sábado, 15 de noviembre de 2025

1994- ESCAPE DE ABSOLOM – Martin Campbell



En su continua búsqueda de algo original, el género de Ciencia Ficción y Acción se ha visto a menudo obligado a cocinar extrañas recetas mezclando subgéneros dispares. Por ejemplo, hibridándose con el western (“Mad Max 2”, 1981, y sus numerosos imitadores); las extrañas parejas de policías (“Hidden”, 1987; “Dark Angel: Ángel de la Muerte”, 1990; “El Pacificador”, 1990); las artes marciales (“El Guerrero del Amanecer”, 1987); el wrestling (“Arena: El Ring de las Galaxias”, 1989); y el que ahora nos ocupa: las fugas carcelarias, con títulos como “1997: Rescate en Nueva York” (1981), “Motín en el Planeta Prisión” (1985), “Peligrosamente Unidos” (1991), “Fortaleza Infernal” (1992) o “Escape de Absolom”, una mezcla de “Papillon” (1973) y “Mad Max 2”.  

(Durante la producción, la película experimentó varios cambios de título. Originalmente, se anunció con el título del libro en el que se basa: “The Penal Colony”, escrito en 1987 por Richard Herley. Parece ser que los productores no quisieron que el público la confundiera con una cinta pornográfica y la cambiaron a "The Prison Colony" antes de estrenarla con el anodino título "No Escape", renombrándola para su distribución internacional con el más sugerente "Escape de Absolom").

 

En el año 2022, el sistema penitenciario ha sido privatizado. Condenado por disparar a un oficial superior, el capitán de las fuerzas especiales John Robbins (Ray Liotta), es trasladado, tras haberse fugado de otros penales y amenazado al alcaide del ultimo (Michael Lerner), a la isla de Absolom, donde, de forma secreta, se envían a los reclusos más problemáticos y peligrosos. Allí, aunque vigilados por un satélite, son dejados a su suerte en los espesos bosques que cubren la mayor parte de la isla y, de vez en cuando, se dejan caer víveres para que complementen lo que puedan cazar o cultivar. Cualquier intento de fuga, es rápidamente detectado y neutralizado por helicópteros de combate.

 

Robbins es atrapado por una de las tribus que han formado los convictos, un numeroso grupo de salvajes violentos liderados por el cruel psicópata Marek (Stuart Wilson). Consigue escapar y, malherido, es rescatado, curado y acogido por otro grupo, este pacífico, dirigido por Padre (Lance Henriksen). Han construido una empalizada para protegerse y modelado una sociedad armoniosa, bien organizada y autosuficiente. Sin embargo, suelen sufrir ataques por parte de los hombres de Malek y le piden a Robbins que les ayude. Éste, sin embargo, no quiere involucrarse en ese conflicto porque su único objetivo es escapar de la isla, una hazaña que nadie antes ha conseguido. 

 

“Escape de Absolom” está dirigida por el neocelandés Martin Campbell, que había comenzado en la televisión para luego dar el salto a grandes producciones como “Goldeneye” (1995) y “Casino Royale” (2006), ambas de la saga Bond; “La Máscara del Zorro” (1998) y “La Leyenda del Zorro” (2005); “Límite Vertical (2000), “Al Límite” (2010) y el superhéroe “Green Lantern” (2011).

 

Todas esas películas tienen algo en común: un competente diseño de producción y una acción rodada con pulso y energía. Y es que Campbell ha demostrado repetidamente que tiene un excelente ojo para ese tipo de escenas, algo que ya se deja ver en “Escape de Absolom”, realizada al comienzo de su carrera en el cine. Los ataques al campamento y las diversas peleas están rodadas con pericia e intensidad.  

 

Sin embargo, como narrador, Campbell se deja seducir aquí por los más trillados clichés, tanto en los personajes como en los giros argumentales. El plano moral subyacente es tan simplón que resulta exasperante: los buenos son pacíficos y están comprometidos con la comunidad; los malos, brutales y desorganizados. Es una situación completamente inverosímil. Los hombres bajo el liderazgo de Padre son tan amables, aseados y educados que resulta imposible creer que también sean un grupo de asesinos despiadados y fugitivos recalcitrantes a quienes el sistema penitenciario ha dado por irrecuperables.

 

Por su parte, el héroe encaja también en el sobado cliché de inocente injustamente perseguido y condenado, dispuesto a enfrentarse en solitario a la maquinaria de una sociedad corrupta. Temáticamente, “Escape de Absolom” introduce un puñado de temas interconectados (Justicia, Encarcelamiento, Libertad, Redención, Solidaridad), todos ellos girando en torno a la dicotomía fundamental del Bien contra el Mal dentro de un sistema penitenciario injusto y cruel. Como suele ocurrir con este tipo de thrillers escritos por guionistas sin demasiado talento, los hombres antaño malvados se rebelan, se liberan de sus cadenas y exponen a la luz pública la vileza del sistema que los ha torturado y asalvajado todavía más. Si bien la historia no termina con la destrucción absoluta de ese sistema, podría decirse al menos que el alcaide y sus secuaces quedan al borde o bien de la muerte o del desempleo.

