miércoles, 19 de abril de 2023

1970- MUNDO ANILLO - Larry Niven (y 2)

(Viene de la entrada anterior)

 

El Premio Hugo, votado por los lectores, se ha solido otorgar a obras que transmiten emoción a través del sentido de lo maravilloso. A la vista del resumen anterior, “Mundo Anillo” fue más que merecedor del que ganó en 1971, destacando sobre sus otros competidores en aquella categoría (“Tau Zero”, de Poul Anderson; “Torre de Cristal”, de Robert Silverberg; “El Año del Sol Tranquilo”, de Wilson Tucker; y “Estrella Brillante”, de Hal Clement). 



El Premio Nébula, por su parte, lo otorga la Asociación de Escritores de Ciencia fi

cción y Fantasía de Estados Unidos y, como es natural, se ha solido conceder a trabajos que destacan por la calidad literaria del autor en aspectos tales como la caracterización, los temas o una presentación original, por ejemplo. En este sentido, quizá sea más difícil entender por qué “Mundo Anillo” ganó el premio aquel año. Quizá fue la idea central lo que llamó la atención de sus colegas escritores; o puede que existan capas de simbolismo ocultas bajo la superficie a las que yo no consigo llegar. Esta última hipótesis, no obstante, es dudosa, a tenor de lo que el propio autor escribió en un artículo titulado “Las Leyes de Niven para los Escritores”:

Los escritores que escriben para otros escritores, deberían escribir cartas (…) Si no tienes nada que decir, dilo como quieras. Innovaciones estilísticas, tramas retorcidas o ninguna trama en absoluto, prononombres exóticos o sin género, inconsistencias internas, la receta para cocinar a tu amante para un banquete caníbal: siéntete libre. Si lo que tienes que decir es importante y/o difícil
de seguir, utiliza el lenguaje más sencillo posible. Si el lector no lo pilla, que no sea tu culpa”.  

Este método literario parece ideal si lo que se pretende es llegar a un público muy amplio que quiera leer rápido, lo cual no es en sí algo malo. Larry Niven ha tenido a lo largo de su carrera un buen puñado de best sellers así que comprende bien cómo llegar a una gran audiencia. Pero también es cierto que tal aproximación a la escritura contradice lo que, por ejemplo, James Tiptree Jr. u Oscar Wilde pensaban sobre la ficción. El autor inglés creía que una obra que mereciera leerse merecería también releerse; y la estadounidense afirmó en su ensayo “¿Te Gustó Dos Veces?” que algunas historias deberían leerse más de una vez. Ciertamente, escribir es un arte, pero ello no quiere decir que toda la ficción deba ser “artística” sin por ello ser buena. La claridad también es una virtud; y nada fácil de conseguir, además.

Así que, ¿practica Niven una escritura que nada contracorriente en lo que se refier
e a cosechar la admiración de sus colegas? Lo que parece claro es que en “Mundo Anillo” no hay subtextos ocultos. El mismo escritor acepta y señala los paralelismos de “Mundo Anillo” con “El Mago de Oz”, pero esas similitudes desaparecen cuando llegamos al nivel de las motivaciones de los personajes. Todos los protagonistas de “Oz” buscan mejorar mientras que los de “Mundo Anillo” se mueven por motivos menos egoístas y más representativos de sus respectivas especies. Ninguno de ellos tiene intención de autodescubrirse y lograr un avance en sus capacidades y cuando se hacen observaciones al respecto tienden a ser de tipo sociológico. Por ejemplo, Teela es más la representante de un experimento eugenésico a gran escala que una mujer con sus propias esperanzas y sueños. Volveré sobre eso un poco más tarde.

Quizá Niven crea que ése es el núcleo central de la CF: las ideas científicas por encima del individuo. Pero, por otra parte, hay escritores de CF que opinan que en el amplio marco que ofrece el formato de novela caben más que
sólo ideas y que la construcción de personajes no sólo no lastra el sentido de lo maravilloso sino que lo enriquece.

A menudo se ha criticado a Mundo Anillo por la simpleza de sus personajes. Como ya dije al principio, Niven practica en este ciclo de novelas una mezcla de Space Opera y Ciencia Ficción Dura. En concreto, esta última aproximación ha tendido tradicionalmente a concentrarse en la trama, la ciencia y la tecnología en detrimento de la caracterización. Fue en la década de los 60, con el advenimiento de la Nueva Ola, que muchos autores norteamericanos empezaron a poner más énfasis en los personajes como parte de su empeño de elevar la calidad literaria del género. Ahora bien, criticar a “Mundo Anillo” por carecer de personajes delicadamente perfilados es no entender lo que pretenden la novela y el autor, quien ha declarado en más de una ocasión que su propósito principal es didáctico: utilizar sus ficciones para enseñar Ciencia.
 
