jueves, 31 de agosto de 2017

2008-ULTIMÁTUM A LA TIERRA – Scott Derrickson


“Ultimátum a la Tierra” (1951) es uno de los clásicos imprescindibles de la Edad de Oro de la CF. Se estrenó seis años después de las bombas de Hiroshima y Nagasaki y reflejó con acierto los temores que dominaban a los estadounidenses de esa nueva era dominada por la energía atómica. En lugar de plantear la llegada de un alienígena como una amenaza invasora, se presentó a un ser superior que había viajado desde muy lejos para avisarnos de forma muy directa y clara: o la Humanidad desistía de su proliferación atómica o seríamos aniquilados. Es sobre todo por ser un perfecto representante del sentir de su época por lo que este film ha pasado a la historia del cine.



Sorprendentemente y durante mucho tiempo, nadie en Hollywood se planteó hacer un remake de “Ultimátum a la Tierra” (algo que también sucede con otros clásicos, como “Regreso a la Tierra” o Planeta Prohibido”). A comienzos de los ochenta circularon rumores acerca de una posible secuela escrita nada menos que por Ray Bradbury y que nos habría presentado al hijo de Klaatu regresando a nuestro mundo para juzgar el desempeño de los humanos desde la visita de su padre. Aunque el proyecto nunca llegó a prosperar, la idea de que otro Klaatu llegara a una América presidida por Reagan y su política de proliferación nuclear era cuando menos interesante.

Ya en el nuevo siglo, aparece no una secuela sino un remake dirigido por Scott Derrickson, un realizador tan interesante como polémico. Su nombre apareció por primera vez encabezando un largometraje en “Hellraiser: Infierno” (2000) para luego obtener un considerable éxito mundial con “El Exorcismo de Emily Rose” (2005), una película sobre posesiones demoniacas basada muy libremente en hechos reales. Fue durante la promoción de este título cuando afloraron las creencias evangélicas de Derrickson, unas convicciones que le habían llevado a retorcer el caso real para ajustarlo a su visión del mundo y la religión (posteriormente, transitaría por caminos similares de satanismo y asesinatos en “Líbranos del
Mal” (2014) como director, The Visitation” (2006) como productor o “Condenados” (2013) como coguionista)

La astrobióloga Helen Benson (Jeniffer Connelly) es requerida con urgencia por el ejército y trasladada a una base militar en plena efervescencia para asistir a una reunión secreta junto a otros científicos. Allí se les informa de que se ha detectado un objeto espacial que viaja a gran velocidad en rumbo de colisión con la Tierra. Pero cuando va a producirse el impacto sobre Nueva York, el objeto decelera y aterriza en Central Park: se trata de una esfera brillante de la que emerge una figura envuelta en una especie de capullo orgánico. Un militar nervioso le dispara y entonces surge de la esfera un robot gigante que neutraliza todo el armamento.

Trasladado el extraterrestre a una base secreta, el capullo se abre para revelar en su interior una figura humana que en cuestión de horas madura hasta un ser adulto e inteligente que dice llamarse Klaatu (Keanu Reeves). La Secretaria de estado Regina Jackson (Kathy Bates) hace oídos sordos a la petición de Klaatu de dirigirse a los líderes mundiales y ordena que lo droguen para interrogarlo y determinar el nivel de amenaza que representa. Los científicos se niegan a ello, pero Helen se presenta voluntaria, si bien su intención es la de administrarle una solución
salina inocua en lugar de la droga y avisarle para que escape. Así, Klaatu paraliza a su interrogador, le roba la ropa y escapa de la base. Más tarde, llama a Helen para pedirle ayuda pero ésta se da cuenta de que su auténtica misión es exterminar la especie humana de la Tierra, ya que las razas alienígenas a las que representa consideran al hombre como demasiado egoísta y desconsiderado como para tratar con responsabilidad a la frágil biosfera. Cuando Klaatu activa un enjambre de insectos nanotecnológicos que devoran todo lo que encuentran a su paso, Helen trata desesperadamente de convencerlo de que la Humanidad merece ser salvada y que puede cambiar su actitud hacia la Tierra.

