martes, 21 de enero de 2020

2018- JURASSIC WORLD: EL REINO CAIDO - J.A. Bayona


La franquicia jurásica que inició Steven Spielberg en 1993 con “Parque Jurásico” ha resultado ser un filón seguro aunque algo irregular, sujeto a la periódica fascinación por los dinosaurios que invade al público. La primera entrega de la saga fue un auténtico fenómeno que llevó un paso más allá la tecnología de efectos especiales digitales, cautivó al público y recaudó una inmensa fortuna. La inevitable secuela, “El Mundo Perdido” (1997), fue también dirigida por Spielberg con un resultado artístico algo inferior, no tanto por la calidad en la dirección como por la mediocridad de la premisa básica y el desarrollo de personajes. “Parque Jurásico III” (2001) fue una secuela mejor que su predecesora e intentó añadir algo nuevo a la idea original, pero a la postre no ofrece más que un entretenimiento ligero basado en los efectos especiales y con una atención mínima a los personajes.



Aunque durante más de una década circularon rumores sobre una posible “Parque Jurásico 4”, hubieron de pasar otros catorce años antes de que se materializara “Jurassic World” (2015), que resultó un gran éxito (la segunda más taquillera de su año). “Reino Caído” es una secuela directa de esta última, reuniendo otra vez a sus dos estrellas y recuperando a Jeff Goldblum, que no había participado en la saga desde “El Mundo Perdido”.

La historia comienza tres años después de lo narrado en la película anterior, con el mundo enfrentado a un dilema bioético. Isla Nublar está a punto de sufrir una erupción volcánica, amenazando la vida de todos los dinosaurios que existen en el planeta. El Senado de los Estados Unidos celebra una serie de sesiones para
dilucidar el curso de acción a seguir. ¿Se funda un proyecto para salvarlos, como se hace con otras especies en peligro de extinción? ¿O se tiene en cuenta que son una creación artificial que no tiene acomodo en el actual ecosistema y se les deja morir? Finalmente se decide no hacer nada.

Claire Dearing (Bryce Dallas Howard) dirige ahora una ONG que trata de recaudar dinero desesperadamente para organizar un rescate de los animales. Por eso recibe con alegría la oferta de un antiguo socio de John Hammond, Benjamin Lockwood (James Cromwell), para
unirse a un equipo que va a encargarse de relocalizar a los dinosaurios en una reserva libre de la presencia humana. Su tarea consistirá en convencer a Owen Grady (Chris Pratt) para que se una al proyecto, dado que sus conocimientos son vitales para capturar a Blue, el último velocirraptor. Ello significa, claro, retomar el contacto con él tras el fracaso de la relación que habían reiniciado al término de “Jurassic World” y ante la disparidad de los objetivos de ambos.

El equipo llega a la isla y, tras algunas peripecias, consiguen reconectar la red de seguridad. Sin embargo, Claire y Owen descubren que la verdadera intención de los mercenarios es capturar un puñado de especies para subastarlas secretamente entre millonarios de todo el mundo y dejar al resto que mueran en la erupción. Los dos protagonistas son, de hecho, abandonados en la isla para que mueran, aunque consiguen escapar en el último momento y acompañar a los dinosaurios y sus captores hasta la mansión de Lockwood, donde descubren que el enfermo magnate ha sido traicionado por su ayudante, Eli Mills (Rafe Spall), que pretende crear con el dinero de la subasta dino-híbridos que puedan utilizarse como bioarmas.

Colin Trevorrow, el director de “Jurassic World” decidió no regresar para esta nueva entrega y
prefirió fichar por “Star Wars IX” (2019), solo para ser despedido sin contemplaciones tras las malas críticas recibidas por su pequeño film independiente “El Libro Secreto de Henry” (2017). Aunque Trevorrow y su guionista habitual, Derek Connolly, son los que firman el libreto de “El Reino Caído”, las tareas de dirección recayeron en el español J.A Bayona, que empezó a llamar la atención en el cine de género con “El Orfanato” (2007) antes de saltar a la palestra internacional con “Lo Imposible” (2013) y la fantasía oscura de “Un Monstruo Viene a Verme” (2016).

“Jurassic World” no había sido una gran película, pero sí ofrecía una aventura que, aunque convencional, resultaba entretenida. Por el contrario, “Reino Caído” no es más que una cinta
que parece elaborada a base de juntar tópico tras tópico. Una vez que Owen y Claire llegan a la isla, empiezan a encadenarse escenas de acción y suspense casi sin solución de continuidad. El ritmo es rápido y técnicamente, Industrial Light and Magic sigue haciendo un trabajo sobresaliente en su forma de representar a los dinosaurios, pero sin que nada de todo ello pueda considerarse nuevo o sorprendente. Normalmente, las películas de la saga jurásica tienen al menos una escena espectacular de efectos especiales, un momento que se recuerda para siempre; aquí, sin embargo y siendo todo técnicamente impecable, no encontramos material digno de atesorar en la memoria.