 

Bajo la superficie de la historia discurre una moralidad perversa porque la rebeldía del protagonista contra la corrupción del sistema, incluyendo el asesinato a sangre fría de un superior, pretende justificar toda la violencia que se nos presenta; es decir, dado que el ejército estaba corrupto y engañó a Robbins para que asesinara a inocentes, su subsiguiente asesinato de un oficial no solo es una consecuencia lógica sino una ejecución justa. La secuencia inicial de la película recurre a la corporativización del sistema penitenciario y el triunfo del supercapitalismo como la raíz de esa corrupción, pero como el guion (a cargo de Michael Gaylin y Joel Gross) no se molesta en aportar más datos sobre esa sociedad futura que pudieran haber ayudado a matizar y enriquecer el contexto, todo queda reducido, una vez más, a otro de esos clichés tan comunes en los géneros de acción y ciencia ficción.

 

Siempre me ha parecido que Ray Liotta tenía un algo indefinido que me incomoda a un nivel subconsciente y difícil de explicar. Quizá era su estilo interpretativo, caminando al borde del histrionismo y la sobreactuación; la intensa y acuosa mirada de sus ojos azules o su rictus de tipo duro. Sea como fuere, no consigo creermelo en esta película como curtido soldado de las fuerzas especiales. Se desenvuelve mejor en las escenas dramáticas que en las de acción, incluso contando con la pericia del director en estas últimas. Sin duda, este papel estaba cortado a medida para actores con mayor carisma en el género de acción, como Arnold Schwarzenegger, Kurt Russell o incluso Silvester Stallone.

 

Me ocurre lo mismo con Stuart Wilson en el papel de villano cuyo aspecto no transmite ni de lejos el pavor que el guion quiere vendernos. Es un actor que tiene una elegancia y una perfecta dentadura imposibles de disfrazar bajo una peluca con rastas, unos piercings y un vestuario de cuero y tachuelas que parece reciclado de un Klingon de Star Trek. Más tarde y también bajo dirección de Campbell, encarnaría con brillantez al refinado villano de “La Máscara del Zorro”, pero aquí hubiera encajado mucho mejor algún otro actor de perfil más histriónico, como Willem Dafoe. No estoy seguro de si es culpa del guion o de la interpretación, pero los forzados intentos de Wilson de representar un psicópata enloquecido lo hacen parecer más un bufón. Otros veteranos como Lance Henriksen o Ian McNeice cumplen sobradamente cediendo a sus planos personajes algo de carisma. Destaca más Kevin Dillon, que tiene un pequeño pero intenso papel como ingenuo admirador y aspirante a sidekick del protagonista

 

Teniendo en cuenta lo que narra, “Escape de Absolom” es una película que, con 113 minutos, se hace demasiado larga además de darse unos injustificados aires épicos. Sus escasos destellos de originalidad están en la representación de una cultura surgida de la nada, construida a partir de ruinas humanas que han encontrado un nuevo propósito para sus vidas. En fin, una prueba de que, tras su divorcio de James Cameron y al menos durante un tiempo, la productora Gale Anne Hurd (“Terminator”, “Aliens”, “Abyss”, “Terminator 2”, “Temblores”) sufrió un periodo de desorientación que le impidió elegir buenos proyectos en el cine de género. No fue por mala suerte que la película fracasara estrepitosamente en taquilla, recaudando solo 15 de los 20 millones que se invirtieron en ella.

 

Soy consciente, no obstante, de que, aunque es una película predecible, rebosante de clichés y masculinidad rancia (no hay ni un solo personaje femenino), para muchos aficionados constituye un placer culpable. Para ellos, los valores de producción, el ritmo y la acción bien dirigida superan cualquier superficialidad del guion. Y quizá por eso, en 1995, la Academy of Science Fiction, Fantasy and Horror Films, la nominó para un Premio Saturn a Mejor Película de Ciencia Ficción (aunque perdió frente a la más taquillera e interesante “Stargate”).

 

A “Escape de Absolom”, estando competentemente dirigida, le falta profundidad en el guion y carisma en el reparto como para sobresalir por encima del aprobado dentro del subgénero de thriller de acción y CF. No resiste un análisis mínimamente profundo y la única forma de disfrutarla es como una película de serie B con más medios –e ínfulas- de lo habitual en esa categoría. Al menos, sirvió como escaparate del talento como realizador de Martin Campbell, que a partir de aquí, como he apuntado antes, empezaría a recibir encargos de más alto perfil.

 

 

 

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