Ciertamente, los personajes de “Mundo Anillo” no son complejos, pero, a juzgar tanto por las “leyes de Niven” antes mencionadas y su objetivo declaradamente di
dáctico, se trata de algo deliberado. Si el lector se salta algún capítulo aquí y allá a mitad de novela, lo más seguro es que no pierda ni el hilo de la trama (aunque sí pasará por alto algunos aspectos interesantes del propio Anillo) ni desarrollos importantes para los personajes. Una vez se presentan éstos al comienzo, ya no experimentan demasiados cambios hasta el final. Pero no sólo eso. Los alienígenas no son tan extraños como para que no pueda existir comunicación ni comprensión mutua de sus valores y aspiraciones. Incluso la Tierra –y esto es lo menos implausible- ha devenido una monocultura gracias a la comunicación gratuita, sencilla e instantánea que han proporcionado las cabinas de teleportación. Con todo y con eso, deberían seguir existiendo diferencias regionales, aunque fueran pequeñas. Un problema similar ocurre en el propio Mundo Anillo, donde sus gentes parecen ser símbolos de su cultura más que individuos integrados en la misma.

Leer “Mundo Anillo” esperando encontrar sofisticación literaria y personajes
complejos sería algo que sorprendería al propio Niven, que nunca pretendió tal cosa. Él, repito, prefiere crear personajes consistentes no tanto como individuos sino como símbolos de un colectivo.

Louis Wu es el aventurero humano, así que la tensión dramática en su caso se genera a partir de los enigmas que va encontrando en su viaje. Es él quien más sirve al propósito didáctico de la novela al ser sus ojos las ventanas por las que el lector ve el universo tal y como el autor desea retratarlo. Es bastante parlanchín y le gusta teorizar sobre todas las novedades que salen a su paso, algunas veces lanzando hipótesis basadas en primeras impresiones y que resultan ser erróneas. Se muestra asimismo algo insensible con los nativos de Mundo Anillo, una actitud que recuerda los periodos coloniales de la historia terrestre. No será hasta la secuela, “Ingenieros de Mundo Anillo”, que empieza a mostrar cierto arrepentimiento por sus actos, que provocaron la muerte de muchos nativos y la destrucción de parte de una ciudad.

Nessus, el titerote, no es tanto un individuo como un representante de tod
a su especie. Si Louis viene a ser la encarnación de la idea de un humano ordinario, Nessus sería el equivalente titerote. Su objetivo en la misión es aumentar la superioridad tecnológica de su especie, lo único que puede protegerlos dado su patológico temor a cualquier tipo de peligro. Siempre actúa en beneficio de su pueblo (con una excepción: cuando se enfrenta a sus líderes para exigir el derecho a elegir una pareja con la que reproducirse). Ahora bien, sus actos incluyen, si no exactamente el engaño, sí la manipulación. Tal y como se revela durante la historia, los titerotes manipularon especies enteras en beneficio propio. Cuando Nessus es mutilado y casi muere hacia el final, lo sufre como representante de toda su especie, recibiendo un castigo por su monstruosa arrogancia colectiva.

Interlocutor-de-Animales es un aprendiz de diplomático en los mundos humanos y, por tanto, ha sido educado para relacionarse con ellos en términos menos agresivos que sus congéneres Kzinti. Interlocutor fue instruido en la secta herética del Predicador Kdapt, que afir
maba que Dios el Creador hizo al Hombre a Su imagen y semejanza. Pero, aunque estos interesantes rasgos de su personalidad afloran ocasionalmente, la mayoría de sus actos corresponden al arquetipo de su especie más que a un individuo con sus peculiaridades concretas. Hace hincapié repetidamente en la importancia que su especie concede al honor y demuestra su temperamento agresivo tratando varias veces de controlar y liderar la expedición. En su caso, parece que al final de la aventura sí ha aprendido la sabiduría de ejercer sobre sí mismo al menos cierto autocontrol, pero incluso esto puede ser una característica atribuible en mayor medida a su propio pueblo. En los siglos anteriores a los acontecimientos narrados en “Mundo Anillo”, las guerras entre los Hombres y los Kzinti redujeron la población de éstos a menos de una octava parte. Fue una lección muy dura que les enseñó a pensar antes de actuar.
 
