"Nadie espera un mega éxito, mucho menos dos", afirmó el director Steven Spielberg tras el estreno, en noviembre de 1977, de "Encuentros en la Tercera Fase". Y, sin embargo, tan sólo dos años después de que “Tiburón" rompiera récords de taquilla, "Encuentros en la Tercera Fase" recaudó 77 millones de dólares en la taquilla estadounidense, consolidando el prestigio de Spielberg como un realizador con una capacidad única para cautivar y entretener al público. Al año siguiente, la ceremonia de entrega de los Oscar subrayó aún más los méritos artísticos de la película, aunque los votantes optaran finalmente por convertir sólo dos de sus nueve nominaciones en auténticas estatuillas.
Como era de esperar, el éxito de "Encuentros en la
Tercera Fase" llevó a Columbia Pictures, que había financiado y distribuido
la película, a planificar una secuela. El estudio, además del guion de
Spielberg, había comprado los derechos y tenía la intención de explotarlos al
máximo. Spielberg, por su parte, estaba menos entusiasmado por la perspectiva
de una secuela, pero tampoco deseaba que Columbia se limitara a encargar un
guion y buscar otro director, tal y como había hecho Universal con
"Tiburón 2" (1978). Así que, para mantenerse como parte activa del proyecto,
escribió un breve tratamiento de guion para una especie de continuación más que
una secuela propiamente dicha, cuyo título provisional sería "Watch the
Skies" (“Vigilad los Cielos”), que también había sido el de "Encuentros
en la Tercera Fase" antes de dejarlo simplemente como eslogan en los
carteles promocionales.
La idea para ese tratamiento de guion la extrajo Spielberg
de la profusa investigación sobre ovnis que había llevado a cabo para la
producción de "Encuentros en la Tercera Fase". El destacado ufólogo
J.Allen Hynek había relatado un incidente en el que, en 1955, una familia de
Kentucky aseguró haber sido asediada en su granja por extraterrestres que
diseccionaron varios de sus animales –el primer suceso de “mutilación de
ganado”, luego tan querido por la ufología-. Inspirado por este testimonio, Spielberg
concibió "Watch the Skies" como un thriller moderno en el que una
familia era obligada a permanecer en el interior de su granja por un grupo de once
extraterrestres hostiles. Después de intentar comunicarse –infructuosamente,
claro- con pollos, vacas y otros animales tratando de descubrir qué especies de
la Tierra son inteligentes, los intrusos diseccionan un animal antes de centrar
su atención en los humanos.
En 1979, Spielberg se estaba recuperando de su primer fracaso, la fallida comedia bélica "1941". A los rumores de que "Watch the Skies" podría ser su siguiente película se sumó el anuncio de la NASA de que el cineasta había pagado para reservar espacio de carga en el vuelo inaugural del Transbordador Espacial, previsto para 1980, con el fin de filmar desde la órbita a la Tierra y la Luna para la secuencia inicial de esa película.
Inicialmente y con el fin de transformar el borrador en un
guion completo, Spielberg trató de contratar al guionista Lawrence Kasdan, pero
éste ya se había comprometido con George Lucas para “El Imperio Contraataca”
(1981), la segunda entrega de Star Wars. Su segunda opción fue John Sayles, que
había escrito el guion de "Piraña" (1978), de Joe Dante, una copia de
bajo presupuesto de "Tiburón" a la que, sin embargo, Spielberg había
encontrado virtudes. Así que Sayles se puso inmediatamente a trabajar en el
libreto de lo que, según afirmó, “se
acabó llamando "Night Skies" porque alguien poseía los derechos de
las palabras "watch the skies"". "Night Skies", añadió, iba sobre "unos campesinos atacados por unos pequeños extraterrestres que
mutilaban su ganado".
Aunque se ha descrito la historia como “Perros de Paja” con
alienígenas" –en referencia al polémico drama que Sam Peckinpah dirigió en
1971 sobre un matrimonio asediado por pueblerinos violentos en una granja
aislada-, Sayles se inspiró en realidad en una ficción muy diferente: "Mi modelo fue "Corazones Indomables”,
aseguró, refiriéndose al western de 1939 protagonizado por Henry Fonda y
Claudette Colbert, "con
extraterrestres en lugar de indios atacando la granja". Sayles incluso
bautizó a uno de los once extraterrestres como “Cicatriz”, en honor al comanche
que secuestraba a la sobrina de John Wayne en "Centauros del
Desierto" (1956).
