Clonación humana, nanotecnología, alimentos transgénicos, transhumanismo, ciborgs, internet, democracia electrónica… Todos estos temas están relacionados con proyectos científicos reales, pero, al mismo tiempo, alimentan la imaginación contemporánea y los sueños tecnológicos de los creadores de ficción. Estas áreas de investigación, en las que se mezclan realidad, especulaciones fundadas y sueños imposibles han suscitado innumerables debates sobre los límites de la Humanidad y el desarrollo científico, debates que van mucho más allá de los laboratorios de investigación porque se difunden a través de los medios de comunicación y se infiltran en la cultura a todos los niveles… e incluso en la religión.
A muchos de nosotros, los terrícolas (e, imagino, a un
porcentaje considerable de los lectores de este blog) nos fascina la
posibilidad de que exista vida extraterrestre. Pero, ¿quién de nosotros puede
afirmar que la existencia de alienígenas constituye el núcleo de su fe
religiosa? Y aquí es donde entran en escena los raëlianos, los verdaderos
creyentes de una doctrina centrada en la premisa de que la vida en la Tierra es
el resultado de la experimentación extraterrestre y de que estos seres
tecnológicamente avanzados todavía caminan entre nosotros. Los llaman Elohim.
Esta religión (algunos lo llamarían secta) fue fundada en
1974 por el francés Claude Vorilhon. Joven de clase media nacido en 1946, había
sido piloto de carreras automovilísticas, periodista, cantante y compositor sin
conseguir destacar en ninguna de esas facetas ni obtener el reconocimiento que
anhelaba. Hasta que al anochecer del 13 de diciembre de 1973, Vorilhon tuvo un
encuentro con un amable alienígena llamado "Yahweh" en el parque
volcánico Puy de Lassolas. La criatura, salida de un platillo volante
aterrizado en un volcán extinto, compartió con él el primero de muchos mensajes
que debía anunciar a la Humanidad. No es difícil relacionar esta “experiencia”
con el éxito que estaba disfrutando po
r aquella época el suizo Erich Von
Daniken con sus teorías sobre la visita de alienígenas-dioses en el pasado de
la Tierra (su obra seminal, “Carros de los Dioses”, se había publicado en 1969)
y que sin duda estuvo también relacionado con un aumento de avistamientos ovni
en Francia.
El 19 de septiembre de 1974, Vorilhon celebró su primera conferencia pública en Paris, a la que asistieron más de 2.000 personas. Poco después, fundó formalmente el movimiento religioso, nombrando un presidente, un tesorero y un secretario, a cada uno de los cuales entregó un cheque de 10.000 francos pagaderos tras la publicación aquel mismo año de su primer libro, “Le Livre Qui Dit la Vérité (“El libro Que Dice la Verdad”).
Posteriormente, en 1975, Vorilhon afirmó haber sido llevado
al lejano planeta de los Elohim, un mundo en el que los avances biotecnológicos
permiten a los humanos alcanzar edades de hasta 700 años, mientras que algunos elegidos
pueden vivir eternamente clonando sus cuerpos y descargando sus mentes. Allí
existen robots biológicos, cuerpos humanos sin ‘personalidad’ dispuestos a servir
a sus amos, liberándolos del esfuerzo físico o de cualquier tipo de trabajo y liberándolos
para entregarse a las artes, el placer y el sexo. En relación con esto último,
el matrimonio no existe en ese planeta y cada individuo es libre de tener las
relaciones que desee, preservando siempre la libertad de sus parejas. Desde que
se instauró la clonación como sistema de perpetuar la especie, las hembras ya
no se
quedan embarazadas, así que la finalidad del sexo es simple y
exclusivamente la obtención del placer, bien sea en el seno de una relación
afectiva con otro individuo o con un robot biológico. Su experiencia en ese
lugar constituyó la base de su segundo libro, “Les Extra-terrestres M'ont
Emmené Sur Leur Planète” (“Los Extraterrestres me Llevaron a su Planeta”).
