domingo, 12 de octubre de 2025

1953- CUENTOS - Philip K.Dick (8)

 

(Viene de la entrada anterior)

 

“El Abonado” se publicó originalmente en el número de agosto-septiembre de 1953 de “Amazing Stories”.

 

Un "hombrecillo” (más tarde se revela que su nombre es Critchet), con aspecto exhausto tras un día de duro trabajo, acude a la estación de tren para comprar un abono con destino Macon Heights. El vendedor, Ed Jacobson, le dice que ese pueblo jamás ha figurado en ninguna ruta ferroviaria. Cuando el viajero empieza protestar asegurando que eso es imposible, se evapora en el aire instantáneamente.

 

Al día siguiente, Jacobson informa del extraño incidente a su supervisor, Bob Paine. Casi a la misma hora que el día anterior, el mismo hombre acude a la taquilla y solicita de nuevo el billete para Macon Heights. En esta ocasión, Jacobson lo acompaña a la oficina de Paine, quien obtiene toda la información posible del viajero y concluye que Macon Heights debe estar a cuarenta y ocho kilómetros de la estación. Sin embargo, el mapa insiste tozudamente en que no hay ninguna población, grande o pequeña, con tal nombre. De nuevo, Critchet desaparece súbitamente.

 

Paine, nervioso, va al apartamento de su novia, Laura Nichols y le pide que se tome un día libre en el trabajo para ir a la biblioteca y buscar cualquier información sobre Macon Heights en los registros y periódicos locales. Al día siguiente, decidido a desentrañar el misterio, Paine toma el tren en dirección Jacksonville, un poco más allá del radio de 48 kilómetros. El revisor ignora la existencia de un lugar llamado Macon Heights. Paine hace luego transbordo al Tren B (el cual Critchet asegura tomar todos los días para ir del pueblo fantasma a la ciudad). Y sí, de regreso, el tren se detiene en Macon Heights, un apeadero a medio camino entre Jacksonville y Lewisburg.

 

De vuelta en la ciudad, Paine recibe el informe de Laura. Macon Heights había sido uno de los desarrollos urbanísticos suburbanos que planificaron las autoridades territoriales, pero, por un solo voto de la Junta, fue abandonado en favor de otras dos nuevas comunidades. Paine visita luego la compañía de seguros en la que Critchet decía que trabajaba y, a continuación, viaja otra vez hasta Macon Heights, donde conversa con algunos de sus habitantes. Parece un pueblo corriente, pero la presencia de la compañía de seguros de Critchet en la ciudad sugiere que la realidad alternativa en la que se aprobó Macon Heights y que, de alguna manera, se ha materializado en la nuestra, se está extendiendo más allá de esa población. Paine, repentinamente, cae en la cuenta de que su propia vida podría verse afectada por esa marea de cambios en la realidad. ¿Estarán a salvo él y Laura? Se apresura a volver a casa y, de camino, toma nota de los muchos cambios que ha experimentado la ciudad. Cuando entra en el apartamento de Laura, se encuentra con que ella ya no es su novia, sino su esposa, con la que ha tenido un hijo. La conciencia de Paine de esos cambios va desvaneciéndose con rapidez a medida que se habitúa a la nueva realidad.

 

“El Abonado” es uno de los relatos de esta primera etapa de Dick que mejor describe el fenómeno de las realidades cambiantes y lo difícil que resulta comprenderlo. El problema reside no en que se viva en la Realidad A y se descubra que la auténtica es la Realidad B. Eso es bastante simple y, de hecho, relativamente común no sólo en la CF sino en otros géneros o incluso en la ficción convencional: el matrimonio satisfactorio que resulta ser una fachada; el proceso de entrevistas de trabajo que promete un ambiente laboral vigorizante y que a la hora de la verdad es completamente disfuncional….

 

En “El Abonado”, por el contrario, Dick plantea la situación de que los verdaderos y más insidiosos cambios en la realidad tienen lugar sin que nos enteremos. Macon Heights existía en la mente de Paine como algo real cuando siguió los debates sobre el proyecto urbanístico. Luego se desvaneció de su realidad. Nunca existió. Pero cuando Critchet aparece, Macon Heights recobra su lugar en nuestro mundo. El elemento clave, el giro con el que concluye el cuento, no es tanto que en esta realidad alternativa Paine esté casado y tenga un hijo, sino que ya no es consciente de que se haya producido un cambio. Solo le queda una vaga sensación: “Por un momento, todo me ha parecido extraño. Extraño y desconocido, como desenfocado”.

