domingo, 9 de diciembre de 2018

2008- MONSTRUOSO – Matt Reeves


La idea de una criatura de enormes dimensiones –ya sea de origen alienígena o mutada por la radioactividad- que reduce a escombros una gran ciudad ha sido un subgénero trillado de la CF desde hace casi setenta años –cien si contamos a “King Kong” (1933). Pero en 2008, aparece una película que actualiza el tema abordándolo de una forma algo distinta a la entonces tradicional: en lugar de ver a la criatura desde una perspectiva cenital causando la devastación a su paso, la cámara desciende a nivel del suelo adoptando el punto de vista de los humanos víctimas del caos; y en vez de una cámara omnipresente, la filmación la realiza uno de los personajes implicados en la acción con una cámara doméstica.



“Monstruoso” es una creación del productor, guionista y director J.J.Abrams, una figura de culto en el Hollywood contemporáneo que comenzó su carrera profesional cuando con tan sólo 25 años vendió su primer guión: “A Propósito de Henry” (1991). Luego vendrían otros guiones como “Eternamente Joven” (1992), “Armaggedon” (1998) o “Nunca Juegues con Extraños” (2001) antes de ascender un peldaño como creador de la serie de televisión “Felicity” (1998-2002). Su estatus de productor de culto aumentó con la creación de “Alias” (2001-6), una serie televisiva protagonizada por una atractiva espía. Luego siguió el arrollador éxito de “Lost” (2004-40), lo que le catapultó a la silla de director de “Misión Imposible III” (2006), en la que manejó el mayor presupuesto jamás otorgado a un director novel.

Su siguiente proyecto como productor –de entre los muchos que siempre maneja Abrams- fue “Monstruoso”, película claramente derivada de los films japoneses de Godzilla. El director, Matt Reeves, era un amigo de la infancia de Abrams, con quien solía rodar películas en Super 8. Reeves y el guionista, Drew Goddard, son colaboradores frecuentes en las series de televisión supervisadas por Abrams.

El departamento de marketing de “Monstruoso” desarrolló una estrategia de promoción bastante original: decidieron no desvelar al público prácticamente nada de la película y confiaron exclusivamente en la intriga y la expectación que fueron generando el boca-oído. Es una estrategia que ya había funcionado
para “El Proyecto de la Bruja de Blair” (1999), cinta de terror con la que “Monstruoso” guarda varias similitudes. Todo lo que pudo verse previo al estreno fue un tráiler, presentado junto a “Transformers” (2008), mostrando escenas cámara en mano de la explosión en el puerto y la cabeza de la Estatua de la Libertad estrellándose en plena avenida neoyorquina. El tráiler levantó bastante expectación no revelando el título de la película y limitándose a anunciar que el productor era Abrams. Se mantuvieron en secreto absoluto incluso los más vagos detalles de la trama y sólo muy poco antes del estreno se supo que se trataba de una película de monstruos; se distribuyó un poster sólo con el título y una imagen de la Estatua de la Libertad decapitada (supuestamente inspirada por el cartel de “1997: Rescate en Nueva York” (1981)); y se crearon varios sitios web promocionales, como uno para el refresco Slusho que aparece en el film y otros de diversos grupos de protesta en los que se vierte información complementaria acerca de un misterioso acontecimiento.

El problema que tienen estas películas alrededor de las cuales se genera tanta expectación es que ésta puede acabar en decepción tanto como en éxito. Es lo que sucedió, por ejemplo, con “Serpientes en el Avión” (2006), otra película con una intensa campaña en internet que a la postre no satisfizo a casi nadie; o los films de “Grindhouse”, “Death Proof” (2007) y “Planet Terror”, la última de las cuales funcionó tan mal en la taquilla estadounidense que ni siquiera se distribuyó conjuntamente con la anterior fuera de Estados Unidos.

Un grupo de amigos se reúnen en un apartamento de Manhattan para celebrar una fiesta
sorpresa dedicada a Rob Hawkins (Michael Stahl-David), que se marcha a Japón para asumir el cargo de vicepresidente de una compañía. Uno de sus amigos, Hud (T.J.Miller) recibe el encargo de grabar con una cámara todo lo que pasa en la fiesta…incluido un chismorreo sobre la relación secreta entre Rob y Beth (Odette Yustman). Hasta aquí lo trivial, lo cotidiano, lo intrascendente, que sirve para presentar a los personajes principales y como prefacio y contraste al gran y extraordinario cataclismo que va a tener lugar.

