viernes, 11 de marzo de 2016

1982- LA COSA – John Carpenter




John Carpenter comenzó a llamar la atención de los fans en 1974 con “Dark Star”, una ingeniosa deconstrucción de “Star Trek” que realizó cuando aún era estudiante de la Escuela de Cine de la Universidad de California del Sur. Siguió una trayectoria ascendente con la policiaca “Asalto a la Comisaría del Distrito 13” (1976) y “La Noche de Halloween” (1978), ésta última un resonante éxito que renovó el género de terror e impactó a todo aquel que la vio. Fue uno de los films independientes más exitosos jamás rodados hasta la fecha e iniciador del subgénero de grotescos asesinos en serie que tomaría por asalto las pantallas en la década de los ochenta. Tras ese título, vendrían la historia de fantasmas “La Niebla” (1980) y la aventura distópica “1997: Rescate en Nueva York” (1981). Su siguiente proyecto fue “La Cosa”, quizá su obra maestra. Aunque desde entonces sus películas han ofrecido grandes momentos y, en general, son bastante disfrutables, ninguna ha recuperado la inventiva e impacto de “La Cosa”.



El personal estacionado en una base norteamericana en la Antártida ve interrumpidas sus actividades por la aparición de un helicóptero procedente de una cercana base noruega que intenta abatir a tiros a un perro husky; pero antes de que puedan conseguirlo los tripulantes del aparato provocan accidentalmente una explosión con una granada y mueren. Los americanos, perplejos por lo sucedido adoptan al perro y le permiten entrar en la base sin sospechar su verdadera naturaleza.

Mientras tanto, el piloto MacReady (Kurt Russell) y otros compañeros se trasladan en helicóptero a la base noruega y descubren que todos han muerto. También se enteran de que éstos habían encontrado una nave alienígena enterrada en el hielo, y que de su interior habían extraído una criatura deforme. cuyo cadáver los americanos trasladan a su base para estudiarlo. Durante la noche se hace dolorosamente claro que una forma de vida alienígena se ha infiltrado en las instalaciones infectando otros organismos y adoptando su forma. Pronto, empieza a duplicar y reemplazar a los hombres de la base, dando comienzo una carrera por la supervivencia en la que la tensión y la paranoia no hacen más que aumentar. Ya nadie puede estar seguro no sólo de si sus compañeros son aún humanos, sino de si él mismo lo sigue siendo. MacReady se erige como líder de lo que cada vez más se parece a una caza de brujas.

“La Cosa” se adscribe a la floreciente moda que en los ochenta favoreció la producción de remakes de películas de CF de los cincuenta. Muchos eran los directores que habían pasado su infancia viendo aquellas películas y que ahora deseaban recuperarlas para una nueva audiencia disfrutando de un mayor presupuesto y mejores efectos especiales. En concreto, Carpenter se fijó en “El Enigma de Otro Mundo” (1951), el primer film de invasiones alienígenas de la Guerra Fría. El reciente éxito de “Alien: El 8º Pasajero” marcó el camino a seguir en cuanto al tipo de personajes que debían utilizarse: un puñado de individuos cínicos, descontentos y egoístas cuyas filas empezaban a menguar conforme el alien los cazaba.

Ahora bien, en honor a la verdad hay que decir que “La Cosa” no es un remake de una antigua película de serie B, sino una nueva versión del relato original en que se basó aquella: “¿Quién hay ahí?” (1938), escrita por John W.Campbell Jr..

Campbell es una de las figuras más importantes de la historia de la CF, no tanto como escritor como en su faceta de inteligente editor. Ocupó ese puesto en “Astounding Science Fiction” (más tarde rebautizada “Analog”) de 1939 a 1971 y fue el descubridor e impulsor de muchos de los principales escritores de lo que se ha dado en llamar “Edad de Oro de la Ciencia Ficción”. Renovó el género, lo llevó a la madurez y supervisó la creación y publicación de algunas de sus mejores historias.

“¿Quién hay ahí?” fue el clímax y casi el punto final de su trayectoria como escritor antes de
centrarse exclusivamente en las labores editoriales. Pero su traslación inicial a la pantalla como “El Enigma de Otro Mundo” distó mucho de respetar lo que hacía grande a esa historia, conservando sólo su esquema básico: una base en zonas polares y un grupo de humanos atrapados y acechados por un alienígena hostil. En cambio, descartó la capacidad metamórfica del extraterrestre y la paranoia que cundía entre los científicos acosados por él.