 

La mayoría de las veces, es así como experimentamos la naturaleza cambiante de la realidad. Las transformaciones son tan sutiles que no somos conscientes de ellas. Nuestro entorno físico cambia y esos cambios forman parte de nuestra vida cotidiana, pero a menudo son difíciles de comprender, como lo expresa Dick hacia el final del cuento: “Tal vez siempre había estado allí. Tal vez sí y tal vez no. Todo estaba cambiando. Nuevas cosas cobraban vida, otras desaparecían. El pasado sufría alteraciones, y la memoria estaba ligada al pasado. ¿Cómo iba a confiar en su memoria? ¿Cómo podía estar seguro?”.

 

En el caso concreto de “El Abonado”, la realidad cambiante viene simbolizada por algo muy concreto: la planificación urbana, algo con lo que todos estamos bien familiarizados independientemente del lugar donde vivamos. La renovación de ciertas zonas borra la memoria de lo que la precedió. A veces, esto puede ser incluso deliberado. Los promotores de algún gigantesco centro comercial probablemente no quieran que nadie recuerde que allí hubo alguna vez un agradable bosquecillo. Las ciudades experimentan constantemente este tipo de cambios en su distribución y formas. En el cuento, la diferencia entre el mundo con y sin Macon Heights es bastante imperceptible. Sin duda, las vidas individuales cambiarán. Critchet viviría en otro lugar, en otra comunidad suburbana; y Paine no estaría casado. Pero a una escala más amplia, no queda claro en qué sentido variarían las cosas. La gente sigue yendo a trabajar, desplazándose de los suburbios a la ciudad y a la inversa cinco o seis días a la semana. Las condiciones macroeconómicas tampoco han cambiado mucho. Sobre este tema volveremos al analizar otro cuento de Dick, “Equipo de Ajuste” (1954).

 

Es interesante la reflexión subyacente que aquí hace Dick sobre el desarrollo suburbano. Mientras que las ciudades parecen tener un desarrollo orgánico, naciendo y creciendo de acuerdo a sus condiciones geográficas, los suburbios son una categoría extraña en el sentido de que podrían estar en cualquier lugar. La geografía importa poco en su génesis y expansión, existen aislados de la Naturaleza y, de hecho, podrían trasplantarse casi sin cambios de una a otra parte del mundo: los mismos tipos de césped; las mismas tiendas y centros comerciales; los mismos diseños de viviendas… Las características regionales se disuelven arrolladas por esta abrumadora homogeneidad. La clave de “El Abonado” es, precisamente, que Macon Heights era, literalmente, prescindible. Su existencia en un lugar, en otro, o su inexistencia son igualmente plausibles. Por desconcertante que sea, este fenómeno forma parte de nuestro mundo.

 

Por otra parte, la imagen de trabajadores con rostros agotados, que arrastran los pies por la estación para tomar el tren de regreso a sus casas, es una de las más impactantes de esta historia. Su jornada laboral ha finalizado y están exhaustos, pero su día aún ha terminado. El viaje se interpone entre el final del trabajo y el descanso. No en es por nada que Dick comienza el relato con la siguiente descripción de Critchet: "El hombrecillo estaba cansado. Se abrió paso entre la gente que llenaba el vestíbulo de la estación hasta la ventanilla. Esperó su turno con impaciencia. Su cansancio se reflejaba en los hombros hundidos y en el abolsado abrigo marrón”.

 

“El Mundo Que Ella Deseaba” apareció en “Science Fiction Quaterly” en mayo de 1953.

 

Larry Brewster está emborrachándose tranquilamente en el bar Wind-Up mientras escucha un conjunto de jazz sureño, cuando una hermosa mujer sentada frente a él inicia una conversación, corrigiendo una afirmación exagerada sobre el cielo budista. Analizan varias posturas filosóficas, como las de Herbert Spencer y René Descartes, y la mujer, Allison Holmes, le dice a Larry que este es el mejor mundo posible para ella porque todo en él existe para su propio placer y beneficio, incluido Larry. Según ella, cada persona tiene su propio mundo privado y este es el de ella, mientras que Larry no es más que una figura colocada allí para darle satisfacción.

