(Viene de la entrada anterior)
Con los decorados ya en construcción en los Estudios Pinewood de Londres, los productores no emplearon mucho tiempo en encontrar un sustituto para Ward: el joven genio de 28 años David Fincher, ganador de premios por cortos publicitarios y videos musicales y ansioso por debutar en el cine. Weaver recordaría luego la sintonía que tuvieron desde la primera entrevista, en la que ella le preguntó cómo veía el personaje de Ripley y él contestó: “Bueno, ¿qué te parece calva?”. “En ese momento, me enamoré de él”, dijo la actriz.
Una vez
contratado, una de las primeras iniciativas de Fincher fue la de atraer a Giger
de vuelta a la franquicia. Voló a Suiza el 28 de julio de 1990 acompañado por
los productores Fred Zinnemann y Gordon Carroll, para reunirse con el artista.
Giger empezó a trabajar revisando, conceptualizados, cuatro elementos del
diseño del alien: un atrapacaras acuático; la forma inmadura del alien de
cuatro patas (apodado por el equipo, con cierto humor negro, “Bambi-burster”);
el cuadrúpedo ya plenamente desarrollado; y la piel del alien.
“Fue una lástima que no conservaran mi
idea original, que mostraba a la criatura deslizándose fuera de un gran buey en
un hangar, abriéndose paso a través del animal utilizando su sangre ácida”, dijo Giger, añadiendo: “También creé un superabrazacaras basado en
un viejo diseño. En uno de los primeros guiones aparecía nadando, así que
imaginé cómo se movería: los dedos se retraerían, de modo que se deslizaría justo
bajo la superficie del agua”. Giger enviaba diariamente sus diseños por fax
a Fincher, recibiendo como respuesta comentarios detallados, pero finalmente no
se le incluyó en los créditos de la película ya finalizada y se vio obligado a
demandar a Fox para asegurarse el pago por su trabajo.
Mientras
tanto, continuaba trabajándose el guion, para lo cual Fincher recibió la ayuda
de Larry Ferguson (“Los Inmortales”, “Superdetective en Hollywood II”) –el
séptimo guionista que pasaba por el proyecto- para moldear el borrador más
reciente de Fasano a gusto de todos los implicados. Weaver, sin embargo,
comentó que la versión de Ripley que introdujo Ferguson la hacía parecer una “monitora de gimnasio muy cabreada” y
ejerció su veto. Giller diría: “Ferguson
es un guionista bastante bueno, pero estaba trabajando bajo una enorme presión
y muy rápidamente, y eso no era lo que queríamos”. Al final, Giler y Hill
decidieron tomar el asunto en sus propias manos, lo que tuvo como consecuencia
arrinconar a Fincher, ya que es más fácil para el director discutir con el
guionista que con los productores. No puedes despedir a los guionistas cuando
además son los productores. Y eso sin contar con que Fincher era un recién
llegado a las grandes ligas.
El
borrador de Hill y Giler, con fecha 18 de diciembre de 1990, combinaba los
conceptos del monasterio y el planeta prisión. Los residentes en esa
instalación penitenciaria de Weyland-Yutani en el planeta Fiorina “Furia” 161,
habían hallado en la religión una evasión espiritual a sus cadenas perpetuas.
Aunque este guion –que terminaba, como el de Ward y la versión final que se vio
en pantalla, con Ripley abrazándose a la reina alien y arrojándose a la fundición-
ya se acercaba bastante a la definitiva, Fox no estaba del todo conforme, así
que llamó al guionista número diez, Rex Pickett, para cambiar la segunda mitad.
Giler acabó harto y se desentendió: “Nos
impusieron a ese tipo. Nadie sabía quién era, había leído algo escrito por él o
sabía por qué había que contratarlo sino era por ser el novio de alguna de las
amigas de los ejecutivos. Fue una farsa”.
A
cuatro semanas de comenzar la fotografía principal, Pickett trabajó de las
navidades de 1990 a enero de 1991 en lo que más tarde él describió como “una reescritura completa de la segunda mitad
del guion de Walter Hill y David Giler siguiendo las órdenes de Hill para
cambiar ciertos personajes principales. Una vez eso estuvo hecho, me encargué
de la primera mitad y escribí una versión amalgamada, que debía incluir escenas
de su borrador y escenas nuevas escritas por mí". Resumiendo: "se trató de una "reescritura a toda
prisa", con el guión resultante incluyendo "escenas que me ordenaron meter, quisiera yo o no".
