
La Primera Guerra Mundial estalla en 1914, pero la tragedia se venía respirando desde mucho antes. En este blog hemos visto múltiples ejemplos de novelas que se hacían eco, predecían o contribuían al ambiente prebélico: fue la época en la que floreció el subgénero de las Guerras Futuras. De repente, la realidad alcanza a la ficción y ésta, incapaz de competir con aquélla, se paraliza. Durante cuatro años, las atrocidades de los campos de batalla inundan los periódicos. El público no puede asimilar, además, novelas que echen más leña al fuego. Tampoco los escritores se sienten con fuerzas y por ello la mayor parte de la CF o bien desaparece o se concentra en el puro escapismo. Habrá que esperar al fin de la guerra para que el traumático período se digiera y encuentre su lugar en la literatura de género.
Pero ya desde antes, desde comienzos del nuevo siglo, H.G. Wells había experimentado un cambio en su visión del mundo. La primera manifestación de este cambio fue el espacio de cinco años durante el que Wells no publicó ciencia ficción en absoluto. Después de "La Guerra en el Aire" (1908) escribió una serie de novelas de temática variada (que él mismo consideró su obra más importante) y no sería hasta la antesala de la Primera Guerra Mundial que Wells comenzara a sentirse de nuevo atraído por el futuro, iniciando su segunda etapa en el género, esta vez como autonombrado profeta y predicador de un nuevo orden mundial. Porque sus novelas ya no eran tanto relatos como advertencias del mañana que Wells creía que nos esperaba. Fruto de esta nueva filosofía literaria es “The World Set Free”, la mejor de sus cuatro novelas apocalípticas.

El argumento está construido sobre las bases de los nuevos descubrimientos que estaban teniendo lugar en relación al átomo: “el átomo, que una vez creímos duro e impenetrable e indivisible y definitivo y desprovisto de vida, es en realidad una inmensa reserva de energía". La primera parte del libro hace un repaso de los avances intelectuales y tecnológicos de la raza humana en los últimos doscientos cincuenta mil años. Después, nos narra el descubrimiento de la energía nuclear y su desarrollo, conjurando una Inglaterra de los años cincuenta del siglo XX en la que eficientes y limpios motores atómicos han hecho avanzar espectacularmente la tecnología.

Así, a diferencia de su anterior novela apocalíptica, "La Guerra en el Aire", la catástrofe última y

Al final todo sale bien en este el primero de varios de sus trabajos en los que daba la bienvenida a la perspectiva de la destrucción de la civilización, sobre la base de que era la única solución que podría allanar el camino para un gobierno socialista planetario. Wells parece anticipar organizaciones como la Liga de Naciones o las Naciones Unidas, proyectos incompletos de autoridades mundiales. El libro finaliza apuntando las direcciones que, tras el establecimiento del gobierno mundial, debería tomar la nueva sociedad globalizada: la igualdad de sexos y la exploración del espacio.
Wells tenía la habilidad de ver la parte más oscura de cualquier novedad científica. Muchos escritores y pensadores visualizaban un futuro brillante en el que los nuevos inventos serían tan baratos que todo el mundo podría permitírselos. Wells no era tan optimista. No sólo estaba

En esta ocasión, Wells nos dejó predicha la utilización de bombas atómicas en las guerras, lo que no deja de ser sorprendente si tenemos en cuenta que la aplicación práctica de la radioactividad distaba mucho de estar clara en aquel entonces; al fin y al cabo, el núcleo atómico se había descubierto tan sólo cuatro años antes. Los científicos ya apuntaban al potencial del átomo, pero Wells no necesitaba ser tan riguroso como ellos; al fin y al cabo lo suyo era la ciencia ficción y podía permitirse especular a lo grande. No fue el primero: otras novelas, como “El día del juicio” de Robert Cromie, o “Ante la Bandera”, de Julio Verne, habían ya anticipado armas muy destructivas vagamente relacionadas con el poder aprisionado en la materia. Sin embargo, Wells, a la luz de los últimos descubrimientos, ofreció una descripción más precisa. Además, era más leído y popular que Cromie y que Verne en su última época.

Esto, claro está, no es lo que sucede en la realidad, pero a pesar de esta inexactitud, la predicción que hizo Wells sobre la presencia del armamento nuclear en el panorama bélico del futuro y sus potenciales y perdurables efectos destructivos, resultan acertados. Y no sólo eso, sino que esa peligrosa tecnología acabaría siendo accesible incluso a los elementos más peligrosos de la sociedad: "La destrucción se estaba haciendo tan sencilla que cualquier pequeño grupo de descontentos podía utilizarla. Antes de que comenzara la última guerra, todo el mundo sabía que un hombre podía llevar en un bolso suficiente cantidad de energía como para destruir media ciudad". Una vez más, Wells nos avisaba de que la tecnología puede traer peligros que superan con creces los beneficios.
Y, para quien crea que la CF no es capaz de cambiar de vez en cuando el mundo valga este

En conjunto, es una novela interesante y nada convencional, aunque no recomendable para cualquier lector debido a su carga política y filosófica. Plena de ideas pero carente de emoción, su oscura visión del futuro contiene elementos que todavía deben tenerse en cuenta.
esa idea real ahora del peligro que significa para toda la humanidad, el nuevo orden mundial, dirigido por aristócratas del capital, intelectuales afines a esa cosmovisión
ResponderEliminardel mundo, científicos mas crueles todavía, políticos que no son tales, nunca mas a
favor de su nación, pueblo, sino en busca cada día de una destrucción masiva, para
que unos pocos, usufructúen la vida, en desmedro de los muchos, que morirán porque
esta élite llena de privilegios así lo decida, pero cabe una pregunta hacerse, podrán eliminar a toda la humanidad que ellos quieran, o la humanidad como idea es indestructible.En todo el planeta ya son millones los que saben, que una minoría
esta buscando destruir el planeta.y se dice que ya entramos o estamos en ella.
vamos a ver si logran su cometido, creo que no.
Ola soy conrado de cordoba argentina muy interesante tu blog.estaria bueno que hicieras una nota del anacronopete del tristemente olvidado gaspar y rimbaud.que precedio en una decada ala maquina del tiempo de wells
ResponderEliminarTomo nota. Otra de las antiguas está en "El Reloj que Retrocedía" (1881), de Edward Page Mitchell y comentada en este mismo blog. Un saludo y gracias por tu comentario.
ResponderEliminarLa traducción correcta es EL MUNDO SE LIBERTA
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