martes, 18 de abril de 2023

1970- MUNDO ANILLO - Larry Niven (1)

 

Hay pocas cosas que sean más humanas que el impulso de explorar. La mente del hombre, individual y colectiva, siempre se ha sentido atraída y fascinada por los relatos de expediciones que remontan los ríos internándose en la jungla, arqueólogos que descubren ciudades perdidas en las montañas, espeleólogos que se adentran en profundas cavernas o científicos que persiguen un hallazgo revolucionario.

 

La Ciencia Ficción cuenta con un subgénero específico que evoca el mismo sentido de lo maravilloso y que en inglés se ha bautizado como BDO o Big Dumb Object (que podría traducirse como Gran Objeto Estúpido) y que fue acuñado por el escritor británico Roz Kaveney y popularizado por Peter Nichols en su seminal “Enciclopedia de la Ciencia Ficción”. La premisa de este subgénero suele incluir siempre el descubrimiento de una megaestructura artificial surgida de la nada y de la que se ignora quién y por qué la construyó. Los protagonistas, normalmente astronautas humanos, lo exploran maravillados. Buena parte de la diversión de estas historias consiste en imaginar el pasado, cultura y tecnología de los constructores y elaborar hipótesis y extrapolaciones a partir de sus restos. Ejemplos ilustres de estas ficciones son “Cita con Rama” (1973) o “Titán” (1979), pero antes que ellas llegó “Mundo Anillo”.

 

Larry Niven, nacido en Los Ángeles en 1938, es uno de los escritores más famosos y de mayor éxito de la historia de la CF. Su trabajo ha ganado multitud de galardones otorgados por todo tipo de organizaciones, incluyendo cinco premios Hugo. En 2015, la Asociación de Escritores de Fantasía y Ciencia Ficción norteamericana reconoció los méritos de toda su vida dedicada a la CF concediéndole el Damon Knight Memorial Grand Master Award.

 

Empezó a escribir en la década de los 60, en un momento en el que muchos de los autores de CF más jóvenes se habían dejado seducir por la Nueva Ola y su énfasis en ciencias blandas como la psicología o la sociología. Niven, que era graduado tanto en Matemáticas como en Psicología, podría haber intentado ajustarse a ese molde, pero comprendió desde el principio que el tipo de CF que más le gustaba era otro, el de la Space Ópera de Ciencia Ficción dura, en el que se fusionaban tanto la especulación científica apoyada en la ciencia y tecnología contemporáneas como la aventura de altos vuelos.

 

Así, su principal característica ha sido la de escribir historias que incorporan o se basan en descubrimientos científicos recientes o nuevas teorías. Como creador de especies alienígenas, Niven puede ser considerado heredero espiritual de Stanley G.Weinbaum. También ha colaborado frecuentemente con otros autores como Steve Barnes, Gregory Benford, Brenda Cooper o Edward Lerner, siendo la asociación más notable y prolongada la que mantuvo con Jerry Pournelle, con quien escribió títulos tan bien recibidos como “La Paja en el Ojo de Dios” (1974), “El Martillo de Lucifer” (1977) o “Ruido de Pasos” (1985).

 

Su primera novela apareció en 1966, “El Mundo de los Ptavvs”, y con ella puso la primera piedra de una amplia Historia del Futuro que él mismo bautizó como “Cuentos del Espacio Conocido” (haciendo referencia a la porción de la galaxia por la que se mueve el Hombre en ese futuro) y que comprendió buena parte de los relatos y novelas, integrados consistentemente dentro de una cronología común, que escribió durante su primera década de carrera literaria.

 

“Mundo Anillo” une y amplía con éxito muchos conceptos extraídos de las obras precedentes de la serie “Espacio Conocido”. En esta novela se entrelazan elementos diversos (personajes, eventos, especies alienígenas, tecnologías, planetas) presentados en historias distintas para crear un todo coherente que conforma el eje principal de esa Historia del Futuro. Se trata de un logro notable si tenemos en cuenta que algunas de esas primeras narraciones ni siquiera fueron escritas originalmente con la intención de formar parte del mismo universo. No fue hasta la décima historia publicada, “A Relic of the Empire” (1966), cuando se enlazó la era pre-hiperreactor de “El Mundo de los Ptavvs” (1966) y “Los Guerreros” (1966) con el universo mencionado en otros cuentos como “Neutron Star” (1966) y “At the Core” (1966). 

