La ciencia ficción en España no ha gozado nunca del favor de crítica y público. Nuestra tradición ha discurrido por terrenos siempre alejados de la fantasía, situación que tampoco experimentó cambio alguno cuando en Inglaterra, Francia y Estados Unidos los romances científicos comenzaron a cobrar entidad propia. Un grado de industrialización inferior al de esos países, así como un menor índice de alfabetización y una inestable situación política, distanciaron a la gente de la tecnología y la ciencia y, por tanto, de un género literario cuya fuente nacía en aquéllas.
En esto, como en todo, hay excepciones. Una de ellas fue Nilo María Fabra (1843- 1903), pionero del periodismo español, corresponsal de guerra, fundador de la primera agencia de noticias española y prolífico escritor y ensayista cuya obra pudo leerse en buen número de revistas españolas e iberoamericanas. Persona inquieta, observadora y de espíritu crítico, a finales del siglo XIX aparecieron tres libros suyos con relatos cortos y ensayos en los que planteaba historias alternativas y futuros cercanos. Los tres libros han sido recientemente recopilados por Ediciones Berenice en un volumen titulado "La Guerra de España con los Estados Unidos y otros relatos". Entre sus cuentos y artículos, me merecen especial atención los siguientes:
- El desastre de Inglaterra en 1910: hoy, una fascinante historia alternativa; entonces, la visión de un futuro posible. ¿Cómo hubiera quedado el mapa europeo y colonial -por tanto, mundial- de haber discurrido las cosas por caminos algo diferentes? Los intereses comerciales de una Europa continental unida se enfrentan a los de los británicos. El cierre del canal de Suez precipita una guerra de Europa contra Inglaterra.
- El triunfo de la igualdad: Las Cortes Españolas votan la nivelación social: ya no habrá ricos, pobres o propiedad privada. El Estado se incauta de toda la riqueza nacional y la repartirá entre los ciudadanos. Pero, ¿cómo hacerlo? Lo que parece una solución a las inquietudes políticas y económicas del momento (la codicia, el maquinismo, la desigualdad...) acaba convertido merced a esta sátira en un gran despropósito.
- Cuatro siglos de buen gobierno: Una historia alternativa, narrada en el tono de un libro de historia. ¿Qué hubiera pasado si a la muerte de los Reyes Católicos hubiera reinado su nieto, Miguel, heredando las coronas de España y Portugal? Los reinos de Castilla, Aragón, Navarra y Portugal se unen a las coronas de Nápoles y Sicilia y a las colonias de las Indias Orientales y Occidentales. Fabra elabora aquí una fantasía nostálgica en la que se mezcla lo que pudo ser y no fue con lo que nunca pudo haber sido.
- Un viaje a la República Argentina en el año 2003. La descripción de un viaje desde Madrid a Buenos Aires en un moderno tren en el que los billetes se pueden comprar por teléfono, las máquinas están impulsadas por electricidad y los vagones cuentan con una sofisticada suspensión, climatizador, una especie de GPS para indicar la posición del tren en cada momento y un trasunto de internet que, a través de la línea telefónica, puede proporcionar la definición de cualquier vocablo (Diccionario-Fonógrafo, algo así como nuestra wikipedia) o noticias de cualquier parte del mundo (Noticiero Parlante). El tren atraviesa un túnel ferroviario submarino entre Gibraltar y Marruecos -provincia española- antes de embarcar en un buque submarino que en dos días atraca en Brasil.
- En el planeta Marte: en el Planeta Rojo tienen noticiarios que se reciben por teléfono, canales por los que navegan buques eléctricos, plataformas móviles de diferentes velocidades que sustituyen a las carreteras y aceras, alimentos sintéticos, control del clima, una civilización global que tiene un solo Estado... los marcianos descubren que hay vida en la Tierra (ellos la llaman "Azul") y consiguen comunicarse con nosotros, sus atrasados vecinos del Sistema Solar ("los más bárbaros están regidos por los caprichos de un individuo y los más adelantados por las pasiones de unos cuantos, pero en todos los países los gobiernos viven a costa de sus pueblos") mediante señales luminosas. Lo que para nosotros son avances, para una civilización más evolucionada son interpretados de forma muy diferente: "Nada más primitivo que la indumentaria. Se visten de telas, toscamente tejidas, producto de filamentos de tallos de plantas, de los gérmenes de éstas, de los capullos de un gusano o de la tonsura de cuadrúpedos, a los cuales se despoja del abrigo que les dio la naturaleza para su propio y no ajeno uso".