Después
de recibir el borrador de Pickett, Fox recordó otra cláusula potencialmente
conflictiva incluida en el contrato de Sigourney Weaver: que sólo estaba
obligada a aparecer si Hill y Giler formaban parte del proyecto. Así que hubo
que invitar a Giler a reconsiderar su dimisión y regresar, cosa que sucedió el
11 de enero de 1991, para trabajar en otro borrador del guión -ahora titulado ya
“Alien3”- y en otras diez revisiones más, datadas del 16 de enero al
10 de abril de 1991, momento en el que la película ya se encontraba en plena fase
de producción. Eso sí, hubo que retrasar la fecha de estreno original.
Más o
menos por entonces, Fox cometió la imprudencia de distribuir para su exhibición
en salas un teaser tráiler cuya única imagen y voz en off daban a entender que
la acción transcurriría en la Tierra. Incluso entonces, el anunciado estreno
para las navidades de 1991 parecía un objetivo en exceso optimista. Impresión
que se confirmó cuando, tras la primera proyección para los ejecutivos del
estudio, hubo que volver al set de rodaje y añadir varias escenas, incluyendo
una versión de la persecución de mitad de trama. La secuencia revisada, de 21
páginas de extensión y agregada al guion de rodaje, figura aparentemente
acreditada a “Alex Thompson” y fechada el tres de mayo de 1991, a las 12 del
mediodía.
La
logística de conseguir que todo el reparto y el equipo técnico regresaran al
estudio para estas escenas adicionales se complicó por el hecho de que a
Sigourney Weaver le había crecido el cabello y no estaba dispuesta a que la
afeitaran otra vez (Ridley Scott la había contratado para interpretar a Isabel
la Católica en “1492: La Conquista del Paraíso”). Surgió otro problema cuando
se supo que, por mera coincidencia, el final de “Terminator 2: El Día del
Juicio Final”, que James Cameron estrenaba en el verano de 1991, tenía un final
claramente similar al de “Alien3”. Para Fincher, ya era demasiado
tarde para cambiarlo.
A
continuación, siguió un largo periodo de montaje y postproducción antes de que
se hiciera un nuevo pase en septiembre de 1991, en esta ocasión para un grupo
de espectadores especialmente invitados que, según parece, se quedaron bastante
confusos ante el alien de cuatro patas que iba cazando a los convictos. ¿De
dónde había salido? El problema estaba en que Fincher había cortado la
secuencia del “Bambi-burster” debido a que el presupuesto no era suficiente
para rodarla de forma convincente. “Nunca
funcionó. Hacerlo bien hubiera costado un par de cientos de miles de dólares, y
solo teníamos sesenta mil. Se veía estúpido”.
Así,
apenas dos meses antes de la fecha de estreno, el estudio accedió a pagar otra
escena adicional que debía ejecutarse en dos días. Se llamó a los veteranos
especialistas en efectos visuales de la saga, Alec Gillis y Tom Woodruff Jr,
para que rodaran el “alumbramiento” de la criatura saliendo de su desafortunado
huésped (no un buey, como decía el guion, sino un perro, más sencillo de filmar
rápidamente).
“Alien3”
se estrenó, por fin, en los cines estadounidenses el 22 de mayo de 1992. Tras
un primer fin de semana prometedor en el que el público acudió a verlo presa de
la curiosidad tras tantos retrasos y dificultades que habían jalonado la
producción, la recaudación apenas consiguió superar los 50 millones de dólares,
poco más que la cifra conseguida por “Aliens” seis años antes. La respuesta de
la crítica fue devastadora mientras que los aficionados, que esperaban salir
del cine entusiasmados, como les había sucedido en “Alien” y “Aliens”, se
sintieron indiferentes o incluso defraudados.
