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Naturalmente, la Tierra de “Mercaderes del Espacio” ya ha sido rehecha de esa forma, pero la novela deja muy claro que para todos excepto para una élite de ricos y poderosos, el mundo de ese futuro capitalista por antonomasia dista de ser un sueño. Pohl reconoció haberse inspirado en la distopia capitalista de Aldous Huxley, “Un Mundo Feliz” (1932), si bien en muchos sentidos –aunque no en el aspecto de tiranía política- se parece más al “1984” de Orwell.
Las condiciones de vida son precarias ya que la cultura del consumo, en lugar de ofrecer más


En ese contexto, el verdadero propósito de la campaña para la colonización de Venus es ocultar el desvío de enormes cantidades de recursos escasos a semejante proyecto cuando podrían utilizarse para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. De hecho, en esa economía de

Esas “necesidades del comercio” pueden interpretarse en este contexto como la completa americanización de la cultura global y la mercantilización desenfrenada de todos los aspectos de la vida cotidiana. En este mundo del futuro no hay poesía ni arte. El lenguaje se ha simplificado tanto que difícilmente puede producir algo que no sean eslóganes publicitarios; e individuos de clase alta como Courtenay sienten rechazo hacia la literatura de épocas pasadas. En un momento dado, el protagonista se encuentra en una habitación llena de viejos libros como “Moby Dick”, y, dado que no venden nada, los encuentra obscenos hasta el punto de sentirse físicamente indispuesto. Nos dice: “La presencia de tantos libros sin una sola palabra de publicidad no me dejaban tranquilo. No soy un mojigato que se opone a toda clase de placeres solitarios, y menos cuando sirven para algo útil. Pero mi tolerancia tiene sus límites”. En otro pasaje, Courtenay visita el Museo Metropolitano de Arte y se siente complacido al

Entretanto, esta cultura de corporaciones profundamente mercantilistas se dirige directa hacia el desastre, confiada en que, de algún modo, en alguna parte, alguien encontrará el milagro tecnológico que permitirá salvar a la Humanidad de sí misma antes de que sea demasiado tarde. La colonización de Venus es contemplada como una solución de este tipo. La Tierra ha sido destruida por la codicia capitalista pero Venus (y, posteriormente, otros planetas) aún está ahí para ofrecer el espacio necesario a la creciente población terrestre…y los productos de Fowler Schocken. Los consistas, por otra parte, ven en Venus una utopía potencial en lugar de sólo una oportunidad para seguir cometiendo los mismos errores algo más lejos. Para ellos, es un nuevo comienzo de la misma forma que el continente americano lo había sido para los europeos en siglos pasados. Así, al final del libro, la

En este sentido, resulta también sangrante la descripción de las consecuencias negativas del poder creciente del capitalismo y la influencia que los medios de comunicación de masas y la publicidad ejercen sobre las vidas de gente de todo el mundo. Estas descripciones funcionan perfectamente en la mejor tradición de la sátira literaria, exagerando la realidad con aliviador efecto cómico pero sin por ello dejar de animar a la reflexión sobre el estado de las cosas. Por ejemplo, las tácticas de marketing de Fowler Schocken parecen extremas hasta que se comparan con lo que ese gremio perpetra hoy. Una de sus tácticas favoritas es emplear formas sutiles de sugestión subliminal para que los consumidores asocien ciertos productos con la frustración o desviación sexuales; uno de sus clientes más importantes es el fabricante de una bebida llamada “Mascafé”, que incluye un ingrediente químico adictivo que asegura que sus consumidores lo serán de por vida –¿parece exagerado? ¿qué hace pues el tabaco, por ejemplo?-.

De hecho, “Mercaderes del Espacio” bien podría ser una novela de cabecera para un marxista

Marx también señaló la importancia de la ideología como medio de mantener a una clase social sierva del sistema económico y a otra en una posición dominante –creyendo, además, que su preeminencia sobre la clase trabajadora es buena y necesaria-. Esa ideología pudo ser el catolicismo en la Edad Media europea, pero hoy, en la Era Capitalista, es la fe en el “libre mercado”. El gobierno trabaja para mantener la estructura y, en la práctica, funciona sobre todo como un agente para la élite económica (en la novela, los congresistas, como ya dije, representan a empresas en lugar de a votantes). De nuevo según Marx, la transición del capitalismo al comunismo tendrá lugar cuando la clase dominada comprenda la posición en la que se encuentra y rechace la idea de que necesitan a la clase gobernante.

