lunes, 3 de abril de 2017

1992- MANN & MACHINE


Como sucede en la literatura y el cine, en las ficciones televisivas de corte fantástico hay ideas que se reciclan y renuevan continuamente década tras década: comedias sobre familias que conviven con fantasmas, casas o edificios encantados, la colisión de los mundos virtual y real, inmortales que comparten la Tierra con humanos, invasiones alienígenas más o menos encubiertas, conspiraciones gubernamentales, familias que cuentan entre sus miembros con algún no humano… y las series de compañeros policías en el que uno de ellos no es humano. Puede que sea un alienígena (“Alien Nación”), un viajero en el tiempo (“Life on Mars”), una criatura sobrenatural (“Lazos de Sangre”)…o un robot.

La pareja de agentes de la ley de temperamentos opuestos obligados a colaborar para resolver un caso es un tópico recurrente del género policíaco, y la ciencia ficción, género versátil donde los haya, no tardó demasiado en adaptarlo a su propio contexto. Ya en 1953, Isaac Asimov creó a R.Daneel Olivaw y Elijah Baley para “Las Bóvedas de Acero”, y desde entonces ha sido una idea que por sus posibilidades tanto dramáticas como cómicas ha venido retomándose una y otra vez, ya sea en el cine (“Alien Nación”) o la televisión. En este último medio, el tema se ha enfocado desde un punto de vista serio, como en “Future Cop” (1977); o humorístico, como en “Holmes & Yoyo” (1976-77). “Mann y Machine” volvió a intentarlo, esta vez esforzándose por ofrecer una factura más atractiva para el ojo masculino.



“Mann & Machine” seguía las líneas básicas de este tipo de historias: dos detectives de homicidios que resuelven crímenes trabajando en las calles de una gran ciudad, en este caso un Los Ángeles del futuro. El giro diferenciador es que el detective número uno, el impulsivo sargento Bobby Mann (David Andrews), recibe como compañero un androide experimental…en la forma de una atractiva mujer, la sargento Yancy Butler (Eve Edison), competente pero todavía muy ingenua.

En el otoño de 1991, la NBC buscaba una serie de acción que tuviera como protagonista a una mujer atractiva. Las conversaciones entre el entonces presidente de la cadena, Warren Littlefield y los veteranos productores Robert DeLaurentis y Dick Wolf, llevaron al nacimiento de “Mann & Machine”.

Wolf era ya para entonces un productor muy conocido en la industria, habiendo creado programas del éxito y repercusión de “Corrupción en Miami” o “Ley y Orden” y participado en los guiones de bastantes episodios de “Canción Triste de Hill Street”. Conoció a Robert DeLaurentis (“Alfred Hitchock Presents”) mientras buscaba a un productor que pudiera sustituirle en “Corrupción en Miami” y aunque finalmente fue otra persona la que se encargó de la serie, ambos congeniaron y acordaron colaborar en el futuro. Volvieron a coincidir en Universal Studios, cuando a Wolf le ofrecieron desarrollar una serie de televisión protagonizada por Darkman (de la cual llegó a rodarse un episodio piloto que nunca se emitió). Por entonces, en el verano de 1991, se había estrenado “Terminator 2: El Día del Juicio Final”, un éxito de taquilla que dio la idea a DeLaurentis para una serie en la que podrían emparejar a un humano y un ciborg, aprovechando el potencial para el desarrollo de personajes que ofrece el formato televisivo.

DeLaurentis ya había trabajado sobre conceptos similares en el guión que escribió para “The Bionic Showdown: The Return of the Six Million Dollar Man and the Bionic Woman” (1989), telefilm en el que se volvían a reunir los actores protagonistas de las populares series de los setenta. Otra influencia fue el episodio, también escrito por DeLaurentis, para “Alfred Hitchock Presents” titulado “Romance Machine”, sobre un genial científico poco hábil con las mujeres que decide crear un androide femenino con el que interactuar. Estaba claro, por tanto, el interés del productor y guionista en la idea de la inteligencia artificial, abordada ésta en términos de un personaje femenino. A todo ello se sumó la lectura de “La Sociedad de la Mente” (1988), un libro del especialista en robótica e inteligencia artificial Marvin Minsky.