A pesar
de haberse marchado del proyecto, la contribución al concepto y guion de
Vincent Ward fue recompensada colocando su nombre en los créditos –no sin antes
librarse un agrio debate en el órgano de arbitraje del Sindicato de Guionistas
sobre quién había escrito qué-, si bien el director admite que los elementos
que más le gustaban de su versión nunca filmada no se aprovecharon para la película
definitiva. Tras verla, el guionista original, William Gibson, sólo encontró
una de sus ideas trasladadas a la pantalla: un código de barras tatuado en la
nuca de un personaje. Con todo, Ward se mostró comprensivo: “Pensé que David Fincher lo hizo lo mejor
posible en una situación difícil, habida cuenta de la política presente en
ella, porque era virtualmente un trabajo imposible y no creo que hubiera un
escenario ganador. Llegó muy tarde, no era su guion y las principales ideas que
le habían atraído para entrar en el proyecto fueron eliminadas, así que perdió
todo el sentido”.
Fincher, que no sólo sobrevivió a la debacle de “Alien3” sino que poco después cimentó su reputación de gran director con películas como “Seven” o “El Club de la Lucha”, se lo toma hoy con cierta filosofía: “Todo el mundo hizo un trabajo fenomenal considerando las limitaciones que teníamos. Al final, “Alien3” son 60 millones de dólares de las mejores ideas que se nos ocurrieron sobre la marcha. Fue una pesadilla logística, una pesadilla de producción y una pesadilla de microgestión. Toda la película fue una cuestión de ponerse manos a la obra y tomar las mejores decisiones posibles. Todo consistía en gestionar crisis”.
El
supervisor de efectos visuales, Richard Edlund, comentó más tarde: “Habían desechado el guión original que John
Fasano escribió con Vincent, y David Giler y Walter Hill iban enviando páginas
sueltas. Fincher no sabía qué iba a pasar a continuación en la historia. Fue
increíble dirigir una película así”.
Abundando en esto, Fincher diría: “Fue
una locura. Empezamos a rodar con sólo cuarenta páginas de guión, y éste
cambiaba tanto y tan rápido que recibíamos páginas del fax y las rodábamos al
día siguiente”.
Sin
embargo, la de Alien no era la única franquicia que aparentemente estaba siendo
dilapidada por la 20th Century Fox. En 1990, el estudio había sufrido otro duro
golpe en la todavía prometedora serie de Depredador con la secuela de la
película original dirigida por John McTiernan y protagonizada por Arnold
Schwarzenegger en 1987. Esta historia de un alienígena tan monstruoso como
inteligente y provisto de avanzada tecnología con la que caza humanos por
deporte, transcurría en la selva centroamericana. La secuela trasladaba la
acción a Los Ángeles en un futuro cercano donde –en ausencia de Schwarzenegger,
que prefirió hacer “Terminator 2”- Danny Glover (coprotagonista de “Arma Letal”),
Bill Paxton (“Aliens”) y Maria Conchita Alonso (“Perseguido”) se enfrentaban a
la criatura. A pesar de contar con un guion sólido y emocionantes escenas de acción,
“Depredador 2” sólo consiguió recaudar 30 millones de dólares en el mercado
norteamericano, apenas la mitad que su predecesora. Ante el fracaso de “Alien3”
y a pesar de los rumores de una tercera entrega de “Depredador”, la perspectiva
de ver otra película en cualquiera de las dos series parecía improbable… Hasta
que un comic licenciado que combinaba ambos monstruos se convirtió en el tebeo
independiente más vendido de todos los tiempos.
En “Depredador
2” se había incluido un guiño a la serie de Alien: un cráneo de esta especie
exhibido como trofeo en la nave del cazador. Aquella idea se desarrolló
plenamente aquel mismo año, cuando Dark Horse Comics empezó a publicar “Aliens
vs Predator”, una miniserie de doce números a cargo de Randy Stradley y Phil
Norwood. La premisa era sencilla: en su constante búsqueda de nuevas especies
que cazar, un grupo de depredadores se había dedicado a sembrar mundos lejanos
con lotes de huevos alienígenas, regresando a cazarlos cuando éstos habían eclosinado
y las criaturas madurado. Sin embargo, en el mundo desértico de Ryushi, su
deporte se ve complicado por una colonia de humanos que se ve envuelta en una
sangrienta batalla entre dos de las especies más mortíferas de la galaxia. A
medida que la situación empeora, se establece una incómoda alianza entre la
japonesa Noguchi y el líder de los depredadores, Colmillo Roto, para hacer
frente a un inminente apocalipsis alien.
