“Empotrados” es una novela que tiene unas críticas sobresalientes. Se la considera un clásico de la ciencia ficción más intelectual, un libro denso, original, atrevido, polifacético... En el momento de su publicación recibió nominaciones para premios importantes y se la apreció como la más importante novela debut de la década. Estoy de acuerdo en todo eso y admito que para tratarse de la primera novela del británico Ian Watson, resulta sorprendente y prometedora y que contiene momentos muy interesantes. Y, sin embargo, he de confesar que también me parece un libro disperso, pretencioso, puntualmente confuso y, en ocasiones, hasta aburrido.
La narración se estructura alrededor de tres tramas separadas pero relacionadas entre sí en tanto

Después tenemos al antropólogo francés Pierre Darriand, antiguo amigo de Chris, que estudia una tribu en el Amazonas, los xenahoa, a punto de ser extinguidos por la construcción de una represa que inundará todo su territorio. Pierre ha observado que el uso de una droga alucinógena muy concreta provoca cambios profundos en el lenguaje de esa tribu, lo que a su vez abre sus cerebros a nuevas percepciones. Con ayuda de su guía mestizo Kayapi, aprende las costumbres, leyendas y cosmovisión de ese grupo humano tan

En tercer lugar, cuando una nave alienígena llega a las proximidades de la Tierra, rusos y americanos guardan el secreto y contactan con sus ocupantes, los Sp'thra, reuniendo a un equipo, en el que se encuentra Sole, para comunicarse con ellos. Los extraterrestres ofrecen un intercambio: conocimiento científico y tecnológico de importancia para nosotros a cambio de seis cerebros humanos vivos en los que poder estudiar las diferentes lenguas habladas en nuestro planeta. Estos aliens se hallan en una suerte de búsqueda milenaria de una realidad paralela a la nuestra, una dimensión que no podemos percibir pero a la que creen poder acceder mediante la consecución de una especie de idioma cósmico que abra la mente a nuevos conceptos y perspectivas de la realidad. Para ello, recorren la galaxia recogiendo especímenes y creando un enorme banco de lenguas.
Mientras tienen lugar las cada vez más tensas negociaciones con los alienígenas y Pierre completa su inmersión en la cultura xemahoa, las cosas se tuercen en el laboratorio de investigación de Sole. Los niños que supervisaba empiezan a desarrollar comportamientos aberrantes…
¿Por qué decía al comienzo de esta entrada que la novela, aunque con puntos de interés, me

Pero es que además, todo el nudo argumental depende de la feliz e improbable circunstancia de la coincidencia temporal de la llegada de los alienígenas y el descubrimiento por parte de Pierre –y su revelación mediante carta a Chris- de la capacidad de los xemahoa de acceder a su lenguaje empotrado. De hecho, incluso la parte del experimento de Chris con los niños podría eliminarse sin afectar para nada al resto –aunque sí podría haber servido como tema de un interesante relato corto-. El desenlace, con el regreso de Chris al laboratorio y el descubrimiento de los poderes que ha desarrollado uno de los niños, se antoja desconectado del resto de la novela, como también el enfermizo triángulo emocional que mantiene con su esposa Eileen y Pierre, un torbellino sentimental que transcurre en los márgenes de la novela y que nunca llega a cuajar lo suficiente como para despertar verdadero interés en el lector. Tampoco la misión de los alienígenas se explica claramente. Parece ser que en un momento de su pasado lejano entraron en contacto indirecto con unas entidades a las que conocen como Portadores del Cambio y que, a continuación, desaparecieron de nuestro universo. Esa visita fue un momento de gran relevancia mística para ellos, pero no se termina de aclarar en qué consiste aquélla.
Aunque los críticos alaben la cantidad de elementos dispares que aparecen en la novela, no estoy tan seguro de que todos ellos tengan cabida armoniosa en la misma, al menos tal y como lo plantea Watson. Éste comenzó a publicar cuentos en la revista británica “New Worlds” a comienzos de los setenta, cuando aún coleaba la corriente literaria que desde esa misma publicación había

Por otra parte, impulsó una mejora estilística en un género que, a tenor de sus orígenes pulp, había estado más preocupado por las ideas que por la gramática. Así, se dio entrada a autores con un alto nivel literario y dispuestos a innovar en el ámbito conceptual y narrativo. Como suele suceder en estos casos, se dieron no pocas aberraciones en la forma de novelas experimentales incomprensibles y autocomplacientes. Pero su poso permitió que en lo sucesivo se abriera el campo temático de la ciencia ficción y se prestara mayor atención a la calidad del lenguaje.
Ian Watson sin duda se vio influido por la New Wave, tratando de trasladar su ideario a esta su primera novela. Por supuesto que se pueden incluir muchísimas capas, perspectivas, detalles, información y temas dispares en una novela de ciencia ficción, tal y como demostró, por poner solo un ejemplo significativo, John Brunner en su modernista “Todos Sobre Zanzíbar” (1968) –en la que, además, como vimos, desestructuraba el lenguaje narrativo convencional-.
Pero si se quiere alcanzar ese nivel de complejidad también es necesario mantener el de coherencia y creo que Watson no lo consigue. Reflexionar sobre la metafísica del lenguaje, la ética de la ciencia, imaginar un primer contacto con una civilización alienígena y describir sus angustias


