miércoles, 23 de abril de 2014

1940- PLANET COMICS Y LOS PRIMEROS COMIC BOOKS DE CIENCIA FICCIÓN (1)


Vamos a retroceder a una época en la que no se había inventado Internet, ni los videojuegos, ni la televisión…¡ni los cómic books! Porque aunque hoy nos cueste creerlo, hubo una época en la que todos esos entretenimientos eminentemente visuales no existían, y otros, como el cine o los libros, no estaban al alcance de todo el mundo.

Viajemos a Estados Unidos durante los años de la Gran Depresión, un tiempo en el que los periódicos jugaron un papel hoy poco reconocido como creadores de iconos y fuente de diversión, entretenimiento y sueños. De hecho, a principios de los años treinta, las páginas que los diarios dedicaban a los comics constituían el único entretenimiento con contenido cultural para familias enteras. Los padres leían a sus hijos las “funny pages”, las páginas de los diarios dedicadas a los comics, su sección más popular. De hecho, y aunque no es el objeto de este artículo, editores legendarios como Joseph Pulitzer y William Randolph Hearst llegaron a entablar auténticas batallas económicas por hacerse con los servicios de algunos autores.

Pues bien, muchos de los chicos de entonces recortaban sus tiras favoritas y las pegaban consecutivamente una debajo de la otra para formar sus propios álbumes de comics. Era cuestión de tiempo que a alguien se le ocurriera que ahí había una oportunidad de negocio.


Ese alguien fue la Eastern Color Printing, que en mayo de 1934 puso a la venta “Famous Funnies”, el primer comic book. Éste no contenía material original, sino reimpresiones de las páginas dominicales a color de algunas de las series más populares del momento aparecidas previamente en los periódicos, como Joe Palooka, The Bungle Family, Tailspin Tommy o Hairbreadth Harry. En su tercer número (octubre 1934), empezó a reeditar las tiras dominicales de Buck Rogers del año anterior. Fue la primera aparición de una serie de ciencia ficción en el nuevo medio.

Aquellos recién llegados, los comic books, resultaron ser un acierto espectacular y otros editores lanzaron sus propios títulos con reediciones de planchas dominicales. David McKay Publishing lanzó una nueva línea con King Comics (abril 1936), en el que se incluían Popeye, Mandrake el Mago, Brick Bradford, Flash Gordon y otros.

Los comic books pronto experimentaron su propia evolución desde una curiosidad minoritaria hasta el formado editorial de cadencia periódica con más espectacular crecimiento a finales de los años treinta. Desde 1935 a 1940, el número de títulos en los puntos de venta creció de sólo tres a más de ciento cincuenta, publicados por más de dos docena de editoriales. Sencillamente, las tiras de prensa y planchas dominicales de los periódicos no podían alimentar de material a semejante cantidad de cabeceras. Los comic books necesitaban nuevas historias y nuevos personajes si querían prosperar.

Fue entonces cuando nacieron los estudios. Se trataba de talleres de dibujantes y guionistas que trabajaban sobre encargos de las editoriales y cuyo sistema se asemejaba mucho al de una cadena de montaje: una serie de guionistas suministraban continuamente historias a equipos de dibujantes, a menudo noveles y más preocupados por entregar dentro del plazo exigido que por la calidad del material. Gente
como Jack Kirby, Bob Kane o Will Eisner, formaron parte de esta nueva pieza dentro del engranaje editorial cuya vida fue más bien efímera: cuando las editoriales se dieron cuenta de que podían prescindir del intermediario, contrataron directamente a los creativos para formar plantillas propias.

Muchos de los nuevos personajes que las editoriales encargaron a estos estudios estaban inspirados por otros de éxito ya probado en el ámbito de los periódicos. En el caso de la ciencia ficción, cuando los guionistas y dibujantes hubieron de crear algo “novedoso” para cumplir con los encargos de las editoriales de comics, dirigieron su mirada, naturalmente, a “Buck Rogers” y “Flash Gordon”.

La primera historia totalmente original de ciencia ficción en aparecer en formato comic book no se puede decir que ocultara sus orígenes. Fue en 1935, tan solo un año después
del debut de Alex Raymond en Flash Gordon. En lugar de “Flash Gordon en el Planeta Mongo”, los lectores del comic book se encontraron con “Don Drake en el Planeta Saro”. Don Drake apareció en los primeros tres números de “New Fun Comics” (febrero 1935), la segunda colección de comic-books de la historia y la primera en ofrecer material nuevo.