También fue allí donde Vorilhon se enteró de que él mismo
era mitad Elohim, así como el Último Profeta de la Humanidad que anunciaría el
regreso final de los extraterrestres. Rebautizado Raël y presentándose como
igual a otros profetas como Moisés, Buda, Jesús o Mahoma, Vorilhon decidió
difundir el mensaje de los Elohim, así como prepararnos para el resurgimiento
de nuestros creadores alienígenas. “Elohim” es un término bíblico que en la
tradición cristiana significa “Dios”. Según Raël, la palabra significa en
realidad “Aquellos que Vienen del Cielo” y se refiere a estos seres alienígenas
que en la Antigüedad fueron confundidos con dioses.
De esa forma nació una religión que ha crecido hasta tener miles de seguidores en todo el mundo (no se sabe exactamente cuántos, aunque se estima que unos 60.000 repartidos por los cinco continentes, con un crecimiento notable en África). El Raëlismo no tiene textos sagrados, aunque el propio Raël es autor de muchos libros, además de los ya indicados: "La Géniocratie" ("La Geniocracia", 1978); "Accueillir Les Extra-terrestres" ("Bienvenidos, Extraterrestres", 1979); "La Méditation Sensuelle" ("La Meditación Sensual", 1980) o "Oui Au Clonage Humain" ("Sí a la Clonación Humana", 2002).
El símbolo del movimiento es una esvástica integrada en una
estrella de David, una fusión que, comprensiblemente, dio origen a no pocas
suspicacias aun cuando ellos mismos aseguraron (en palabras de Thomas Kaenzig,
líder de la rama norteamericana de los raëlitas) que: “La estrella de David representa el infinito del espacio y la esvástica
el infinito del tiempo […] Nuestro símbolo oficial es el amor y se puede
encontrar en todo el planeta en innumerables culturas y escrituras, también en
el Libro Tibetano de los Muertos. El símbolo de la esvástica en sí mismo ha
sido un símbolo de paz y buen augurio durante milenios y un símbolo religioso
para miles de millones de hindúes, budistas, raelianos y otros”. En
cualquier caso, el logo acabó rediseñándose cuando la iglesia trató de
establecer una embajada para los Elohim en Jerusalén (la iniciativa fue
finalmente rechazada por el gobierno israelí).
Consciente del debate existente sobre la categorización de
estos movimientos como “sectas”, he recurrido en este artículo al concepto más
amplio de “religión” para así abarcar en él las características propias de las
sectas. Además, los propios raëlianos se definen a sí mismos como “movimiento
religioso”. Como en otras sociedades, cultos y movimientos basados en la
creencia en ovnis y extraterrestres, el Raëlismo no exige la membresía y
compromiso propios de las sectas, sino que son más bien espacios abiertos en
los que la gente puede compartir libremente sus opiniones y relatar sus
experiencias. El primer libro raëliano expuso un mito de la creación y una
escatología, pero no sugería rituales, sacerdocio, dimensión espiritual ni un
sistema coherente de ética sobre los que pudiera construirse un movimiento
organizado. Por otra parte, los seguidores pueden optar por participar
activa
mente en las acciones del movimiento o limitarse a formar parte de su
estructura. A éstos últimos se les asigna un nivel (del 1 al 6) y desempeñan
una labor proselitista con responsabilidades progresivamente mayores, desde
aprendices hasta guías nacionales y continentales.
Pero es que, además, los raëlianos afirman públicamente que
el núcleo de su religión está en la Ciencia y tal convencimiento ha llevado
incluso a cismas en su interior. Tan pronto como 1975, Vorhilon organizó una
purga de líderes que, según él, obstaculizaban la línea oficial que él mismo
había proclamado, ensuciando su enfoque “científico” con pseudociencias.
