viernes, 7 de febrero de 2020

1986- Ú, LA GRIETA MÓVIL – Toni Garcés


Una de las grandes aportaciones de las revistas de comics que poblaron los quioscos españoles en los años ochenta fue la de servir de escaparate y plataforma de lanzamiento a multitud de autores que de otra forma hubieran tenido difícil entrar en el mundo de las viñetas. Podía ser que su bisoñez les impidiera plantearse la publicación de un álbum pero las revistas les ofrecían la posibilidad de, mediante historias cortas, ir madurando su arte y autoconfianza; y en otras ocasiones porque su estilo era tan personal que, a priori, no estaba claro que fueran a conectar con una mayoría de lectores. Quizá fue ese el caso de Toni Garcés, uno de los ilustradores con más talento y personalidad de la CF española.



Garcés empezó dibujando en ese criadero de grandes autores que fue el fanzine catalán “Zero” y del que salieron también José María Beroy, Miguelanxo Prado o Pascual Ferry. Su colaboración para esa revista fueron historias cortas en blanco y negro que ya marcaban el estilo que iban a seguir sus obras posteriores: humor socarrón y una ambientación futurista que no respondía a ninguna estética canónica y que integraba sin aparente orden ni concierto elementos de lo más dispares: robots y coches voladores que parecían sacados de “Los Supersónicos”, autopistas elevadas y zeppelines a lo “Metrópolis”, mutantes, ciborgs, vehículos retro… Eran futuros implausibles que parecían sacados más de un sueño o un viaje lisérgico que de una extrapolación meditada del presente, pero por esa misma razón, fascinantes e impredecibles. Algo parecido ocurre con sus figuras, con una anatomía flexible, retorcida y feísta.

En 1984, su trabajo empieza a publicarse en la revista “Cimoc” en forma de historias cortas. Es en esa misma cabecera donde también ve la luz su primera historia larga con guiones de Enrique Sánchez Abulí, “Demasiado Humano”, sobre los conflictos con las Tres Leyes la Robótica asimovianas de un robot mayordomo. Y también en “Cimoc” se serializa después, esta vez a color, “Ú, la Grieta Móvil”, contando ya con guion propio.

El mundo que nos plantea este comic es uno imaginario, un territorio dividido en dos por una muralla: el Gran Norte y las Tierras Altas. Dada la radiación presente en el sur, los habitantes del norte no permiten viajar a nadie al otro lado de su sector y nadie la atraviesa tampoco en sentido contrario. La única fisura que permite el paso, la grieta “U”, está ahora cerrándose debido a un proceso periódico y natural de dilatación del muro.

En ese contexto, Vander Fripp llega a la Zona de Juegos para robar una pieza del cuerpo de un ciborg gladiador, misión que completa apenas con éxito, siendo rescatado in extremis desde lo alto de una torre de vigilancia por un globo tripulado por un par de extraños seres que lo toman por otro de sus compinches. La pieza en cuestión es importante porque el grotesco líder Sir2 ordena una persecución general contra los ladrones, que provienen del Gran Norte y que deben atravesar la muralla por la grieta antes de que ésta se cierre.

Desde el punto de vista argumental, “Ú, la Grieta Móvil”, es una historia muy sencilla en su esquema: una serie de personajes que persiguen hacerse con un objeto valioso y que luego tienen que huir con él a lugar seguro. Sin embargo, su desarrollo se encuentra con varios problemas. En primer lugar, la trama está demasiado
deslavazada. Hay un vago hilo general que puede seguirse pero se explica poco sobre lo que ocurre y por qué, quiénes son los intervinientes y por qué actúan como lo hacen. ¿Quién es Vander Fripp y por qué quiere robar la U.C.F.? ¿Qué son exactamente Sir2 y Sir∞ y qué relación mantienen entre sí esos dos seres tan temidos? ¿Qué ocurrió en ese mundo para que se estableciera una división entre los pueblos del norte y el sur?...