El
comic fue un éxito instantáneo, encandilando a los aficionados de ambas
franquicias a ambos lados del Atlántico y atrayendo la atención especial de uno
en concreto: el británico aspirante a guionista Peter Briggs. Sirviéndose de
ese comic como base, escribió un borrador de 107 páginas y lo envió a la 20th
Century Fox, propietaria de los derechos de las dos criaturas. En
circunstancias normales, el estudio habría devuelto el manuscrito sin leer,
pero en esta ocasión, los astros estaban alineados y el guion de Briggs acabó en
el escritorio de uno de los productores de Depredador, Lawrence Gordon. Éste
contactó con el joven escritor para encargarle oficialmente un segundo borrador.
En septiembre de 1991, con “Alien3” ya en proceso de postproducción
y rodaje de escenas adicionales, Briggs entregó su cuarto borrador.
Briggs
confiesa que no esperaba que lo que era básicamente un guion escrito por un
aficionado causara tal reacción. “Lo
escribí rápido y nunca tuve la intención de atraer esa atención”. Los fans
del cómic no estaban de acuerdo con la adaptación de Briggs, en la que, ni en
términos económicos ni de contribución argumental, se reconocía la aportación
de Stradley. El hecho de que Fox fuera dueña de ambas propiedades intelectuales
hace de esta cuestión motivo de debate, pero lo cierto es que a Briggs le
dieron un buen varapalo en la prensa especializada de ciencia ficción y se
esforzó mucho, primero, para señalar las diferencias relativamente pequeñas
entre su guión y el de Stradley, y luego para reconocer la influencia de este
último: “El cómic fue el punto de partida.
Nunca he negado que la película se basara en él... Mis decisiones consistieron
en tomar lo bueno del cómic y subirle el octanaje... sólo para mejorarlo, por
el bien de la “experiencia cinematográfica””.
En
aquellos puntos en los que, a su juicio, la historia de Stradley no cojeaba, Briggs
no vio motivo alguno para modificarla y se limitó a cambiar detalles que
consideraba que no estaban en sintonía con las películas. Por ejemplo, “en el cómic, los depredadores masacran como
venganza a una familia indefensa. Eso no me gustó. Siempre he pensado que los
depredadores son samuráis, con su propio código de honor”. De hecho, en “Depredador
2”, el cazador no asesina a una mujer cuando percibe que está embarazada. “Lamento que el señor Stradley no haya leído mis
agradecimientos por el magnífico trabajo que hizo en el cómic. Tengo con él una
enorme deuda que probablemente nunca podré saldar”, declaró un contrito
Briggs, añadiendo que, si alguna vez se produjera la película, desearía ver algún
tipo de acreditación en la pantalla, “Algo
así como ”Basado en material creado por Dark Horse Comics””.
Además,
recordó, con cada nuevo borrador, la historia iba alejándose más y más del
escenario descrito por el comic, añadiendo nuevos personajes secundarios, un
programa de combate holográfico y –quizá lo más intrigante- un híbrido
alien/depredador (concepto explorado más adelante en “Alien vs Predator:
Requiem”). “En mi segundo borrador de “Aliens
vs Predator”, la escena de apertura era diferente. Transcurría en una nave de
exploración del espacio profundo. Están navegando y reciben unas señales.
Encuentran una cápsula dañada de los depredadores y la suben a bordo. Sucede
algo desagradable. Corte a la nave flotando sin energía. Algo se agarra al
casco. Unas formas entran en la nave, donde no hay gravedad y las luces son las
de emergencia. Unos depredadores en traje espacial acorazado se hacen visibles.
Encuentran cadáveres humanos reventados flotando por todas partes. Y entonces
atacan los aliens. Un depredador hace un movimiento estúpido con un blaster y
revienta un alien. Ácido en gravedad cero explotando en todas direcciones,
devorando todas las cubiertas y el casco. Habría sido brutal…”.
Lo
habría sido, sí; en eso coincidían todas las partes interesadas. Aunque el
concepto de crossover entre franquicias continuó explotándose en otras
miniseries (como “Aliens/Depredador: Especies Letales”, escrita por Chris
Claremont) y fue adoptada por otros formatos, desde videojuegos a juegos de
cartas, la posibilidad de convertirlo en base de una película no acababa de
cuajar. Briggs lo explicó así: “La razón
por la que el proyecto se estancó fueron las luchas intestinas entre
productores. Mi agente me tuvo al tanto de la situación y durante un periodo de
doce a dieciocho meses, hubo un montón de avances y retrocesos”. En
particular, el productor David Giler se resistía a la idea de combinar ambas
criaturas y prefería una historia en la que repitiera Ripley aun cuando se
había visto su muerte al final de “Alien3”, un “detalle” que no le
preocupaba: “Es ciencia ficción. Hay
nueve millones de formas de traer de vuelta a Ripley”.
