lunes, 29 de diciembre de 2014

1943- ¡HAGASE LA OSCURIDAD! - Fritz Leiber


En 1973, Arthur C.Clarke enunció la que hoy es conocida como Tercera Ley de Clarke: “Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”. Efectivamente, para los hombres primitivos o pertenecientes a antiguas civilizaciones –o no tan antiguas-, cosas como el avión, los ordenadores o el rayo láser no serían sino producto de fuerzas mágicas o manifestaciones de un poder superior. Científicos comportándose como sacerdotes custodios de un conocimiento arcano que permanece vedado al resto de los mortales es un escenario muy tratado en la ciencia ficción desde bastante antes de que Clarke pusiera por escrito la ley mencionada.

Efectivamente, imaginar un mundo postapocalíptico reducido al primitivismo en el que los gobernantes se sirven de la tecnología disfrazada como magia para dominar al pueblo ha sido un recurso argumental utilizado en bastantes libros, desde “El Señor de la Luz” de Roger Zelazny, un pasaje de la saga de la “Fundación” de Asimov, “El Libro del Sol Nuevo” de Gene Wolfe, la trilogía de “Mundo Muerto” de Harry Harrison o esta que ahora comentamos, un clásico menor del género.

lunes, 22 de diciembre de 2014

1964- VIAJE AL FONDO DEL MAR



Atendiendo a la demanda de las cadenas de televisión, la ciencia ficción comenzó en los años sesenta a frecuentar las parrillas de programación. Desde el espionaje futurista de “El Agente de CIPOL” (1964-1968) a las aventuras con sabor pulp de “Viaje al Fondo del Mar”, la diversidad que se pudo encontrar en esa década dentro del ámbito de nuestro género fue extraordinaria.

domingo, 14 de diciembre de 2014

1956- LA INVASIÓN DE LOS LADRONES DE CUERPOS - Don Siegel


¿En qué momento somos más vulnerables? Algunos directores, como Alfred Hitchcock, nos dirían que darse una ducha no siempre es una buena idea; mientras que otros, como Wes Craven, nos avisarían sobre los peligros de quedarse dormidos. A esta categoría pertenece la película que ahora comentamos, “La invasión de los ladrones de cuerpos”

La película mezcla el relato de ciencia ficción y el cine negro para explorar, como otras cintas de mediados de los cincuenta, el paradigma de la invasión extraterrestre como conspiración en la que la batalla por la mente de la nación se libraba en la América profunda, la América cotidiana. En estos films, la amenaza última proviene del exterior, pero su verdadero poder para inquietar a la audiencia no reside en el aspecto monstruoso de los enemigos sino en su capacidad para transformarse en humanos poniendo en peligro la estabilidad de la familia o la comunidad en la que se infiltran.


jueves, 4 de diciembre de 2014

1968- ¿SUEÑAN LOS ANDROIDES CON OVEJAS ELECTRICAS? – Philip K.Dick (y 2)





(Viene de la entrada anterior)

Las Tres Leyes de la Robótica, ese código ético inquebrantable que se insertaba en los cerebros positrónicos de los robots de Isaac Asimov, cosecharon mucho éxito durante décadas. Esa imagen de los robots como sirvientes amables –que, no obstante, podían llegar a causar daño a sus amos burlando involuntariamente las aparentemente rígidas leyes- tenían su encanto, pero todo el mundo, autores y lectores, eran muy conscientes de que esas normas de programación en realidad servían para proteger a los humanos de las superiores capacidades físicas y mentales de sus creaciones. Fue necesario un escritor tan renegado y tecnófobo como Philip K.Dick para escribir con una mezcla de piedad y convicción sobre la posibilidad de insurrección de unos androides extraordinariamente sofisticados que, lejos de ser los replicantes capaces de maravillarse ante los prodigios del universo, eran seres duros, fríos y con escasa sensibilidad hacia lo que les rodeaba.

martes, 2 de diciembre de 2014

1968- ¿SUEÑAN LOS ANDROIDES CON OVEJAS ELECTRICAS? – Philip K.Dick (1)





De todas las novelas escritas por Philip K. Dick en la década de los sesenta, la más popular es la que ahora comentamos. Ello se debe en buena medida a la película “Blade Runner” (1982), dirigida por Ridley Scott y supuestamente basada en ella. De hecho, ha sido tanta la fama y el éxito que este film ha ido acumulando desde su estreno que muchos creen erróneamente que ambas obras, la literaria y la cinematográfica, pueden ser puestas en equivalencia.

Incluso aquellos que leyeron en su día la novela, tras ver la película tienden a recordar mal lo que Dick narraba en ella, no sólo porque la riqueza visual del film superaba con mucho a las parcas e insuficientes descripciones del texto de referencia, sino porque conceptualmente ambas obras diferían mucho. De hecho, Dick se lamentó amargamente de los cambios que sobre su novela efectuaron Hampton Fancher y David Peoples para el guión de “Blade Runner” y lo cierto es que hay que tratar a ambas como entidades diferentes con más diferencias que semejanzas.