Cuando la tensión se apodera de algunos asistentes a la fiesta y ésta amenaza con estropearse
debido al citado chismorreo, se oye una enorme explosión. Las noticias dicen que un petrolero ha naufragado en el puerto de la ciudad. Cuando todos se precipitan a la azotea para ver lo que ocurre, se produce otra explosión y la cabeza de la Estatua de Libertad cae en mitad de la calle. A continuación, ven un gigantesco monstruo de cien metros de altura que está destruyendo la ciudad y derribando los rascacielos como si fueran de cartón. Rob y algunos de sus amigos tratan de sobrevivir en mitad de una devastación horrible mientras los militares acordonan la zona, evacuan a la población y tratan de matar a la criatura con armamento pesado. Cuando Rob recibe una llamada de auxilio de Beth, él y sus compañeros inician un recorrido de pesadilla atravesando la ciudad para rescatarla.

Aunque en el momento de su estreno no se supiera de qué iba la película, para quien se sentó
frente a la pantalla entonces pronto quedaba claro que se trataba de una historia de monstruos rodada en lo que pronto se iba a bautizar como Found Footage, esto es, imitando un trabajo de aficionado con una cámara en mano. Aunque esta propuesta puede remontarse hasta “Holocausto Caníbal” (1980), la influencia más directa y evidente de “Monstruoso” es “El Proyecto de la Bruja de Blair” –hay incluso una escena idéntica en la que el protagonista se filma a sí mismo antes de morir despidiéndose de quien encuentre la filmación-. Hay que puntualizar, no obstante, que ni la famosa película de terror ni la de Abrams fue particularmente rompedora en este deseo de conformar un estilo aparentando la ausencia del mismo, ya que los pioneros de la proliferación de este formato habían sido los cineastas adscritos al movimiento Dogma 95, un intento de renovación del cine liderado por Lars Von Trier y Thomas Vinterberg y entre cuyos “Votos de Castidad” se contaba la utilización de la cámara en mano (aunque también renegaban del cine de género). Así, por ejemplo, “Rompiendo las Olas” (1996), de Von Trier, ya había sido rodada en 70 mm con esa técnica y una fotografía muy tosca.

El experimento tuvo buen acomodo en el cine de género, especialmente en el de terror, puesto que esa ilusión de falso testimonio documental y el punto de vista subjetivo aumentaba la sensación de miedo, angustia e indefensión. Así, más o menos por la misma época en la que apareció “Monstruoso”, George Romero hizo “El Diario de los Muertos” (2007) con un estilo documental; también de zombis y siguiendo la misma técnica se estrenó la española “(REC)” en 2007. Todos estos títulos, no obstante, precedieron a la auténtica explosión del Found Footage tras el éxito de “Paranormal Activity”, que aunque rodada en 2007 no se distribuyó hasta dos años después. Lo que empezó siendo una aproximación vanguardista
por parte de cineastas intelectuales acabó convertido en recurso fácil y sobreexplotado de directores indies y noveles.

El concepto base de “Monstruoso”, crear la ilusión documental de algo imposible, es mucho más complicado de lo que pueda parecer a priori. Si en 2008 querías hacer una película sobre un monstruo destrozando Manhattan, lo normal (por económicamente sensato) era utilizar CGI. Sin embargo, si también quieres que sea un film “cámara en mano”, la cosa toma otro cariz. De tratarse de una producción indie, el formato es ideal: ponle al actor de turno una cámara digital barata en las manos, déjalo más o menos a su aire y seguro que te llueven las críticas entusiastas y los premios. Todos los planos desenfocados y temblorosos, los movimientos mareantes y la indefinición general de la imagen pueden justificarse argumentando que “crean atmósfera”.

