En 1943, la mitad de Europa estaba en manos de los nazis. Una de las cosas que hicieron en las naciones ahora bajo su dominio fue prohibir la publicación de los comics de prensa de origen norteamericano. "Flash Gordon" en concreto siempre fue una figura incómoda para las dictaduras fascistas. Su lucha contra las tiranías no podía ser vista con agrado por Mussolini o Hitler, que hicieron lo posible por censurar al personaje. Sin embargo, la popularidad de Gordon, aunque con disfraces y bajo nuevas identidades, lo mantuvo vivo.
En Italia, Mussolini prohibió la importación de material cultural de Estados Unidos, entre ellos, claro está, el comic, por considerarlo subversivo para su propio y personalista régimen. La revista “L´Avventuroso”, una publicación ya veterana en el mercado italiano, se nutría principalmente de los personajes de la prensa norteamericana y su interrupción significaba de hecho su fin editorial. Así que, ni corto ni perezoso y sabedor de que tal y como estaban las cosas no tendría que hacer frente a demandas judiciales norteamericanas, el editor Mario Nerbini encargó a diversos autores italianos la continuación de las peripecias de los diferentes héroes. En el caso de “Flash Gordon”, la tarea recayó en las manos de un Federico Fellini de dieciocho años y el dibujante Giove Toppi. Ambos insuflaron nueva vida a Gordon hasta que la revista cerró definitivamente en 1943.
En España, “Flash Gordon” se había publicado desde fecha muy temprana en las páginas de “El

Y ahora vamos al caso que nos ocupa en este artículo. Tras la ocupación de Bélgica por los nazis, la revista Bravo” vio interrumpido su acceso al material de Flash Gordon que venía publicando como “Gordon L´intrepide”. No era sólo que la comunicación por mar se hubiera reducido a la mínima expresión, sino que, como he indicado, los alemanes habían

Jacobs había nacido en Bruselas en 1904 y su inclinación por el arte surgió a edad muy temprana. Dotado para el dibujo desde la infancia, su auténtico amor era, sin embargo, la lírica. Diseñó decorados y escenografía para obras operísticas mientras se adiestraba como barítono y aprendía las técnicas de los profesionales. Llegó a ganar un premio oficial como joven promesa del bel canto y durante casi veinte años alternó trabajos como extra en representaciones líricas con encargos de diseño gráfico en Bruselas y Lille (Francia).

Y entonces llegó la guerra. Fue movilizado y trasladado al sur de Francia, pero acabó regresando a su invadido país para tratar de ganarse la vida. La situación en Bélgica no era la propicia para dar trabajo a muchos cantantes de ópera, así que aceptó trabajar para “Bravo”. No mucho después llegaron los problemas para conseguir los materiales de reproducción de las tiras americanas, y la revista echó mano de Jacobs para que realizara su propia versión de Flash Gordon imitando el estilo de Alex Raymond. Así lo hizo hasta que los alemanes prohibieron definitivamente la publicación de comics norteamericanos. Fue entonces cuando, a la vista de los buenos resultados que se habían obtenido, Jacobs recibió el encargo de realizar una aventura de creación propia, pero inspirada en “Flash Gordon”. Así nació “El Rayo U”.
La acción se desarrolla en una especie de Tierra alternativa dividida en dos estados enemigos: la

Así, con la ayuda del famoso explorador Lord Calder y su leal sirviente Adji, MarduK y Sylvia dan comienzo a una expedición hacia lo desconocido. Su nave, sin embargo, es saboteada por el capitán Dagon, superespía de Austradia, así que los protagonistas se verán obligados a continuar su periplo a pie, encontrándose con todo tipo de peligros: dinosaurios, serpientes gigantes, tigres de dientes de sable, hombres-simio y una civilización perdida que habita en el propio volcán y que actúa como custodia del peligroso uradio.
Jacobs era un autor novato y se nota (de hecho, fue el primer comic que dibujó). Lo que

Jacobs no se molesta en ofrecer un contexto para los personajes o una semblanza de los mismos que permita introducir matices en sus personalidades. Son simples herramientas que sirven para hacer avanzar una trama repleta de peripecias que mezclan la épica exploradora, civilizaciones

Es una obra primeriza en la que ya se detectan los principales rasgos del estilo de Jacobs, que aún tardaría unos años en madurar hasta cristalizar definitivamente en “Blake y Mortimer”: densos e innecesarios textos descriptivos, interés por la arqueología y los misterios, espionaje y personajes arquetípicos y maniqueos. De hecho y haciendo paralelismos con su futura y muy famosa serie “Blake y Mortimer”, Dagon sería Olrik, lord Calder equivaldría al capitán Blake y el profesor Marduk se asemeja al profesor Mortimer. Cabe destacar aquí la presencia de dos personajes femeninos fuertes, Sylvia e Ica, algo que no se verá en la más “masculina” “Blake y Mortimer”, coartada por la censura que la revista “Tintín” ejercía sobre la presencia de féminas que pudieran revolucionar las sensibles hormonas juveniles.

El dibujo de Jacobs es igualmente bisoño. Su experiencia como diseñador de decorados operísticos se hace patente a la hora de construir con cierto realismo los paisajes naturales o las ruinas de la ciudad perdida. Por desgracia, las figuras vienen lastradas por una excesiva rigidez y una total inexpresividad que obliga a Jacobs a utilizar los cuadros de texto para narrar no sólo lo que sienten los personajes, sino incluso lo que está pasando en ciertos momentos. Es una técnica ésta, la del uso y abuso de los cuadros de texto, que no abandonaría jamás en su carrera y que, en mi opinión, ralentiza el ritmo de lectura e incluso saca al lector de la historia.

Al final los paralelismos entre “El Rayo U” y “Flash Gordon” fueron demasiados como para

La primera versión de “El Rayo U” que realizó Jacobs contenía sólo cuadros de texto, no diálogos, algo que era común en los comics de la época. El coloreado se eliminó para acomodarse al formato de periódico, adoptando por la misma razón una disposición apaisada en lugar de vertical. Posteriormente, se reimprimió –también en blanco y negro- en la revista “Phenix”. La versión que podemos leer hoy es la que el autor realizó en 1974 para su serialización en el semanario “Tintín”: coloreada con intensos contrastes cromáticos y con las viñetas retocadas para acomodar globos de diálogo y darle un aire más moderno.
En 1943, Jacobs se unió al estudio de Hergé, al que ayudó tanto en el redibujado, coloreado, remontaje y actualización de las aventuras clásicas de Tintín como en la creación de nuevas

Pero la personalidad artística de Jacobs era demasiado fuerte para que se conformara con vivir a la sombra del coloso Hergé, y en 1946, con el beneplácito de éste, publicó en la revista “Tintín” la primera entrega de la que iba a ser la serie de su vida, aquella a la que se dedicaría hasta su muerte en 1987 y por la que hoy es recordado: las ya mencionadas “Aventuras de Blake y Mortimer”. Edgar Pierre Jacobs es hoy considerado, junto con Hergé, el padre de la Línea Clara, uno de los estilos gráficos y conceptuales más influyentes y cultivados en el comic europeo. En “El Rayo U” podemos rastrear sus orígenes.
“El Rayo U” es una rareza, una especie de viaje al pasado de la ciencia ficción que debe abordarse sin prejuicios y con la dosis necesaria de ingenuidad. Sólo así podremos apreciarlo como se merece y tomar conciencia del progreso que ha experimentado el género desde entonces.
Interesantísimo artículo, como siempre.
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