jueves, 13 de diciembre de 2018

1997- ABRE LOS OJOS – Alejandro Amenábar


El director y guionista español de ascendencia chilena Alejandro Amenábar saltó de lleno a la palestra internacional en 2001 con una magnífica película de fantasmas, “Los Otros”. Pero ya antes había demostrado su capacidad para abordar cine de género sorprendiendo e inquietando al público con historias difícilmente olvidables una vez vistas. A los 23 años dirigió “Tesis” (1996), un thriller sobre películas snuff que exploraba la fina línea entre la violencia real y la ficticia. También sobre dualidades versó su segunda película, de nuevo con guión propio –junto a Mateo Gil-, y que aún cosechó más éxito: “Abre los Ojos”.



César (Eduardo Noriega) es un joven y egocéntrico playboy que se precia de acostarse sólo una vez con cada mujer que seduce gracias a su físico, carisma y dinero. Durante la fiesta de su vigesimoquinto cumpleaños, conoce a Sofía (Penélope Cruz), la novia de su mejor amigo, Pelayo (Fele Martínez). Y entonces comienzan los problemas de verdad. César, cautivado por la sencillez de Sofía y quizá enamorado por primera vez en su vida, la aparta de su amigo; Sofía, por su parte, parece dispuesta a sucumbir a las tentativas de César…hasta que al día siguiente sobreviene la tragedia. Nuria (Najwa Nimri), una las recientes y rechazadas conquistas de César, se ofrece a llevarlo en su coche sólo para, enloquecida por la venganza y los celos, estrellarlo con ellos dentro. César sobrevive pero su cara resulta terriblemente desfigurada más allá de los límites de la cirugía reparadora actual. Obligado a llevar una máscara para esconder su escalofriante deformidad, la amargura le consume, se siente rechazado y tiene impulsos suicidas. Su siguiente encuentro con Sofía, muchos meses después, es frío y distante.

Sin embargo, una milagrosa técnica quirúrgica recién desarrollada le ofrece la oportunidad de recobrar sus antiguas facciones. Feliz, recupera su antigua vida y él y Sofía se comprometen. Pero las cosas empiezan a tomar un giro inesperado cuando su monstruosa cara de antaño se empeña en devolverle l mirada en el espejo; luego se despierta en mitad de la noche para encontrar que a su lado duerme no Sofía sino Nuria. Su cordura se esfuma al darse cuenta de que todas las evidencias, todas las personas que conoce, apuntan a que quién él afirma es Nuria, en realidad es Sofía. Enloquecido, la asesina sólo para ser atrapado y confinado en un psiquiátrico penal, donde un médico, Antonio (Chete Lara), trata de llegar al fondo de su perturbada mente y desentrañar la verdad a partir de una confusa mezcla de sueños, realidad y recuerdos y de entre la que parece destacar un misterioso instituto médico especializado en criogenización…

“Abre los Ojos” toca tantos géneros que resulta difícil categorizarla. Tiene un segmento
claramente adscrito al melodrama; otro es romántico; luego pasa al misterio detectivesco; después a la fábula moral; y por fin a la ciencia ficción. Amenábar fusiona hábilmente y sin fisuras elementos de todos esos géneros usando técnicas narrativas convencionales (flashbacks, pasajes oníricos, secuencias en diferentes momentos temporales) para conformar una cadena de enigmas sólo desvelados al final.

“Abre los Ojos” puede analizarse como un estudio de la dualidad: sueño versus vigilia, pesadillas frente a ilusiones perfectas, recuerdos del pasado frente a realidades del presente; conocimiento contra ignorancia; belleza frente a fealdad; locura y cordura; vivir y morir; determinismo y libre albedrío… todos estos conceptos cumplen su papel en la búsqueda de la
verdad por parte de César y su psiquiatra. Pueden verse referencias a obras clásicas como “La Bella y la Bestia”, “El Jorobado de Notre-Dame”, “El Doctor Jekyll y Mr.Hyde” o “El Fantasma de la Ópera”, aunque el homenaje más evidente es el que hace a “El Gabinete del doctor Caligari” (1919), el gran clásico alemán del cine mundo ambientado en un mundo distorsionado que terminaba siendo el perturbado interior de la mente de un loco. Incluso, el nombre del protagonista, César, está tomado del de la mencionada película. Pocos films han sido lo suficientemente audaces como para replicar el mundo interior de la cinta alemana, que utilizó decorados exageradamente deformados. (ATENCIÓN: SPOILER). Acertadamente, “Abre los Ojos” actualiza aquella historia apoyándose en la ciencia ficción moderna: en lugar del subjetivismo alucinado del loco guiado por un hipnotista, tenemos una ilusión generada por ordenador directamente en la mente del protagonista (FIN SPOILER). Y es que en el fondo, “Abre los Ojos” trata sobre el abismo que se abre entre percepción y realidad. Por ejemplo, cuando César tenía su apariencia atractiva, su interior es corrupto y amoral. Pero cuando la humillación de perder su belleza física lo transforma, la situación se invierte.