La suerte de Teela es quizá lo más inconsistente e implausible de toda la
novela al presentarla como un rasgo evolutivo consolidado tras cientos de generaciones. No hay razón para pensar que la “Suerte” lleve a Teela hasta Mundo Anillo para aprender lo que bien podría haber asimilado en la Tierra. Además, ¿Por qué debería ella aprender a vivir sin suerte si tiene la “fortuna” de haber nacido con ella? En cualquier caso, aunque parezca humana, en el fondo es más alienígena que Nessus o Interlocutor y ni mucho menos un representante corriente de su especie. Es un ser inocente sin motivos ocultos, no hace ningún intento de dominar o manipular a los demás –al menos conscientemente- y su único deseo es explorar un universo rebosante de maravillas. Donde ella no ve más que motivo de asombro y fascinación, sus compañeros sólo ven peligros.

Louis, Nessus e Interlocutor interactúan, compiten entre sí por el liderazgo, se enfrentan y colaboran de formas que ejemplifican la dinámica que mantienen sus respectivas especies en el Espacio Conocido. Buena parte de “Mundo Anillo” consiste en la exploración de la Tierra, la Flota de Mundos y el propio Anillo, pero, con una
perspectiva más amplia, esos escenarios no son más que el telón de fondo de un drama galáctico interpretado por varias civilizaciones.

Por otra parte, equivocándose unas veces y acertando otras, todos los protagonistas aprenden en Mundo Anillo lo que significa ser un dios y un súbdito; un amo y un esclavo; y poseer un conocimiento que no merece la pena compartir con otros por el daño que les podría causar. Este es el tema más recurrente en la novela y aquél sobre el que se puede articular una reflexión filosófica de cierto calado.

Otro aspecto importante es cómo Niven consigue en “Mundo Anillo” fusionar, ya lo comenté al principio, elementos anteriormente presentados en otras narrativas, ampliándolos y añadiendo nuevas revelaciones. Quizá el mejor ejemplo es cómo los Titerotes utilizaron un cebo para atraer a los Forasteros hacia la colonia humana de Lo Conseguimos. Esto permitió a los Hombres conseguir la tecnología del hiperreactor y prevalecer en su guerra contra los Kzinti, convirtiendo en victoria lo que estaba sie
ndo una larga e inevitable derrota. Esta fue, por tanto, la estrategia diseñada por los Titerotes para detener la expansión del Imperio Kzinti.

Así, la historia combina en un solo hilo el destino histórico de los Titerotes, los Humanos, los Forasteros y los Kzinti. Añade también el concepto de “vástagos de las Estrellas”, que se había mencionado de pasada en el cuento “Grendel”: “seres irracionales que poblaban el núcleo de la galaxia en gran número (…) se alimentaban de la tenue capa de hidrógeno existente en el espacio interestelar (…) emigraban fuera del eje de la galaxia hasta los extremos del espacio intergaláctico, para poner allí sus huevos, y luego regresaban sin ellos. Los polluelos recién nacidos debían encontrar el camino de regreso sin ayuda, remontando el viento de fotones hasta llegar al núcleo caliente, rico en hidrógeno”.  

Todo este asunto se apoya y amplía la idea, planteada en “At The Core”, de que los Titerotes son maestros manipuladores. Pero aquí no se limitan a utilizar al desventurado Beowulf Shaeffer sino conseguir que una nave Forastera intervenga
indirectamente en la guerra que libran los humanos y los kzinti y beneficiarse de ello sin que ninguno de los intervinientes sea consciente.

Otro ejemplo de combinación de ideas y conceptos previos lo encontramos en el viaje de varias etapas que acometen los protagonistas desde la Tierra hasta Mundo Anillo. En la primera, desde la Tierra hasta Nereida (una luna de Neptuno), se acopla un cohete auxiliar a la nave para alcanzar la órbita terrestre, como ya se había hecho en “Flatlander”; en la segunda, de Nereida a la Flota de Mundos titerote, se utiliza la nave “Tiro Largo” que integra el hiperreactor quantum II presentado en “At The Core”. Sobre la información que en este mismo cuento y en “The Soft Weapon” se aportaba sobre la migración titerote, se dan más detalles en el segmento que transcurre en el sistema de planetas origen de esa especie. Y en cuanto al tramo de viaje hasta Mundo Anillo, los exploradores viajan en el “Embustero”, una nave que utiliza un tipo de casco que había sido un elemento relevante en el cuento “Neutron Star” así como la tecnología esclavista presentada en “El Mundo de los Ptavvs” (el campo de estasis), “Flatlander” o “Hay Mareas” (los propulsores sin inercia).

