(Viene de la entrada anterior)
Pero es que más allá de la dilución de los Borg como adversarios, la quinta temporada de “Voyager” recurrió más de lo aconsejable a lo que ya habían sido tropos narrativos recurrentes de años anteriores. Las primeras temporadas de la serie ya habían incluido varios capítulos de viajes en el tiempo, pero a menudo en el contexto de episodios importantes desarrollados en dos partes. Pasando por alto la torpeza de “Otra Vez al Pasado”, el viaje en el tiempo había sido el motor narrativo de “El Fin del Futuro Parte I y II” o “El Año Infernal Parte I y II”. Y aunque técnicamente no había viajes en el tiempo, también podrían asimilarse al mismo “Juego Asesino Parte I y II”.
La quinta
temporada aborda con mucha menos solemnidad el viaje temporal. Ésta es, por
ejemplo, la premisa del episodio número cien, “Atemporal”, en la que unas
versiones futuras de Chakotay y Kim tratan de borrarse a sí mismas de la
existencia para evitar la destrucción del Voyager y la muerte de todos sus
compañeros. Ese mecanismo funciona bien en el contexto de esa historia, pero es
que vuelve a utilizarse más adelante en “La Relatividad”, un episodio que no se
puede decir que sea malo, pero sí convencional, genérico y soso. En resumen,
los responsables de la serie acabaron malgastando por sobreexposición lo que
una vez fue un tropo narrativo que generaba episodios de gran peso dramático.
Pero no es el
viaje en el tiempo el único mecanismo víctima del desgaste. En la quinta
temporada, el Voyager explota y Janeway muere no menos de tres veces:
“Atemporal”, “La Ruta al Olvido” y “La Relatividad”. Naturalmente, todos ellos
son versiones alternativas o duplicados, pero sin duda es poco satisfactoria la
forma repetitiva y trivial en que se utiliza ese recurso que, por otra parte,
no era nuevo. Braga ya lo había utilizado en “Dualidad Mortal” y “El Año
Infernal Parte I y II”.
Quizá esas
fantasías recurrentes de aniquilación reflejaran cierta ansiedad latente en el
equipo de producción de “Voyager”. Después de todo, “Espacio Profundo Nueve”
estaba llegando al final de su séptima y última temporada y a no mucho tardar
“Voyager” iba a ser el único representante en antena de la franquicia. Sin duda
ello añadió presión al equipo, consciente de que la serie no tenía la
suficiente entidad como para desempeñar ese papel de forma satisfactoria.
Además, las cifras de audiencia habían ido en declive desde el final de “La
Nueva Generación”. Aunque seguía siendo el programa más visto de la UPN, sus
cifras eran consideradas modestas dentro de la industria, situándose en el
puesto 122 de 150 programas en la temporada 1998-1999. Por primera vez desde hacía mucho tiempo, la
franquicia Star Trek” era vulnerable. ¿Fue eso quizá lo que reflejaba esta
temporada de “Voyager”?
Por otra parte,
en el curso de esta temporada, el triturador ritmo de trabajo de 80 horas
semanales empezó a afectar a la vida personal de Mulgrew que no solamente veía
que sus hijos crecían sin ella dedicarles el tiempo suficiente, sino que, como
admitió en una entrevista por entonces, se había enamorado por primera vez en
43 años, en concreto del político de Cleveland Tim Hagan, con quien se casaría
aquel mismo año, en abril de 1999. Por si fuera poco, en 1998 se puso en
contacto con ella la hija perdida a la que había dado a luz en 1977 y entregada
en adopción tres días después. Por todo esto, fueron necesarios ciertos cambios
en la organización que permitieran a la actriz tener más tiempo libre pero que,
podemos imaginar, supusieron un auténtico dolor de cabeza para los productores.
