de la Monarquía, atendiendo a un desfasado informe de inteligencia, lanzan un ataque preventivo contra los “gatos guerreros” de la Instrumentalidad. Delilah y todo el Pueblo son masacrados. Vanth jura venganza y se lanza a preparar un plan para llevarla a cabo.

 

¿Cuál podía ser el siguiente paso en esta épica space opera?

 

Denny O´Neil, por entonces editor en Marvel, se puso en contacto con Starlin para que hiciera algo para “Aventuras Bizarras”, una revista en blanco y negro de contenido algo más adulto que la línea tradicional de comic-books. Starlin accedió y preparó una historia corta que iba a ser la continuación de la novela gráfica. Pero entonces, intervino Archie Goodwin y propuso incluirla en “Epic Illustrated” con el fin de enlazar con una posible colección de comic-books con la que el sello Epic pretendía expandirse. Starlin lo tuvo claro. No quería abandonar todavía a su héroe espacial.

 

Y así, en “Epic Illustrated” nº 15 (diciembre 82), se publicó una historia autónoma de 24 páginas en blanco y negro que conectaba los tres libros de “La Odisea de la Metamorfosis” con la colección regular que vendría a continuación. Allí se nos cuenta que el primer paso en la misión de Vanth para finalizar la guerra es robar una nave en una colonia minera, pero él y su amigo Oedi se retrasan para ayudar a una trabajadora –con un extraordinario parecido a Delilah-atrapada en un derrumbe. Tras ser liberada, la muchacha sigue a los rebeldes.

 

Aunque no se había mostrado en la novela gráfica “Dreadstar”, sí había un superviviente del Pueblo: Oedi. Según comenta Starlin, para crearlo se inspiró en los dibujos de Grass Green para la serie “Xal-Kor, the Human Cat”, publicada en “Star-Studded Comics” y que leía cuando era niño (Como ya apunté antes, también Cordwainer Smith convirtió en personajes importantes de su space opera a animales antropomorfos, en especial la mujer-gato llamada C´Mell).

 

Para su grupo de combatientes por la libertad, Starlin ya tenía a un líder y planificador, Dreadstar. La vertiente mística la encarnaba Syzygy. Necesitaba también otro miembro que actuara como la conciencia del equipo y ese fue Oedi, que, aunque inicialmente iba a ser algo así como el contrapunto ingenioso y sarcástico (de lo que hay algunas pistas en su presentación en esta historia corta), rápidamente evolucionó para convertirse en, irónicamente, el personaje que mejor defendía los más altos valores humanos. Según el propio Starlin: “Una vez me dí cuenta de que Oedi era el último de su especie –y hay pocas cosas más trágicas que eso- pensé que sería demasiado duro convertirlo en el personaje cómico. Pero funcionó como buena comparsa de Skeevo y su amistad sería uno de los pilares de la historia”.

 

(Continúa en la siguiente entrada)

 

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