Más que un remake, lo que nos encontramos aquí podría ser considerado una reformulación de la historia original. No podía ser de otra manera. La sociedad y el momento histórico son tan diferentes de los años cincuenta que no había forma de que un remake fiel al original pudiera resultar mínimamente convincente. Dado que ya no existe un peligro inminente de devastación nuclear global, el mensaje del film se traslada al problema medioambiental. Hay también muchos conceptos visuales que forzosamente deben actualizarse: el platillo volante de Klaatu se transforma en una esfera luminosa; Gort gana veinte metros de altura y se crea digitalmente. Además, su naturaleza es ahora biológica y no mecánica, puesto que se pensó que una raza mucho más avanzada habría desarrollado herramientas de manipulación orgánica más complejas que la propia tecnología. Klaatu tampoco es un alienígena humanoide sino una forma de vida extraterrestre que genera un clon de un cuerpo preexistente para ocuparlo temporalmente. Asimismo, Helen deja de ser una secretaria para convertirse en una reputada astrobióloga.

La trama, a grandes rasgos, sigue esencialmente las pautas de la película original (de hecho, los créditos indican que la historia se basa en el film de los cincuenta, no en el relato de Harry Bates que se tomó como base para ésta): llega un visitante alienígena, los militares reaccionan con violencia y le disparan, el robot que le protege neutraliza las armas y el alienígena escapa de la custodia del ejército para unir fuerzas con una mujer que le servirá de contacto con la especie humana. Por otra parte, hay escenas que sí han desaparecido: por ejemplo, no hay muerte y resurrección de Klaatu (un tema que ya causó problemas con la censura en el original por sus connotaciones religiosas y que dadas las creencias de Derrickson puede que decidiera suprimir).

Pero la verdadera diferencia entre ambas películas, la clásica y la moderna, reside no tanto en sus detalles visuales y conceptos como en el mensaje.

En la película de 1951, Klaatu llegaba a la Tierra con un mensaje que quería trasladar a los líderes de la Tierra. El problema en esos delicados momentos de la Guerra Fría es que resultaba imposible reunir a todos ellos en un solo lugar, así que el alienígena convoca en cambio a un grupo de importantes científicos y pensadores encabezados por el profesor Barnhardt (Sam Jaffe interpretando a una suerte de Albert Einstein). Su mensaje era este: hay una gran confederación de civilizaciones alienígenas que convive en paz y no tiene intención de dejar que la Tierra exporte su violencia. Los humanos pueden matarse entre sí, pero una vez que empecemos a colocar nuestras armas atómicas en el espacio, no tendrán más alternativa que destruirnos. “Ultimátum a la Tierra”, estrenada en plena Guerra Fría, con el fantasma atómico de Hiroshima y Nagasaki muy presente y en mitad de la Guerra de Corea, funcionaba perfectamente como fábula admonitoria acerca de nuestro comportamiento y advertencia sobre nuestros posibles destinos: la guerra o la paz, la vida o la muerte.

