martes, 21 de noviembre de 2023

1980- DREADSTAR – Jim Starlin (2)


(Viene de la entrada anterior)

 

El siguiente capítulo, “Juliet”, lleva a Aknatón hasta la Tierra para contactar con su siguiente aliado en las vísperas del apocalipsis ante la llegada de los zigoteanos. Juliet, una adolescente de quince años de Covert, Kansas, espera el final en una granja junto a su resignada familia. Una nave zigoteana llega para aniquilarlos pero, en el último momento, Aknatón y Za la salvan. El orsirosiano trata de superar en combate cuerpo a cuerpo a un mercenario zigoteano y, aunque vence, también resulta herido en un hombro. A continuación, con Za y Juliet, Aknatón abandona la Tierra detonando simultáneamente todo el arsenal nuclear y destruyendo anticipadamente el planeta, lo que, según él, ahorrará a la Humanidad una muerte más dolorosa y lenta a manos de los zigoteanos.

 

Este segmento es quizá el que mejor dibujo tiene de los tres de los que hasta ahora se compone esta epopeya, transmitiendo perfectamente en sus primeras páginas el sentimiento de angustia e impotencia que sentirían unos humanos corrientes que nada pueden hacer sino escuchar la radio y esperar con estoicismo su final. El guion, en cambio, es algo decepcionante. El rescate de Juliet resulta algo torpe en su ritmo y acción. Que Aknatón desafíe en duelo singular al mercenario no tiene justificación alguna en el contexto de una guerra de ámbito planetario con tantos peones implicados.

 

Y, sobre todo, no hay ninguna explicación respecto a la singularidad de Juliet. En el capítulo anterior, se había mostrado lo importante y único que era Za dentro de su especie, pero en este caso no se se aporta información alguna sobre la muchacha terrestre aparte de su género y edad. Juliet le pregunta a Aknatón por qué ella en particular merece ser salvada y aquél, si bien puede ser entendible que no revele todos sus secretos quedando tanta aventura por delante, le da una respuesta ambigua que no aclara en absoluto cuál es su valor. ¿Es algo deliberado y responde a algún plan que Starlin tenía para el personaje o fue un mero descuido?

 

Dicho esto, merece la pena destacar cómo el autor elabora un poco más la filosofía de Aknatón en lo que se refiere a la misión que se le encomendó. Tal y cómo él explica: "...pero hay diferentes categorías de muerte. Está la muerte lenta y degradante de la esclavitud zigoteana; o una oscuridad rápida y limpia que engulle al enemigo y al amigo”. Si bien en esta ocasión se está refiriendo específicamente a ahorrarle a los terrestres su inminente miseria, está claro que su intención es la de aplicar ese mismo enfoque a toda la galaxia utilizando el aniquilador Cuerno del Infinito contra los zigoteanos. Esto, claro, plantea la incómoda pregunta de por qué Aknatón esperó hasta que el enemigo llegara a su propio planeta, Orsiros, para poner en marcha el plan. Si los orsirosianos prefirieron aguardar al último momento y disfrutar cada segundo hasta el inevitable final, ¿no es hipócrita privar a otras razas de la galaxia de ese mismo derecho?

 

Como detalle menor, mencionar que la última página, que muestra la destrucción de la Tierra mientras la nave de Aknatón se aleja, está coloreada mientras que el resto de la epopeya hasta este momento se ha narrado en estricto blanco y negro. ¿Fue una decisión editorial atendiendo a criterios técnicos dado que la página del reverso, que ocupaba ya otra historia, sí estaba coloreada? ¿O fue una solución artística deliberada de Starlin con la que subrayar la espectacularidad del final de nuestro planeta?

 

El siguiente capítulo, “Whis´par”, cuenta cómo el pueblo cuyas semillas sembró el propio Aknatón milenios atrás en un mundo tropical de la Nebulosa del Cangrejo, selecciona a uno de ellos, Whis´par, para acompañar al orsirosiano, al que veneran como un dios. Cuando ella expresa sus dudas y preocupación respecto a su seguridad, Aknatón le explica su plan e intenciones de visitar el planeta Vega para reclutar allí a quien debe actuar como protector del trío…  

 

La mitad de este episodio consiste en una sucesión de cabezas parlantes con bastante poco interés en la que Whis´par comenta su elección por parte de Aknatón; y la otra mitad es una exposición necesaria pero algo aburrida sobre los planes del orsirosiano. Aunque éste comienza en este punto a ser un personaje más “vivo” gracias a su interacción y conversaciones con sus compañeros, desde el punto de vista narrativo este segmento es quizá el más flojo. La solución de Starlin de colorear gradualmente las páginas conforme Aknaton arenga a sus compañeros y les transmite la esperanza que aún conserva en un futuro mejor, es interesante pero también más forzada que apropiada.

