sábado, 26 de octubre de 2019

2018- UPGRADE – Leigh Whannell


Leigh Whannell apareció por primera vez en el radar de los aficionados al cine fantacientífico como coguionista y coprotagonista de “Saw” (2004). Junto a su buen amigo James Wan, firmó a continuación los libretos de “Silencio desde el Mal” (2007), y las dos primeras entregas de Insidious (2010 y 2013). También escribió “Dulces Criaturas” (2014) y “The Mule” (2014) para otros directores, además de aparecer como actor en diversos films. Su debut como realizador vino con la tercera película de Insidious (2015), siendo “Upgrade” su segunda cinta en la silla de director.



En un futuro cercano cada vez más dominado por la tecnología, Grey Trace (Logan Marshall-Green) se aferra a las viejas formas e insiste en hacer las cosas a mano. De hecho, trabaja restaurando viejos coches a gasolina y manuales. Un día, él y su esposa Asha (Melanie Vallejo) van a entregar uno de esos automóviles a la casa del multimillonario de la informática Eron Keen (Harrison Gilbertson), quien les muestra un revolucionario chip al que llama Stem. Cuando regresan a su hogar, el coche autodirigido en el que viajan se sale de la ruta prevista y se interna en el empobrecido suburbio de New Crown antes de estrellarse. A continuación son atacados y tiroteados por unos matones con el resultado de que Asha muere y Grey se queda paralizado de cuello para abajo.

Ante la perspectiva de pasar la vida como un tetrapléjico, atendido por robots y máquinas,
Grey trata de suicidarse, pero ni eso le resulta posible. Un día, aparece Eron en el hospital y le dice que puede devolverle la movilidad implantándole el Stem en su médula espinal a la altura de la nuca. Dado que es un procedimiento experimental que todavía no cuenta con los permisos legales, Grey ha de comprometerse a mantener el secreto antes de someterse a la operación. Inmediatamente, comprueba que, efectivamente, Stem puede activar de nuevo su cuerpo. Dada la naturaleza del acuerdo que ha firmado, Grey está obligado a fingir ante todo el mundo que aún está confinado a una silla de ruedas. Además, su sorpresa es mayúscula cuando Stem se revela como una inteligencia artificial que empieza a hablarle directamente a su mente.

Mientras tanto, la policía ha sido incapaz de hallar pista alguna que les conduzca hasta los agresores pero cuando Grey visualiza la película del ataque filmada por un dron policial, Stem
le señala detalles que le permiten identificar a los asesinos. Cuando regresa a New Crown para encontrarlos, descubre que Stem puede tomar el control absoluto de su cuerpo y convertirlo en una auténtica máquina de matar, capacidad que utiliza para ir eliminando a los sicarios, que resultan ser ciborgs con armas implantadas. Dado que su esposa trabaja para una empresa que fabricaba miembros prostéticos para soldados mutilados, Grey piensa que el objetivo del ataque fue ella. Pero su venganza personal llama la atención tanto de la inspectora responsable del caso (Betty Gabriel) como de Eron Keene, que monitoriza la localización del chip y se dispone a apagarlo remotamente.

Puede que sea sólo el signo de los tiempos, pero cuando las megafranquicias cinematográficas
(Marvel, DC, Star Wars, Aliens, Terminators, Fast and Furious, Transformers, etc) se hacen con la mayor parte del pastel, productos minoritarios de aspiraciones y presupuestos humildes pueden resultar refrescantes gracias a su libertad para crear a la sombra de los tópicos del género. Es el caso de “Upgrade”, que bebe de precedentes como “El Justiciero de la Ciudad” (1974), “El Hombre de los Seis Millones de Dólares” (1974), “Robocop” (1987) o “Terminator” (1984) para llevarse sus clichés al terreno de la ciencia ficción cercana y elaborar un thriller de acción muy entretenido, con un ajustado metraje de 100 minutos y una bienvenida serie de rostros nuevos.

El tema de la inteligencia artificial siempre ha sido uno de los más fascinantes de la ciencia ficción moderna, aunque en lo que se refiere al cine y desde el estreno de “Her” (2013), de Spike Jonze, se ha venido conformando como una especie de subgénero bastante transitado por
películas como “The Machine” (2013), “Automata” (2014), “Ex Machina” (2015) o la serie televisiva “Westworld” (2016- ). Otras películas sobre el mismo tema pero menos logradas en su aproximación fueron “Transcendence” (2014), “Chappie” (2015), “Morgan” (2016), “Tau” (2018) o “Zoe” (2018). En cuanto a “Upgrade”, se trata de una película de gama media con un presupuesto modesto –está producida por Blumhouse, sello responsable de obtener grandes éxitos con inversiones ajustadas, como las series de “Paranormal Activity”, “Insidious” o “La Purga”-, pero no carece de interés y, de hecho, es una película que ofrece algo más de lo que promete.