Mientras Sayles trabajaba intensamente en el guion,
Columbia invitó a Spielberg a sugerir un posible director. Sus candidatos
fueron, por una parte, Tobe Hooper, cuyo primer largometraje, "La Matanza
de Texas" (1974), le había granjeado cierto prestigio entre los
aficionados al cine de Terror y cuya crudeza había sido una clara influencia en
el estilo documental de "Tiburón"; por otra, Ron Cobb, un ilustrador
californiano de fantasía que había trabajado en "Estrella Oscura" (1974),
de John Carpenter, la memorable secuencia de la cantina de Star Wars y los
primeros diseños de "Alien" (1979). A pesar de que carecía de
experiencia como director, fue Cobb quien pasó a encabezar el proyecto, cuyo
rodaje estaba previsto comenzara en cuanto Spielberg regresara de la búsqueda
de localizaciones en el extranjero para "En Busca del Arca Perdida".
En abril de 1980, un artículo sobre las próximas producciones de Columbia
publicado en "Daily Variety", describía la todavía sin nombre
"Night Skies" y anunciaba que la producción se iniciaría oficialmente
ese mismo mes.
Ya en esta etapa preliminar, Spielberg era consciente de
que, habida cuenta del número de escenas con extraterrestres, iba a necesitar
efectos especiales más sofisticados que los que Carlo Rambaldi le había
proporcionado para los 90 segundos de alienígenas delgados y retroiluminados de
la secuencia final de "Encuentros en la Tercera Fase". Siguiendo el
consejo de su amigo John Landis, Spielberg contrató al pionero de los efectos
especiales Rick Baker, por entonces ocupado preparando su seminal trabajo para
"Un Hombre Lobo Americano en Londres" (1981) de Landis. "El encargo era un sueño hecho realidad",
declaró Baker a “Cinefantastique” en 1982. "Le dije a Spielberg que lo que me estaba proponiendo sería
increíblemente difícil y caro", añadió, recordando que el precio que
sugirió al director fue de 3 millones de dólares, una cifra ante la que éste no
mostró sorpresa. Al fin y al cabo, no preveía otras partidas de gasto tan
abultadas en la producción. “Fue muy
emocionante para mí participar en una película que tuviera a esta raza de alienígenas.
Había como once diferentes. Todos eran de la misma raza, pero todos eran
personajes diferenciados”.
Spielberg no tenía un guion que mostrarle a Baker. Sin
embargo, a partir de un breve resumen, el diseñador de efectos pudo crear un
modelo algo burdo del alienígena tal y como él lo imaginaba. "Sabía que tenía que ser capaz de transmitir
emociones a través de su expresión", dijo Baker a “Cinefantastique”.
"Por lo tanto, debía tener rasgos
humanos: dos ojos, una especie de nariz y una boca. Pero el cuerpo era muy
extraño: tenía un costillar parecido al de un perro, un abdomen largo y
espinoso y patas de rana. Era una cosa con muchas texturas, arrugas, escamas y
pliegues. Medía 1,20 m de alto cuando estaba erguido, pero lo imaginé caminando
encorvado como un simio". Satisfecho con el diseño, Baker pasó a la
siguiente etapa: esculpir y pintar un modelo de fibra de vidrio que constituiría
la base del complejo proceso "animatrónico" mediante el cual Baker
pretendía insuflar vida a sus criaturas. Spielberg, que estaba a punto de volar
a Inglaterra para comenzar la producción de "En Busca del Arca
Perdida", le dio a Baker el visto bueno para fabricar un prototipo
funcional de la criatura a un coste de 70.000 dólares.
Unas semanas más tarde, Baker envió por correo una cinta de
vídeo en la que mostraba al complejo autómata en acción. La respuesta, tanto
por parte de Spielberg como de su coproductora, Kathleen Kennedy fue
entusiasta. "Recibí esa llamada de
Kathleen diciendo: "¡Steven está alucinado! ¡Esto hace que Yoda parezca un
juguete! ¡Estamos muy emocionados!", recuerda Baker. "Y luego hicimos cosas todavía mejores cosas
a partir de ahí". En ausencia de Spielberg, Columbia asignó a Baker más
fondos para continuar el desarrollo de la criatura y, en cuestión de semanas,
había fundado un estudio con seis personas y un taller mecánico desde donde
supervisaba su trabajo tanto en "Night Skies" como en "Un Hombre
Lobo Americano en Londres". A mediados de 1980, Sayles entregó su primer
borrador de guion, en el que aparecían. cinco alienígenas diferentes (seis
menos que los inicialmente previstos), cada uno con su propia personalidad.
Pero, mientras tanto, en Túnez, Spielberg empezaba a tener
dudas sobre esta historia de extraterrestres hostiles. El rodaje de “En Busca
del Arca Perdida” transcurría entre tiroteos, persecuciones, explosiones y
velocidad. El director declararía a "Film Comment": "Estaba sentado allí, en medio de Túnez,
rascándome la cabeza y pensando: "Tengo que volver a la tranquilidad, o,
al menos, a la espiritualidad, de “Encuentros en la Tercera Fase". Empezó
a darle vueltas a una historia que había estado considerando desde su propia
infancia, cuando anhelaba un compañero de juegos que pudiera transformar como
por arte de magia su solitaria e infeliz vida.