Pero en el caso de “Monstruoso”, esa cámara temblona está captando cómo explota un
rascacielos, la cabeza de la Estatua de la Libertad cayendo del cielo a diez metros de ti o una extremidad de una criatura tan alta como un edificio de veinte plantas parte en dos un puente. Pues bien, todo esto no existe fuera de un entorno digital, así que la película, bajo esa apariencia de trabajo espontáneo de aficionado, esconde en muchas escenas una compleja planificación que escapa al público generalista, tan acostumbrado a los espectáculos digitales que ya no se sorprende de nada. No es nada sencillo integrar los efectos en una película cámara en mano –portada por los propios actores, por cierto- de tal forma que lo irreal parezca tan real que la única forma de distinguirlo es sabiendo que lo que se ve es imposible. En este sentido, “Monstruoso”, gracias a su espejismo de falso testimonio, de realismo inverosímil –valga la contradicción-, transmite ese sentido de lo maravilloso tan inherente a la Ciencia Ficción.

El director Matt Reeves consigue algunas secuencias bastante sofisticadas ya desde el comienzo, con el arranque de la película en la fiesta, donde consigue transmitir toda la información relevante sobre los diversos personajes, como la relación secreta entre Rob y Beth o el deseo de
Hud por Marlena. Y luego llega el monstruo. Reeves utiliza todos los trucos del manual para hacer de la criatura algo verdaderamente aterrador. En 1975, un tiburón robot que nunca funcionaba bien, forzó a Steven Spielberg a darse cuenta de que si la criatura se mantenía fuera de plano, daba mucho más miedo; y aunque el formato Found Footage hace imposible adoptar la visión subjetiva del monstruo mientras suena una partitura de John Williams, sí permite mostrar con mayor detalle las consecuencias del paso de la criatura que a ésta misma. Reeves recupera también los siempre efectivos temblores que tan buen resultado le dieron a Spielberg en “Parque Jurásico” (1993) y otro montón de trucos utilizados tanto para aumentar el suspense como para ahorrar dinero. Otro ejemplo es la escena en la que la criatura pasa junto a la tienda donde se han refugiado los protagonistas: antes de que llegue, el aire exterior está tan saturado de polvo y ceniza de un cercano edificio derrumbado que al monstruo propiamente dicho sólo se le siente y oye pasar pero no se le ve.

Una de las principales ventajas del formato Found Footage es también su debilidad: disponer de un solo punto de vista. En “Monstruoso” se intenta atenuar el problema haciendo que la cámara se apague de vez en cuando por alguna razón, reanudando la grabación más tarde e insertando en ese tramo intermedio breves trozos de filmación supuestamente preexistentes y que nos dan un destello de los días anteriores a la tragedia (si bien este recurso, aceptable en la época del VHS, es poco convincente en la digital). Otro de los inconvenientes de este formato es la dificultad a la hora de transmitir escala o información más allá del entorno del cámara. De nuevo, el director trata de ofrecer una solución parcial en
momentos como cuando Rob, desesperado por que su móvil vuelva a funcionar, entra a buscar baterías en una tienda que está siendo saqueada. Hud y su cámara le siguen, captando una pantalla de televisión en la que están transmitiendo un informativo que permite conocer algo de lo que está ocurriendo ahí fuera.

Hay otros momentos bien resueltos, como cuando la cola del monstruo derriba el puente de Brooklyn; las luces parpadeantes de los vehículos de emergencia creando un efecto de pesadilla; o la secuencia del metro, en la que Hud primero emplea el foco de la cámara y luego la visión nocturna para revelar cómo las criaturas alienígenas están acechándoles. Para
aumentar el sentido de realidad, la película carece de banda sonora y sólo contiene la música ambiental que también oyen los personajes en el contexto de determinadas escenas.

En cuanto a la criatura –diseñada por los Estudios Tippett-, aparece poco en pantalla y cuando se ve es sólo parcialmente: una pata, un brazo… incluso cuando los personajes suben a un helicóptero y la ven desde el aire o en las imágenes que transmiten los noticiarios, el monstruo se ve en penumbra u oculto entre edificios y nubes de humo… a excepción de los últimos minutos de la película, en los que el director ofrece un plano ininterrumpido y glorioso de este ser enorme, monstruoso en tamaño y facciones, una auténtica pesadilla hecha carne. En general se puede decir que los 25 millones de
dólares de presupuesto de “Monstruoso”, la mayor parte de los cuales, habida cuenta del bajo perfil del reparto, fueron a los efectos especiales, están bien utilizados y, de hecho, diez años después, la película aguanta bien en lo que se refiere al aspecto visual.

