lunes, 12 de septiembre de 2022

1995- STAR TREK: VOYAGER (9)


 
(Viene de la entrada anterior)

Pero es que más allá de la dilución de los Borg como adversarios, la quinta temporada de “Voyager” recurrió más de lo aconsejable a lo que ya habían sido tropos narrativos recurrentes de años anteriores. Las primeras temporadas de la serie ya habían incluido varios capítulos de viajes en el tiempo, pero a menudo en el contexto de episodios importantes desarrollados en dos partes. Pasando por alto la torpeza de “Otra Vez al Pasado”, el viaje en el tiempo había sido el motor narrativo de “El Fin del Futuro Parte I y II” o “El Año Infernal Parte I y II”. Y aunque técnicamente no había viajes en el tiempo, también podrían asimilarse al mismo “Juego Asesino Parte I y II”.

 

La quinta temporada aborda con mucha menos solemnidad el viaje temporal. Ésta es, por ejemplo, la premisa del episodio número cien, “Atemporal”, en la que unas versiones futuras de Chakotay y Kim tratan de borrarse a sí mismas de la existencia para evitar la destrucción del Voyager y la muerte de todos sus compañeros. Ese mecanismo funciona bien en el contexto de esa historia, pero es que vuelve a utilizarse más adelante en “La Relatividad”, un episodio que no se puede decir que sea malo, pero sí convencional, genérico y soso. En resumen, los responsables de la serie acabaron malgastando por sobreexposición lo que una vez fue un tropo narrativo que generaba episodios de gran peso dramático.

 

Pero no es el viaje en el tiempo el único mecanismo víctima del desgaste. En la quinta temporada, el Voyager explota y Janeway muere no menos de tres veces: “Atemporal”, “La Ruta al Olvido” y “La Relatividad”. Naturalmente, todos ellos son versiones alternativas o duplicados, pero sin duda es poco satisfactoria la forma repetitiva y trivial en que se utiliza ese recurso que, por otra parte, no era nuevo. Braga ya lo había utilizado en “Dualidad Mortal” y “El Año Infernal Parte I y II”.  

 

Quizá esas fantasías recurrentes de aniquilación reflejaran cierta ansiedad latente en el equipo de producción de “Voyager”. Después de todo, “Espacio Profundo Nueve” estaba llegando al final de su séptima y última temporada y a no mucho tardar “Voyager” iba a ser el único representante en antena de la franquicia. Sin duda ello añadió presión al equipo, consciente de que la serie no tenía la suficiente entidad como para desempeñar ese papel de forma satisfactoria. Además, las cifras de audiencia habían ido en declive desde el final de “La Nueva Generación”. Aunque seguía siendo el programa más visto de la UPN, sus cifras eran consideradas modestas dentro de la industria, situándose en el puesto 122 de 150 programas en la temporada 1998-1999.  Por primera vez desde hacía mucho tiempo, la franquicia Star Trek” era vulnerable. ¿Fue eso quizá lo que reflejaba esta temporada de “Voyager”?

 

Por otra parte, en el curso de esta temporada, el triturador ritmo de trabajo de 80 horas semanales empezó a afectar a la vida personal de Mulgrew que no solamente veía que sus hijos crecían sin ella dedicarles el tiempo suficiente, sino que, como admitió en una entrevista por entonces, se había enamorado por primera vez en 43 años, en concreto del político de Cleveland Tim Hagan, con quien se casaría aquel mismo año, en abril de 1999. Por si fuera poco, en 1998 se puso en contacto con ella la hija perdida a la que había dado a luz en 1977 y entregada en adopción tres días después. Por todo esto, fueron necesarios ciertos cambios en la organización que permitieran a la actriz tener más tiempo libre pero que, podemos imaginar, supusieron un auténtico dolor de cabeza para los productores.