 

Niven siempre trató de anclar su trabajo en el universo real, reflejando lo más fielmente posible el conocimiento científico del que se disponía en el momento: las estrellas que menciona existen y las leyes físicas que utiliza son las que rigen la astronomía. Pero tampoco tiene miedo de especular a partir de ellas y en los “Cuentos del Espacio Conocido” imagina, por ejemplo, el viaje más rápido que la luz, un recurso necesario si lo que se quiere es narrar una historia sobre humanos dispersos por la galaxia y civilizaciones alienígenas que mantienen relaciones comerciales y culturales o se enfrentan en campañas bélicas. Otras licencias son el control de la gravedad, tanto dentro de una nave como fuerza impulsora de vehículos; la teleportación, posible gracias a cabinas que permiten viajar de punto a punto en un planeta; los campos de estasis que ponen en animación suspendida a todos aquellos que se hallen bajo su alcance; y ciertos poderes mentales, como telepatía, telekinesis o influencia sobre la probabilidad o “suerte”.

 

Entre las civilizaciones más antiguas que poblaron el Espacio Conocido se hallaban los Esclavistas (presentados en la novela “El Mundo de los Ptavvs”), que millones de años atrás utilizaron sus poderes telepáticos para subyugar a otras especies. Una rebelión de los Tnuctipin y los Bandersnatchi exterminó a los Esclavistas pero no sin que antes éstos destruyeran a su vez en represalia a casi todo el resto de especies inteligentes de la galaxia, dejando tras de sí, dispersa por innumerables mundos, tecnología muy avanzada. Otra especie destacada que aparece en “Mundo Anillo” son los Forasteros, mencionados en “The Soft Weapon” y descritos por primera vez en “Flatlander” (1967). Se trata de formas de vida basadas en helio que se pasan la mayor parte de su existencia viajando por el espacio profundo y comerciando entre sistemas estelares con civilizaciones menos avanzadas.

 

Los Titerotes son una especie muy evolucionada de herbívoros de tres patas con pezuñas, con el cerebro en su torso y un ojo y boca al término de cada uno de sus largos brazos prensiles. A pesar de que son muy cobardes, su avanzada tecnología los ha convertido en la civilización más influyente de Espacio Conocido. Se presentaron por primera vez en el cuento “Neutron Star”, (ganador del Hugo) y volvieron a aparecer en “At the Core”. En ambas historias manipulaban a un piloto humano, Beowulf Shaeffer, con el fin de que llevara a cabo para ellos una peligrosa misión. También allí se descubría que los Titerotes habían emigrado en masa de Espacio Conocido, huyendo de la radiación, proveniente de la explosión del núcleo galáctico, que en unos cuantos miles de años iba a alcanzar a esta región del espacio. Se daría más información sobre ellos en “The Soft Weapon” (1967) pero es en “Mundo Anillo” donde se descubre que estos reservados y poderosos alienígenas manipularon especies enteras para su propio beneficio utilizando métodos maquiavélicamente sutiles.

 

Los Kzinti son felinos feroces y de gran tamaño cuya cultura guerrera –presentada en el cuento “Los Guerreros” y ampliada en “The Soft Weapon” y “At The Core”- les llevó a enfrentarse a los humanos en varias ocasiones. Lo único que salvó a los hombres fue la visita –aparentemente- casual de una partida de Forasteros que vendió a la colonia de Lo Conseguimos el secreto del hiperreactor, lo que les supuso una inmediata ventaja y la consecuente victoria en todas las guerras subsiguientes, forzando a los Kzinti a adoptar una cultura moderadamente más pacífica.

 

La historia comienza en la Tierra de mediados del siglo XXIX, presentando al protagonista, Louis Wu (que ya había aparecido en el cuento “Hay Mareas”, 1968). Está celebrando su 200 cumpleaños a lo grande pero no se siente satisfecho. Sufre lo que ahora identificaríamos como Síndrome del Primer Mundo: abundante riqueza, demasiada comodidad y falta de estímulos y desafíos... una crisis existencial, en definitiva. El aburrimiento lo lleva a abandonar su propia fiesta e, inquieto, saltar sin rumbo concreto de un lugar a otro del mundo utilizando las cabinas de teleportación. Este invento ha unificado y pacificado todas las culturas del planeta. Sólo existe ya una lengua, el intermundo, y las ciudades son indistinguibles unas de otras. En los primeros cuatro capítulos se describen multitud de tecnologías que hoy parece milagrosas pero que en ese futuro son ya de uso común: tintes cosméticos y tratamientos capilares que modifican la apariencia, holografías, equipos para dormir, linternas de rayos láser, ensordecedores sónicos, robots, control de la gravedad, aturdidores, campos de estasis que detienen el tiempo…