Spielberg compartió sus ideas con la guionista Melissa
Mathison, quien había llegado a Túnez para reunirse con su novio (y luego
esposo), Harrison Ford. "Le pregunté
a Melissa si le importaría sentarse conmigo a ver qué opinaba",
recordaría Spielberg. "Entonces nos
sentamos y le conté la historia, y ella lloró". Según Mathison, su
interés en la historia no residía tanto en su elemento de ciencia ficción como en
"la idea de una criatura alienígena
benevolente, tierna, emocional y dulce... y que entablara una relación con un
niño que venía de un hogar roto". El entusiasmo de Mathison junto con
sus acertadas sugerencias fueron lo que necesitaba Spielberg para terminar de
decidirse. Le pidió a Mathison que probara a escribir un guión, pero ésta, que no
había encontrado satisfactoria su colaboración con otro director muy personal, Francis
Ford Coppola, en las producciones de Zoetrope "El Corcel Negro” (1979) y
"Maestro en Fugas” (1982), al principio se mostró reacia. Sin embargo,
presionada por Spielberg y Ford, acabó accediendo y en octubre de 1980 empezó a
trabajar en el guión solicitado.
Spielberg volvió de Túnez y Hawaii (donde se rodó la
secuencia inicial de "En busca del Arca Perdida") dispuesto a echar
el cierre al proyecto de “Night Skies” y empezar a preparar la película que
Mathison había titulado provisionalmente "E.T. y Yo", pero que acabaría
siendo conocido en todo el planeta como "E.T. El Extraterrestre".
Sayles se tomó la noticia con filosofía profesional y pasó a concentrarse a su
vez en lo que sería su segundo largometraje como director. Rick Baker, sin
embargo, no se mostró demasiado entusiasmado cuando escuchó la nueva orientación
deseada por Spielberg. Se había pasado meses trabajando los fines de semana y muchas
noches, elaborando innumerables bocetos, diseños de producción y esculturas.
"Entonces entra un día y me dice
"¿Sabes qué? Ya no voy a hacer esta película”. Me quedé boquiabierto. Mi
corazón dio un vuelco. Casi sentí ganas de llorar. Luego dijo: "Pero voy a
hacer otra que tendrá un extraterrestre –uno más gracioso, más simpático- y
quiero que te encargues de su rediseño".
En ese momento, Baker estaba muy ocupado con "Un
Hombre Lobo Americano en Londres" y se sentía incapaz de volcarse por
completo en ese nuevo proyecto que le proponía Spielberg. "Dije: "Bueno, es como si empezáramos de nuevo. Y se enfadó
porque yo no me mostraba entusiasmado". En realidad, Spielberg tampoco
estaba muy contento con Baker porque, a pesar de los 700.000 dólares de fondos que
había recibido para el desarrollo conceptual y técnico de “Night Skies”, ahora
le decía que necesitaba un nuevo presupuesto para la nueva película. "Le dije que era una situación diferente: que
la vieja película ya no existía y el antiguo contrato no valía. Y que hablara
al respecto con mi abogado". Kathleen Kennedy lo recordaba en términos
similares: "Cuando fuimos a
sentarnos con Rick y decidir un calendario para ver si, con cambios, podíamos
hacerlo a un menor costo, Rick no nos dirigía la palabra e insistía en que nos
dirigiéramos a su abogado. Steven creyó que Rick no estaba tan comprometido
como debería respecto al dinero y la agenda".
Baker explicó a “Cinefantastique” que su recurso a los abogados fue una táctica de autoprotección adoptada tras haber escuchado diversos testimonios de gente que había trabajado con Spielberg. "Estaba muy paranoico porque le escuché a mucha gente decir: "Cuidado con Steven, te apuñalará por la espalda". Y Steven es muy paranoico con la gente de efectos especiales. Estaba llevando mi asunto con él de manera muy diferente a como lo haría con cualquier otro porque había oído que con este tipo había que protegerse".
Según Baker, la reunión con Spielberg acabó mal. "Steven se recostó y dijo: "¡Maldita sea! ¡Eres tan difícil! y siguió y siguió. Terminó gritando "¡Voy a cerrar este lugar!" y salió por la puerta. Justo cuando se iba, dijo –claro y fuerte, para que pudiera escucharlo- "¡Llama a Carlo Rambaldi!" Creo que pensó que iba a pedir más dinero. Nunca escuchó mi oferta para terminar la película". Sin embargo, según Spielberg, fue Baker quien invocó el nombre de Rambaldi, ante la sugerencia de que el personaje principal de "E.T." podría acabar pareciéndose a los extraterrestres diseñados por aquél para el final de "Encuentros en la Tercera Fase". En cualquier caso, Spielberg llamó a Rambaldi, quien aceptó su oferta.
(Finaliza en la siguiente entrada)
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