La inteligencia con la que están rodados muchos de los momentos de la película es indiscutible (aunque hay otros que me parecen demasiado mareantes), pero aún así “Monstruoso” no termina de funcionar bien. Una vez diluido el efecto del secretismo de la campaña publicitaria previa al estreno, el concepto de una película de monstruos gigantes presentada como si fuera una grabación doméstica o un reality show es algo que mantiene el interés durante cierto tiempo…hasta que uno se da cuenta de que la historia no esconde ningún otro truco ni sorpresa más allá de la pericia técnica. Cierto, aunque ni el Found Footage ni las películas de monstruos eran nuevos, sí lo era la combinación de ambas. El problema es que no hay en “Monstruoso” mucho más que eso.

No hay explicación alguna a la naturaleza del monstruo ni de las criaturas arácnidas más pequeñas que se desprenden de él. Tras haber sido mordida, en un momento determinado Marlena empieza a mutar (si la breve escena silueteada da alguna pista es de que su cuerpo revienta a causa de alguna criatura huésped, como en “Alien”) pero lo que ocurre nunca se explica verdaderamente y no resulta fácil adivinarlo. Si quitamos los momentos de acción y suspense, lo único que queda es una película de monstruos bastante del montón que no se molesta en exponer ni desarrollar nada concerniente a la amenaza que sirve de motor de la trama. Al margen del tono realista que da la cámara en mano, todo lo que hace “Monstruoso” es ir encadenando clichés del subgénero: destrucción masiva, evacuaciones de la población civil, soluciones militares drásticas, los protagonistas enfrentados a una cuenta atrás, criaturas que les persiguen en corredores oscuros, infección y mutación… Ni siquiera la localización elegida es original. Los monstruos gigantes han estado destruyendo la isla de Manhattan desde que aparecieron en el cine en los años cincuenta. Como Londres, Nueva York es una de esas ciudades cuya mentalidad de “ombligo del Universo” atrae a las grandes criaturas de ficción. Así que en este sentido, “Monstruoso” no es sino parte de una larga y bien establecida tradición en el subgénero de monstruos gigantes.

Puede resultar interesante comparar “Monstruoso” con el remake americano de “Godzilla” realizado diez años antes. La destrucción de Nueva York que se ofrecía en esta última estaba planteada como una mera recreación visual que no se paraba a considerar el coste emocional para los habitantes de la urbe. Para cuando se estrenó “Monstruoso”, Nueva York había experimentado ya la tragedia de los atentados del 11-S en 2001 y la destrucción de las ciudades ya no se volvería a ver en el cine con ese enfoque lúdico que algunos han apodado “pornodestrucción”. Mientras que “Godzilla” se concentraba en el espectáculo y los esfuerzos heroicos de los militares y científicos por derrotar a la criatura, “Monstruoso” no le da tanta importancia a enseñar el monstruo como a transmitir la confusión, el afán desesperado de supervivencia y el derrumbe emocional de los supervivientes ante el caos en el que se hallan inmersos. De hecho, juega en la pantalla con la misma imaginería y atmósfera que se vivió el 11-S en Nueva York. Cuando comienza el ataque y todo el mundo ve las explosiones, una de las voces en la fiesta pregunta “¿Es otro atentado?” Las imágenes de la policía evacuando a la gente, las nubes de humo, la confusión absoluta, los gritos… remiten directa e inconfundiblemente a aquel día.

Otras películas de la época con las mismas obsesiones y traumas derivados de los mencionados atentados, con abundante destrucción y muerte, fueron, por ejemplo, “La Guerra de los Mundos” (2005) y “Soy Leyenda” (2007). En la primera, Spielberg se centraba en los esfuerzos de un hombre por cuidar de sus hijos y reunir a la familia; la segunda planteaba la idea de que el sacrificio de la vida de un hombre podría –vía su sangre- salvar al mundo (un discurso reminiscente de la fe católica). “Monstruoso” incorpora el mismo tema que “La Guerra de los Mundos”, a saber, un joven que supera su terror y trata de reunirse con su amada para reconciliarse con ella, pero a diferencia de aquélla el final es extraordinariamente amargo. (ATENCIÓN: SPOILER) Ante una destrucción y caos tan brutales, nos dice la película cuando la cámara se apaga definitivamente, la esperanza es fútil. Es un final nihilista muy en la línea de la contemporánea –y cualitativamente mejor- “La Niebla” (2007) y en el que, en lugar de ofrecer una tópica conclusión reconfortante en la que los amigos reunidos escapan en un
helicóptero del ejército, los dos únicos que sobreviven no pueden sino esconderse y morir ante la cámara, siendo ésta el único testimonio de quienes fueron, lo que trataban de hacer y cómo acabaron sus días. No sirve de nada tratar de encontrar a tu familia, ni sacrificarse por tus amigos o en aras de salvar al mundo… Los personajes pasan de tenerlo todo (el comienzo nos muestra su desahogada posición económica y social) a perderlo todo como metáfora de la propia civilización occidental consumista, despreocupada, segura de sí misma y arrogante en la que viven y que es derribada de un plumazo por una criatura que bien puede interpretarse como una metáfora del terrorismo (FIN SPOILER).