Por otra parte, el concepto de “lenguaje empotrado”, derivado al parecer de teorías lingüísticas de

Uno de los temas de la en el fondo y hasta el final muy cínica historia de Watson, es hasta qué punto están dispuestos los científicos a abusar de sus congéneres con tal de obtener conocimientos. Chris Sole y sus compañeros del centro Haddon experimentan sin remordimientos

Cuando los alienígenas llegan a la Tierra, vuelve a repetirse tal comportamiento. Los negociadores humanos –científicos, políticos, espías, astronautas…- no ven inconveniente en sacrificar seis vidas de inocentes para entregárselas a los visitantes a cambio de un nebuloso conocimiento que no saben si a la postre tendrá utilidad práctica para nosotros. Los científicos en este libro, desde luego, no salen en absoluto bien parados, aunque Watson parece querer compensar tal nefasto comportamiento al final, cuando Chris, atormentado por lo que ha hecho, decide liberar a uno de los niños del laboratorio sólo para verse inmediatamente “castigado” por el propio niño.
Por cada idea original que Watson plasma en “Empotrados”, hay otra que responde a los tópicos más enraizados –por no decir rancios- del género. Por ejemplo, la utilización de proyectos gubernamentales secretos, la desconfianza hacia la figura del científico, los militares embrutecidos que bombardean primero y preguntan después, los aliens que vienen a buscar humanos –o partes de ellos-.. y, claro, siendo una obra hija de los setenta, drogas que expanden la conciencia en lugar

He de decir que me resulta difícil recomendar este libro. Comprendo los elogios que ha recibido y suscribo algunos de ellos. Contiene ideas que captan mi interés y que no son en absoluto comunes en las novelas de CF: los límites del lenguaje humano, especulaciones sobre la Gramática Universal, mitos codificados para su perpetuación en un idioma ininteligible, alienígenas a la búsqueda de la trascendencia mediante el contraste y amalgama de infinidad de lenguas… Todas ellas hacen que “Empotrados” sea una novela mucho más ambiciosa que otras obras de la ciencia ficción preocupadas por la belleza formal y/o conceptual del lenguaje.
Pero ni la plasmación concreta ni el desarrollo de esas ideas, ni sus muchos pero poco perfilados personajes me parece que estén a la altura de sus pretensiones. Y, desgraciadamente, tampoco se puede aconsejar empezar a leer la novela para comprobar si la trama “conecta” con uno, porque cuando verdaderamente empiezan a ocurrir cosas interesantes y la acción toma un ritmo aceptable es hacia el final, y para llegar ahí es necesario abrirse paso por largas parrafadas de teorías lingüísticas que no dan idea clara de hacia dónde va la historia
En definitiva y en mi opinión, “Empotrados” tiene ideas intrigantes y algunos momentos sorprendentes y de fuerte carga dramática, pero creo que la estructura elegida por Watson, su recargada prosa y su excesiva ambición conceptual empañan el resultado global.
Me lo lei estas navidades, me parecio un libro con unas ideas muy buenas de conceptos no muy comunes en la ciencia ficcion pero se me hace algo espeso, los aliens nunca me queda muy claro que quieren exactamente y a no ser que tengas mucho interes en la linguistica esa parte no la entiendes mucho (como fue mi caso), poseo otro libro del mismo autor llamado " el proyecto Jonas" y aunque no lo he leido parece que tiene los mismos derroteros sobre el lenguaje en este caso de las ballenas, en fin parece un autor con ideas muy originales pero que no las aplica muy bien
ResponderEliminarPues entonces estamos básicamente de acuerdo shinshenimon. Y, sin embargo, no es muy habitual leer comentarios negativos sobre este libro entre los críticos especializados... no se, igual ven algo que yo no...Un saludo
ResponderEliminarPor mi parte, decepcion. Extraterrestres humanoides... muestra poco esfuerzo en pensar como sera la vida fuera del sistema solar. Ademas, el contacto con esta raza (acontecimiento historico) muy sub aprovechado. El contraste de culturas podria haber sido tratado con mayor profundidad. La acumulacion de conflictos a lo largo del relato no parecen tener una resolucion al final. Odio cuando terminan en confusion y el autor se libera de la tarea de la explicacion. Y totalmente de acuerdo con shinshenimon, con que la dosis de linguistica "docta" sobrepasa el nivel prudente de un relato para publico humano.
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