Carpenter y el guionista Bill Lancaster (hijo de Burt Lancaster) conservaron algunas referencias
directas a ese primer film, como la cinta de video encontrada en la base noruega que muestra a los hombres tomados de la mano rodeando la silueta de la nave sepultada en el hielo. Pero en lo demás Carpenter y Lancaster se mantuvieron fieles a la novela de Campbell y, de hecho, las únicas desviaciones respecto a la misma son la adición de los noruegos persiguiendo al perro al principio y un final más pesimista (mientras que Campbell hacía que los hombres derrotaran al alien, Carpenter opta por una conclusión más ambigua). También el enfoque varía, probablemente para mejor: la novela se centra en un grupo de hombres de acción tratando de utilizar la lógica y la ciencia para detectar al alienígena, mientras que la película ahonda en el miedo y la paranoia que sienten unos individuos corrientes y subraya lo inhumano de la naturaleza de ese ser extraterrestre.

El que la historia de Campbell pueda ser susceptible de diferentes interpretaciones y enfoques sin variar su contenido esencial es lo que la convierte en una obra capaz de saltar más allá de su tiempo. La versión cinematográfica de los años cincuenta es vista por muchos como una alegoría
del peligro “rojo” en su forma de infiltración en la armoniosa y ejemplar sociedad norteamericana (personalmente, soy cauteloso respecto a este tipo de intencionalidad política cuando no existe alguna declaración de los creadores en este sentido). Pero en los ochenta, tras dos guerras (Corea y Vietnam), un magnicidio (Kennedy), un gran escándalo político (Watergate), una crisis económica mundial (la del petróleo en 1973) y el fracaso del ideario de los movimientos juveniles de los sesenta, la historia de Campbell se aborda desde una óptica mucho más oscura y pesimista. Así, “La Cosa” es tanto una película que combina ciencia ficción y terror como una crítica al aislacionismo cultural norteamericano y, sobre todo, un agudo estudio del comportamiento colectivo de un grupo expuesto a una situación límite y cómo la tensión rompe la cohesión del mismo, despertando una irracionalidad que nos puede llegar a cometer actos verdaderamente “inhumanos”.

Lo que resulta interesante de ambas adaptaciones es cómo sus respectivos directores supieron distraer la atención de los fallos de sus respectivas películas. La versión de los 50 escondió sus cutres efectos y bajo presupuesto tras sus personajes y el suspense de su historia; la de los ochenta ocultó sus personajes insulsos e historia ya poco original con su presupuesto de serie A y efectos especiales. Al final, ambas opciones funcionaron muy bien. Pero incluso aunque ambas cuentan la misma historia, no pueden ser más diferentes en cómo la hacen funcionar. Es lo que significan treinta años de diferencia tanto en tecnología cinematográfica como en gustos populares.

He dicho que los personajes eran insulsos. Ninguno de ellos resulta verdaderamente memorable y
MacReady no es más que el típico líder duro de tantas películas: adusto, con recursos, despiadado cuando hace falta y sensible si el guión lo requiere, que sabe siempre lo que hay que hacer, que controla su miedo y hace lo necesario para cumplir su misión. Si MacReady carece de facetas, aún menos tienen sus comparsas, meros peones utilitarios cuyas predecibles muertes no importan a nadie más allá de la curiosidad por saber de qué repugnante manera serán escenificadas. A diferencia de Howard Hawks y sus ayudantes, que eran novatos en el género allá en los cincuenta, Carpenter ya era perro viejo en el fantástico y estaba satisfecho trabajando de acuerdo a lo que los fans esperaban de él.

La sensación de aislamiento, de estar rodeado por una naturaleza hostil, viene reforzada por el
reparto exclusivamente masculino (no hay ni una sola mujer presente, contrastando con la soltura con la que Carpenter dirigió a sus ninfas en “La Noche de Halloween”) y la fotografía de Dean Cundey, en la que dominaban los blancos azulados y que daba al film una pátina de deprimente desolación. “La Cosa” fue la cuarta colaboración entre Carpenter y Cundey tras “La Noche de Halloween”, “La Niebla” y “1997: Rescate en Nueva York” –esta última también protagonizada por Russell- pero fue la participación del gurú de los efectos especiales Rob Bottin lo que verdaderamente le dio a la película un toque distintivo.