“Monstruoso” es, en mi opinión, una película entretenida cuya principal novedad (la integración de CGI y cámara en mano dentro del género de monstruos) hace mucho que dejó de serlo. Técnicamente tiene buena factura pero falla en su trama –lineal y predecible- y en los personajes, con los que es difícil sentir ninguna conexión emocional, no tanto por culpa de los actores como por las limitaciones del formato y el ritmo frenético y en crescendo que tiene la película. No obstante, su razonable metraje de 84 minutos la hace una opción recomendable para todos aquellos amantes de las películas que fusionan terror y CF y, particularmente, los apasionados de los monstruos gigantes.

3 comentarios:

  1. Excelente crítica de la película... a mi me gustó mucho, lastimosamente la vi en TV, creo que es una excelente película para verla en el cine.

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  2. Te ha faltado decir que tanto por fecha como por el planteamiento del efecto del ataque del monstruo en los civiles, la peli está inspirada en la koreana The Host.
    Corrígeme si me equivoco, pero me d la impresión de que solo muestras scify caucásica.
    Los progres se quejan del racismo de los aficionados a la scify en escoger autores, y en eso voy a darles la razón.
    Hay mucho que descubrir: El problema de los 3 cuerpos de Liu Cixin, los imaginativos relatos de Chiang Feng-nan, mangas, por ejemplo el sublime La leyenda de los héroes galácticos, del que acaba de empezar un remake, o autores de ascendencia negra como Octavia Butler o Samuel Delany.

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  3. Hola. De hecho, The Host la comenté en una entrada de marzo de 2006. Es cierto que en general se tiende a prestar más atención al material occidental, pero eso no tiene nada de raro: es más accesible en todos los sentidos: las ediciones, el lenguaje y la propia sensibilidad cultural. Esto no tiene nada que ver con el racismo, que es la creencia de que una raza es superior a las demás. Conozco a Liu Cixin, a Octavia Butler y a Samuel Delany, por supuesto, y si no se han pasado -todavía- por este blog es, primero porque sobre todo en literatura me decanto más por la CF antigua. De las 645 obras que he reseñado hasta la fecha, 293 son anteriores a 1960. Voy avanzando cronológicamente en mis artículos y prácticamente todas las obras de relevancia anteriores a 1948 las tienes comentadas aquí. Poco a poco, según avance en los años, irán apareciendo autores de raza negra americanos, claro (ya se han pasado por aquí ingleses, franceses, checos, japoneses, rusos, belgas, españoles o alemanes). En cuanto al cine coreano, tengo que decir que no me acaba de convencer en general (sí tengo películas concretas que me gustan), al menos a lo que he tenido acceso. De nuevo, no es una cuestión de racismo sino que no acabo de conectar del todo con su forma de enfocar la narración y/o la interpretación. Algo parecido me pasa con los mangas (de nuevo, con excepciones): aunque hay muchas ideas interesantísimas, su forma de tratar el tempo narrativo sobre todo, es algo que no casa conmigo (básicamente, me aburre la forma de alargar sus historias, producto sobre todo del formato de publicación). Y, después de todo y aunque me gustaría que hubiera sido de otra manera, la CF ha sido un género históricamente muy tratado por americanos e ingleses, al menos en mucha mayor medida que en otras culturas. Como he ido analizando en diferentes entradas, esto tiene su explicación histórica y cultural (a diferencia de, por ejemplo, la fantasía, género que de un modo u otro ha estado presente en todas las tradiciones culturales, ya fuere como elfos, djins, dragones o meigas). En fin, espero no haberte aburrido con mis disquisiciones. Un saludo y gracias por el comentario.

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