Pero es
que Sigourney Weaver también expresó su escaso interés respecto a la premisa de
“Alien vs Predator” durante una entrevista al “The Boston Herald”. “He oído que quieren hacer “Alien vs Predator”
y quiero estar tan lejos de eso como pueda. Pensé, ¿por qué van a hacerlo?
Hicimos tres películas bastante asombrosas y ahora quieren ponerlas en una
especie de trituradora para hacer dinero. Esa es una de las razones por las que
quise morir en el tercer film. No quería que mi personaje continuara para
siempre”. Más adelante, dijo: “Entraron
en razón y decidieron no hacer “Aliens vs Predator”. Y lo que dije es que
necesitábamos restaurar la superioridad y elegancia de los aliens, recuperar la
idea esencial y mucho del misterio de la serie y, también, para ser sincera,
interpretar la faceta “antártica” de Ripley…”.
Y aquí es
donde entra el guionista Joss Whedon, creador por entonces del éxito televisivo
“Buffy Cazavampiros” y escritor de guiones para “Speed” o “Toy Story”, por
ejemplo. Aunque consiguió el trabajo sobre la base de un tratamiento de guion
que no incluía a Ripley, para cuando obtuvo luz verde, Weaver ya había accedido
a participar en la cuarta entrega. “Imagino
que la idea de hacer una película de Alien sin el apoyo que ella supone, les
pone nerviosos. Así que escribí un nuevo tratamiento”.
Desde
muy temprano, Whedon descartó la idea de ambientar la acción en la Tierra. “En primer lugar, requeriría un presupuesto
enorme y una escala colosal”. Además, añadió, “Al final, habría sido sólo un decorado que no afectaría a la parte
principal de la historia o a los personajes”. Aunque Whedon sabía que los
aficionados llevaban tiempo pidiendo una historia localizada en la Tierra, no
podía determinar qué era lo que realmente les interesaba de tal idea. “Nadie, ni siquiera yo, podría responder a
eso”, dijo. “Sabemos que la Tierra no
se parecería a nada de lo que conocemos, así que no es como si temieras que los
alienígenas estuvieran bajo tu cama. En última instancia, no sabía qué podíamos
extraer de esa idea, excepto una epopeya al estilo de “la Humanidad contra los
aliens”, algún tipo de “guerra total”. En lugar de eso, el guión de Whedon volvió
a ambientarse en el espacio para ofrecer una película más sencilla que
fusionaba el escenario de “monstruo anda suelto” de “Alien” con el de “monstruos
contra militares” de “Aliens”.
Estrenada
en agosto de 1997, la película recaudó unos mediocres 47 millones de dólares en
EE.UU. y 161 millones en todo el mundo, pero las críticas fueron, en general,
negativas. Tampoco Whedon se sintió en absoluto satisfecho y más tarde admitió
que el casting y el rodaje final de su guión, literalmente, le habían hecho
llorar y no en el buen sentido. (Más tarde, tuvo una experiencia más feliz con
otra versión del pequeño carguero de la película tripulado por un grupo de
excéntricos: su imprescindible serie de televisión “Firefly”).
A pesar
del pobre resultado obtenido por “Alien Resurrección”, el nuevo camino que para
la franquicia podría haber abierto la adaptación de “Aliens vs Predator” seguía
pareciendo improbable, entre otras cosas porque en octubre de 1996, “Daily
Variety” aseguró que el director Robert Rodríguez (“Abierto Hasta el Amanecer”)
había entregado un borrador de guion para una tercera película de Depredador.
El manuscrito llevaba fecha del 2 de agosto de 1996 y se titulaba “Depredadores”;
la historia tenía lugar en el mundo de origen de esas criaturas y se rumoreaba
que intervendría Dutch, el personaje interpretado por Schwarzenegger en la
cinta original.