Clements Gretter, un ilustrador, dibujó las aventuras de Don y su novia Betty mientras que Kenneth Fitch se encargó de escribirlas, enfrentando a la pareja con amenazas tales como los Hombres Enanos de Marte y una raza de hormigas gigantes. El mismo equipo creativo produjo otra serie de ciencia ficción titulada “Super Police 2023” para “New Fun Comics”, protagonizada por el policía del futuro Rex y su coche/submarino/avión, el “Hi-Lo”.

Un año después, Gretter y Fitch, ahora trabajando para el
estudio de Harry “A” Chesler, crearon otra serie del mismo género para los comics. Su supercientífico Dan Hastings apareció por primera vez en “Star Comics” (febrero 1937). El estudio de Chesler vendió las aventuras de Hastings a diversos comic books durante los siguientes diez años, pasando más tarde a ser dibujadas por George Tuska y escritas por Otto Binder, un escritor de ciencia ficción cuya primera historia había aparecido publicada en 1932 en la revista “Amazing Stories”.

Binder escribió también otra serie pionera titulada “Mark Swift and His Time Retarder” para “Slam Bang Comics” (marzo 1939). Estas historias de viajes en el tiempo fueron dibujadas por su hermano, Jack Binder, quien ya había trabajado junto a Otto en el ámbito de las revistas pulp, ilustrando su historia “Reina de los Cielos” para “Astounding Science Fiction” en 1937.

Otra serie de carácter juvenil fue “Adventures into the Unknown”, publicada durante dos años en “All-American Comics” a partir de abril de 1939. Las historias, adaptaciones de una colección de novelas juveniles escritas por Carl H.Claudy, presentaban a Ted, Alan y el Profesor Lutyens en peripecias optimistas como “Mil años por Minuto”, “Los Destructores de Infrarrojos” o “Rescate en Marte”. En la primera aventura, los muchachos se embarcaban en la nave antigravedad del profesor y “caían” boca arriba hacia Marte…

El primer héroe espacial “uniformado” de los comic-books apareció en “Amazing Mystery Funnies” en agosto de 1938. El dibujante Bill Everett (más tarde famoso por crear a Sub-Mariner) tomó como modelo a “Buck Rogers en el año 2429 d.C.” para su serie “Skyrocket Steele en el Año X”. Skyrocket llevaba una pistola de rayos al estilo “Buck Rogers”, al parecer armamento estándar para los ciudadanos del año X.

“Star Comics” (mayo 1939) trató de mejorar la oferta futurista de “Buck Rogers en el siglo
XXV” llevando la acción de su serie cuatro veces más lejos en el futuro: “Dash of the 100th Century”. Otro héroe espacial pionero, “Cotton Carver” (“Adventure Comics”, febrero 1939) fue creado para DC Comics por el guionista Gardner Fox y el artista Ogden Whitney primero y John Lehti más adelante. También para DC, Tom Hickey escribió y dibujó las aventuras de otro de los “spacemen” de finales de los años treinta: “Mark Mason of the Interplanetary Police”.

Entre 1939 y 1941 los comic books albergaron docenas de series de ciencia ficción. En 1939, Martin Goodman, que por entonces publicaba una línea de revistas pulp como “Marvel Science Stories”, lanzó el primer número de “Marvel Comics” (octubre 1939). Goodman orientó este nuevo título a los mismos lectores que ya compraban las revistas pulp de ciencia ficción, y para ello contrató al popular artista Frank
R.Paul para dibujar la cubierta de ese histórico primer comic de la que, años más tarde, se convertiría en la poderosa e influyente Marvel.

Ned Pines, otro editor de revistas pulp de ciencia ficción como “Thrilling Wonder Stories” o “Startling Stories”, no quiso quedarse atrás y en 1940 lanzó su propia línea de comic books con “Thrilling Comics” (febrero 1940), “Exciting Comics” (abril 1940) y “Startling Comics” (junio 1940).