 

Volviendo a la serie, incluso los elementos supuestamente originales de la temporada resultan poco inspiradores. El año anterior se habían presentado los Hirogen como nuevos antagonistas del Voyager. Aunque el concepto de una especie que basaba su forma de vida y cultura en la caza de otros seres inteligentes no era ni mucho menos nueva, los Hirogen sí contaron con una ejecución interesante. Se habían presentado como un misterio peligroso en “Mensaje en una Botella” y “Cazadores” y ofrecieron algunos de los mejores momentos de la temporada en “Presa” o “El Juego Asesino”. Es más, sus intervenciones se produjeron en capítulos consecutivos o casi, lo que sugería que el Voyager estaba atravesando su territorio.   

 

En contraste, la quinta temporada introduce a los Malon, un concepto bien poco atractivo: basureros ilegales de ideología capitalista. Son los antagonistas del Voyager en “Noche” y “Riesgo Extremo” y un señuelo en “Los Analistas”. Se les da algo más de peso y desarrollo hacia el final de la temporada, en el episodio “El Monstruo”, pero no es suficiente y llega demasiado tarde. No son una adición memorable al canon de la franquicia y ni siquiera parecen gozar del interés de los guionistas.

 

La aparición de los Malon en los dos extremos de la temporada nos remite al improbablemente extenso territorio Kazon de los dos primeros años. Descontando el salto de dos mil y pico años luz de “Noche”, que debería haber acercado al Voyager a Malon Prime, el planeta principal de esa civilización, los guionistas no parecen acordarse en el resto de los episodios de que están extendiendo el espacio Malon hasta unas dimensiones ridículas. El Voyager salta diez mil años luz en “Atemporal” y veinte mil en “Lazos Familiares Parte II”. Esto significa que la nave recorre más de treinta mil años luz entre “Riesgo Extremo” y “Juggernaut”, la mitad de su viaje de regreso a casa… ¿y aún se encuentran basureros Malon?

 

Puede pensarse que este tipo de análisis son triviales, irrelevantes incluso, pero en el fondo reflejan las frustraciones que provoca esta quinta temporada. Repito: parece que la serie está corriendo en el sitio, que la nave no se encuentra mas cerca de la Tierra de lo que lo estaba en “El Guardián”, porque los guionistas se limitan a ir encajando historias autoconclusivas que no transmiten sentido de progreso, de evolución. Los Malon no aparecen en “El Monstruo” porque los guionistas decidieran que su territorio se extendía a lo largo de treinta mil años luz, sino porque querían convertirlos en los antagonistas recurrentes de la temporada, tuviera ello o no coherencia con el resto de capítulos.

 

Dicho lo cual, es cierto que esta temporada incluye varios episodios de calidad. Disfrutados de forma autónoma y no como parte de un conjunto, son historias sólidas e inteligentes. Un puñado de ellas, incluso brillantes. Entre los mejores capítulos podemos citar “Contrapunto”, “Imagen Latente”, “La Novia de Caótica”, “Gravedad”, “La Ruta al Olvido” o “Una Pareja para Siete de Nueve”. Incluso “El Detonador” está varios grados por encima de su equivalente de la cuarta temporada, “Demonio”.

 

La quinta temporada demostró que había guionistas de talento trabajando para “Voyager” aun cuando Rick Berman les impusiera limitaciones que coartaban el desarrollo de todo su potencial. Nick Sagan (hijo del famoso astrónomo y divulgador) fue una prometedora adición al equipo, como demostró con sus guiones para “Lobo en Piel de Oveja”, “Gravedad” o “La Ruta al Olvido”. Bryan Fuller era un profesional con una imaginación esperando a ser liberada y coescribió “La Novia de Caótica”, “Gravedad” y “La Ruta al Olvido”. Como he dicho, los borradores iniciales que presentó Michael Taylor para “Había Una Vez” y “La Lucha” eran brillantes.