 

Intrigado y divertido, Larry le sigue la corriente y los dos pasan la noche fuera. Pero el caso es que van produciéndose extrañas casualidades que siempre benefician a Allison: les invitan a las consumiciones del bar porque es el cumpleaños del propietario; en plena noche, a ella se le antoja un ramo de flores y encuentran una tienda abierta; en un garito ilegal, Allison gana apostando a la ruleta… Luego le explica a Larry que van a casarse y, de camino a casa, le dice que el día siguiente lo pasarán juntos. Él insiste en que tiene que trabajar, pero ella le contesta que no se preocupe. Al entrar, encuentra una carta de su oficina diciéndole que una reorganización de la agenda de vacaciones le ha concedido dos semanas libres a partir del día siguiente.

 

Allison llega puntualmente a las 10 de la mañana y le habla de una casa que acaba de heredar. Larry se muestra escéptico, sugiriendo que Allison simplemente interpreta la buena suerte como un mundo ideal para cada persona. Pero ella le describe cómo desarrolló su teoría y en qué consiste ésta: “La razón por la que tanto el Creador benevolente como la teoría del Mejor de Todos los Mundos Posibles no parecen convincentes estriba en que empezamos con una suposición injustificada: que éste es el único mundo. Supón que probamos un nuevo enfoque: imagínate un Creador de infinito poder. Un ser semejante podría crear infinitos mundos…, o al menos, un número tan elevado como para que nos pareciera infinito.

 

Si das eso por sentado, todo lo demás adquiere sentido. El Creador puso fuerzas en movimiento. Creó mundos diferentes para cada ser humano existente; cada uno existe para un solo ser humano. Es un artista, pero Él aplica la economía de medios, de modo que temas, acontecimientos y motivos se repiten de mundo en mundo”.

 

Tras visitar la enorme casa que Allison ha heredado, regresan al bar de la noche anterior… sólo para encontrárselo completamente remodelado: de antro destartalado y sucio ha pasado a un establecimiento elegante y a la moda. Allison explica que la dueña lo cambió por recomendación propia. Esa es la gota que colma el vaso. Larry le dice que va a romper con ella, pero la mujer insiste en que eso no es posible porque él existe en su mundo para darle placer. Larry explica que Allison es demasiado problemática y, acto seguido, una bola de luz se la lleva, devolviéndola, según Larry, a su propio mundo.

 

Aunque “El Mundo Que Ella Quería” se publicó en 1953, en un momento muy temprano de su carrera como escritor, ya refleja una tensión que Dick exploraría durante toda su vida: ¿somos víctimas de fuerzas malévolas que controlan el mundo para sus propios fines nefastos? ¿O, por el contrario, tenemos algún control sobre nuestras vidas y destinos? En pocas palabras, ¿estamos predestinados o somos libres? Este cuento plantea simultáneamente ambas posibilidades, esto es, podemos estar predestinados y, al mismo tiempo, ser completamente libres al mismo tiempo. Allison así lo cree, pero esto solo funciona instaurando esa espeluznante dictadura egocéntrica sobre todo lo que le rodea. Para ella, la autonomía individual es la autonomía del amo. Todos son esclavos de la voluntad del centro del universo que es ella. Por supuesto, también cree que todos son dictadores en su propio mundo, pero eso le es indiferente. Ella es la dueña de su mundo y, por tanto, todos los que en él habitan –excepto la propia Allison- están predestinados a cumplir su voluntad. “Tienes un mundo en otro lugar; tu propio mundo. En éste, eres una simple parte de mi vida. No eres completamente real. Yo soy la única persona completamente real de este mundo. Los demás están a mi servicio. Sólo son… parcialmente reales”.

 

Cuando al final del cuento Larry anuncia su intención de dejarla, ella sufre un arrebato de ira: “Será mejor que lo pienses antes de irte. Existes para hacerme feliz, señor Brewster. Este es mi mundo, recuérdalo. Es posible que en el tuyo las cosas sean diferentes, pero éste es mi mundo. Y en mi mundo sucede lo que yo digo”. No puedo evitar pensar que así es como ven el mundo las clases dominantes. Puede que reconozcan que existen espacios sociales en los que las clases “inferiores” tienen capacidad de decisión (quizás en la familia, en las elecciones al gobierno cada cuatro años, en el bar con los amigos…), pero en el lugar de trabajo y en el mercado, el capital es un dictador y todos estamos predestinados a servirle. Las consecuencias de la completa autonomía de Allison no son diferentes a las del poder de decisión de la clase dominante en nuestro mundo. Allison remodela negocios (por ejemplo, gentrificando el bar favorito de Larry), controla el flujo de propiedad y puede obtener dinero cuando quiere y de quien quiere.