Se trataría de juntar a un ciborg “femenino”, dotado de inteligencia artificial pero también de un componente humano, y un policía varonil y poco sofisticado. Conforme su relación fuera avanzando, el ciborg descubriría lo que significa ser humano y, eventualmente, una mujer. El planteamiento y tono, según el propio DeLaurentis, sería como una mezcla de “Luz de Luna” y “Terminator 2”. No obstante, dado que la prioridad era la serie televisiva de “Darkman”, DeLaurentis y Wolf aparcaron el proyecto temporalmente.

Meses más tarde, cuando el Darkman televisivo acabó desechándose, ambos productores atendieron la petición de Warren Littlefield recuperando su idea del policía ciborg femenino, reformulándola y presentándosela en noviembre de 1991 a la NBC que, sin pensárselo dos
veces, la compró. Tanto fue su entusiasmo inicial que decidió no posponerla hasta la siguiente temporada, sino estrenarla a mitad de la misma, en primavera del año siguiente. Antes de navidad, Wolf y DeLaurentis escribieron el episodio piloto y, tras su aprobación por la cadena, recibieron el encargo de producir trece capítulos más. Ello obligó a trabajar contra reloj y con una gran presión para construir los escenarios, diseñar el vestuario, elegir a los actores y escribir los guiones.

En el piloto de la serie, “Prototipo”, se presentaba al detective Bobby Mann, indignado porque su compañero androide masculino había puesto en peligro su vida durante el enfrentamiento contra un criminal. La capitana Margaret Claghorn (S.Epatha Merkerson) le asigna un nuevo compañero, la sargento Eve Edison, una experta en información. Inmediatamente, ambos son encargados por el Departamento de Asuntos Internos para investigar un posible caso de policías corruptos relacionados con una serie de recientes asesinatos. Cuando unos intrusos tratan de matar a Mann en su propia casa, Eve salta por la ventana y consigue abatir a uno de los atacantes, revelando, para sorpresa del policía que su bella compañera es en realidad una androide (en este caso quizá sería más adecuado el término ginoide).

Eve encuentra pruebas de que los asesinos están relacionados con Cody Shannon, uno de los policías del cuerpo considerados más honrados, pero Mann se resiste a aceptar la verdad. Otras evidencias relacionan a todas las víctimas con la misma compañía siderúrgica y tras abrir una caja de seguridad perteneciente al presidente de la compañía, Mann debe aceptar, a la vista de
un cheque extendido a nombre de Shannon, lo que su compañera le había contado. La investigación continúa su curso hasta su satisfactoria conclusión, momento en el que Mann ha aprendido a respetar las capacidades de Eve y decidido ser su mentor en todo aquello relacionado con los humanos.

La serie tenía una factura visual limpia y elegante que trataba de distanciarse de los programas policiacos más “sucios” o realistas y sus guiones se basaban, como cualquier drama, en crear al tiempo conflicto y química entre los protagonistas. En buena medida, era una serie que se apoyaba en el personaje de Eve y su evolución hacia la compresión y asunción de los atributos humanos, una tarea nada sencilla para los guionistas dado que, básicamente, Eve era un androide carente de emociones. Su comportamiento era el de un niño en contraste con la veteranía y personalidad cínica y arisca de Mann.

Para interpretar a este último, los productores eligieron a David Andrews, que había recibido
su primer papel en “Pesadilla en Elm Street” en 1984 para luego desarrollar una discreta carrera en la televisión. Curiosamente, cinco años atrás ya había protagonizado una curiosa y poco conocida película de CF, “Cherry 2000” en la que encarnaba a un ejecutivo cuya esposa era un robot. La búsqueda de la actriz que debía interpretar a Eve fue mucho más larga y complicada. Ni en Los Ángeles ni en Nueva York encontraban la persona adecuada y acabaron abriendo el casting a jóvenes con poca o ninguna experiencia. Consideraron seriamente a una joven Julianna Margulies para el papel, pero Michael Crichton se la llevó para “Urgencias”. Finalmente, escogieron a Yancy Butler, una belleza que con sólo 22 años acababa de graduarse en la universidad y que no tenía experiencia alguna en interpretación.