 

Hay momentos en los que la temporada claramente aspira a metas más altas… sin conseguirlo. “Una Pareja para Siete de Nueve” sugiere un tono más ligero y centrado en la caracterización que recuerda a lo que se estaba haciendo en “Espacio Profundo Nueve”. Su drama interpersonal no necesita de tecnocháchara ni pseudociencia para funcionar perfectamente. “La Puerta del Milenio” es una historia torpe y desgarbada, pero al menos trata de desviarse de la norma. Por desgracia, estos episodios son la excepción que confirma la regla. La mayoría de los que conforman esta temporada caen en lo convencional y lo seguro. Mientras Brannon Braga luchaba por dar forma a sus ideas sobre lo que debería ser “Voyager”, sus intereses y fijaciones recurrentes se filtran por toda la temporada, como el solapamiento de memoria e identidad. Ahí están las crisis de identidad que sufren Siete de Nueve en “Regresiones Infinitas” o la bomba inteligente en “El Detonador”, la manipulación de los recuerdos del doctor en “Imagen Latente” o el descubrimiento del secreto familiar de Janeway en “La Puerta del Milenio”.   

 

Otro de los temas preferidos de Braga es la difuminación de la línea que separa la realidad de la fantasía. “Lobo en Piel de Oveja” nos presenta una réplica perfecta del Comando de la Flota fabricado por unos alienígenas en el Cuadrante Delta; en “Contrapunto” hay planes y traiciones ocultos unos dentro de otros; unos alienígenas creen que sólo lo que ocurre en la holocubierta es lo real en “La Novia de Caótica”; otro alien somete telepáticamente a la tripulación haciéndoles creer que sus sueños se están cumpliendo en “Felicidad”; en “Lazos Familiares I y II” la reina Borg sugiere que Siete de Nueve siempre fue una quintacolumnista infiltrada en el Voyager; y en “La Lucha”, unos extraterrestres se comunican a través de recuerdos y alucinaciones.

 

Los conceptos e ideas presentados en los capítulos indicados no añaden nada particularmente profundo a la serie ni desembocan en un mejor perfilamiento de los personajes que les permita evolucionar. De hecho, ya habían sido utilizados antes en la serie de una manera u otra, pero sí es cierto que siendo los preferidos de Braga en su calidad de guionista y productor, tienen mayor presencia en esta temporada.

 

También es ahora cuando ese toque “blockbuster” introducido por Braga pierde cierto impulso... pero sólo en apariencia. Habían sido él y Joe Menosky quienes habían utilizado ese enfoque en una serie de episodios dobles de la tercera y cuarta temporadas, conformando lo que en la práctica eran películas en formato televisivo. Uno de los aspectos más interesantes de la etapa de Braga como productor en la quinta y sexta temporadas es que ambas tienen menos capítulos dobles que la cuarta y la séptima. Para ser justos, al menos parte de ello se debió a la decisión de no conectar la cuarta y la quinta mediante un cliffhanger. Así que esta última sólo incluye dos episodios dobles y un cliffhanger como puente hacia la sexta temporada. Pero en cualquier caso da la sensación de que Braga estaba intentando alejarse de las épicas historias en dos partes que él mismo había introducido durante la etapa de su predecesora Jeri Taylor.  

 

Sin embargo, ya lo apuntaba, ese cambio es solo aparente. Aunque la quinta temporada sólo incluye un episodio doble a mitad de recorrido, “Lazos Familiares”, sí tiene más episodios con sabor a blockbuster, como “Atemporal”, “Treinta Días”, “Los Analistas” o “Juggernaut”, todos ellos con un énfasis en la acción y la escala de la aventura que hubiera sido imposible plantear tan solo unos años antes. Braga parece querer convencer a sus superiores de que los episodios “sencillos” de “Voyager” eran perfectamente capaces de encapsular el espíritu de gran espectáculo con elevadas dosis de dramatismo y mucho en juego.

 

En resumen, la quinta temporada, que supuso el traspaso de “poderes” de Jeri Taylor a Brannon Braga, no vino marcada por grandes cambios sino por un sutil ajuste en el foco. “Voyager” seguía siendo “Voyager” con tan solo un ligero golpe de timón. El curso de su navegación era el mismo, para satisfacción de sus defensores y decepción de quienes esperaban más de este rincón de la franquicia que iba a convertirse en su único representante en emisión. 

 

(Continúa en la siguiente entrada)

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