“La Cosa” fue quizá la mejor representante de la moda que nació en el cine fantástico de los ochenta por los efectos que reproducían transformaciones físicas desagradables. Había empezado con dos éxitos gemelos relacionados con licántropos: “Aullidos” (1981) de Joe Dante, y “Un hombre lobo americano en Londres” (1981) de Joe Landis. En ambas aparecían metamorfosis de hombre a hombre lobo que mostraban con impactante detalle el crecimiento de pelo, hocico y dientes. John Carpenter contrató a Rob Bottin, el genio de 21 años que había creado las transformaciones de “Aullidos”, para que diseñara los efectos de “La Cosa”.

En la película original, “El Enigma de Otro Mundo”, el alienígena no era más que un tipo grandote
(James Arness) con la cabeza rapada y vestido con un traje de goma que le daba una vaga imagen a lo monstruo de Frankenstein. Además, todas las muertes sucedían fuera de cámara. Treinta años después, esa solución no asustaría a nadie y se le indicó a Bottin que diseñara algo nuevo, más visceral e inhumano. El resultado fue algo extravagante pero perfectamente adecuado al tema y argumento de la película: un engendro parido por los efectos especiales y bañado en sangre y carnaza que hubiera sido inadmisible treinta años atrás.

De hecho, Bottin consiguió que los espectadores se quedaran pegados a las butacas con unos efectos y maquillaje que recordaban a las pesadillas más enloquecidas de El Bosco o H.R.Giger: el cuerpo de un perro revienta descubriendo una masa de carne tentacular que atrapa a otros perros para acercarlos a sus fauces; la cabeza de un hombre poseído se parte en dos; otro, infectado también por el alienígena, hunde sus dedos bajo la cara de un compañero pudiéndose ver cómo los mueve bajo la piel… En la escena
más impactante, le vuelan la cabeza a una criatura grotesca que luego saca de su cuerpo una especie de lengua, la enrolla a la pata de una silla y la utiliza para arrastrarse a cubierto antes de que de ella surjan una especie de patas de araña que le permiten salir de la habitación corriendo. En una época en la que aún nadie soñaba con efectos digitales, Bottin marcó un hito en el cine fantástico con sus realistas muñecos repletos de vísceras y sangre. Tanta fue su dedicación, que tras trabajar durante un año sin descanso siete días a la semana, hubo de ingresar en un hospital por agotamiento en cuanto terminó la posproducción del film.

“La Cosa” es un extraño caso de película generalmente considerada como pobre en el sentido
cinematográfico –argumento lineal, música simple, montaje a veces confuso, caracterización mínima- que, sin embargo, todo el mundo coincide en alabar. En cierto sentido, no es tan diferente de “Viernes 13” (1980) y sus secuelas e imitadoras: un grupo de víctimas más bien anónimas que son despachadas consecutivamente con abundante sangre. A pesar de lo pobremente que están perfilados los personajes –que eran más numerosos y estaban retratados con mayor profundidad en la novela de Campbell- Carpenter sabe construir una intensa atmósfera de tensión y paranoia equivalente a la que podemos ver en otro clásico, “La Invasión de los Ladrones de Cuerpos” (1956). La escena del análisis de sangre, por ejemplo, es una obra maestra del suspense. Aunque los personajes sean escasamente memorables, el director sí sabe manejarlos con total convicción como grupo atenazado por el miedo, la desconfianza y la irracionalidad (y ello a pesar de que el guión –o el montaje- descuide la continuidad en varios momentos de la historia y no resulte fácil rastrear y descubrir quién ha sido poseído por el alienígena).

