(Viene de la entrada anterior)
En “Al Oeste del Edén”, primera entrega de la trilogía de Edén, Harrison nos había presentado un mundo en el que el meteorito apocalíptico no había exterminado a los dinosaurios y éstos continuaron evolucionando durante millones de años. La historia nos contaba cómo una especie reptiliana bípeda evolucionada cultural y tecnológicamente, los Yilane, trataban de establecer una primera colonia en lo que hoy es Norteamérica, sabedores de que una era glacial estaba engullendo sus territorios originales y su biología no les permitiría sobrevivir a ella. Pero en el Nuevo Mundo se topaban con una nueva especie que desconocían, los humanos, quienes tampoco podían permitirse ceder sus territorios de caza por la misma razón que los recién llegados. Lo que seguía era un violento choque entre ambos pueblos que permitía al autor reflexionar sobre las relaciones entre especies, los ciclos de violencia, la otredad, la guerra, los prejuicios, la naturaleza de la civilización o el poder disruptivo de la religión.