Entre 1980 y 2004 aparecieron tres secuelas: “Ingenieros de Mundo Anillo” (1980), “Trono de Mundo Anillo” (1996) e “Hijos de Mundo Anillo” (2007). En ellos, Ni
ven fue abordando las cuestiones e inconsistencias que le hicieron llegar los aficionados desde el mismo momento en que se publicó la primera novela.

En los años dorados de la Space Opera, treinta años antes, era más o menos obligado que los escritores imaginaran las fortalezas espaciales más grandes posibles e incluso que crearan para el mismo propósito planetoides enteros. Pero aquellos “dinosaurios” del espacio carecían de base científica o tecnológica. Tales simplificaciones ya no eran aceptables en 1970 y artefactos verdaderamente enormes aunque meticulosamente imaginados y descritos, como el Mundo Anillo de Niven, eran sometidos a severos escrutinios por parte de los lectores más exigentes.

Así, ya en la Convención Mundial de CF que en 1971 se celebró en Boston, estudiantes del Instituto Tecnológico de Massachussets iban canturreando por los salones del hotel Sheraton donde tuvo lugar: “¡Mundo Anillo es inestable! ¡Mundo Anillo es in
estable!”. Y sí, dada su masa, en cuanto la estructura se desplazara tan solo un poco respecto al sol que orbita, éste ejercería una mayor atracción gravitatoria sobre la sección que quedara más cerca de él, desplazando aún más la totalidad del anillo y colocándolo en un irreversible camino de colisión. Se han utilizado ordenadores para calcular la rapidez con que sucedería esta catástrofe y resulta que ese desplazamiento respecto al eje se doblaría cada 57 días, hasta el momento en que se alcanzaran los 48 millones de kilómetros, acelerando entonces todavía más rápido hacia el sol. Incluso si ese desplazamiento fuera tan pequeño como unos pocos centímetros, en poco más de seis años el Anillo acabaría engullido por la estrella. Desde entonces y hasta hoy, Niven ha recibido incontables análisis matemáticos y astronómicos, cartas e emails comentando y puntualizando aspectos muy técnicos de su obra.

En cualquier caso, aunque las secuelas son libros disfrutables, parte del misterio y la maravilla que impregnaba el original acaban disueltos al desvelarse progresivamente los secretos de esa enorme estructura, su origen y propósito. Como parte del “Espacio Conocido” y precuelas y derivados de “Mundo Anillo”, han aparecido también series de novelas sobre la Flota de Mundos (con Edward M.Lerner) y las guerras entre los Hombres y los Kzin (en colaboración con diversos autores).

Profundizando un poco más en el tema de los lectores puntillosos que se han divertido corrigiendo a Niven, hay que decir que a menudo se ha utilizado la CF como campo de ju
egos para escritores que quieren mostrar de forma tan educativa como entretenida las leyes físicas que nos rodean. Así, por ejemplo, una historia de CF puede transcurrir en un entorno sin fricción o resistencia del aire, lo que brinda a los lectores que se han pasado la vida sometidos a esas fuerzas la oportunidad de tomar mayor conciencia de las mismas y los efectos que tienen sobre ellos. “Mundo Anillo” va un paso más allá al postular una estructura colosal y casi perfecta (construida con un material increíblemente fuerte, el scrith, como será bautizado en las secuelas) que se mueve en un delicado equilibrio alrededor de una estrella. Semejante concepto y la minuciosa forma de presentarlo han propiciado que muchos lectores aficionados o profesionales de la Física profundicen en sus conocimientos analizándolo con una meticulosidad que no suele verse en la mayoría de las obras del género.

Hemos indicado ya que la ausencia de personajes con una caracterización destacable y el recurso a una prosa funcional y sencilla no son necesariamente defectos cuando hablamos de CF dura. Pero hay otros aspectos de “Mundo Anillo” que quizá sí sean manifiestamente mejorables.

