sábado, 25 de octubre de 2025

LA CIENCIA Y LA CIENCIA FICCIÓN ILUSTRADA DE DAVID A. HARDY


En el año en curso, 2025, David Hardy (nacido en 1936), a sus 89 años, es el artista de ciencia ficción vivo de mayor edad, con una carrera que abarca más de seis décadas.

 

Tras trabajar en un laboratorio y pasar dos años en la Royal Air Force, comenzó su carrera artística como empleado de la oficina de diseño de Cadbury's en Bournville, Birmingham, donde creó envases y arte publicitario para los productos de confitería de esa compañía. Pero ya por entonces sus intereses discurrían por un terreno completamente diferente.

 

Cuando tenía trece años, sus padres le llevaron a Blackpool, en cuyo paseo marítimo encontró un quiosco que tenía una estantería con algunas revistas pulp. Compró dos de ellas, las primeras lecturas de CF que cayeron en sus manos. A partir de ese momento, se convirtió en un apasionado del género y trató de leer todo lo que pudo, ya fuera comprando las revistas o novelas o sacándolas de la biblioteca. Teniendo además inclinación por el dibujo, fue lo más natural que empezara a crear sus propias ilustraciones basadas en las historias de las revistas que leía.

 

Un año después, en 1950, encontró un ejemplar de "La Conquista del Espacio" (1949), un libro de ciencia especulativa escrito por Willy Ley, un científico y divulgador que contribuyó a la popularización de los cohetes y el vuelo espacial. En sus páginas, presentaba su visión del futuro de la exploración del sistema Solar apoyado por las maravillosas ilustraciones de Chesley Bonestell. Esta obra inmensamente influyente (fue adaptada al cine en 1955 y ganó el Fantasy Award en la categoría de No Ficción), caló hondo en Hardy. Ese fue el momento en que supo lo que quería hacer. A partir de ese momento, se consideró un artista del espacio. Y en 1954, con 18 años, ilustró su primer libro, una obra de no ficción escrita por Patrick Moore y titulada "Suns, Myths and Men", donde se inició como artista espacial, creando representaciones técnicamente impecables de la exploración espacial y las maravillas astronómicas.

 

En 1970, también comenzó a producir ilustraciones de ciencia ficción, introduciendo elementos ficticios y fantásticos para las portadas de revistas como “Vision of Tomorrow”, “Analog”, “Science Fact” o “The Magazine of Fantasy and Science Fiction”. En los años 40 y 50, esta última cabecera y, en menor medida, otras como “Amazing Stories” y “Galaxy Science Fiction”, habían utilizado el arte de Chesley Bonestell como portadas de varios de sus números. Sin embargo, él siempre insistió en que no era un artista de ciencia ficción, sino astronómico. Cuando se publicó “Challenge of the Stars”, un libro que Hardy ilustró y coescribió con Patrick Moore en 1972, “The Magazine of Fantasy and Science Fiction” y un par de otras revistas usaron sus ilustraciones para aquel libro exactamente de la misma manera que habían hecho con Bonestell.

 

Pero, lamentablemente, 1972 también fue el año en que el hombre visitó la Luna por última vez, y el interés del público y las autoridades por el espacio comenzó a decaer. Tratando de encontrar razones para seguir cultivando esos temas espaciales, Hardy inventó un pequeño extraterrestre verde llamado Behn, también conocido como "Space Gumby" (el Gumby original es un personaje muy famoso creado en los años 50), el cual apareció por primera vez en “The Magazine of Fantasy and Science Fiction” en 1975. Asiduo visitante de los paisajes espaciales de Hardy (lo dibujó con el módulo Viking en Marte, a bordo del Rover lunar, viajando sobre la sonda Pioneer a su paso por Saturno…), Behn aportaba un contrapunto lúdico e irónico a la grandiosidad del espacio exterior.

 

Hardy distinguía entre arte espacial y arte de ciencia ficción. "El arte de ciencia ficción se basa en la imaginación", explicó en una entrevista al diario The Guardian. "Para el arte espacial se necesitan conocimientos de química, física, astronomía y vulcanología". Además de cientos de libros y portadas de revistas de CF, trabajó para revistas científicas como "Astronomy", "Sky and Telescope", "Astronomy Now" y "Popular Astronomy"; así como para libros de Arthur C. Clarke y Carl Sagan. También publicó una historia ilustrada del arte espacial titulada "Visions of Space: Artists Journey Through the Cosmos" (1989). Participó también en el mundo audiovisual, por ejemplo, en la serie televisiva “Los Siete de Blake” (1978-1981) o la adaptación cinematográfica de “La Historia Interminable” (1984).

 

Hardy fue un artista inquieto que siempre estuvo pendiente de la tecnología que pudiera ayudarle a mejorar su método de trabajo o aportar nuevos matices a sus ilustraciones. En 1957, descubrió el aerógrafo, que le proporcionó una forma de pintar atmósferas, resplandores y nebulosas de forma realista, sin necesidad de invertir horas y horas tratando de encontrar la exacta mezcla de pinturas. Más adelante, incorporó a sus técnicas la fotografía, especialmente imágenes manipuladas. En la década de 1980, realizó todas sus obras en el cuarto oscuro e incluso se convirtió en miembro de la Real Sociedad Fotográfica. También adquirió una cámara de gran formato y comenzó a tomar fotos de sus pinturas e ilustraciones para enviarlas a las editoriales como diapositivas, en lugar de confiar los originales al azar del correo ordinario. No fue ajeno a la aparición del arte digital en el mundo editorial, pero durante algún tiempo no pudo comprar el equipo de la calidad necesaria, hasta que en 1991 se hizo con su primera PowerMac, con la que produjo gráficos para un juego de Atari/Amiga, “Kristal”, que ganó un premio de la industria. En fin, que mientras muchos otros artistas de CF siguieron trabajando con pinturas y otros se pasaron completamente al mundo digital, Hardy logró mantener un equilibrio entre ambas técnicas.

 

Entre los fans de Hardy se encuentra la legendaria estrella del rock Brian May, exguitarrista del grupo Queen y astrónomo por derecho propio, quien completó su doctorado en 2007 (su tesis se tituló "Un estudio de las velocidades radiales en la nube de polvo zodiacal"). May comentó sobre Hardy: "Crea su propia realidad virtual: a través de su asombrosa visión y técnica, vislumbramos paisajes en mundos donde el hombre nunca ha puesto los pies".

 

Entre otros reconocimientos, Hardy recibió el Premio Sir Arthur Clarke (2005) y el Premio Frederick Ordway (2015). Incluso un asteroide lleva su nombre: David Hardy (1989 SB).

 

 

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