- La guerra de España con los Estados Unidos: escrito en 1897, Fabra se adelantó en un año al conflicto que enfrentaría en la realidad a ambos países. El escritor, sin embargo, se dejó llevar por su patriotismo, y en su relato la potencia norteamericana -que ambiciona Cuba como salida para su creciente población negra, igual a los blancos ante la ley pero despreciada y marginada de facto- acaba batida por la heroica armada española. Un relato contado con el estilo propio de las crónicas bélicas de la época que Fabra conocía muy bien.
Otros cuentos son ácidas sátiras sociales y políticas y leyéndolas resulta tan fascinante como entristecedor comprobar qué poco ha cambiado nuestro país -y el mundo en general-. En ellos están presentes el temor al uso de las nuevas tecnologías en la industria y la agricultura, la codicia, la ignorancia y ceguera de las masas, la deforestación insensata, la indiferencia de los ciudadanos hacia el sistema democrático, la corrupción de la política local o la generalizada apatía intelectual ("holgazanes contumaces del entendimiento").
Entre sus visiones geoestratégicas del futuro aparecen apuntes sobre la situación de Gibraltar, la Revolución Rusa y la toma del Palacio de Invierno por las muchedumbres, la derrota de EEUU ante una liga de países latinoamericanos y la recuperación de California por parte de México, la desaparición de la guerra cuerpo a cuerpo para ser sustituida por una contienda basada en las máquinas o la descompensación entre los avances médicos que alargan la vida humana y los desarrollos en otros ámbitos materiales que permitan mantener el nivel de vida. En el ámbito de la tecnología, además de lo apuntado algo más arriba, podemos destacar entre sus breves anotaciones el teletrabajo para los diputados (no tienen que asistir a las sesiones en las Cortes sino que lo hacen desde sus casas vía "fonógrafo parlamentario" -"habrá aparatos especiales para aquellos que quieran interrumpir al orador"-), un servicio cuyos abonados pueden recibir música a domicilio a través de la línea telefónica (hilo musical), trenes superveloces que indemnizan a sus usuarios por cada minuto de retraso en su llegada, máquinas eléctricas lanzarrayos, la televisión pública o la videoconferencia.
El humor está presente también en estos relatos, un humor muy de la tierra, corrosivo y plagado de referencias locales. En "El hombre único", un chiflado que cree que todo el mundo menos él son espíritus irreales acaba llegando a las más altas instancias de la política y el ejército. Extraordinario e hilarante es "Del Cielo a España", en el que el apóstol Santiago es enviado por Dios de nuevo a nuestro país para intentar predicar el sentido común; nada más llegar, es arrestado por la Guardia Civil por no tener cédula de vecindad ("con decir que era cárcel de pueblo, y de pueblo de La Mancha, está dicho todo"), primero de una serie de disparates que acabarán por desesperar al bueno del santo. "La locura del anarquismo" da cuenta de un experimento en el que una colonia de convictos anarquistas en las Islas Carolinas acaba como el rosario de la aurora tras intentar convertir a los nativos a su ideología. En "El Dragón de Montesa" se ríe de las cábalas de arqueólogos e historiadores: tras un brutal cambio climático, España queda cubierta por el hielo. Una estatua de Sancho el Bravo en Madrid y el soldado a caballo que montaba guardia a su lado, súbitamente congelados, son encontrados siglos después por los descendientes de los españoles, residentes desde hace generaciones en África; las conclusiones a las que llegan sus expertos historiadores a partir del hallazgo son tan hilarantes como dignas de reflexión.
De todo esto se deduce que a Fabra no le faltaba imaginación ni capacidad para evocar futuros posibles. De haber sido diferente el ambiente editorial y social contemporáneo, ¿hubiera desarrollado su creatividad aún más allá en escritos de mayor extensión que el cuento, el artículo periodístico o el breve ensayo? ¿Podría haberse hecho merecedor su nombre, a través de la novela de anticipación, de figurar en los manuales especializados de historia de la CF? Aunque el interés de Fabra parecía estar en el ensayo político más que en la CF pura, quizá si, como le sucedió a H.G.Wells -que también comenzó como ensayista y articulista-, hubiera encontrado un editor que le animara a escribir una novela futurista, las cosas hubieran sido diferentes para la historia del género en España.
En la propia solapa del libro, la editorial apunta que Nilo María Fabra "ha sido calificado como un "H.G.Wells de provincias" o como "el pequeño Verne español". Ciertamente, su obra, muy apegada al talante hispánico, de corta extensión y ambición limitada, no puede compararse con las de otros escritores contemporáneos del género. Aún así, por su originalidad, valentía y amplitud de miras en un contexto nada propicio a sus propuestas, merece la pena destacarse su figura como pionero de la Ciencia Ficción española.