 

El principio y el final de la historia muestran a un Larry que dispone de cierta autonomía. Al comienzo del cuento, lo vemos reorganizar las botellas de cerveza en la mesa de su bar favorito; y, en la conclusión, afirma su dominio sobre su propio mundo exiliando a Allison al suyo. No está del todo claro cuándo pasamos del mundo de Allison al de Larry, ni si alguna vez estuvimos en el de Allison. Es posible que Allison siempre haya estado ahí para atender las necesidades de Larry. El final sugiere que Larry la mantenía en su mundo como una fantasía con la que obtener cierta estimulación emocional: “Echaría de menos a Allison. En ciertos aspectos le gustaba; había significado una diversión temporal. Bien, ahora se había ido. En este mundo, Allison Holmes no había sido completamente real. Lo que Larry había conocido, lo que él llamaba «Allison Holmes», no era más que una apariencia parcial de la joven”.

 

“Proyecto Tierra” se publicó originalmente en “Imagination”, en su número de diciembre de 1953.

 

Tres niños (Tommy, Dave Grant y Joan) espían a su anciano vecino, Edward Billings, a través de una grieta en la pared. Billings trabaja escribiendo a máquina en una habitación repleta de documentos a partir de los cuales está redactando un extenso informe. Joan sugiere que Billings podría ser un agente comunista o un criminal, pero los demás niños rechazan esa idea basándose en los estereotipos que tienen sobre ambos colectivos. Dave cree que debe trabajar para una empresa porque siempre está trabajando en el mismo informe. Billings termina su tarea por ese día y Tommy logra echar un vistazo al título del informe: "Proyecto B: Tierra”.

 

Impulsado por la curiosidad, Tommy entra en el apartamento de Billings y echa un vistazo al documento, un compendio gigantesco y detallado de datos y cifras relativas a diferentes naciones de la Tierra. Tommy también encuentra un pequeño jardín en el porche de Billings, con pequeños humanoides, del tamaño de insectos, sin pelo y con antenas. Antes de que pueda examinarlos más de cerca, Billings lo sorprende, pero, inesperadamente y en vez de enfurecerse, se muestra muy franco al respecto de las criaturas que ha encontrado el muchacho, explicándole que son una población de prueba. También le cuenta que está escribiendo el informe sobre la Tierra para sus superiores. El Proyecto A consistió en la creación de unas criaturas aladas cuyo individualismo las condenó al fracaso. El Proyecto B, la Tierra, está actualmente en revisión, pero Billings confiesa que su informe apuntará asimismo a un fracaso. A falta de un fuerte individualismo, el Proyecto B se agrupó en comunidades rivales. Los superiores de Billings, que parecen ser los creadores, no tienen poder sobre el desarrollo de los proyectos una vez éstos se han iniciado. El Proyecto C, las personas diminutas que encontró Tommy, serán nuestros sustitutos.

 

Más tarde, Tommy conseguirá robar las nuevas criaturas de Billings y llevárselas a su casa, donde las mete en una jaula. Al día siguiente, se las muestra a sus amigos. Dave quiere comprarlas; otro sugiere vestirlas porque le parece poco pudoroso que vayan desnudas, y Joan se ofrece a confeccionar las prendas. Tommy les muestra también cómo les ha enseñado a jugar al escondite con él.

 

Pero Billings no tarda en averiguar la identidad del ladrón y exige a Tommy que le devuelva las personitas, utilizando finalmente algún tipo de poder para conseguirlo. Ya con sus criaturas de nuevo en su apartamento, Billings se prepara para analizar el daño causado por su cautiverio a manos de Tommy. Cuando abre la caja de puros en la que los transportaba, los pequeños se dispersan de inmediato, desenchufan la lámpara y escapan en la oscuridad. Billings se da cuenta de que el espíritu de rebelión e independencia ya ha infectado al Proyecto C y que todo el experimento fracasará porque el descontento y la desobediencia han sido heredados del experimento anterior. “Lo supo en cuanto los vio. En cuanto levantó la tapa. Iban vestidos. Con diminutas prendas de tela. Al igual que los otros, mucho tiempo atrás”.