Volviendo a la
serie, incluso los elementos supuestamente originales de la temporada resultan
poco inspiradores. El año anterior se habían presentado los Hirogen como nuevos
antagonistas del Voyager. Aunque el concepto de una especie que basaba su forma
de vida y cultura en la caza de otros seres inteligentes no era ni mucho menos
nueva, los Hirogen sí contaron con una ejecución interesante. Se habían
presentado como un misterio peligroso en “Mensaje en una Botella” y “Cazadores”
y ofrecieron algunos de los mejores momentos de la temporada en “Presa” o “El
Juego Asesino”. Es más, sus intervenciones se produjeron en capítulos
consecutivos o casi, lo que sugería que el Voyager estaba atravesando su
territorio.
En contraste,
la quinta temporada introduce a los Malon, un concepto bien poco atractivo: basureros
ilegales de ideología capitalista. Son los antagonistas del Voyager en “Noche”
y “Riesgo Extremo” y un señuelo en “Los Analistas”. Se les da algo más de peso
y desarrollo hacia el final de la temporada, en el episodio “El Monstruo”, pero
no es suficiente y llega demasiado tarde. No son una adición memorable al canon
de la franquicia y ni siquiera parecen gozar del interés de los guionistas.
La aparición de
los Malon en los dos extremos de la temporada nos remite al improbablemente
extenso territorio Kazon de los dos primeros años. Descontando el salto de dos
mil y pico años luz de “Noche”, que debería haber acercado al Voyager a Malon
Prime, el planeta principal de esa civilización, los guionistas no parecen
acordarse en el resto de los episodios de que están extendiendo el espacio
Malon hasta unas dimensiones ridículas. El Voyager salta diez mil años luz en
“Atemporal” y veinte mil en “Lazos Familiares Parte II”. Esto significa que la
nave recorre más de treinta mil años luz entre “Riesgo Extremo” y “Juggernaut”,
la mitad de su viaje de regreso a casa… ¿y aún se encuentran basureros Malon?
Puede pensarse
que este tipo de análisis son triviales, irrelevantes incluso, pero en el fondo
reflejan las frustraciones que provoca esta quinta temporada. Repito: parece
que la serie está corriendo en el sitio, que la nave no se encuentra mas cerca
de la Tierra de lo que lo estaba en “El Guardián”, porque los guionistas se
limitan a ir encajando historias autoconclusivas que no transmiten sentido de
progreso, de evolución. Los Malon no aparecen en “El Monstruo” porque los
guionistas decidieran que su territorio se extendía a lo largo de treinta mil
años luz, sino porque querían convertirlos en los antagonistas recurrentes de
la temporada, tuviera ello o no coherencia con el resto de capítulos.
Dicho lo cual,
es cierto que esta temporada incluye varios episodios de calidad. Disfrutados
de forma autónoma y no como parte de un conjunto, son historias sólidas e
inteligentes. Un puñado de ellas, incluso brillantes. Entre los mejores
capítulos podemos citar “Contrapunto”, “Imagen Latente”, “La Novia de Caótica”,
“Gravedad”, “La Ruta al Olvido” o “Una Pareja para Siete de Nueve”. Incluso “El
Detonador” está varios grados por encima de su equivalente de la cuarta
temporada, “Demonio”.
La quinta
temporada demostró que había guionistas de talento trabajando para “Voyager”
aun cuando Rick Berman les impusiera limitaciones que coartaban el desarrollo
de todo su potencial. Nick Sagan (hijo del famoso astrónomo y divulgador) fue
una prometedora adición al equipo, como demostró con sus guiones para “Lobo en
Piel de Oveja”, “Gravedad” o “La Ruta al Olvido”. Bryan Fuller era un
profesional con una imaginación esperando a ser liberada y coescribió “La Novia
de Caótica”, “Gravedad” y “La Ruta al Olvido”. Como he dicho, los borradores
iniciales que presentó Michael Taylor para “Había Una Vez” y “La Lucha” eran
brillantes.