La nueva versión mantiene, como he dicho, el marco general del film original, pero Klaatu está ahora más preocupado por la contaminación y el calentamiento global. No ha venido a salvarnos a nosotros ni a otras civilizaciones de nuestro destructivo comportamiento, sino a la propia biosfera terrestre. Esta sensibilidad medioambiental actualiza la película a nuestro tiempo, pero los productores no
aclaran por qué encontraron necesario reciclar esta historia para abordar esos temas. El contenido político de “Ultimátum a la Tierra” no era un simple chip que podía reemplazarse por uno nuevo para obtener una versión actualizada. El miedo y la paranoia de las autoridades terrestres en el film de 1951 reflejaban la ansiedad que impregnaba la sociedad. Pero aquí no parece haber detalles o escenas que recojan el espíritu del mundo contemporáneo. Es más, la Humanidad ya no tiene siquiera la opción de elegir. Klaatu viene a dejarnos un mensaje, pide reunirse con los líderes… e inmediatamente y sin llegar a comunicarse con ellos, decide exterminar a nuestra especie tras recibir el poco halagador informe de otro agente de su especie (James Hong) infiltrado entre nosotros durante décadas y que le confirma que no hay redención posible para el Hombre: nunca cambiaremos. Por tanto, ya no hay advertencia. Ese momento ha pasado y la misión de Klaatu se reduce a salvar tanta fauna como sea posible en una suerte de arcas energéticas y desatar a continuación la destrucción de la especie humana antes repoblar el planeta. ¿Dónde está el valor educativo de la película? Si no se nos presenta alternativa, ¿dónde está la moraleja? De hecho, si de lo que se trataba era de destruir la civilización humana, ¿por qué molestarse siquiera en aterrizar? Bastaba con mandar una nave automática y utilizar a Gort para aniquilarnos.

Al convertir la advertencia del alienígena en un espectáculo de efectos especiales cuando
empieza la destrucción masiva, se anula el propósito último de la historia. La película original trataba sobre cómo a la Humanidad se le otorgaba una oportunidad para cambiar antes de que fuera demasiado tarde y comprobar si sus científicos y pensadores podían superar la paranoia e incompetencia de los líderes políticos y militares. Cuando Klaatu se gana la confianza de una madre viuda y su joven hijo, sabemos que hay esperanza. Aunque esos personajes se conservan en la nueva versión, su significado se ha perdido. El niño, Jacob (Jayden Smith), ahora hijastro de la mujer, no es más que un mocoso maleducado mientras que ella ya no ayuda a Klaatu a completar su misión sino que trata de convencerlo para que no la lleve a cabo. En lugar de tener a una raza alienígena más avanzada advirtiéndonos sobre nuestra deriva armamentística, nos encontramos con unos extraterrestres destructores que no parecen mejores que los humanos. Sin duda los desafíos medioambientales y nuestra incapacidad para hacerles frente son temas dignos de reflexión, pero “Ultimátum a la Tierra” no es la historia adecuada para abordarlos.

“Ultimátum a la Tierra” fue uno más de los films de género fantástico que por la misma época
(junto a “El Día del Mañana”, 2004; “La Guerra de los Mundos”, 2005; “La Tierra de los Muertos Vivientes”, 2005, “El Diario de los Muertos”, 2007; “Soy Leyenda”, 2007; “La Niebla”, 2007; “Cloverfield”, 2008 o “El Incidente”, 2008) adoptaron esquemas propios del cine de catástrofes en respuesta a los atentados del 11-S y la Guerra de Irak. Todos ellos planteaban un escenario en el que la Humanidad o partes de ella se enfrentaban a una fuerza destructora de dimensiones colosales.

Precisamente uno de los aspectos más interesantes de “Ultimátum a la Tierra” reside en ver cómo la historia original ha sido reformulada en un film de desastres inserto en la era Bush.
Cuando Klaatu le afirma a la Secretaria de Estado que la Tierra no es nuestra, está atacando directamente a las actitudes prepotentes del gobierno americano; asimismo, resulta evidente que las acusaciones de que la esfera alienígena ha violado el espacio aéreo de ese país no tienen sentido. Cargando aún más las tintas, la muerte del padre de Jacob en la guerra de Afganistán ha convertido al niño en un ser amargado que busca venganza contra Klaatu a falta de alguien mejor. Como Roland Emmerich en “El Día del Mañana”, Derrickson y el guionista David Scarpa critican abiertamente la política medioambiental y el negacionismo del calentamiento global del gobierno Bush creando una amenaza que castiga a toda la especie humana por su incapacidad para actuar de forma sensata y global. Ciertamente y como decía más arriba, el mensaje está mal articulado y rematado, pero la solución que propone sí es fiel al original: pensar en términos de fronteras nacionales y nacionalismos es lo que nos acabará llevando al desastre mientras que la salida está en abrir nuestra mente y aceptar la responsabilidad por la forma que tratamos al planeta sobre el que vivimos.