 

De repente, Louis aparece en una habitación anómina de hotel en compañía de un titerote que dice llamarse Nessus (presentado en el cuento “The Soft Weapon”) y haber hackeado la red de teleportación para llevarlo hasta allí. A Louis le intriga la situación porque, como todo el mundo sabe, los titerotes abandonaron el Espacio Conocido huyendo de la catástrofe que llegará a los mundos humanos dentro de 20.000 años.

 

Nessus, como la mayoría de los titerotes que interactúan con otras especies –y de estos no hay muchos y son considerados por sus congéneres como individuos lunáticos- es un maniaco depresivo que tiende a encerrarse en sí mismo –mental y físicamente- cuando ha de afrontar una crisis. Le ofrece a Louis la oportunidad de acometer una enigmática misión a cambio de obtener el conocimiento de un hiperreactor más sofisticado con el que en el futuro la humanidad podría evacuar sus planetas y escapar del desastre. Si Louis acepta no es solamente por esa razón sino por escapar de su propio tedio existencial.

 

Louis y Nessus parten a continuación a buscar a los otros dos miembros que, de acuerdo al titerote, son necesarios para completar la tripulación. El primero es un Kzin –singular de Kzinti- llamado Interlocutor-de-Animales, un miembro joven de su especie que aún debe labrarse un nombre como guerrero y que combina la agresividad con el sentido del deber y el honor. Cuando alguien le llama “mono” (en el sentido de bonito, gracioso), él responde: “No es mi intención ofenderte. Pero no vuelvas a repetir lo que acabas de decir. Jamás”.

 

Los tres regresan a la fiesta de Louis para reclutar al cuarto tripulante, que resulta ser Teela Brown, una joven producto de muchas generaciones ganadoras del Premio de la Lotería de la Reproducción con la que la Tierra controla su población. El titerote piensa que esta cadena genealógica ha desembocado en un individuo, Teela, capaz de retorcer involuntariamente a su favor las leyes de la probabilidad. Louis encuentra esa idea ridícula pero no puede ignorar el agradable optimismo que irradia la muchacha y el hecho de que nunca en toda su vida parece haber sufrido daño físico o emocional alguno. Louis y Teela empiezan una relación sentimental pero él no puede evitar mostrarse condescendiente y trata de impedir que ella los acompañe. No tiene éxito. Teela no sólo se ha enamorado de Louis sino que ha comprendido que la única esperanza futura para la Humanidad reside en la nave que obtendrán como recompensa por completar su enigmática misión.

 

Los cuatro parten a bordo del Tiro Largo, la nave con hiperreactor que en el cuento “At The Core” llevó al explorador Beowulf Schaeffer hasta el centro de la galaxia para descubrir la explosión del núcleo. El Tiro Largo utiliza un motor quantum II que le permite viajar muchísimo más rápido que el modelo anterior, el quantum I, utilizado por los humanos: en tan sólo tres días, recorre un año luz. Está dotado además de un fuselaje invulnerable a cualquier daño, transparente y de grandes dimensiones; y un indicador de masa utilizado para navegar por el hiperespacio, que es una esfera cristalina que maneja el piloto para detectar grandes masas y evitarlas.

 

Su primer destino es el encuentro con una nave de la Flota de los Titerotes, en la que aceleran a velocidades del 80% de la velocidad de la luz en una hora, lo que equivale a unas 7.000 g. Esto implica el dominio o bien de una propulsión sin inercia o bien un alto grado de control de la gravedad. En comparación, una nave humana, podría acelerar a 30 g. Los exploradores tornan el casco invisible y pasan el resto del viaje hasta el mundo origen de los titerotes como si flotaran en el espacio.