Hay momentos en
los que la temporada claramente aspira a metas más altas… sin conseguirlo. “Una
Pareja para Siete de Nueve” sugiere un tono más ligero y centrado en la
caracterización que recuerda a lo que se estaba haciendo en “Espacio Profundo
Nueve”. Su drama interpersonal no necesita de tecnocháchara ni pseudociencia
para funcionar perfectamente. “La Puerta del Milenio” es una historia torpe y
desgarbada, pero al menos trata de desviarse de la norma. Por desgracia, estos
episodios son la excepción que confirma la regla. La mayoría de los que
conforman esta temporada caen en lo convencional y lo seguro. Mientras Brannon
Braga luchaba por dar forma a sus ideas sobre lo que debería ser “Voyager”, sus
intereses y fijaciones recurrentes se filtran por toda la temporada, como el
solapamiento de memoria e identidad. Ahí están las crisis de identidad que sufren
Siete de Nueve en “Regresiones Infinitas” o la bomba inteligente en “El
Detonador”, la manipulación de los recuerdos del doctor en “Imagen Latente” o
el descubrimiento del secreto familiar de Janeway en “La Puerta del
Milenio”.
Otro de los
temas preferidos de Braga es la difuminación de la línea que separa la realidad
de la fantasía. “Lobo en Piel de Oveja” nos presenta una réplica perfecta del
Comando de la Flota fabricado por unos alienígenas en el Cuadrante Delta; en
“Contrapunto” hay planes y traiciones ocultos unos dentro de otros; unos
alienígenas creen que sólo lo que ocurre en la holocubierta es lo real en “La
Novia de Caótica”; otro alien somete telepáticamente a la tripulación
haciéndoles creer que sus sueños se están cumpliendo en “Felicidad”; en “Lazos
Familiares I y II” la reina Borg sugiere que Siete de Nueve siempre fue una
quintacolumnista infiltrada en el Voyager; y en “La Lucha”, unos
extraterrestres se comunican a través de recuerdos y alucinaciones.
Los conceptos e
ideas presentados en los capítulos indicados no añaden nada particularmente
profundo a la serie ni desembocan en un mejor perfilamiento de los personajes
que les permita evolucionar. De hecho, ya habían sido utilizados antes en la
serie de una manera u otra, pero sí es cierto que siendo los preferidos de
Braga en su calidad de guionista y productor, tienen mayor presencia en esta
temporada.
También es
ahora cuando ese toque “blockbuster” introducido por Braga pierde cierto
impulso... pero sólo en apariencia. Habían sido él y Joe Menosky quienes habían
utilizado ese enfoque en una serie de episodios dobles de la tercera y cuarta
temporadas, conformando lo que en la práctica eran películas en formato
televisivo. Uno de los aspectos más interesantes de la etapa de Braga como
productor en la quinta y sexta temporadas es que ambas tienen menos capítulos
dobles que la cuarta y la séptima. Para ser justos, al menos parte de ello se
debió a la decisión de no conectar la cuarta y la quinta mediante un
cliffhanger. Así que esta última sólo incluye dos episodios dobles y un
cliffhanger como puente hacia la sexta temporada. Pero en cualquier caso da la
sensación de que Braga estaba intentando alejarse de las épicas historias en
dos partes que él mismo había introducido durante la etapa de su predecesora
Jeri Taylor.
Sin embargo, ya
lo apuntaba, ese cambio es solo aparente. Aunque la quinta temporada sólo
incluye un episodio doble a mitad de recorrido, “Lazos Familiares”, sí tiene
más episodios con sabor a blockbuster, como “Atemporal”, “Treinta Días”, “Los
Analistas” o “Juggernaut”, todos ellos con un énfasis en la acción y la escala
de la aventura que hubiera sido imposible plantear tan solo unos años antes.
Braga parece querer convencer a sus superiores de que los episodios “sencillos”
de “Voyager” eran perfectamente capaces de encapsular el espíritu de gran
espectáculo con elevadas dosis de dramatismo y mucho en juego.
En resumen, la
quinta temporada, que supuso el traspaso de “poderes” de Jeri Taylor a Brannon
Braga, no vino marcada por grandes cambios sino por un sutil ajuste en el foco.
“Voyager” seguía siendo “Voyager” con tan solo un ligero golpe de timón. El
curso de su navegación era el mismo, para satisfacción de sus defensores y decepción
de quienes esperaban más de este rincón de la franquicia que iba a convertirse
en su único representante en emisión.
(Continúa en la siguiente entrada)
excelente análisis a la serie y franquicia de Star Trek
ResponderEliminarsaludos