En esto, como en todo, hay excepciones. Una de ellas fue Nilo María Fabra (1843- 1903), pionero del periodismo español, corresponsal de guerra, fundador de la primera agencia de noticias española y prolífico escritor y ensayista cuya obra pudo leerse en buen número de revistas españolas e iberoamericanas. Persona inquieta, observadora y de espíritu crítico, a finales del siglo XIX aparecieron tres libros suyos con relatos cortos y ensayos en los que planteaba historias alternativas y futuros cercanos. Los tres libros han sido recientemente recopilados por Ediciones Berenice en un volumen titulado "La Guerra de España con los Estados Unidos y otros relatos". Entre sus cuentos y artículos, me merecen especial atención los siguientes:
- El desastre de Inglaterra en 1910: hoy, una fascinante historia alternativa; entonces, la visión de un futuro posible. ¿Cómo hubiera quedado el mapa europeo y colonial -por tanto, mundial- de haber discurrido las cosas por caminos algo diferentes? Los intereses comerciales de una Europa continental unida se enfrentan a los de los británicos. El cierre del canal de Suez precipita una guerra de Europa contra Inglaterra.
- El triunfo de la igualdad: Las Cortes Españolas votan la nivelación social: ya no habrá ricos, pobres o propiedad privada. El Estado se incauta de toda la riqueza nacional y la repartirá entre los ciudadanos. Pero, ¿cómo hacerlo? Lo que parece una solución a las inquietudes políticas y económicas del momento (la codicia, el maquinismo, la desigualdad...) acaba convertido merced a esta sátira en un gran despropósito.
- Cuatro siglos de buen gobierno: Una historia alternativa, narrada en el tono de un libro de historia. ¿Qué hubiera pasado si a la muerte de los Reyes Católicos hubiera reinado su nieto, Miguel, heredando las coronas de España y Portugal? Los reinos de Castilla, Aragón, Navarra y Portugal se unen a las coronas de Nápoles y Sicilia y a las colonias de las Indias Orientales y Occidentales. Fabra elabora aquí una fantasía nostálgica en la que se mezcla lo que pudo ser y no fue con lo que nunca pudo haber sido.
- Un viaje a la República Argentina en el año 2003. La descripción de un viaje desde Madrid a Buenos Aires en un moderno tren en el que los billetes se pueden comprar por teléfono, las máquinas están impulsadas por electricidad y los vagones cuentan con una sofisticada suspensión, climatizador, una especie de GPS para indicar la posición del tren en cada momento y un trasunto de internet que, a través de la línea telefónica, puede proporcionar la definición de cualquier vocablo (Diccionario-Fonógrafo, algo así como nuestra wikipedia) o noticias de cualquier parte del mundo (Noticiero Parlante). El tren atraviesa un túnel ferroviario submarino entre Gibraltar y Marruecos -provincia española- antes de embarcar en un buque submarino que en dos días atraca en Brasil.
- En el planeta Marte: en el Planeta Rojo tienen noticiarios que se reciben por teléfono, canales por los que navegan buques eléctricos, plataformas móviles de diferentes velocidades que sustituyen a las carreteras y aceras, alimentos sintéticos, control del clima, una civilización global que tiene un solo Estado... los marcianos descubren que hay vida en la Tierra (ellos la llaman "Azul") y consiguen comunicarse con nosotros, sus atrasados vecinos del Sistema Solar ("los más bárbaros están regidos por los caprichos de un individuo y los más adelantados por las pasiones de unos cuantos, pero en todos los países los gobiernos viven a costa de sus pueblos") mediante señales luminosas. Lo que para nosotros son avances, para una civilización más evolucionada son interpretados de forma muy diferente: "Nada más primitivo que la indumentaria. Se visten de telas, toscamente tejidas, producto de filamentos de tallos de plantas, de los gérmenes de éstas, de los capullos de un gusano o de la tonsura de cuadrúpedos, a los cuales se despoja del abrigo que les dio la naturaleza para su propio y no ajeno uso".
- La guerra de España con los Estados Unidos: escrito en 1897, Fabra se adelantó en un año al conflicto que enfrentaría en la realidad a ambos países. El escritor, sin embargo, se dejó llevar por su patriotismo, y en su relato la potencia norteamericana -que ambiciona Cuba como salida para su creciente población negra, igual a los blancos ante la ley pero despreciada y marginada de facto- acaba batida por la heroica armada española. Un relato contado con el estilo propio de las crónicas bélicas de la época que Fabra conocía muy bien.