Desde su estreno, “La Cosa” fue acumulando estatus de película de culto. Sorprendentemente, no
obtuvo gran éxito cuando se estrenó. Posiblemente el problema fue que aquel año nadie pudo competir con “E.T.El Extraterrestre” y su cálida visión de la amistad interplanetaria. La cinta de Spielberg, estrenada dos semanas antes que la de Carpenter, se convirtió en la película más taquillera de la historia, impidiendo que nadie se fijase demasiado en otras interesantes propuestas de CF que se estrenaron a su sombra. Además, se la comparó desfavorablemente con su predecesora, “El Enigma de Otro Mundo”, que para entonces ya era considerada como un clásico intocable, o incluso con “Alien: el 8º Pasajero”. Para colmo y como muestra de la miopía de los críticos y la falta de perspectiva con la que lanzan sus comentarios, “La Cosa” recibió un abundante número de opiniones negativas que acusaban a Carpenter de haber perdido la cabeza y no haber rodado más que un escaparate de efectos especiales y gore. Sin duda, la visceralidad de Rob Bottin fue demasiado para ellos en ese momento, aunque los espectadores no tardarían en irse acostumbrando a ella a lo largo de la década conforme más y más películas siguieran su estela.

A lo largo de las tres décadas siguientes a su estreno, hubo rumores esporádicos de una secuela, mencionando a menudo a Rob Bottin como posible director. Finalmente, en 2011, llegó no una
secuela, sino una precuela que narraba los acontecimientos que desembocaban en el comienzo de la de Carpenter. De ella hablaremos en otra ocasión.

La idea de una criatura metamorfa se usó desde entonces en otros films, como por ejemplo el remake de “The Blob” (1988), “Leviatán: El Demonio del Abismo” (1989), “Proteus” (1995) o “Harbinger Down” (2015). Otras cintas han tomado para sus historias el concepto de un grupo de personas enfrentadas a una amenaza en una base remota, como “Alien Hunter” (2003), “The Last Winter” (2006), “El Infierno Bajo Tierra” (2009), “Deshielo” (2009) o el episodio “Hielo” de “Expediente X” (1993). La editorial Dark Horse publicó varias miniseries de comic basadas en las ideas de la película y muchas otras cintas y episodios de TV han rendido homenaje a “La Cosa” o han tomado prestados algunos de sus hallazgos.

El paso del tiempo ha permitido apreciar debidamente sus méritos y hoy, como su predecesora “El Enigma de Otro Mundo”, “La Cosa” está considerada como un clásico del cine híbrido de CF y Terror que, independientemente de su calidad cinematográfica, cumple todos sus objetivos: entretener, provocar el suspense, aterrorizar y plantear un interesante thriller psicológico.




7 comentarios:

  1. La volví a ver hace unos años y me gustó mucho. Se conserva muy bien, al menos a los ojos de uno que se crió con este cine. No sé qué le parecerá a alguien criado en lo digital. Todos los defectos que dices no se notan porque está muy bien rodada y todo es acción, no echas de menos que profundicen en los personajes porque no te da tiempo a pensar. Es de las mejores muestras del cine estadounidense popular sencillo y convencional pero emocionante y dinámico.

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  2. Estoy de acuerdo contigo. Y, desde luego, hoy es más apreciada de lo que lo fue en su día. Hemos visto que ha envejecido muy bien y que ha influido en otras obras, algo que en la época era imposible prever. Un saludo.

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  3. ¡Adoro esta película desde que la vi siendo niño! Aquella ocasión me dejó por completo asombrado, cuando la vi una noche de sábado por la tele y toda cortada (de lo que me enteré cuando años después la arrendé en VHS). Me la he repetido un montón de veces y fue uno de los primeros blu-rays que me compré. Por mucho que me gusten "Halloween", "The Alive" y "In the Mouth of Madness" creo que es lo mejor de Carpenter. Por cierto, hace años escribí sobre este filme, si bien mi análisis es pobre comparado con el tuyo:http://elcubildelciclope.blogspot.cl/2012/01/cosas-de-otro-mundo-y-de-este-tambien.html

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  4. Hola Elwin. Tu análisis está muy interesante y también recomiendo su lectura.. Un saludo

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  5. Estupenda película. Hace poco leí el relato original de John Campbell y también me gustó mucho. Es un poco como el caso de La Mosca, son relatos breves pero con mucho potencial y por ello han generado distintas versiones en cine, la mayor parte interesantes. Por cierto, no dices nada de la versión de 2011 de La Cosa.

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  6. No digo nada...porque la comentaré en una próxima entrada. Así evito un autospoiler...

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  7. Y terror en la Antártica con angelina jolie ¿no es del mismo tipo de película?

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