“La Chica que Saltaba a Través del Tiempo” es un anime basado en una conocida novela juvenil escrita por Yasutaka Tsutsui y que se publicó originalmente en 1965. La historia se había adaptado ya a la pantalla varias veces, incluyendo dos teleseries en 1972 y 1994 y dos películas de acción real en 1983 y 1997 así como una secuela del libro, también de acción real, en 2010. La película que nos ocupa viene dirigida por Mamoru Hosoda, que solo contaba entonces con un par de producciones de animación en su haber pero que con este título y el siguiente (la también excelente “Summer Wars”, 2009) se convertiría en uno de los nombres de referencia del anime actual.
Makoto Konno es una
estudiante de Tokio de lo más normal. Una tarde, mientras monta en bicicleta de
vuelta a su casa, le fallan los frenos y acaba irrumpiendo en un paso a nivel
justo cuando llega el tren. Su muerte parece inevitable pero, en cambio, abre
los ojos y se encuentra transportada a un tramo anterior de la calle unos
instantes antes del accidente. Su tía, que trabaja como restauradora de arte en
un museo local, le sugiere que quizá haya obtenido el poder de saltar en el
tiempo. Y así, Makoto va experimentando con esta nueva habilidad y, tras
algunas dificultades, la perfecciona y disfruta de todas las divertidas
posibilidades que le ofrece. Pero su tía le advierte de que esa actitud
despreocupada podría afectar a otros.
Makoto tiene dos amigos
con los que se encuentra a menudo para jugar al baseball, Kosuke Tsudad y
Chiaki Mamiya. Otra chica, la tímida Kaho, se interesa sentimentalmente por
Kosuke y mientras Makoto habla del asunto con éste, ella se sorprende cuando él
sugiere salir juntos. Por muchas veces que Makoto viaja atrás en el tiempo y
trata de modificar ese momento para que él no le haga tal petición, no tiene
éxito. Al final, en uno de sus saltos, lo dispone todo perfectamente para que
Kosuke y Kaho puedan iniciar una relación y aliviar de ese modo la presión que
siente sobre sí misma. Pero ese “arreglo” tiene una consecuencia que no había
previsto: serán ellos los que cogerán la bicicleta sin frenos y morirán
atropellados por el tren. Cuando trata de salvarlos, descubre con mayúscula
sorpresa de dónde vienen sus poderes.
No sería
inadecuado interpretar a priori “La Chica Que Saltaba a Través del Tiempo” como
el típico anime shojo (esto es, dirigido a un público femenino joven) de
mediados de los 90. Su tono nos remite al espíritu de ese subgénero gracias el
enfoque femenino y al frecuente recurso a la comedia física. Es más, el foco de
los viajes en el tiempo que acomete la protagonista no tiene nada que ver con
elevados ideales o trascendentales misiones sino con formar parejas, evitar
situaciones incómodas, cantar karaoke hasta caer rendida exprimiendo en bucle
los cinco minutos disponibles para ello o regresar una y otra vez al día de la
semana en el que se cocina su plato favorito en casa.
La película presenta una premisa interesante y
con potencial y unos personajes bien construidos, especialmente Makoto, una
enérgica chica que no ha pensado demasiado en su futuro y a la que lo que más
le importa en el mundo es la amistad con sus dos amigos, Chiaki y Kosuke. Ver a
Makoto jugar con sus recién adquiridos poderes tal y como haría una auténtica
adolescente introduce un surrealismo ligero y entretenido. La película emplea
buena parte de su metraje desarrollando la personalidad de la protagonista y
tomando impulso para el giro del último acto. Aunque, como digo, es divertido,
da la impresión de que hay más relleno del que debería y que ni Makoto ni la
película saben bien qué dirección tomar.
Ahora bien,
llega un punto en la película en el que uno se pregunta si todo lo que hay aquí
es comedia romántica juvenil y un enfoque ligero, intrascendente y luminoso del
viaje temporal. Si se compara “La Chica Que Saltaba a Través del Tiempo” con
otras películas de amor y viajes en el tiempo, como “Happy Accidents” (2000) o,
en menor medida, “Kate & Leopold” (2001), la cinta de Hosoda parece
centrarse exclusivamente en los intentos de la protagonista de evitar el
compromiso, mientras que las otras son historias más maduras sobre relaciones
entre adultos.
Más o menos
a mitad de película, empieza a resultar confuso ubicarse temporalmente tal es
la profusion de saltos y cambios en la línea temporal que ha ido efectuando la
protagonista. Pero entonces y de forma un tanto sorpresiva, ese melodrama
adolescente ligero empieza a revelar un lado oscuro relacionado con las
paradojas y problemas del viaje temporal. Chiaki le pide
salir a Makoto y ésta, temerosa de semejante compromiso y del daño que podría
hacer a la amistad que ahora une a los tres, empieza una frenética cadena de
“ajustes” que desembocará en una tragedia y el aprendizaje de una lección
moral.
(ATENCIÓN:
SPOILER) Hay una gran belleza en las escenas CGI en las que Makoto y Chiaki
caminan por una ciudad cuyos habitantes han quedado congelados en el tiempo y
una evocadora melancolía en cómo él revela a su amiga que proviene de un futuro
en el que la Tierra ha quedado devastada y que su único propósito al viajar a
nuestro presente era poder contemplar una pintura. La secuencia en la que ella
corre para poder despedirse de él justo antes de que regrese a su tiempo llevan
la película a un emotivo y coherente desenlace que la eleva por encima del
nivel del shojo convencional.