“Abre los Ojos” al principio, podría pasar por un ejercicio de surrealismo conforme lleva al espectador a través de un encadenamiento desasosegante de giros en los que se cuestiona la realidad: la película comienza con el actor despertando en un Madrid absolutamente vacío para luego repetir la escena ya con un escenario más cotidiano; después su rostro va oscilando entre lo atractivo y lo monstruoso; Sofía se convierte en su novia para poco después transformarse en su amante Nuria, un cambio que sólo él parece percibir.

Por ello es difícil sustraerse a la impresión de estar ante un film experimental que se adentra en
el campo del surrealismo, pero nada más lejos de la realidad. (ATENCIÓN: SPOILER) Es imposible comentar la película sin desvelar su conclusión claramente adscrita al ámbito de la ciencia ficción. En ella, la realidad percibida por el protagonista –y el espectador- experimenta otro giro, otra última ruptura, para revelarse como una ilusión, un programa de realidad virtual en el que vive la mente de aquél. Este tipo de volteo, producto del avance de las nuevas tecnologías y el espíritu de fin de milenio –así como del descubrimiento de los estudios de Hollywood de la obra de Philip K.Dick- , acabó convirtiéndose, en un periodo relativamente corto de tiempo, en el motor de películas como “Desafío Total” (1990), “Odisea en el Tiempo” (1992), “Arcatrón” (1993), “Juego Mortal” (1994), “The Game” (1997), “Dark City” (1998), “El Show de Truman” (1998), “eXistenZ” (1999), “Matrix” (1999), “El Club de la Lucha” (1999) o “Nivel 13” (1999). (FIN SPOILER).

Hoy, el tema del desmoronamiento de la realidad percibida y las tramas construidas como puzles en los que la identidad y el tiempo se presentan no como absolutos sino como
interpretaciones artificiales y cuestionables, han pasado a ser clichés del género utilizados abusivamente tanto por guionistas mediocres como capaces (entre estos últimos se hallan, por ejemplo, Christopher Nolan y su “Origen”; o incluso, ya en el terror, también Amenábar con la mencionada “Los Otros”); pero “Abre los Ojos” fue una de las primeras películas en conseguir que el clímax en torno a la dualidad realidad-ilusión funcionara –por no hablar de que fue una producción totalmente ajena a Hollywood-. Y ello gracias a haber escondido la revelación final en una estudiada concatenación de saltos de realidad, cambios de dirección y desconcertantes pistas que, cuando llega la conclusión, dan paso a una explicación lógica y coherente con todo lo que se ha visto hasta ese punto en lugar de –como en muchas de las películas indicadas- un giro abrupto sacado de la chistera para rematar la historia epatando al espectador a costa de la coherencia.

La dirección es austera e incluso plana. Deseando que sea la fuerza de la historia y el tono realista lo que soporte la película, Alejandro Amenábar rechaza la utilización de efectos y trucos visuales más allá de algunos juegos de cámara y fotografía. Su segmento central, dominado por el César deformado tratando de conectar de nuevo con sus amigos, transmite un
descorazonador sentimiento de alienación. Y cuando el guión empieza a mostrar sus cartas, lo hace de forma impactante, como la escena en el bar en el que el científico Serge Duvernois trata de convencer a Cesar de que puede controlar la realidad que le rodea y que si lo deseara, todos los clientes del local quedarían en silencio… lo cual sucede. Hay también pasajes con carga lírica y emocional, como cuando el deformado César se queda mirando a un mimo en un parque hasta que un chaparrón moja su cara borrando el maquillaje y mostrando que en realidad es Sofía.

Las interpretaciones de los dos actores principales son eficaces, especialmente la de Penélope Cruz, que hace de Sofía un auténtico enigma. Siempre atractiva y sensual, su actitud puede variar de la calidez a la brusquedad, de lo extrovertido e ingenioso a lo distante y desabrido. Cruz lleva a su personaje un paso más allá de mero recurso accesorio de la trama y le da una entidad creíble, que cae simpática y a la que el lector puede comprender.

“Abre los Ojos” es, en definitiva, una película notable por su inteligencia, audacia y complejidad que, sin embargo, discurre sin histrionismos visuales, con un buen ritmo y sin embrollar al espectador. Es un thriller existencialista que más que provocar quiere animar a la reflexión.

3 comentarios:

  1. Muy buen análisis!! Cuál es tu opinión del remake hollywoodense?

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    1. Gracias. Dentro de poco colgaré un artículo sobre el remake de Cameron Crowe...ahí me remito. Un saludo!!

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  2. Interesante lectura.
    Hace tiempo que la vi, debería repasarla, junto con "la otra" versión.

    Saludos,

    J.

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