Todo lo cual resulta bastante audaz teniendo en cuenta que en 1952, cuando se serializó originalmente la novela, la histeria anticomunista encabezada por el senador Joseph McCarthy y su Comité de Actividades Antiamericanas estaba en su punto álgido (de hecho, el papel de los Consistas en el libro sirve a los autores para satirizar la contemporánea persecución de comunistas). Durante esa caza de brujas, miles de norteamericanos fueron acusados de afiliación comunista, se crearon listas negras, se arruinaron familias y carreras profesionales, se forzó al exilio y se encarceló. Y, sin embargo, ahí estaba la revista “Galaxy” (y, un año más tarde, la editorial

¿Cómo se salieron autores, revista y editorial con la suya? No sólo fue gracias a que nadie pensó que una revista juvenil barata sirviera de plataforma ideológica. En lugar de articular sus observaciones e ideas como un tratado político, Pohl y Kornbluth fabricaron una sátira. Y, para colmo, dentro de un género habitualmente tan despreciado por los intelectuales de salón como la ciencia ficción. Manteniéndose por debajo del radar, la CF ha conseguido abordar temas controvertidos, incluso explosivos, con mayor libertad y franqueza que la literatura generalista. Después de todo, los fanáticos y partidarios de cazas de brujas no suelen tener ni la inteligencia ni el sentido del humor ni la capacidad de penetración necesarias para comprender una sátira bien hecha.
Si bien no se puede decir que las advertencias de “Mercaderes del Espacio” hayan sido escuchadas, su visión del futuro sí ha tenido una gran influencia en el mundo de la ciencia

Como decía al principio, no fue “Mercaderes del Espacio” la única obra de Pohl y Kornbluth en satirizar la apisonadora capitalista. Pohl, de hecho, tenía el convencimiento de que la ciencia ficción era un vehículo perfecto para la exploración de temas sociales y políticos. En una carta a Kornbluth fechada en diciembre de 1956, decía que “la novela de ciencia ficción, en general, es crítica social de un modo que ninguna otra categoría de novela (excepto quizás la religiosa o proletaria) puede serlo”. Así, Pohl firmaría, por poner sólo dos ejemplos,“El Túnel Bajo el Mundo” (1954) y “El Mantenimiento de la Paz” (1959), ambas historias sobre los efectos deshumanizadores del capitalismo y la automatización y las tensiones propias de la Guerra Fría. Junto a Lester Del Rey (bajo el seudónimo conjunto Edson McCann) publicó una abrasadora sátira sobre el

La sátira ágil y rebosante de humor cínico de “Mercaderes del Espacio”, funciona sólo como ataque al establishment. No formula alternativas ni soluciones. Pohl y Kornbluth saben que un mundo mejor es posible, pero reconocen que no tienen la solución. Y quizá sea precisamente por no sucumbir al didactismo que su mensaje sigue teniendo total vigencia por mucho que la tecnología que describa haya quedado desfasada. El poder de las corporaciones, los peligros del crédito fácil, la seducción de la televisión como forma de evasión de la realidad, la obsesión por ganar prestigio y poder, los prejuicios de clase, el expolio de los recursos naturales, la letal combinación de superpoblación y ansias consumistas…. siguen siendo todos ellos, por desgracia, temas de plena actualidad.
La ciencia ficción de los cincuenta siempre ofrece un respiro para cerebros agotados de historias taciturnas y argumentos hinchados. “Mercaderes del Espacio” no tiene ni doscientas páginas, pero ello no le ha impedido alcanzar categoría de clásico y pionero en la introducción de los temas humanistas en la CF, una corriente que alcanzaría su máxima plenitud –y pedantería- con la Nueva Ola a mediados de los sesenta.
sencillamente me encantó de las novelas mas realistas de nuestra situacion hoy en dia con la publicidad en todos lados y masiva que tenemos
ResponderEliminarEsta la tengo. La leí hace tanto que sólo recuerdo que me encantó. Por lo que dices sus autores lo clavaron. Esa fe ciega en que un invento va a salvar la Tierra y por tanto no hay que dejar de contaminar y agotar...
ResponderEliminarSí, no ha ha cambiado nada. Los neoliberales siguen argumentando contra los neomalthusianos que, como siempre ha hecho el ser humano, ya inventará algo para solucionar los problemas derivados de la superpoblación y expolio de recursos. Sin recordar que a menudo esto ha sucedido tarde y tras guerras, revoluciones y hambrunas... En fin..
ResponderEliminarno conozco a los neomalthusianos, pero por lo poco que se creo malthus tambien se equivocaba, como marx, hacia predicciones que no tenian en cuenta los adelantos tecnologicos que vendrian e incrementarian mucho la produccion, lo de que no hay que preocuparse que ya se encontraran recursos nuevos, sin palabras. la ecologia del planeta va a sufrir mucho con trump y los chinos a los que el medio ambiente no les importa mucho, los autores de cf lo decian hace muchas decadas pero los politicos siguen igual o peor, saludos
EliminarNo es este el foro para abrir una discusión sobre las teorías de Malthus, pero te recomiendo la lectura de un artículo que escribí en otro blog al respecto y en el que defiendo que aunque Malthus se equivocó en algunas de sus apreciaciones (que enseguida él mismo corrigió) la base de sus razonamientos siguen siendo válidas hoy día: http://sabersiocupalugar.blogspot.com.es/2012/02/la-trampa-maltusiana-1.html
EliminarUn saludete
ah, parece muy interesante, lo voy a ver, es usted renacentista manuel!, jeje. saludos.
EliminarNo la conocia. Una vez mas apunto algo en la lista de gracias a este blog. Por lo que cuentas, sigue completamente de actualidad
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