Independientemente del mensaje, temas de la película y cambios sobre la versión original, Derrickson arranca la historia con unas angustiosas tensión y sensación de inminencia cuando Helen es arrancada de su hogar sin que se le informe de nada. Durante la reunión con los científicos, el guionista no trata al público de tonto y consigue hacer creíble el soporte científico
del discurso. La llegada de la esfera, la aparición y derribo de Klaatu y la intervención de Gort, el “renacimiento” del alienígena, su interrogatorio y huída son momentos que transmiten la inquietante sensación de que algo inmenso está a punto de ocurrir, algo a lo que viene muy bien la frialdad interpretativa de Keanu Reeves y su indiferencia ante el nerviosismo de quienes le rodean.

Derrickson dirige con un suspense aceptable las escenas de Klaatu y Helen huyendo de las autoridades pero las expectativas de que esos pasajes se concreten en algo sólido nunca llegan a satisfacerse. Por ejemplo, la escena en la que
Klaatu se entrevista con el mencionado agente es una adición extraña –y risible en tanto en cuanto aquél obliga a Helen a parar en un McDonalds, una inclusión a todas luces publicitaria-. El énfasis de la segunda mitad se pone sobre todo en los efectos especiales a partir de la conversión de Gort en el enjambre de nanoinsectos. Al final, Klaatu cambia de opinión respecto a la destrucción de la Tierra pero es un giro que carece de cualquier soporte emocional: no vemos al alienígena transformado por lo que ve o siente. El único acto que parece llevarle a detener el apocalipsis es ver a Helen abrazar a su hijastro Jacob, algo claramente insuficiente llegados a ese punto. Para colmo, el final es abrupto y anticlimático: Klaatu simplemente detiene el enjambre destructor y se marcha en su esfera, sin siquiera haberse dirigido a los líderes políticos o científicos de la Tierra para informarles de lo sucedido y advertirles de las consecuencias.

Al final, y a pesar del fracaso de “Ultimátum a la Tierra” a la hora de actualizar una idea de éxito a tiempos modernos, no deberíamos pensar que todos los remakes han de ser forzosamente peores que el film original. El secreto reside en ponerlos en manos de directores como Carpenter o Cronenberg, realizadores que, para empezar, saben por qué están haciendo ese remake en concreto.


3 comentarios:

  1. Y klaatu barrada nikto ¿donde esta? Nunca lo dicen en la película.

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  2. Si q creo q lo pronuncia reeves en un momento dado, aunq con un efecto de sonido distorsionado... no estaba en el guión original pero el actor insistió en incluirlo..

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  3. hola, creo que es un gran desperdicio de pelicula, la primera mitad es muy prometedora pero se desbarranca de muy mala manera, otra vez el guion, pareciera que a los americans no les parece que una pelicula de accion tenga que tener buen guion, a pesar de tener los mejores guionistas del mundo a los que ni siquiera les pagan bien, dan un guion acotado al principio para cumplir y despues todo accion,tiros y cgi. el final como decis es muy malo y no explican nada, una pelicula asi la terminas de ver y ya la olvidaste, la entrevista con oriental es vacia, reeves no se muestra muy enamorado de la chica y quien no se enamora de jennifer conelly, eso podrian haber usado para evitar la destruccion, el amor de pareja, no solo el de madre a hijo o hijo a padre, cosa que el alienigena no conoce por no ser humano, pero como decis, tendrian que haber dado una razon para evitar el apocalipsis, quizas que les da una oportunidad mas o un mensaje definido, no un final tan simplon y vacio. con un guion mejor hubiera sido una buena pelicula como la de los 50, pero parece que mientras de dinero a nadie le importa, saludos.

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