Ciertos responsables de la organización estaban interesados en mezclarse con el
resto de los fanáticos de la ufología y no tanto en el concepto raëliano de los
Elohim. Ante el peligro de cisma, Vorilhon los despidió a todos. Sus puestos
fueron reemplazados por un círculo interno de siete personas, cuya misión sería
la de informar al público de los mensajes raëlianos y recaudar fondos para
construir una embajada para los extraterrestres.
Los raëlianos son conocidos por su rechazo al teísmo, así
como por sus numerosas declaraciones e iniciativas pro-ciencia y pro-sexo, que
se remontan al principio nuclear del movimiento, esto es, que la vida humana
está moldeada a imagen de los alienígenas Elohim. En este sentido, cabe citar
Clonaid, un proyecto lanzado por Vorilhon y la obispa y química raeliana, Brigitte
Coisselier, con el propósito de avanzar en la ciencia de clonación. No dieron
mucho de qué hablar hasta que, en diciembre de 2002, Boisselier anunció haber
clonado en secreto al primer ser humano, una niña llamada Eva. Evidentemente,
Clonaid fue objeto de escrutinio y acciones legales, especialmente cuando no
pudieron proporcionar pruebas de la existencia de Eva. El editor de Ciencia de
la cadena ABC News, Michael Guillen, fue asignado para validar de forma
independiente a Eva. Clonaid retiró la colaboración con el pretexto de proteger
al bebé.
La posibilidad de que este grupo se hallara practicando la
clonación humana preocupó a los líderes mundiales. Tanto, de hecho, que Raël y
Boisselier fueron invitados a testificar ante el Congreso norteamericano, pero,
en último término, ninguno aportó prueba alguna. Un ex raëliano que pasó 50
años en el grupo y ayudó a construir el laboratorio de Virginia Occidental
donde todo eso supuestamente se llevó a cabo, afirma en la serie documental
“Raël: El Profeta Alienígena”, que nunca vio a Boisselier realizando ninguna
operación. Sin embargo, Thomas Kaenzig insistió en que Eva, entre otros clones,
iba creciendo. La presidenta de Clonaid, la doctora Boisselier, reside fuera de
Francia para eludir las severas sanciones que el país aplica a quienes apoyan
públicamente la clonación humana, y que pueden acarrear penas de hasta siete
años de prisión.
Otra iniciativa destacable es Clitoraid, que desde 2006
tiene el propósito de abrir un "hospital del placer" en Burkina Faso
para combatir la ablación genital femenina, una institución que el Ministerio
de Sanidad de ese país retrasó sine die. En 2015, en respuesta a una disputa
sobre la circuncisión de un niño de cuatro años en Estados Unidos, Clitoraid
emitió un comunicado de prensa en apoyo de la madre que no deseaba esa
intervención. También pidió a las Naciones Unidas que prohibieran tales
prácticas: "El daño corporal va en
contra de los derechos fundamentales de todos los niños, y no podemos entender
cómo un país supuestamente civilizado como Estados Unidos permite que sus bebés
varones sean mutilados legalmente con tanta facilidad". También instituyeron
el Día del Topless, una evento anual que no hace falta explicar y que se
celebra el 26 de agosto coincidiendo con el Women´s Equality Day de Estados
Unidos.
Desdibujando los límites entre lo humano y lo
extraterrestre, la pseudociencia y la ciencia ficción, la autopromoción y el activismo
legítimo, el Raëlismo quizá no sea la religión que incorpora ovnis y
extraterrestres más grande o más famosa (ciertamente no es la que tiene más
devotos famosos. La Cienciología fundada por Hubbard la supera con mucho), pero
sí podría ser la de pensamiento más liberal y vanguardista. La
peculiar historia de los raëlianos es un testimonio de la infatigable búsqueda
de lo extraordinario por parte de la humanidad, de su largo viaje en la
búsqueda del significado de un universo que sigue siendo tan enigmático e
insondable como las afirmaciones de sus profetas y una demostración, en fin, de
la influencia que la Ciencia Ficción ha tenido en nuestro mundo.
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