Más
interesante fue que Sigourney Weaver, Ridley Scott y James Cameron discutieran
en privado sobre la posibilidad de un “Alien 5”. Como declaró la actriz: “Dejé a Ripley en una situación interesante
y quiero ver lo que ocurre a continuación. Hay algo del tipo Jekyll y Hyde
sucediendo en su interior y no estoy segura de quién ganará. No creo que otra
secuela sea una mala idea. Creo que hoy en día existe toda una generación de
espectadores que ven estas películas como episodios de una aventura más larga.
Y no creo que esa aventura esté completamente finalizada”.
Cameron
estaba de acuerdo y en una entrevista posterior, en 2006, confirmó que en su
día había empezado, junto a otro guionista, a trabajar en una nueva historia. “Y entonces Fox me llamó y me dijo: “Tenemos
este guion muy bueno para “Alien vs Predator”, y me enfadé. Les dije: “Si
hacéis eso, para mí mataréis la validez de la franquicia”. Porque, para mí, eso
era el “Frankenstein contra el Hombre Lobo”. Era la Universal cogiendo sus personajes
y empezando a enfrentarlos unos contra otros”. Whedon estaba de acuerdo: “Algunos de nosotros pensamos que eso dañaría
las películas de Alien. Es como “Invasión Extraterrestre”, ya sabes, Godzilla,
Mothra y toda la peña. O “Freddy vs Jason”.
Aunque Cameron dejó de trabajar en su guion, el desarrollo de “Aliens vs Predator” siguió adelante bajo la supervisión del productor John Davis, que contaba con unos cincuenta títulos en su haber desde su primera película, “Depredador”, entre ellos la secuela de aquélla, “La Tapadera”, “Waterworld”, “Fortaleza Infernal”, “Pánico en el Túnel”, “Volcano” o “Doctor Dolittle”. Davis había rechazado el borrador de los guionistas James DeMonaco y Kevin Fox (“El Negociador”) en el que seguían de cerca un comic escrito por Mark Verheiden para Dark Horse, encargando una reescritura total al guionista y director Paul W.S.Anderson (“Horizonte Final”, “Resident Evil”).
“La principal diferencia entre mi
historia y la que habían contado los siete u ocho guiones anteriores escritos
durante la última década es que éstos llevaban al depredador al mundo de los
aliens”, explicaba
Anderson. “La franquicia Alien está
ambientada 150 años en el futuro y en el espacio exterior, y esos guiones
siempre llevaban al depredador a aquel mundo. Yo pensé que sería más divertido
llevar al alien al mundo de las películas de los depredadores, que hasta ese
momento había sido la Tierra del presente. Quería ver a los aliens llegar a la
Tierra e interactuar con la gente actual en lugar de gente del futuro”.
El guion resultante, coescrito con Shane Salerno (“Armageddon”) y titulado sencillamente “AVP” fue el que sacó del punto muerto al estudio. John Davis se mostró encantado, pero asignó a Anderson un presupuesto relativamente magro (45 millones de dólares) y un calendario criminal para sacarlo adelante. El director, sin embargo, consiguió ajustarse a ambos y, aunque fue apaleado por la prensa y tibiamente acogido por los fans más veteranos, sorprendentemente fue del agrado de James Cameron: “Me gustó mucho. Creo que de las cinco películas de Alien, la colocaría en tercer lugar”.
Estrenada el 12 de agosto de 2004, “AVP” recaudó 38 millones de dólares en su primer fin de semana y 171 millones en todo el mundo, convirtiéndose en la película con mayor éxito de ambas franquicias –en términos económicos, claro- y la más rentable de Fox en 2004. Esta vez, sólo necesitarían tres años para producir una secuela (“Alien vs Predator: Requiem”, 2007, con guion de Shane Salerno y dirigida por los hermanos Colin y Greg Strause), el intervalo más corto entre películas de cualquiera de las dos franquicias. En el espacio, nadie puede oírte gritar, pero en Hollywood, el sonido de las cajas registradoras se escucha a kilómetros de distancia.
Hola. He llegado aquí por casualidad y peleándome con Google, que mete gracias al posicionamiento SEO cualquier material de segunda plagiado por delante de tu blog en los resultados. Me encantan la documentación y la redacción de tus entradas. Tienes un nuevo seguidor poniéndose al día con todo tu material atrasado. Un saludo.
ResponderEliminarGracias y bienvenido! No te queda nada por leer... ya ni se cuánto llevo escribiendo esto... diez u once años? Un saludo
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