Tengo que admitir mi predilección por las historias que incluyen naves misteriosas o hábitats espaciales. La literatura de ciencia ficción está repleta de ellas, con trabajos como “Eon” (1985) de Greg Bear, la Trilogía de Gea (1979-1984) de John Varley o el clásico “Cita con Rama” (1975) de Arthur C.Clarke. Están también los relatos sobre naves generacionales, esos colosales vehículos que surcan el espacio durante siglos y en cuyo interior se suceden las generaciones de tripulantes. Son el núcleo de novelas como “Huérfanos del Espacio” (1964) de Robert A.Heinlein, “La Nave Estelar” (1958) de Brian Aldiss, “Rito de Iniciación” (1968) de Alexei Panshin o “Universo Cautivo” (1969) de Harry Harrison.
Por su parte, lo que podríamos llamar “terror interestelar”, fue iniciado por “Alien, el Octavo Pasajero” (1979) y perpetuado por la propia franquicia y sus múltiples imitadores. Por desgracia, la fórmula -tripulación atrapada en el interior de alguna enorme nave mientras es acechada y masacrada por alguna criatura horripilante- hace ya tiempo que se agotó y apenas se han realizado aportaciones en términos de creación de nuevas atmósferas o ideas originales -“Nightflyers, la nave viviente” (1987), quizá algunos momentos de “El abismo negro” (1979)-, limitándose en cambio a ajustarse a esquemas más o menos previsibles, como sucede en “Horizonte Final” (1997), el telefilme “Alien Cargo” (1999) o “Supernova, el Fin del Universo” (2000), por no hablar de los innumerables clones de la ya mencionada “Alien”.
En cuanto al tema de las naves generacionales en el cine se han hecho intentos como la increíblemente mala “Espacio Exterior” (1988), la teleserie “Starlost” (1973) y algún episodio aislado del Doctor Who (los seriales The Ark, en 1966; y The Ark in Space, en 1974), “Star Trek” o “Espacio: 1999”. La serie “Ascension” (2014) también tocaba el tema, pero técnicamente ni siquiera estaba ambientada a bordo de nave alguna. A la postre, nada con demasiada sustancia.
Y entonces, en 2009, las esperanzas de los fans volvieron a reactivarse con “Pandorum”, del director alemán Christian Alvart, una película que prometía fusionar el terror interestelar con la fascinante idea de una nave generacional.
En el año 2174, se descubre un planeta similar a la Tierra al que se bautiza como Tanis. Nuestro

Pero claro, dado que el Elíseo (la traducción al español del nombre de la nave) era originalmente en la mitología griega una parte del inframundo, del hogar de los muertos, uno debería esperar que las cosas fueran a marchar bien. A mitad de viaje, el cabo Bower (Ben Foster) y el teniente Payton (Dennis Quaid) son abruptamente despertados de su criosueño, sin que haya aparentemente motivo para ello. Averiguan inmediatamente que la nave se ha quedado sin energía y parece abandonada.
Bower sale de la sección donde se encuentran para intentar poner en marcha de nuevo el reactor. Sin embargo, a medida que se aventura por los oscuros corredores y pasadizos de la

La historia de la producción de “Pandorum” se remonta a finales de los noventa, cuando Travis

Y aquí es donde entran los productores Paul W.S.Anderson –que también es director- y Jeremy Bolt, un dúo que ya estaba familiarizado con la ciencia ficción tras haber firmado títulos como “Mortal Kombat” (1995), “Horizonte Final” (1997), “Soldier” (1998), “Resident Evil” (2002), “AVP: Aliens vs Predator” (2004) o “La Carrera de la Muerte” (2008). Ambos acogieron el guión de Milloy bajo el sello Impact Pictures que habían creado en 1992 y llegaron a un acuerdo con el distribuidor alemán Constantin Films para financiarla.
Quien debía llevar el film a buen puerto era el director germano Christian Alvart, que había

La premisa de partida es impactante: los tripulantes de servicio de la Elysium–la mayor parte


Dicho esto, el guión consigue arrancar algunos momentos originales a la idea básica. Bower y Payton despiertan con sus recuerdos seriamente afectados, lo que empieza a sugerir que nos encontramos ante un drama espacial en la línea de “Mentes en Blanco” (2006), pero este


De repente, todo estalla en un torbellino de violencia cuando unas criaturas mutantes de desagradable apariencia atacan a los supervivientes. Como en cualquier clon decente de la


Ciertamente, la película ofrece algunas sorpresas y sobresaltos y el giro final y la resolución no están exentos de fuerza e incluso brillantez. La historia integra con inteligencia elementos propios de la ciencia ficción sin que parezcan absurdos ni tópicos. Pero la sección central, aquella que parece un cruce entre “Alien”, “Resident Evil” y “Horizonte Final” (estas dos últimas, por cierto, producidas también por Paul W.S.Anderson y Jeremy Bolt), no termina de funcionar bien. No solamente es algo que se ha utilizado hasta el cansancio en muchas otras cintas, sino que el propio origen de las criaturas mutantes no está bien explicado, pareciendo que su único motivo para estar allí es que cualquier nave grande, oscura y con muchos pasillos necesita de algún tipo de monstruo babeante.
(ATENCIÓN: SPOILER): El otro segmento que no acaba de funcionar bien del todo es la revelación final de que uno de los personajes está aquejado de Pandorum y que el otro, con el que ha estado conversando durante buena parte de la película, no es más que una alucinación producida por su mente. Si bien es un golpe de efecto, se acerca demasiado al cliché que se estableció tras los éxitos de “El Sexto Sentido” (1999) y “El Club de la Lucha” (1999), en virtud del cual, al final de la trama, se invierten súbitamente las asunciones previas que el espectador había hecho sobre la identidad de los personajes. (FIN DE SPOILER)
En cuanto al reparto, Ben Foster tiene la oportunidad de encarnar la figura de héroe tras haber sido encasillado en papeles de psicópata tras su participación en “Hostage” (2005), “Alpha Dog” (2006) o “•El Tren de las 3:10” (2007). Su interpretación es eficaz, aunque nada por

“Pandorum” es, en suma, una película que arranca como ciencia ficción para convertirse enseguida en un film de terror y acción hasta su conclusión, momento en el que recupera su espíritu inicial. Es una lástima que la buena historia que se escondía en su interior nunca llegara a madurar realmente, porque había buen material de partida, un notable trabajo de diseño de producción, un ritmo bien dosificado y un final sorpresa bastante interesante. Aunque se pensó en “Pandorum” como la primera de tres películas, su pobre resultado en taquilla (no llegó siquiera a recuperar la inversión) hace poco probable que alguna vez veamos lo que aguardaba a los colonos en Tanis.
¿Es “Pandorum” una mala película? No, pero la buena ejecución no es un sustituto de la originalidad. Habrá que seguir esperando para ver una película sobre naves generacionales que haga justicia al subgénero.
Siempre me pregunto quien sera el abrazafarolas que se cree en posicion de criticar el trabajo de chorrocientas personas cuando el no sabe ni hacer la o con un canuto.
ResponderEliminarO criticar un análisis cuando no se es capaz de escribir uno.
ResponderEliminarPandorum es una de las mas espectaculares producciones de ciencia ficcion, sumergiendo al espectador en un ambiente de autentico terror, su ambientación es lógica y perfecta. si económicamente no prospero es porque no son dibujos animados a los que tiene acostumbrado hollywood.
ResponderEliminarTe faltó Blade Runner! saludos!
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