Eso sí, el giro que revela el auténtico origen
de Chiaki, aunque le brinda a la historia su auténtica sustancia, está quizá
algo fuera de lugar porque deja en el aire más preguntas de las que contesta y
rompe la mecánica de salto temporal que nos habían descrito: ¿Por qué Chiaki
puede detener el tiempo?,¿Por qué la pintura que busca es tan importante? ¿Y
por qué él desaparecería si la gente del pasado supiera de los viajes en el
tiempo?. No es que todo esto arruine la película, ni mucho menos, pero contestar
a esas cuestiones hubiera aportado algo más de peso al personaje y su
propósito, además de darle aún más emotividad a su marcha (FIN SPOILER).
Ha habído quien ha criticado en particular que
no se respete la irónica y trágica consecuencia última de los “arreglos”
temporales de Makoto: las muertes de Kousuke y Kaho. Aunque respeto el axioma
de que en cualquier narrativa la muerte de personajes importantes debe ser
permanente para tener peso emocional, esto no siempre es el caso. Porque en
ciertos casos, como el que nos ocupa, es igualmente importante mantener cierta
coherencia en el tono del film, incluso introduciendo una muerte que parece
contradecir aquél. Siendo como es esta película una fábula moral en el fondo
optimista y luminosa, romper esa línea habría –en mi opinión- arruinado la
película innecesariamente.
El tema principal de “La Chica que Saltaba a
Través del Tiempo” está directamente relacionado con su moraleja y se expresa
claramente en diversas ocasiones a lo largo del film: “El Tiempo no espera a
nadie”. Cerca del final, la tía de Makoto le dice: “El Tiempo es irreversible,
¿sabes? No puedes invertir el flujo del Tiempo. Lo que significa que eras tú la
que viajabas atrás en el Tiempo”. Es una frase interesante porque diferencia
explícitamente dos cosas aparentemente equivalentes. Aunque Makoto puede revivir
a voluntad los mismos momentos del pasado una y otra vez, el tiempo no espera:
sigue moviéndose y cambia. Cada salto en el tiempo desencadena un efecto
mariposa que introduce sutiles cambios en el presente y el futuro.
Vemos una pista de esto al principio, en la
escena del karaoke. Las primeras veces que ocurre, el trío de amigos pide una
combinación específica de bebidas que no cambia hasta el último salto de
Makoto. Y no es ni siquiera ella la que ordena un cambio en esas bebidas. Por
desgracia para ella, esos cambios van haciéndose cada vez más evidentes y sus
efectos se manifiestan de formas progresivamente más impredecibles no sólo para
ella sino para quienes la rodean. Al final, las consecuencias de sus
imprudencias son demasiadas y demasiado profundas como para entenderlas y
asumirlas todas y no tiene más remedio que, con su último salto, deshacer todos
los cambios efectuados. Es, por tanto, una variación más ligera del final de
una película mucho más adulta y oscura como es la norteamericana “El Efecto
Mariposa” (2004).
El Tiempo tiene en esta película una doble cualidad. Por una parte, es frágil en el sentido de impredecible, maleable y sensible a las más sutiles variaciones. Por otra parte, se mueve de forma constante e imparable en su progresión. Makoto puede saltar hacia atrás en el tiempo pero esa capacidad no le otorga el menor control sobre él. El tiempo sigue pasando para ella igualmente y las oportunidades que se le presentan en una línea temporal no necesariamente aparecen en otra. Es lo que ocurre, por ejemplo, en la relación entre Makoto y Chiaki. Ella rechaza tantas veces la posibilidad de que Chiaki exprese sus auténticos sentimientos –viajando atrás en el tiempo para forzar cambios que impidan ese embarazoso momento- que, cuando al final decide hacer borrón y cuenta nueva y anular todos los cambios, Chiaki ya no se declara. Aquella oportunidad pasó y Makoto la ha perdido para siempre.
Técnicamente, el dibujo tiene el mismo estilo limitado de figuras alargadas, relativamente escaso movimiento y CGI muy básico que evidencia un presupuesto ajustado. El diseño de personajes tiene poca chispa incluso para un anime que podríamos calificar de “realista”. La animacion carece de la fluidez de otras producciones y hay largos planos en los que los personajes parecen patatas con extremidades. Por contra, los fondos están muy cuidados y respiran vida y verosimilitud.
“La Chica que Saltaba a Través del Tiempo” es una historia sencilla pero emocionalmente más sofisticada de lo que pueda parecer sobre el proceso de maduración de una adolescente, con un envoltorio de viajes temporales. Es una película cálida, optimista, accesible, emotiva y con unos personajes con los que resulta fácil simpatizar. Sin ser una obra maestra, sí ofrece un enfoque diferente sobre los viajes en el tiempo y cuenta con todas las cualidades pertinentes para ganarse el corazón de muchos aficionados y que el tiempo la premie con la categoría de clásico del subgénero.
Me ha parecido una reseña muy interesante, pero no creo que vea esta película.
ResponderEliminarMe ha gustado la reseña, pero no creo que vea esa película. Muchas gracias por hacerla.
ResponderEliminarYo en cambio he visto la película con mi hija gracias a esta entrada en el blog, y nos ha gustado mucho. Gracias por la reseña.
ResponderEliminar