El principal personaje de “Startling Comics” se llamaba “Capitán Futuro”, tomando el nombre del héroe creado por Edmond Hamilton y Mort Weisinger para el mundo pulp. Kin Platt dibujó las aventuras del Capitán a partir de junio de 1940. También en “Startling Comics” participó Max Plaisted, dibujante de la tira de ciencia ficción “Zarnak”, serializada en “Thrilling Wonder Stories” desde agosto de 1936. Asimismo, Plaisted ayudaría a lanzar la serie “Space Rovers” en “Exciting Comics” (mayo 1940).

Otros artistas provenientes del mundo de la ilustración de las revistas pulp encontraron trabajo
en el bullente mercado de los comic books a medida que los editores de aquéllas iban ampliando sus publicaciones hacia los segundos. Cuando Hugo Gernsback decidió volcar su personal ciencia ficción en el comic book, contrató a Frank R.Paul para dibujar la totalidad de los tres números de “Superworld Comics” (abril de 1940). Alex Schomburg, otro dibujante de ciencia ficción que había firmado una portada para la revista “Science and Invention” –editada por Gernsback- en 1925, también se pasó a la nueva industria del comic book y dibujó docenas de cubiertas para muchas colecciones durante todos los años cuarenta.

Los guionistas de estos primeros comic books fueron también reclutados de entre las filas de las revistas de ciencia ficción. Edmond Hamilton, Otto Binder, Alfred Bester, Theodore Sturgeon, Manly Wade Wellman y Henry Kuttner trabajaron como escritores para uno u otro título. Mientras que autores con talento como Sturgeon se metieron en los comics para sobrevivir, otros menos dotados y anclados en el estilo pulp, como Hamilton o Binder, descubrieron que las viñetas les ofrecían más futuro que las revistas literarias. Hamilton, cuya primera historia de ciencia ficción (“Choque de Soles”) se
había publicado en un número de 1928 de “Weird Tales”, desarrolló y popularizó para los comics no pocos tópicos, como los transmisores de materia, las ciudades voladoras, los robots extraterrestres, la evolución acelerada, las poblaciones controladas por alienígenas y la Tierra contemplada como un organismo viviente. Binder, quien para 1939 ya había conseguido cierta reputación gracias a su productividad en las revistas pulp, trasladó esa capacidad al mundo de las viñetas: escribió guiones para más de 50.000 páginas de comic books en los siguientes treinta años.

Cuando el editor Mort Weisinger abandonó “Thrilling Wonder Stories” y “Startling Stories” en 1941 para hacerse cargo de los títulos de Superman en DC, esa “incestuosa” relación entre la ciencia ficción y los comics se consumó definitivamente. Editores, guionistas y artistas estaban aprendiendo a toda velocidad los trucos y lenguaje propios del comic book, el nuevo soporte para la ciencia ficción.

Aunque los comic books se nutrieron en gran medida de los profesionales curtidos en el mundo
de las revistas pulp de ciencia ficción, la mayor parte de sus series eran deudoras de los dos principales artistas que popularizaron ese género en la prensa: Dick Calkins y Alex Raymond. Desde 1939 hasta 1941 nacieron docenas de Buck Rogers y Flash Gordons en los nuevas revistas de historietas.

Como Buck y Flash, los héroes espaciales de los comic books fueron bautizados con nombres tan gráficos como pegadizos: Power Nelson, Future Man (“Prize Comics”, marzo 1940); Rocket Riley, Príncipe de los Planetas (“Rocket Comics”, marzo 1940); y Streak Chandler en Marte (“Top-Notch Comics “, abril 1940). Y la mayoría de ellos tenían a su lado a una novia de busto generoso y/o un ayudante ingenioso.

Space Smith (“Fantastic Comics”, diciembre 1939) era un
personaje típico de esta primeriza generación de héroes espaciales. Tenía una novia/compañera llamada Diana y se les definía como “exploradores interplanetarios que patrullaban las lejanas fronteras del espacio para mantener las rutas de mercancías y pasajeros libres de piratas”. Space y Diana llevaban a cabo alegremente sus rutinas cotidianas, como disparar a secuestradores espaciales y abandonarlos metidos en recipientes de radio fundido. Era una agradable relación laboral, inteligente y razonable como la que, sin duda alguna, hombres y mujeres tendrían en el futuro.