Otros cuentos son ácidas sátiras sociales y políticas y leyéndolas resulta tan fascinante como entristecedor comprobar qué poco ha cambiado nuestro país -y el mundo en general-. En ellos están presentes el temor al uso de las nuevas tecnologías en la industria y la agricultura, la codicia, la ignorancia y ceguera de las masas, la deforestación insensata, la indiferencia de los ciudadanos hacia el sistema democrático, la corrupción de la política local o la generalizada apatía intelectual ("holgazanes contumaces del entendimiento").
Entre sus visiones geoestratégicas del futuro aparecen apuntes sobre la situación de Gibraltar, la Revolución Rusa y la toma del Palacio de Invierno por las muchedumbres, la derrota de EEUU ante una liga de países latinoamericanos y la recuperación de California por parte de México, la desaparición de la guerra cuerpo a cuerpo para ser sustituida por una contienda basada en las máquinas o la descompensación entre los avances médicos que alargan la vida humana y los desarrollos en otros ámbitos materiales que permitan mantener el nivel de vida. En el ámbito de la tecnología, además de lo apuntado algo más arriba, podemos destacar entre sus breves anotaciones el teletrabajo para los diputados (no tienen que asistir a las sesiones en las Cortes sino que lo hacen desde sus casas vía "fonógrafo parlamentario" -"habrá aparatos especiales para aquellos que quieran interrumpir al orador"-), un servicio cuyos abonados pueden recibir música a domicilio a través de la línea telefónica (hilo musical), trenes superveloces que indemnizan a sus usuarios por cada minuto de retraso en su llegada, máquinas eléctricas lanzarrayos, la televisión pública o la videoconferencia.
El humor está presente también en estos relatos, un humor muy de la tierra, corrosivo y plagado de referencias locales. En "El hombre único", un chiflado que cree que todo el mundo menos él son espíritus irreales acaba llegando a las más altas instancias de la política y el ejército. Extraordinario e hilarante es "Del Cielo a España", en el que el apóstol Santiago es enviado por Dios de nuevo a nuestro país para intentar predicar el sentido común; nada más llegar, es arrestado por la Guardia Civil por no tener cédula de vecindad ("con decir que era cárcel de pueblo, y de pueblo de La Mancha, está dicho todo"), primero de una serie de disparates que acabarán por desesperar al bueno del santo. "La locura del anarquismo" da cuenta de un experimento en el que una colonia de convictos anarquistas en las Islas Carolinas acaba como el rosario de la aurora tras intentar convertir a los nativos a su ideología. En "El Dragón de Montesa" se ríe de las cábalas de arqueólogos e historiadores: tras un brutal cambio climático, España queda cubierta por el hielo. Una estatua de Sancho el Bravo en Madrid y el soldado a caballo que montaba guardia a su lado, súbitamente congelados, son encontrados siglos después por los descendientes de los españoles, residentes desde hace generaciones en África; las conclusiones a las que llegan sus expertos historiadores a partir del hallazgo son tan hilarantes como dignas de reflexión.
De todo esto se deduce que a Fabra no le faltaba imaginación ni capacidad para evocar futuros posibles. De haber sido diferente el ambiente editorial y social contemporáneo, ¿hubiera desarrollado su creatividad aún más allá en escritos de mayor extensión que el cuento, el artículo periodístico o el breve ensayo? ¿Podría haberse hecho merecedor su nombre, a través de la novela de anticipación, de figurar en los manuales especializados de historia de la CF? Aunque el interés de Fabra parecía estar en el ensayo político más que en la CF pura, quizá si, como le sucedió a H.G.Wells -que también comenzó como ensayista y articulista-, hubiera encontrado un editor que le animara a escribir una novela futurista, las cosas hubieran sido diferentes para la historia del género en España.
En la propia solapa del libro, la editorial apunta que Nilo María Fabra "ha sido calificado como un "H.G.Wells de provincias" o como "el pequeño Verne español". Ciertamente, su obra, muy apegada al talante hispánico, de corta extensión y ambición limitada, no puede compararse con las de otros escritores contemporáneos del género. Aún así, por su originalidad, valentía y amplitud de miras en un contexto nada propicio a sus propuestas, merece la pena destacarse su figura como pionero de la Ciencia Ficción española.
La ciencia ficción en España no ha gozado nunca del favor de crítica y público. Nuestra tradición ha discurrido por terrenos siempre alejados de la fantasía, https://consejoscomunales.net/miguel-grau/
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