 

“Proyecto Tierra” es un cuento impregnado del concepto bíblico de la Caída, narrada en el Génesis, capítulo 3, donde el primer hombre y la primera mujer, Adán y Eva, desobedecen a Dios en el Jardín del Edén. Es un concepto fundamental en la teología cristiana y judía que marca el paso de la humanidad de un estado de inocencia y comunión directa con Dios a un estado de pecado y sus consecuencias. Según se desprende de la historia, los creadores de la vida para los que Billings trabaja desean modelar una sociedad perfecta regida por la obediencia y el orden. El primer experimento fracasó debido al intenso individualismo (al parecer, gracias a su capacidad de volar). El segundo proyecto dio como resultado a los humanos de la Tierra, menos inclinados que sus antecesores a enfrentarse a la autoridad universal pero más proclives a integrarse en grupos exclusivos y excluyentes.

 

Las criaturas del Proyecto C carecen de emociones e impulsos innatos. Los creadores esperan que la hiperracionalidad les garantice un mayor control sobre ellos. Las cosas van bien para este tercer grupo hasta que se familiarizan con la rebeldía del Proyecto B a través del juego del escondite y el uso de una ropa que les reviste de individualidad. La transición de la desnudez despreocupada a la modestia que les impulsa a cubrirse está inspirada por el mito de Adán y Eva después de la Caída. El papel del juego del escondite es más sutil. Éste se centra en evadir la mirada de una figura autoritaria. La victoria en ese juego se alcanza cuando el amo no puede encontrar al jugador. Y eso es lo que hacen al final las criaturas del Proyecto C: escapar de la hasta entonces incuestionable autoridad y vigilancia de Billings.

 

La relación entre niños y adultos es también crucial para comprender "Proyecto Tierra". En este sentido, podemos identificar dos niveles. Uno es la relación existente entre los distintos proyectos y sus creadores. Billings está interesado en lo que ha estado haciendo el Proyecto B, pero se da cuenta, frustrado, de que tiene poco poder sobre lo que realmente hacen los humanos. En un momento dado dice: “El control sobre el tipo B era muy limitado. Se hallaban prácticamente al margen de la ley. Ése era el problema, por supuesto. Los tipos A y B se las habían arreglado para escapar a la supervisión. Se habían rebelado, desobedecido órdenes y traspasado los límites del plan”.

 

Aunque nunca he escuchado expresarlo así a un padre cuyos hijos se hayan marchado de casa, en esencia esa reflexión describe la maduración de las personas hacia la autonomía individual, liberadas de la influencia y el poder de sus padres. Desde el punto de vista de los burócratas, esta autonomía es evidencia de fracaso, no de éxito. Por supuesto, ocurre lo mismo en el Antiguo Testamento, donde el afán de la Humanidad por alcanzar la independencia de Dios se describe como una Caída, en lugar de una maduración beneficiosa para el crecimiento personal. Por alguna razón, las figuras autoritarias no pueden gestionar la autonomía de quienes están bajo su control. Al menos Billings es honesto al respecto.

 

A esto habría que añadir los problemas que no hacía tanto tiempo el propio Dick había tenido con su madre, con la que le unía una relación cuanto menos problemática. Según recordaba el escritor –no así su madre, que siempre dio otra versión-, había tenido un serio enfrentamiento con ella cuando le comunicó que se marchaba de casa para vivir por su cuenta –aunque en la misma ciudad y, de hecho, mantuvieron un contacto regular-. Incluso su primer y fallido matrimonio con Jeanette Marlin, que duró seis meses en 1948, puede interpretarse como un deseo de escapar del poder y vigilancia de su madre.

 

El otro nivel que mencionaba consistiría en las interacciones entre los niños y los adultos, incluido entre estos últimos Billings. Los padres de Tommy solo aparecen ocasionalmente para gritar órdenes que no se cumplen. Tommy va y viene a su antojo desoyendo las instrucciones de sus progenitores. Por su parte, Billings sólo logra superar la habilidad de Tommy con las canicas haciendo trampas y recurriendo a algún tipo de poder especial. Cabe destacar que, mientras Billings ve al Proyecto C como sus súbditos, Tommy y sus amigos interactúan con ellos como juguetes. Quizás no se sientan unos iguales en el sentido estricto de la palabra, pero sabemos que los niños no los desintegrarán para luego analizar fríamente si su relación ha sido un éxito o un fracaso. Y esto es así porque han interiorizado valores antiautoritarios. Si las criaturas del Proyecto C se contagiaron de rebeldía contra la autoridad, no fue a través de los adultos, sino de los niños.

 

(Continúa en la siguiente entrada) 

 


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