Desde los años 50 del pasado siglo, con el renacimiento del cine de CF, los diseñadores de Hollywood crearon una ininterrumpida cascada de imágenes e iconos visuales de enorme poder y belleza. Sin embargo, ese talento para imaginar futuros, tecnología, mundos y criaturas inexistentes ya había dado muestras de existir desde hacía tiempo en los comics y la ilustración de revistas de CF. Estos artistas no fueron marginados por la pujanza del cine, todo lo contrario. Con el florecer de las revistas de CF y la edición directa en libro de las obras de los autores de género más reconocidos, éste se convirtió en un campo fructífero que podía proporcionar no sólo sustento económico sino, sobre todo, brindar la oportunidad de experimentar, probar técnicas o estilos nuevos que llamaran la atención del comprador potencial. Uno de los mejores de aquellos artistas fue Emshwiller.
Edmund
Alexander Emshwiller, más conocido artísticamente como Emsh, Willer o Ed
Emshwiller, nació en 1925 en una población de Michigan y tras graduarse en el
instituto se alistó en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial,
combatiendo en Italia en una división de Infantería. Fue allí donde se despertó
su amor por el arte y el diseño ya que, habiendo hecho constar en su registro
de alistamiento que su actividad civil era la de “proyeccionista de películas”,
lo asignaron al Servicio Especial con la misión de crear posters y flms para el
departamento de propaganda bélica.
Tras
licenciarse, se graduó en arte en la Universidad de Michigan, pero quizá lo más
importante que allí le sucedió fue conocer a una de sus compañeras de clase,
Carol Fries, de la que se enamoró. Ambos se graduaron en 1948 y en agosto de
1949 contrajeron matrimonio, una unión que duraría toda la vida del artista.
Carol (que, además de servir con frecuencia de modelo para su marido, llegaría
a ser una reconocida autora de CF y realismo mágico) fue aceptada para estudiar
en la Ecole des Beaux Artes de París así que, un mes después de la boda, los
dos se mudaron a Francia, donde Ed también asistiría a clases de arte. En 1950,
la pareja recorrió Europa en moto visitando muchos de los mejores museos del
continente y recolectando en ellos inspiración para sus respectivas carreras.
En 1953, los Emshwiller ya habían regresado a Estados Unidos para establecerse en Long Island, Nueva York, donde tuvieron tres hijos. Ya antes de ese momento, Ed, utilizando los seudónimos que comenté al principio, había iniciado su carrera artística dentro de la CF dibujando portadas e ilustraciones interiores para revistas como “Planet Stories”, “Future Science Fiction”, “Thrilling Wonder”, “Starling Stories”, “Amazing Stories”, “Galaxy Science Fiction”, “Mercury Mystery Book”, “If”, “Infinity Science Fiction”, “Astounding Science Fiction”, “Space Stories” o “The Magazine of Fantasy & Science Fiction”, ocupación que desarrollaría hasta mediados de los 60 del pasado siglo. También realizó cientos de portadas de libros para editoriales como Gold Metal Books o Ballantine Books, además de ilustraciones para revistas masculinas, como “Sportsman” o “True Action”.
Ed
Emshwiller, Frank Kelly Freas y Richard Powers fueron los reyes de la
ilustración de CF en estos años tan importantes para el género y también de los
pocos que podían vivir cómodamente gracias a él. Emsh ganó su primer Hugo en
1953 y volvería a alzarse con el galardón en 1960, 1961, 1962 y 1964. Durante
ese periodo, los otros únicos artistas en ganar el premio fueron Freas y Roy
G.Krenkel.
Su trabajo en esta época ofrecía una gran variedad de tonos y estilos que iban de lo cómico a lo simbólico pasando por lo dramático y desde el realismo hasta lo abstracto, como la portada del número de agosto de 1951 de “Galaxy Science Fiction”, en la que aparecen unos astronautas dentro de una cápsula que bien podría haber imaginado Max Ernst y que disuelve el campo visual en compartimentos fluidos de rojo, púrpura, gris y negro. Se sentía igualmente cómodo representando ciudades del futuro, naves, grotescos monstruos o extravagantes alienígenas.
Emsh
tenía un estilo vigoroso y pulido, aunque las líneas propiamente dichas tendían
a ser un tanto toscas, probablemente debido a la velocidad a la que muchas
veces debía trabajar. Aunque su talento es innegable, desde una perspectiva
moderna quizá hoy no llame tanto la atención, pero algunas de sus portadas clásicas
siguen luciendo magníficas. Por ejemplo, la del número de diciembre de 1958 de
“If” que ilustra el relato “Rata en el Cráneo”, de Rog Phillips, utilizando un
primer plano posterior de la cabeza de un hombre, recortada para mostrar cómo
una rata lo controla desde el interior. Puede que sus ilustraciones ya no se
utilicen para las ediciones modernas, pero siempre se le recordará por ayudar a
que el arte de la CF evolucionara desde la colorida aspereza de las revistas
pulp hacia aproximaciones conceptuales y gráficas más sofisticadas.
Durante
los 60 y 70, sin abandonar completamente su ocupación como ilustrador y pintor
abstracto con exposición en galerías, se adentró en el mundo de las películas
experimentales de CF y se involucró con grupos neoyorquinos de cine
independiente en 16 mm como Cinema 16 o Filmmakers Cooperative, colaborando
también con profesionales de la danza vanguardista como Yvonne Rainer, Caroline
Carlson o el Pilobolus Dance Group. La primera de sus películas, “Dance
Chromatic” (1959), muestra a la joven bailarina Nancy Fenster, que evoluciona
entre figuras y fondos abstractos. Es una obra bastante impresionante dado que
el trabajo de “edición” de Emsh se realizaba en cámara, lo que requería de una
precisión matemática. En 1971 empezó a trabajar con el formato de video,
entonces un medio completamente nuevo, y fue artista residente del Television
Laboratory en Nueva York, ganando más premios.
Tras
centrarse por completo en el campo cinematográfico en 1964, Emshwiller ya sólo
recuperó ocasionalmente su vertiente de ilustrador de CF, casi siempre como
favores a amigos. Fue el caso de las numerosas ilustraciones interiores que
realizó para la gruesa antología de Harlan Ellison, “De nuevo, Visiones
Peligrosas” (1972).
En sus últimos años se mudó a California y se convirtió en el decano de la Escuela de Cine del Instituto de Arte de California hasta su muerte en 1990, a los 65 años, por cáncer de pulmón.
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