domingo, 16 de octubre de 2022

EDMUND EMSHWILLER


Desde los años 50 del pasado siglo, con el renacimiento del cine de CF, los diseñadores de Hollywood crearon una ininterrumpida cascada de imágenes e iconos visuales de enorme poder y belleza. Sin embargo, ese talento para imaginar futuros, tecnología, mundos y criaturas inexistentes ya había dado muestras de existir desde hacía tiempo en los comics y la ilustración de revistas de CF. Estos artistas no fueron marginados por la pujanza del cine, todo lo contrario. Con el florecer de las revistas de CF y la edición directa en libro de las obras de los autores de género más reconocidos, éste se convirtió en un campo fructífero que podía proporcionar no sólo sustento económico sino, sobre todo, brindar la oportunidad de experimentar, probar técnicas o estilos nuevos que llamaran la atención del comprador potencial. Uno de los mejores de aquellos artistas fue Emshwiller.

 

Edmund Alexander Emshwiller, más conocido artísticamente como Emsh, Willer o Ed Emshwiller, nació en 1925 en una población de Michigan y tras graduarse en el instituto se alistó en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial, combatiendo en Italia en una división de Infantería. Fue allí donde se despertó su amor por el arte y el diseño ya que, habiendo hecho constar en su registro de alistamiento que su actividad civil era la de “proyeccionista de películas”, lo asignaron al Servicio Especial con la misión de crear posters y flms para el departamento de propaganda bélica.

 

Tras licenciarse, se graduó en arte en la Universidad de Michigan, pero quizá lo más importante que allí le sucedió fue conocer a una de sus compañeras de clase, Carol Fries, de la que se enamoró. Ambos se graduaron en 1948 y en agosto de 1949 contrajeron matrimonio, una unión que duraría toda la vida del artista. Carol (que, además de servir con frecuencia de modelo para su marido, llegaría a ser una reconocida autora de CF y realismo mágico) fue aceptada para estudiar en la Ecole des Beaux Artes de París así que, un mes después de la boda, los dos se mudaron a Francia, donde Ed también asistiría a clases de arte. En 1950, la pareja recorrió Europa en moto visitando muchos de los mejores museos del continente y recolectando en ellos inspiración para sus respectivas carreras.

 

En 1953, los Emshwiller ya habían regresado a Estados Unidos para establecerse en Long Island, Nueva York, donde tuvieron tres hijos. Ya antes de ese momento, Ed, utilizando los seudónimos que comenté al principio, había iniciado su carrera artística dentro de la CF dibujando portadas e ilustraciones interiores para revistas como “Planet Stories”, “Future Science Fiction”, “Thrilling Wonder”, “Starling Stories”, “Amazing Stories”, “Galaxy Science Fiction”, “Mercury Mystery Book”, “If”, “Infinity Science Fiction”, “Astounding Science Fiction”, “Space Stories” o “The Magazine of Fantasy & Science Fiction”, ocupación que desarrollaría hasta mediados de los 60 del pasado siglo. También realizó cientos de portadas de libros para editoriales como Gold Metal Books o Ballantine Books, además de ilustraciones para revistas masculinas, como “Sportsman” o “True Action”.

 

Ed Emshwiller, Frank Kelly Freas y Richard Powers fueron los reyes de la ilustración de CF en estos años tan importantes para el género y también de los pocos que podían vivir cómodamente gracias a él. Emsh ganó su primer Hugo en 1953 y volvería a alzarse con el galardón en 1960, 1961, 1962 y 1964. Durante ese periodo, los otros únicos artistas en ganar el premio fueron Freas y Roy G.Krenkel.  

 

Su trabajo en esta época ofrecía una gran variedad de tonos y estilos que iban de lo cómico a lo simbólico pasando por lo dramático y desde el realismo hasta lo abstracto, como la portada del número de agosto de 1951 de “Galaxy Science Fiction”, en la que aparecen unos astronautas dentro de una cápsula que bien podría haber imaginado Max Ernst y que disuelve el campo visual en compartimentos fluidos de rojo, púrpura, gris y negro. Se sentía igualmente cómodo representando ciudades del futuro, naves, grotescos monstruos o extravagantes alienígenas.

 

Emsh tenía un estilo vigoroso y pulido, aunque las líneas propiamente dichas tendían a ser un tanto toscas, probablemente debido a la velocidad a la que muchas veces debía trabajar. Aunque su talento es innegable, desde una perspectiva moderna quizá hoy no llame tanto la atención, pero algunas de sus portadas clásicas siguen luciendo magníficas. Por ejemplo, la del número de diciembre de 1958 de “If” que ilustra el relato “Rata en el Cráneo”, de Rog Phillips, utilizando un primer plano posterior de la cabeza de un hombre, recortada para mostrar cómo una rata lo controla desde el interior. Puede que sus ilustraciones ya no se utilicen para las ediciones modernas, pero siempre se le recordará por ayudar a que el arte de la CF evolucionara desde la colorida aspereza de las revistas pulp hacia aproximaciones conceptuales y gráficas más sofisticadas.

 

Durante los 60 y 70, sin abandonar completamente su ocupación como ilustrador y pintor abstracto con exposición en galerías, se adentró en el mundo de las películas experimentales de CF y se involucró con grupos neoyorquinos de cine independiente en 16 mm como Cinema 16 o Filmmakers Cooperative, colaborando también con profesionales de la danza vanguardista como Yvonne Rainer, Caroline Carlson o el Pilobolus Dance Group. La primera de sus películas, “Dance Chromatic” (1959), muestra a la joven bailarina Nancy Fenster, que evoluciona entre figuras y fondos abstractos. Es una obra bastante impresionante dado que el trabajo de “edición” de Emsh se realizaba en cámara, lo que requería de una precisión matemática. En 1971 empezó a trabajar con el formato de video, entonces un medio completamente nuevo, y fue artista residente del Television Laboratory en Nueva York, ganando más premios.

 

Tras centrarse por completo en el campo cinematográfico en 1964, Emshwiller ya sólo recuperó ocasionalmente su vertiente de ilustrador de CF, casi siempre como favores a amigos. Fue el caso de las numerosas ilustraciones interiores que realizó para la gruesa antología de Harlan Ellison, “De nuevo, Visiones Peligrosas” (1972).

 

En sus últimos años se mudó a California y se convirtió en el decano de la Escuela de Cine del Instituto de Arte de California hasta su muerte en 1990, a los 65 años, por cáncer de pulmón.

 

 

 

 

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