Cada episodio de “Mann & Machine” se abría con un teaser en el que se mostraba el escenario del crimen desde el punto de vista de Eve. Sus ojos grababan un vídeo, tomaban fotos de
objetos y evidencias que luego serían claves para resolver el asesinato. Los casos, una combinación de pesquisas policiales y escenas de acción, no eran gran cosa desde el punto de vista del drama policial y su mayor atractivo consistía en la introducción de pequeños elementos futuristas: un asesino en serie que se servía de una agencia de contactos; traficantes de órganos o bebés diseñados genéticamente. Ya con el androide protagonista en escena, los productores no quisieron dar más forma y riqueza al mundo del futuro en el que éste evolucionaba. En cambio, optaron por concentrarse en su evolución emocional, su relación con su compañero y con el entorno. Está claro que situar la acción en un futuro lejano les hubiera impedido utilizar localizaciones y edificios reales de Los Ángeles además de tener que fabricar muchos más gadgets y decorados, pero hay detalles que no pueden sino chirriar al espectador, como el que Andrews conduzca un potente humvee pero que el resto de automóviles que comparten carretera con él sean modelos claramente antiguos.

Eve era un ser con grandes dotes físicas y una puntería perfecta. Su red neural le permitía aprender con la experiencia y, además, contaba con diversos gadgets, como seis pares diferentes de ojos artificiales, cada uno diseñado para un propósito distinto. En un episodio, por ejemplo, Eve se extrae el ojo y lo adhiere a la pared como si fuera una cámara de vigilancia. En otra
ocasión, dispara un rayo láser para abrir una caja fuerte. También podía conectar con el sistema informático de la policía para buscar información en las bases de datos.

Ahora bien, a pesar de sus extraordinarias dotes físicas y tecnológicas, Eve tenía la edad emocional de una niña de siete años. Para ella, el mundo era una tabla rasa que llenar poco a poco con iguales dosis de curiosidad e ingenuidad. Yancy Butler subrayó esa actitud manteniendo siempre abiertos sus grandes ojos, no parpadeando y mirando a la gente de forma intensa y algo desapasionada.

Es cierto, y así lo admitió a posteriori DeLaurentis, que la premisa que explicaba la inclusión de Eve en las filas de la policía “de calle” era muy débil. Porque, ¿no es muy arriesgado lanzar a un androide sin experiencia emocional a un campo tan peligroso como el policial, donde las
vidas a menudo están en juego y en el que muchos crímenes tienen, precisamente, un componente irracional? ¿No habría sido más sensato esperar a que el androide hubiera obtenido más experiencia en el mundo humano? DeLaurentis y Wolf lo interpretaron de otra manera, a saber: dado que la investigación policial requiere tanto un alto grado de inteligencia analítica como dotes físicas (velocidad, reflejos, puntería) y que no es necesario una gran empatía para revisar pistas y evidencias y rastrear a los culpables, un androide bien podría realizar ese trabajo. Aunque en mi opinión este enfoque materialista del trabajo de la policía es erróneo, sí facilitaba las cosas desde un punto de vista dramático, jugando con el contraste entre la personalidad de los protagonistas.

A Eve le confundían los giros idiomáticos y la jerga popular, no incluida en su diccionario de programación. E humor siempre estuvo presente en la interpretación de Yancy Butler, que consiguió equilibrar su propio estilo con cierta rigidez robótica. Su viaje emocional incluyó una primera amistad (“Torch Song”), una primera mentira (“Billion Dollar Baby”) o incluso una oferta sexual (“Manns Fate”). La idea era que la relación entre Bobby e Eve evolucionaría hasta convertirse en algo personal primero y romántico después, explorando la idea de un
hombre auténtico enamorado de una mujer artificial. Pero ese desarrollo jamás llegó a verse.