 

Dicho esto, este es el momento en el que la acción va a empezar a cobrar fuerza. Además de conocer a la tercera adición al grupo, obtenemos cierta orientación respecto a las intenciones de Aknatón. Juliet, Za y Whis´par conforman un trío que, juntos, darán lugar a un ser mayor que ellos y heredero de sus principales virtudes. De Juliet, Aknatón dice: “Una raza fuerte y ambiciosa con el don de la inocencia juvenil todavía intacto”; de Za: “La demostración de que algo hermoso puede crecer de la pesadilla de la realidad”; y de Whis´par: “Generaciones de armonía con el medio ambiente y la sabiduría que va asociada a ella”. Todos ellos crearán una especie de hippy cósmico capaz de derrotar a los zigoteanos. Además, se sugiere de pasada que la capacidad de dudar y cuestionar que tiene Whis´par es también un don crucial.

 

Otro punto interesante de este capítulo es que Aknaton no se manifestó a Juliet y Za hasta que ambos experimentaron una sensación de pérdida equivalente a la suya propia. Podría concluirse que esta circunstancia formaba parte de sus criterios de selección. Sin embargo, Whis'par no ha pasado por el mismo trauma. Su apacible vida sólo queda interrumpida porque Aknatón aparece y le solicita su ayuda. Quiza podría argumentarse que Za y Juliet no estuvieron preparados para acompañar a Aknaton hasta perder todo lo que amaban, mientras que el pueblo de Whis'par lo venera como una divinidad y, simplemente, cumplen sus órdenes.

 

Es al final de la historia cuando aparece, aunque sólo sea mencionado por otro personaje, el protagonista de esta serie de entradas: Vanth Dreadstar. Aknatón le dice a sus compañeros/discípulos: “Hay un hombre al que debo encontrar en un mundo llamado Vega. Para que sigáis vivos, necesitáis protección. Una protección que sólo quien busco puede proporcionar. Ni él ni yo seremos parte del nuevo comienzo del que os hablé… pero la muerte que lleva en sus manos asegurará su advenimiento”.

 

Que Starlin reserve para el final el reclutamiento de Vanth sugiere que ya entonces comprendió el superior potencial de ese personaje respecto a los demás, independientemente de que en aquel momento todavía no vislumbrara un futuro para él más allá de “La Odisea de la Metamorfosis”.

 

Y así, en “Epic Illustrated” nº 3 (otoño 80), aparece por primera vez Vanth (el apelativo “Dreadstar” se incorporaría más adelante). Aknatón llega al helado planeta Vega y contacta con un miembro de la resistencia contra los invasores zigoteanos. Éste le cuenta el origen de su líder, al que llama El Hombre Frío, antes de caer abatido por el disparo de un grupo cazarrecompensas a sueldo de los zigoteanos. Cuando todo parece perdido para Aknatón, Vanth interviene en la última viñeta del episodio. Episodio que, sin ser particularmente brillante o emocionante, sí es necesario y funciona adecuadamente como eslabón que proporciona información relevante y hace avanzar la historia además de servir de prólogo a la presentación definitiva del carismático guerrero en la siguiente entrega.

 

Desde el principio queda claro que Starlin tenía pensadas grandes cosas para el “protector” del trío responsable de activar el Cuerno del Infinito. Mientras que cada uno de los episodios anteriores de origen/reclutamiento de Za, Juliet y Whis´per estaba narrado desde el punto de vista de esos personajes, quedando Aknaton como una suerte de deidad omnisciente, Starlin invierte ahora los términos, adoptando la perspectiva del orsirosiano mientras busca información sobre el esquivo hombre cuya pista sigue.