 

El paradero de ese mundo ha sido durante mucho tiempo un misterio para el resto de las especies. Y es que no se encuentra “fijo” en lugar alguno. Utilizando ingeniería estelar con tecnología adquirida a los Forasteros, los titerotes convirtieron su sistema planetario en una suerte de nave cósmica: cinco mundos trasladándose por el espacio en una formación conocida como Roseta de Klemperer. En el mundo principal, los exploradores contemplan o hacen uso de otros avances tecnológicos extraordinarios, como teleportación mediante discos colocados en el suelo en lugar de aparatosas cabinas, proyectores holográficos o campos refractores de la luz. Los edificios de las ciudades tienen varios kilómetros de altura, dimensiones necesarias para albergar un trillón de individuos, más de cincuenta veces la población de la Tierra. Tras ser informados de su destino y misión, toman el control de la que será su nave y a la que bautizan “Embustero”. Construida con los exigentes estándares y avanzado equipo de los titerotes, cuenta con un campo de estasis automático que protege todo lo contenido dentro del casco en caso de emergencia.

 

Y por fin, llegan a su destino: un misterioso círculo de material desconocido pero superresistente (capaz de detener el 40% de los neutrinos, la partícula más escurridiza del Universo) que rodea una estrella, gira a una velocidad que genera gravedad similar a la terrestre y está delimitado por muros de miles de kilómetros de altura que confinan una atmósfera respirable para los humanos. La superficie total equivale a la de tres millones de Tierras y en ella se replican todo tipo de ecosistemas complejos, con sus propios sistemas montañosos, océanos, fenómenos meteorológicos, flora y fauna. La alternancia de día y noche se consigue artificialmente gracias a un anillo de inmensas placas unidas por una especie de cableado ultrafuerte que se interponen entre el anillo habitable y la estrella, pero cuyo periodo orbital es distinto al de aquél. Cuando los Titerotes descubrieron este lugar, nadie sabía quién lo había creado, cuándo ni con qué propósito, pero sin duda fue una civilización con un grado inimaginable de desarrollo tecnológico, muy superior a la de los propios Titerotes.

 

Durante los nueve primeros capítulos, el lector recibe un auténtico alud de tecnología avanzada. En la última parte del libro, se mencionarán algunas maravillas más, como los señuelos para atraer vástagos de estrellas o el cziltan brone (un generador de osmosis con el que atravesar los muros exteriores de Mundo Anillo), pero en su mayor parte el sentido de lo maravilloso relacionado con la tecnología se concentra en el primer tercio del libro. Lo que sigue es fuente de asombro de otro tipo, un libro de viajes por un lugar como ningún otro.

 

Los protagonistas se acercan en su nave al Anillo y examinan las características básicas de su estructura sin recibir señales que indiquen la presencia de vida inteligente. Y entonces, de repente, caen en estasis. La nave ha activado el campo ante un ataque grave. Cuando éste finaliza, se encuentran con que se han estrellado en la superficie, probablemente derribados por algún tipo de sistema de defensa automático contra meteoritos. Todo el equipo que iba colocado en el exterior del casco, sobre las alas, está destruido. El hiperreactor ha sobrevivido, pero como no tienen forma de despegar y salir al espacio, es de poca utilidad. Están atrapados en un mundo extraño cuyos misterios deben averiguar si quieren tener alguna oportunidad de volver a casa.

 

Deciden encaminarse hacia lo que parecen ser muelles espaciales situados en lo alto de los muros que delimitan Mundo Anillo, pero las enormes distancias que allí imperan suponen un problema aun cuando disponen de una especie de motos voladoras muy veloces. Encuentran nativos humanoides, descendientes embrutecidos de una civilización antaño muy avanzada y que, por tanto, no son de ayuda en su misión. En el curso de su viaje, encontrarán una maravilla tras otra, un peligro que sucede al siguiente: castillos flotantes, un enorme ojo suspendido en el cielo, inmensos campos de girasoles que atacan cualquier cosa que les sobrevuele, una montaña tan inmensa que traspasa la atmósfera superior del anillo…  

 

Y también averiguarán cosas sorprendentes y no siempre agradables sobre sí mismos y los demás; discutirán por el liderazgo (el cobarde pero inteligente titerote dispone de un tasp implantado dentro de su cuerpo, un dispositivo que estimula los centros de placer de quien pretende atacarle, dejándolo indefenso y potencialmente adicto); y serán hechos prisioneros por un peculiar superviviente de los Ingenieros originales… 

 

(Finaliza en la siguiente entrada)

 


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