“Upgrade” no es particularmente emocionante en su arranque. La ambientación del futuro cercano a base de drones de seguridad, coches automáticos, dispositivos de vigilancia omnipresentes, casas domóticas dirigidas por inteligencias artificiales e implantes prostéticos, es similar a la de otras muchas películas y series que salieron por la misma época (desde “Looper” a “Almost Human”); una ambientación que empieza a caer en el estereotipo y que corre el riesgo de hacer envejecer rápidamente a las películas si al final el mundo no discurre por esa senda. Hay otros ingenios bastante imaginativos integrados en la trama, como los ciborgs y sus implantes o los nanobots asesinos que matan en segundos.

De todas formas y siendo justos, la película carece del presupuesto necesario para mostrar el
mundo más allá de los límites del encuadre de cámara, así que la responsable del diseño de producción, Felicity Abbott, opta por una aproximación minimalista que no se diferencia mucho del presente y que fue rodado en la ciudad natal de Whannell, Melbourne, Australia. El héroe es el clásico ludita orgulloso de su actitud anti-tecnológica en un mundo de alta tecnología y que se refugia en su taller para reparar a la antigua coches deportivos clásicos. Por cierto, que al principio lo vemos restaurando un viejo Pontiac Firebird. No es una elección gratuita porque “Firebird” es otro término para definir al Fénix, concepto que a su vez da pistas sobre lo que va a ocurrirle al personaje.

El director llega a su elemento cuando comienzan las escenas de peleas. La historia ofrece la
novedad de contar con un héroe de acción atado a una silla de ruedas y paralizado por debajo del cuello. Ver cómo Stem toma el control de su cuerpo y lo transforma en una imparable máquina asesina es algo que sin duda atrapa la atención del espectador gracias al sistema que idearon Whannell y su equipo: la cámara estaba sincronizada para seguir a un teléfono móvil escondido en el cuerpo del actor y así, el plano sale del eje de una forma deliberadamente artificial al acompañar sus movimientos como si fuera una marioneta robótica de cuyos hilos tira una presencia invisible que saca el máximo partido de los reflejos, flexibilidad, velocidad y fuerza del cuerpo de Grey.

Leigh Whannell también disfruta no sólo coreografiando las escenas de acción sino creando una serie de ingeniosos giros de guión que cada vez le complican más la vida a Grey: ocultar a todo
el mundo que ha recuperado la movilidad, evitar la constante vigilancia tanto de la policía como de Eron Keene, encontrar a tiempo un hacker que le modifique el chip e impida que su creador lo desconecte, descubrir las intenciones ocultas de Stem y la identidad del responsable del asesinato de su mujer… El desenlace es quizá implausible pero al menos tiene la valentía de apuntar a un final feliz (y tópico)…sólo para desmontarlo a continuación.

Otro de los aciertos de Whannell –aunque no sorprendente dada su trayectoria anterior en Blumhouse- es que no huye de la violencia explícita o incluso el gore. En este sentido, “Upgrade” no se distancia demasiado de los films de acción de la escuela de los ochenta. Hay que matizar esta observación añadiendo que aunque la cantidad de sangre mostrada en pantalla es generosa, tampoco es gratuita ni innecesaria en el marco de la historia.

El reparto está compuesto de actores poco conocidos que aportan un grado extra de verosimilitud y realismo a la historia. No hay grandes trabajos interpretativos pero tampoco nadie que desentone. A destacar Logan Marshall-Green (de quien se ha dicho que se parece
bastante a un Tom Hardy de segunda fila), que hace un notable trabajo físico transmitiendo muy bien, según el momento y la escena de que se trate, depresión, ansiedad, terror, desconcierto e incluso humor negro, como cuando cede el control de su cuerpo a Stem para que torture a uno de los asesinos mientras él aparta la cara con gesto de disgusto. Es más, el actor cambia su forma de moverse y caminar antes y después de la operación del implante Stem. Hubiera sido fácil elegir el camino sencillo: el chip obra la magia y Grey pasa a ser el de antes. Pero no es así: sus ademanes y movimientos son después más calculados, con un punto maquinal, lo que le da al personaje mucha más credibilidad.

Además, sobre él recae prácticamente toda la intensidad dramática de la cinta dado que buena parte de la misma consiste en conversaciones con la siempre serena voz que “oye” en su cabeza, algo que probablemente recordará a más de uno la relación que mantenían Michael Knight y KITT en “El Coche Fantástico” (1982). Actor y director conducen muy bien la transición de lo que inicialmente se asemeja a una grotesca buddy-movie a una terrorífica lucha por la autonomía corporal.

“Upgrade” es una reformulación y actualización en clave de ciencia ficción de las clásicas películas de venganza de los setenta y ochenta, y en esta liga podemos decir que sale muy airosa gracias a sus conseguidas escenas de acción y a la forma que tiene de engañar al espectador subvirtiendo algunas de sus expectativas respecto a los tópicos de este subgénero.


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