Por ejemplo, el retrato que se hace de los Titerotes como especie no parece demasiado coherente. Éstos se encuentran huyendo del frente de radiación que nació de la explosión del núcleo galáctico y se nos dice que son una civilización cuyo principal rasgo es su aversión al riesgo de toda índole. Como un escarabajo, a la menor amenaza convierten su cuerpo en una bola y caen en un estado catatónico. De hecho, tienen tanto miedo a viajar en naves espaciales que para escapar de la radiación emprendieron un programa de ingeniería cósmica que les permitiera surcar el espacio sin salir de sus mundos y sin renunciar al brillo de su estrella. En este aspecto, Niven fuerza al límite la capacidad de suspensión de incredulidad del lector. Puede imaginarse que una especie elabore un proyecto de semejante escala, pero ¿lo haría una que se trastorna gravemente a la menor provocación enfrentada a una perspectiva apocalíptica? Transformar no uno sino cinco mundos en “naves espaciales” que se desplazan en formación manteniendo su estrella a la misma distancia relativa original requiere valor, dureza, determinación y capacidad de sacrificio, atributos que Niven se molesta repetidamente en negar a los titerotes. El escritor soluciona la incoherencia –al menos para poder contar esta historia- rompiendo sus propias reglas. Nessus ha sido elegido para su misión por Los Que Dirigen, la élite gobernante de su especie, porque según los estándares titerotes está loco: Nessus no muestra la respuesta al miedo que es habitual en sus congéneres (lo cual no significa que se suma en varias crisis a lo largo de la peripecia).

Aun cuando Niven exige a los lectores que olviden los principios científicos hoy conocidos, “Mundo Anillo” es un entretenimiento muy disfrutable hasta que los protagonistas llegan a su destino último. Una vez se estrellan en su superficie, la historia desafía las expectativas para lo bueno y para lo malo. Entre lo primero podemos destacar que Niven se mantenga fiel a sus raíces de CF dura y no convierta la aventura en un episodio de “Star Trek”. El Anillo es inconcebiblemente inmenso por lo que los personajes recorren tan sólo una distancia minúscula del mismo. Buena parte de la acción en la segunda
mitad de la novela transcurre a bordo de las motocicletas voladoras y en busca de una forma de salir del Anillo y volver a casa. El problema es que no hay auténtico suspense, un ingrediente que podría considerarse esencial en cualquier aventura; y, como los personajes no están demasiado bien construidos y resulta difícil simpatizar con ellos, es probable que al lector no le importe demasiado lo que les suceda.

 “Mundo Anillo” es una de las novelas de CF más evocadoras e influyentes del siglo XX y probablemente la más importante en la larga y diversa trayectoria de su autor. Su estructura remedando la de las matrioskas rusas, con un misterio envolviendo a otro que, a su vez, esconde uno más profundo; la megaestructura que describe y que sigue siendo una de las creaciones más originales y fascinantes de la historia de la CF; y el rico universo bullente de vida y drama que describe, ha hecho que cada vez que aparece una de esas listas consignando los mejores títulos del género, “Mundo Anillo” figure invariablemente en ella, dando fe de que los aficionados encuentran en su aventura una gran dosis de lo que más desean: sentido de lo maravilloso y asombro ante conceptos atrevidos que empequeñecen al hombre y sus obras. Que haya estado reeditándose continuamente durante más de medio siglo puede servir de medida de la popularidad que incluso hoy sigue teniendo entre los aficionados, que continúan debatiendo sobre este libro y sus implicaciones.


1 comentario:

  1. La esencia la has definido muy bien: el sentido de la maravilla a la enésima potencia. Aunque he leído otras obras con megaestructuras misteriosas (Titan y Cita con Rama son las primeras que me vienen a la cabeza), no creo que ninguna iguale el impacto que me dejó esta. Quizás porque fue la primera, pero hay imágenes inolvidables, como el huracán gigantesco con forma de ojo que en realidad es una fuga de la atmósfera que, debido al tamaño del propio Mundo Anillo, seguirá activa una eternidad.

    Recuerdo también la broma del destino de Tessa, que deja a los títerotes como víctimas de una manipulación semejante a las que suelen realizar. Y, hablando de los titerotes, no sé si por mi cuenta y riesgo o debido a alguna traducción creativa/traicionera, ya en su momento encontré divertida el origen que adiviné de su nombre desde titiriteros, tanto por su estrategia manipuladora como por la imagen de un ser con dos apéndices con bocas al final como si fueran manos embutidas en calcetines para hacer una obra de guiñol para niños. Es una especie extraterrestre que me pareció memorable en su momento.

    Un libro memorable y recomendable siempre. Y dicho sea de paso, aquí veo más arco personal que en la mencionada Cita con Rama. O al menos, eso es lo que recuerdo

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