Porque al final, la serie no caló en la audiencia y de los trece episodios proyectados sólo se emitieron nueve. Para colmo, en su recorrido inicial sólo se ofrecieron cuatro capítulos, dejando los cinco restantes para llenar huecos en la programación veraniega. Los malos resultados posiblemente no deban achacarse a la calidad de la serie, sino a la nefasta política de programación de las cadenas. Inicialmente, “Mann & Machine” iba a ser emitida los viernes por la noche pero, en el último momento, los ejecutivos de la NBC decidieron trasladarla al domingo por la noche, donde tenía que competir con “Se ha escrito un crimen”, una serie de la CBS inmensamente popular que ningún otro programa de la misma franja horaria había conseguido desbancar. El disgusto de los productores no sirvió de nada: puestos a elegir entre dos series policiacas en la misma hora, el público eligió la más conocida. Si bien “Mann & Machine” obtuvo unos ratings de audiencia que hoy probablemente habrían garantizado su continuidad, en aquella época no se consideraban suficientes.

Extrañamente, la serie tuvo una especie de segunda vida bajo una forma diferente. A pesar de que recibió algunas críticas negativas acusándola de sexista, la cadena pensó que el formato podía funcionar mejor eliminando a David Andrews de la ecuación y convirtiéndola en un drama policiaco coral protagonizado entre otros por Yancy Butler. Así, el verano siguiente, en 1993, se estrenó “South Beach”, en la que la actriz encarnaba a una ladrona que trabajaba para el gobierno atrapando criminales, premisa calcada a la de una serie más antigua, “Ladrón sin Destino” (1968-1970) protagonizada por Robert Wagner. La cadena volvió a jugar sucio, cambiando los días y horas de programación de una semana a la siguiente y coartando cualquier posibilidad de consolidar un núcleo estable de seguidores.

“Mann & Machine” no fue una serie tan mala como para merecer la cancelación fulminante que sufrió. A finales de los ochenta, “Star Trek: La Nueva Generación” (1987-1994) había recuperado para la televisión a muchísimos aficionados a la ciencia ficción, pero el género, aunque mejor considerado por las cadenas dados los resultados de audiencia de aquella serie, aún daba muchos palos de ciego. En 1992, cuando se estrenó “Mann & Machine” aún no había aparecido el spin-off “Star Trek: Espacio Profundo 9”, faltaban dos años para estrenar “Babylon 5” y uno hasta que “Expediente X” revolucionara la televisión. En esa década aparecieron muchas nuevas series de CF pero pocas consiguieron superar la primera temporada, ya fuera porque fracasaran a la hora de captar la atención de la audiencia o porque las cadenas las maltrataban en su programación.

Los argumentos y el tipo de humor que desarrolló “Mann & Machine” no han envejecido del todo bien, pero su idea resultaba tan interesante entonces como ahora. Prueba de ello es que J.J.Abrams volvió sobre ella en una nueva serie, “Almost Human” (2013-2014) que, dicho sea de paso, tampoco tuvo demasiada suerte).



6 comentarios:

  1. Conoces el anacronópete? Reséñalo.

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  2. No se a que viene este comentario aquí, la verdad. Lo podías haber incluido en "La Máquina del tiempo", por ejemplo. Sí, si que lo conozco, pero por ahora no tengo previsto comentar esa zarzuela del siglo XIX. Quizá algún día.

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    1. Ah, perdón, mi bloguera preferida no suele contestar a los comentarios en posts antiguos.

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    2. Si, si q procuro contestar siempre q puedo. Reviso todos los comentarios incluso en los post antiguos. Es mejor colocarlos en las entradas q correspondan porque asi otros lectores interesados en el tema pueden aprender cosas. Saludos

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  3. Hola.saludos desde Chile.muy buen blog.con muy buenos articulos..esta serie No la conocía, y me parece interesantisima..mi único comentario es si puedes colocar los nombres originales de las series, ya que no se llamaban igual en todos lados. yo nunca conocí "corrupción en Miami" , siempre fue "Miami Vice"..tampoco "La canción triste de calle Hill", fue "El precio del deber"..y la ultima "Se ha escrito un crimen" ( Murder, She Wrote ), yo la esperaba como "Reportera del Crimen"....saludos

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  4. Hola. Gracias por tu comentario. El tema de los títulos de las series es peliagudo, porque en tu país se conoció de una forma, en el mío de otra, en México de otra... Sencillamente, no puedo glosarlos todos. Creo, no obstante, que es fácil acudir a ImDB y enseguida se averiguará el título original y cómo fue conocido en diferentes países. Es algo que también pasa con muchas películas, sobre todo las clásicas...

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