 

Su historia de origen es casi mítica, comenzando por la trágica muerte de sus padres cuando él aún era un adolescente bajo las zarpas de unos osos de las nieves. Luego desapareció, automárginándose de la sociedad y siendo visto sólo muy de vez en cuando, vagando desnudo por las montañas nevadas. Ya adulto, reapareció para exterminar hasta el último ejemplar de aquella especie animal, debiendo huir a continuación de las represalias que contra él tomaron aquellos cuyo sustento dependía de esos animales. Más tarde cuando la flota zigoteana apareció en Vega (Bifrexia según la denominación nativa), Vanth volvió para luchar equipado con tecnología alienígena. Se nos informa también de que tiene la fuerza de veinte hombres, que descubrió las profundas cavernas que su planeta utilizó para ocultar su fuerza aérea, se convirtió en líder de la resistencia y equipó sus naves con motores fotónicos, lo que les permitió igualar a los invasores y contenerlos más tiempo de lo esperado. Cuenta también con una espada de energía muy especial que materializa de la nada pero que rara vez usa.

 

Pero, como digo, todo ello tiene resonancia mítica. Ni siquiera cuando Aknatón pregunta cómo es Vanth personalmente obtiene una respuesta clara. Todo lo que hemos aprendido de él en un par de páginas es su impecable reputación como invencible guerrero, lo que permite a Starlin presentarlo dramáticamente al final del capítulo (el resto habían sido flashbacks), de espaldas y observando desde las alturas la refriega en la que se ha metido Aknatón.

 

En este punto, al lector le queda claro que el verdadero núcleo de esta serie no es Aknatón, sino Vanth. De hecho y de acuerdo al monomito del camino del héroe, va a ser Aknatón quien desempeñe el papel de mentor que, eventualmente, deba morir para que Vanth cumpla en solitario su destino.

 

Vuelven a producirse aquí algunas inconsistencias y agujeros de guion, quizá menores, pero llamativos si se efectúa una lectura atenta. Por ejemplo, si Aknatón tenía fundados motivos para pensar que la resistencia bifrexiana no podría contener la invasión zigoteana durante tanto tiempo –cosa que fue posible sólo gracias a la aportación de tecnología avanzada por parte de Vanth, algo con lo que claramente Aknatón no había contado-, ¿cómo iba a funcionar su plan? ¿Vanth no estaría ya muerto o capturado? Y si había previsto el futuro, ¿por qué fue una sorpresa para él que los bifrexianos hubieran durado tanto?

 

Por otra parte, los cazarrecompensas zigoteanos tenían un tiro limpio sobre Aknatón y el bifrexiano rebelde. ¿Por qué eligieron disparar contra el segundo en lugar del último orsirosiano de la galaxia? ¿Y por qué el líder del grupo de asesinos felicita al tirador por ello? Además, resulta a estas alturas bastante confuso el nivel de poder y capacidades de Aknatón. Lo hemos visto realizar grandes hazañas y si resultó herido en el segundo capítulo fue más por arrogancia y descuido que por falta de poder. En cambio, aquí lo vemos sentirse bastante indefenso ante una mera cuadrilla de matones.

 

La apurada situación en la que se encuentra Aknatón se resuelve en el siguiente capítulo, “La Reunión”, en el que Vanth llega al rescate exhibiendo sus artes de combate y su espada de energía. Tras aplastar a sus adversarios, Aknatón le explica cómo funciona esa arma y que fue él quien la colocó en Bifrexia a la espera de que alguien como Vanth la descubriera. Por último, le pide su colaboración para la misión que le llevará a exterminar a los zigoteanos por toda la galaxia. Un segmento que, aunque carece de los grandes conceptos y textos de páginas anteriores, tiene un ritmo excelente, abundante acción, imágenes muy poderosas y una presentación contundente de lo que este nuevo personaje es capaz de hacer.

 

Pero, en realidad, es una presentación muy breve. Vemos a Vanth en acción desatada, derribando a sus enemigos con armas de fuego, utilizando sus propias manos y, finalmente, su espada. Ésta puede absorber varias formas de energía para luego o bien trasladar ésta a su portador y otorgarle superfuerza y posiblemente otros poderes o bien proyectarla como rayos. Incluso Aknatón se sorprende de la forma en que la espada se ha fusionado con Vanth hasta el punto de quedar absorbida dentro de su propio cuerpo). Starlin nos ofrece lo que creemos querer ver y deja fuera las más importantes cualidades de esa leyenda viva: su personalidad y su rostro, el cual permanece semioculto en las sombras durante buena parte de la trifulca.