Otra parejita feliz se podía encontrar en las páginas de “Startling Comics” (1947). Lance Lewis, Detective Espacial, y su compañera profesional/sentimental, Marna, se enfrentaban a amenazas tales como los Hombres Cangrejo del Espacio o alienígenas de cabeza de martillo procedentes de Mercurio. Graham Ingels, entonces editor de la línea de comics de Ned Pine, escribía sus aventuras (más tarde alcanzaría la inmortalidad entre los aficionados gracias a sus historias de terror para la EC Comics). Veamos un ilustrativo ejemplo de lo que podíamos encontrar en este tipo de aventuras:

“Obligados a huir de Mercurio tras fracasar en su intento de detener el poderoso rayo de
fuerza con el que los mercurianos están empujando a Venus y la Tierra hacia el Sol, Lance y Marna se enfrentan a la situación: ¿Deben reconocer su derrota o persistir contra toda esperanza?

Marna: Bien Lance, ¿abandonamos o nos quedamos?
Lance: Por mi parte, me gustaría intentarlo otra vez, ¡pero no quiero exponerte a más peligros!
Marna: Si eso es lo único que te preocupa, ¡olvídalo! ¡No podemos dejar que nuestras vidas se interpongan en la salvación de toda la civilización terrestre! ¡Yo voto que nos quedemos y lo intentemos de nuevo!”

Gracias a los nuevos estereotipos femeninos que se habían presentado en las series de Buck Rogers y Flash Gordon, las compañeras de los héroes de los primeros comic books de ciencia ficción habían conseguido superar –hasta cierto punto- su papel de “novias en apuros” de otros géneros. Por ejemplo, Ultra-Man (“All-American Comics”, noviembre 1939) del año 2239 tenía una novia, Caroltta, que era también la
principal científico de la Tierra, una combinación de Dale Arden y el doctor Zarkov. Creado por el editor Sheldon Mayer y dibujado por Jon L.Blummer, Ultra-Man era un héroe futurista en la línea de Buck Rogers en tanto que defensor de la Tierra más que explorador espacial.

Sin embargo, la mayoría de los primeros héroes del futuro de los comic books sí eran vagabundos galácticos, viajeros que se sentían igual de a gusto en las playas de Venus que en las montañas nevadas de Neptuno. Era el caso, por ejemplo, de Whirlwind Carter, agente del “Servicio Secreto Interplanetario” (“Daring Mystery Comics”, mayo 1940). De la misma forma, Rex Dexter de Marte (“Mystery Men Comics”, agosto 1939), recorría el sistema solar de Mercurio a Plutón, peleando contra todo tipo de seres alienígenas, desde amebas espaciales a plantas monstruosas pasando por criaturas humanoides de varias cabezas.



(Finaliza en la siguiente entrada)

5 comentarios:

  1. QUE EPOCA TAN LINDA DE LA CIENCIA FICCION! PARTICULARMENTE TENGO UNA COLECCION DE LIBROS DE MARTINEZ ROCA CON HISTORIAS DE ESOS TIEMPOS. REALMENTE ESOS AUTORES, A PESAR DE SUS LIMITACIONES LITERARIAS, TENIAN UNA IMAGINACION DESBORDANTE. LASTIMA QUE EL TIEMPO Y LOS DESCUBRIMIENTOS CIENTIFICOS DIERON POR TIERRA LA MAYOR PARTE DE ELLOS Y PLANETAS COMO VENUS O NEPTUNO SON ERIALES LLENOS DE GASES VENENOSOS Y CON POCAS POSIBILIDADES DE VIDA EXTRATERRESTRE.

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  2. Muchas gracias, una vez más, por acrecentar mis conocimientos sobre este género que tanto amamos. Particularmente de niño me fascinaba mucho el personaje de Flash Gordon (gracias a la peli ochentera, la serie animada de Filmation y el también programa animado de "Los Defensores de la Tierra").

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  3. Yo también recuerdo con agrado aquellos dibujos animados de Flash Gordon, aunque he preferido no verlos de nuevo para no arruinar mis recuerdos infantiles... En cuanto a la película, me reservo los comentarios para una próxima entrada....

    Un saludo y gracias por tu comentario.

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  4. muy bueno el blog te felicito, esta muy completo para todos los que nos gusta la ciencia ficcion..

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  5. Gracias por tus palabras. Eres bienvenido siempre que quieras.

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