Otro problema tiene que ver con los personajes: pueden ser muy originales en su diseño pero carecen de trasfondo, contexto o personalidad propios, actúan sin especificar sus motivos, intereses o afiliaciones. Todo se desarrolla de una forma un tanto caótica, presentando continuamente nuevos participantes de manera desordenada, como si el autor los encajara en la trama según se le iban ocurriendo. Es evidente que éste tenía una idea en su cabeza acerca de cómo estaba estructurado ese mundo, cómo funcionaba y qué papel jugaba cada quien en él. Pero también que era necesario un guionista profesional que pudiera dar coherencia, orden, foco y objetivo al conjunto. Tampoco es de ayuda que Garcés sólo disponga de 44 páginas en
lugar de las habituales 64 de un álbum. En la propia portada se incluyó la leyenda “Historias del Norte Profundo”, lo que sugería que existía el proyecto de iniciar una serie que, sin duda, ampliaría y explicaría muchos de los conceptos aquí solo apuntados. Por desgracia, nunca llegó a aparecer una segunda parte.

Pero lo que verdaderamente destaca de este comic es su capacidad para absorber al lector en un mundo muy extraño que mezcla la fantasía, la ciencia ficción y el surrealismo.

El de “U, la Grieta Móvil” es un universo peculiar poblado por personajes sorprendentes y heterodoxos que evolucionan en un entorno igualmente insólito; exótico y cotidiano al mismo tiempo. Aunque Garcés tiene un estilo más feísta y barroco, sus diseños y paisajes recuerdan algo a los elegantes e hipnóticos mundos de Moebius, con esas planicies inacabables punteadas por extravagantes afloraciones e iluminadas con suaves tonos pastel, vestuarios chocantes, vehículos de diseño estrafalarios y artefactos de incomprensible utilidad. Sin duda, en su formación como dibujante y diseñador Garcés bebió de la nueva ciencia ficción europea que manaba de su cabecera de referencia: “Metal Hurlant”, donde desde mediados de los setenta a mediados de los ochenta publicaron gente como el mencionado Moebius, Chaland, Caza o
Druillet. De todos ellos pueden encontrarse chispazos en la por lo demás muy personal síntesis que lleva a cabo Garcés. (De hecho, la edición francesa de este álbum la llevó a cabo Humanoides Asociados, la casa madre de “Metal Hurlant”).

Técnicamente, nos encontramos con un dibujo y composición muy cuidados, adornados por un precioso color con abundantes matices cálidos –un logro más meritorio que hoy día, en la era digital del millón de colores-. En general, la estética tiene un aire cartoon, con seres humanoides que bien podrían ser mutantes, extraterrestres, ciborgs, animales modificados…o todo ello a la vez. Los humanos propiamente dichos tienen una anatomía retorcida y rostros como esculpidos en plastilina que exhiben implantes biomecánicos, cicatrices o rictus imposibles. La tecnología es igualmente desconcertante, con ciborgs de aspecto bestial, coches que parecen extraídos de los “Autos Locos” de Hannah-Barbera, zepelines y globos aerostáticos, tranvías monoplazas, chismes eléctricos de aspecto vetusto…

Hay pequeños detalles gráficos que le dan al comic un aire propio, como la representación del
humo de cigarrillo en forma de pajuelas; las señales electromagnéticas que recibe Blog; o las soluciones mentales que cavila uno de los guardias de la torre. Hay otros recursos que Garcés, aprovechando la publicación seriada, prueba y abandona sobre la marcha como prescindir de los bocadillos y suspender los textos “en el aire” con un simple “rabito” para indicar el emisor; o delirantes notas al pie que en lugar de aclarar algo añaden deliberadamente una capa adicional de extrañeza.

Garcés pasó a formar parte de esa generación “perdida” de autores que entraron en el comic con la expansión de la industria nacional desde finales de los setenta y que no sobrevivieron a la
contracción de la misma diez años después, ya fuera porque su personal estilo no tuvo la suficiente aceptación como para que las editoriales siguieran confiando en él; o bien porque los comics en España no eran -ni lo siguen siendo- lo suficientemente rentables como para que los artistas puedan ganarse la vida con ello. Garcés continuó realizando trabajos gráficos muy interesantes, especialmente sus numerosas ilustraciones para portadas de CF y Fantasía de la colección Grandes Éxitos de Ultramar (1983-1991), pero a día de hoy figura como “desaparecido” para el mundo del comic.

“U, La Grieta Móvil”, es un comic de CF española que destaca más por su estilo que por su historia pero cuyo auténtico potencial nunca pudo florecer por carecer de la necesaria continuación. Es un tebeo cuya lectura merece la pena aunque sólo sea por disfrutar del peculiar mundo que nos ofrece Garcés, una delicia para los ojos y las mentes dispuestas a soñar.



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