 

El único destello que nos puede dar una pista del carácter de Vanth es cuando irrumpe entre las filas enemigas gritándole a Aknatón: “Corre Calvito”. Y algo más adelante, cuando el orsirosiano le dice: “Traje esta espada a tu mundo hace siglos sabiendo que algún día alguien como tú la poseería”; y Vanth, que acaba de salvarle la vida, le responde con tanta insolencia como ironía: “Confío en que la espera mereciera la pena”. ¿Estaba Starlin sacando provecho de la moda “antiheroica” que hacía fortuna en los comics de superhéroes de la época (como el éxito triunfal que cosechaba Lobezno, de los X-Men)?

 

En relación al poder de Aknatón sobre el que hablaba más arriba, Starlin “aclara” cómo un ser tan poderoso como él puede ser fácilmente superado por un puñado de mercenarios. Su “explicación”: “Es cierto que no soy rival para ti en un enfrentamiento individual. Mi especialidad es la exterminación masiva”. Y también se nos dice que “Los Orsirosianos siempre hemos sido demasiado cerebrales para ser eficientes luchadores cuerpo a cuerpo”. Aún así, podría pensarse que alguien capaz de controlar los poderes que le hemos visto exhibir, volar por el espacio sin protección a velocidades superiores a las de la luz, detonar simultáneamente todo el arsenal de un planeta y proteger de ello a quienes tiene cerca, bien podría librarse de unos cuantos matones. Al fin y al cabo, ha tenido 100.000 años y la más avanzada tecnología del cosmos a su disposición para prepararse para esta misión.

 

El capítulo 7 (aparecido en “Epic Illustrated” nº 4, invierno 80) nos lleva al planeta Delloran, un mundo devastado que un día albergó una sociedad muy avanzada. Allí llegan Aknatón y Vanth para encontrarse con Joenis Soule, un inmortal creado artificialmente por los orsirosianos para custodiar el Cuerno del Infinito. Alrededor de una hoguera, reflexiona sobre lo que está sucediendo antes de entregarles la llave que da acceso al arma definitiva. Joenis, el personaje más sensible de todos los que han ido desfilando por esta aventura, es un ser maldecido por la compasión y la conciencia, obligado a permanecer entre los restos chamuscados del mundo que había llegado a amar, sin nada que hacer en todo ese tiempo más que pensar y atormentarse con preguntas para las que no tiene respuesta. Ante el horror y la inevitabilidad de todo lo que está sucediendo en el universo, decide suicidarse. Este desenlace le plantea a Vanth un desafío inquietante: cuando llegue el momento ¿podrá ser más fuerte que Joenis?

 

Una duda razonable, pero que margina otra que Starlin debería haber abordado. Al comienzo de este capítulo, Vanth todavía duda si debería confiar o no en Aknatón; y, sin embargo, le siguió sin preguntar demasiado, abandonando la resistencia en su propio planeta y, por tanto, dejando que cayera en poder de los zigoteanos. ¿No hubiera merecido esto una reflexión más profunda, el asomo de una duda? En cambio, Vanth nunca mira hacia atrás, no dedica ni un pensamiento a su mundo natal, la gente que dependía de él y lo reverenciaba como su salvador. De forma bastante repentina e inexplicada, su única preocupación ha pasado a ser si el plan de Aknatón es o no moralmente correcto.

 

Con todo, esta es una de las mejores entregas de la serie hasta el momento, un episodio en el que, aunque todavía sabemos muy poco de Vanth, el guionista claramente lo presenta como un contraste de Aknatón. Hasta cierto punto, ambos son similares y, como se verá, comparten el mismo destino. Sin embargo, Vanth reacciona de forma negativa a los movimientos que Aknatón efectúa en este juego maquiavélico y aporta una perspectiva moral que bien podría poner en peligro todo el plan. La tensión entre ambos es palpable tanto en los diálogos como en el dibujo.

 

Y hablando de dibujo, este es uno de los capítulos más sobresalientes de “La Odisea de la Metamorfosis”, unas viñetas expresionistas resaltadas por el contraste cromático entre el azul frío de la muerte y el amarillo y naranja cálidos de la ira.

 

(Continúa en la siguiente entrada)

 

 

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