La secuencia que sobresale más es aquella en la que Claire y Franklin quedan atrapados en una de las esferas móviles del parque en mitad de una estampida de dinosaurios que huyen de la lava del volcán; tras despeñarse por un acantilado, Owen se sumerge en el océano para rescatarlos antes de que mueran ahogados.

Pero en su conjunto y llegada a este punto, la franquicia jurásica parece haber agotado las ideas y conformarse con repetir las mismas pautas introduciendo tan solo variaciones irrelevantes. La única cosa nueva que aporta el guion es ese nuevo dinosaurio producto de cruzar el ADN del Indomitus de la película anterior y el velocirraptor, algo que en sí no constituye nada lo suficientemente novedoso para ser recordado o un giro que permita explorar
nuevos caminos. Es más, la mayor parte de la trama no es más que el reciclaje de elementos ya presentes en “El Mundo Perdido”: personajes de la película anterior de vuelta en la isla reclutados para una misión de rescate; la traición de los mercenarios del equipo; el inevitable infante inteligente en peligro; incluso el final, con los dinosaurios dispersándose libres por nuestro mundo y la comedida nota alentadora sobre la conservación de las especies. Al menos, el discurso final del doctor Malcolm advirtiendo de que ahora la Humanidad tendrá que aprender a coexistir con los dinosaurios, abre nuevas posibilidades para la ineludible tercera parte de esta nueva etapa jurásica.

El debate ético con el que se abre la película es interesante y actual. Se plantea la resurrección de los dinosaurios como una caja de Pandora genética que no puede cerrarse. El dilema
consiste en si debemos asumir lo hecho y aprender a convivir con ello o bien destruirlo. La película tiene sus mejores momentos tanto aquí como en la isla pero este asunto de la extinción, aunque vuelve a asomar tímidamente aquí y allá durante el resto de la trama (especialmente al final, cuando los protagonistas deben decidir in extremis si dejan morir a los animales), no se explora en profundidad, prefiriendo transitar por el más familiar y sobado mensaje del mal uso de la ciencia por parte de los codiciosos y sin escrúpulos de siempre. En cualquier caso, el sustrato intelectual de la película es muy escaso porque ésta acaba centrándose en la acción pura y el suspense. Los arcos de los personajes, por su parte, están escritos con pereza y absoluta predictibilidad: la reconciliación de los dos amantes, clara desde el momento en que ambos se reencuentran al principio; la evidencia de que la niña y/o su pasado esconden algún secreto; la oferta para rescatar a los dinosaurios, demasiado buena para ser cierta y honesta…

Constreñir a los dinosaurios en un espacio tan limitado como el de la mansión Lockwood tiene como probable objetivo servirse de algunos de los recursos propios del subgénero de casas embrujadas. El clímax con el Indoraptor entrando en el dormitorio de la niña y la lucha sobre el tejado acristalado victoriano demuestran que Bayona se siente más atraído por el terror gótico que por la ciencia ficción. Pero ese camino tampoco acaba de cuajar, quizá por presiones
del estudio que impidieron al director hacer algo más personal y acorde con su sensibilidad. El resultado son unas escenas de persecución en entornos cerrados bastante convencionales. Y en cuanto a la idea de crear dinosaurios para utilizarlos en la guerra, resulta propia de un niño: ¿gastar millones de dólares en fabricar un híbrido incontrolable que, además, puede morir fácilmente víctima de armamento pesado? Hay suficientes especies no extintas con cuyos genes tontear para el mismo fin. Es solo uno de los ejemplos de lo indiferente que es el guion a la lógica.

Tampoco los personajes destacan particularmente. Claire y Owen son básicamente los mismos
estereotipos sacados de una película de acción ochentera que en la entrega anterior, quizá un poco más exagerados; además, en la última parte del film quedan reducidos a poco más que figuritas digitales atrapadas en el vértigo de la acción; Mills no es un villano intimidante; Ian Malcolm está infrautilizado y la importancia que se le otorga a Lockwood en la historia está tan forzada que agrieta la coherencia de lo que hasta ese momento se nos había contado en la saga. En esas circunstancias, los actores se limitan a resolver sus papeles con solvencia pero sin brillantez.

Quizá lo que dijo Claire en “Jurassic World” fuera cierto. Los espectadores nos hemos acostumbrado tanto a ver dinosaurios “reales” en la pantalla corriendo y devorando gente que
para impresionarnos se necesita algo nuevo. Y “Reino Caído” no lo proporciona. Contiene algunas escenas bien resueltas y buenas ideas solo esbozadas, pero la trama que las une acaba siendo tan forzada e ilógica que el resultado es una película menor dentro de la saga, quizá la menor de todas ellas. No puedo decir que sea un film rematadamente malo que fracase en todos los ámbitos pero sí que solo puede recomendarse a quienes habiendo disfrutado con el menú que ofrecían sus predecesoras, estén dispuestos a seguir haciéndolo con exactamente los mismos ingredientes cocinados de idéntica manera.




1 comentario:

  1. Al parecer todo el asunto de la mansion y el "terror" de algunas escenas en ellas es un "homenaje" a la Hammer por parte del señor Bayona o eso me parecio leer en su dia

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