"Steve Austin, astronauta. Un hombre apenas con vida. Señores, podemos reconstruirlo. Tenemos la tecnología. Tenemos la capacidad de crear el primer hombre biónico del mundo. Steve Austin será ese hombre. Mejor que antes. Mejor. Más fuerte. Más rápido". Con estas palabras nació un fenómeno televisivo que dio lugar a más de 100 episodios de una hora de duración, dos spin-offs con treinta años de diferencia, tres telefilms de reunión, millones de dólares en merchandising y, casi, casi, una adaptación para la pantalla grande.
Basada libremente en la novela de Martin Caidin,
"Ciborg" (1972), una especie de versión de Frankenstein actualizada
al siglo XX, "El Hombre de los Seis Millones de Dólares" es la
historia de un piloto de pruebas de la NASA, el coronel Steve Austin (Lee
Majors), que sufre gravísimas heridas tras estrellarse su avión atmosférico
experimental. Para salvarle la vida, sus piernas, brazos, ojo izquierdo y oídos
son reemplazados por implantes alimentados por energía atómica, utilizando una tecnología
de alto secreto conocida como "biónica". Habiéndose gastado los 6
millones de dólares del título en salvarlo y mejorarlo (en una época en la que
esa cantidad significaba algo para el Pentágono), la Oficina de Investigaciones
Estratégicas (OSI), la agencia gubernamental que lo reconstruyó, está ansiosa
por recuperar en especie el dinero invertido. Así que ponen a Austin a trabajar
en todo tipo de misiones de alto secreto bajo la supervisión del agente Oscar
Goldman (Richard Anderson) y el Dr. Rudy Wells (Martin Balsam en el piloto,
luego Alan Oppenheimer y más tarde Martin E. Brooks).
"El Hombre de los Seis Millones de Dólares", que
se estrenó en la cadena estadounidense ABC en 1973, cautivó rápidamente a los
espectadores del horario de máxima audiencia, que se maravillaban con las
aventuras semanales de un héroe con fuerza sobrehumana, visión telescópica y la
capacidad de correr más rápido y saltar más alto que cualquier hombre en la
Tierra, pero que no sentía la necesidad de ponerse algún ridículo traje
ajustado. Steve Austin, un héroe reticente a quien el destino le había asestado
un golpe demoledor antes de ofrecerle una segunda oportunidad, se convirtió en
un auténtico icono de los años 70, una época en la que los especialistas
suicidas como Evel Knievel eran venerados por sus hazañas sobrehumanas, y en la
que la América post-Watergate era más que consciente de la nefasta red de
agencias gubernamentales que intrigaban entre bambalinas con el complejo
militar-industrial.
Más importante aún, quizá, es que la "Biónica"
-una palabra que pasó a formar parte del vocabulario popular a las pocas
semanas de la primera emisión del programa en Estados Unidos- parecía ofrecer
una visión prometedora y a la vez plausible de los futuros avances tecnológicos
en el mundo de la medicina. Mucha gente ya llevaba por entonces marcapasos y
quizá algún día todos podríamos sustituir los órganos y miembros dañados (por
accidente, enfermedad o el propio envejecimiento) por equivalentes biónicos, lo
que nos daría la oportunidad de ser "mejores, más fuertes, más
rápidos", como el apuesto y heroico Steve Austin. Y, quizás lo más
importante de todo, la estrella del programa, Lee Majors, estaba saliendo con
la chica pin-up número uno de Estados Unidos, el “Ángel de Charlie” Farrah
Fawcett, quien realizó tres apariciones en el programa.
Durante sus cinco años de vida, "El Hombre de los Seis
Millones de Dólares" acumuló 103 episodios y generó una serie hermana de
gran éxito, "La Mujer Biónica", protagonizada por Lindsay Wagner como
la extenista profesional biónicamente mejorada Jaime Sommers. Como el propio
Steve Austin, cuando "El Hombre de los Seis Millones de Dólares"
llegó a su fin en 1978, la idea de continuar sus aventuras se negó a morir.
"Creía que había más historias, pero
pasé a otras cosas", comentó Richard Anderson. "Pero siempre sentí que había más, y cuando
se presentó el momento en 1988, diez años después, sucedió por accidente".
Según Anderson, él y Lee Majors se encontraron durante un
evento benéfico en Londres y decidieron continuar su visita europea con un
viaje a Francia. "Un día, Lee me
dijo: "Richard, voy a salir a correr", recuerda Anderson. "Me subí a una bicicleta, lo alcancé y
me acerqué a él. Estábamos llegando a una carretera con curvas, y yo pedaleaba
muy lentamente, y él iba a paso lento, y le dije: "Steve, ¿qué tal una
misión más?". Y él dijo: "No, Oscar...". Y nos pusimos manos a
la obra. Entonces dijimos: "Espera un minuto, esto podría funcionar de
verdad". Cuando Anderson regresó a los EE. UU., se puso en contacto
con Universal, la propietaria de los derechos, y sugirió reunir al equipo original
de la serie para realizar un telefilm, "Ayudé a Universal a sacarlo adelante, actúe de intermediario con la
cadena, convencí a todos los actores principales e hicimos la primera película,
que fue un éxito", dice, refiriéndose a "El Regreso del Hombre de
los Seis millones de Dólares y la Mujer biónica" (1987). Le siguió no
mucho después otro telefilm más con Anderson como productor ejecutivo:
"Bionic Showdown" (1989) con Sandra Bullock compartiendo cartel como
nueva agente biónica y dispuesta a protagonizar un posible spin-off en caso de
contar con el apoyo de la audiencia –cosa que afortunadamente, no ocurrió-.
"La primera fue
interesante y divertida", dijo Lindsay Wagner, quien inicialmente se
había mostrado reacia a retomar el papel que la hizo famosa. "Había madurado tanto que le exigía más que
antes a las historias, y no lo conseguía. Universal estaba dispuesta a
hacerlas, pero fue difícil", añade. "Básicamente, resultaron ser sólo aventuras; por alguna razón, no
pudieron dar con historias que para mí tuvieran algún significado". En
su opinión, la calidad de estas dos primeras películas de reunión no estuvo a
la altura de la serie y no consideró repetir. "Ciertamente, no si lo que iban a hacer fuera del mismo estilo. Nunca
digo 'nunca' a casi nada, pero tendrían que inventarse una historia
tremendamente significativa para que yo volviera a considerarlo". Inicialmente,
se mostró refractaria a la idea de participar en un tercer telefilm, asegurando
que no volvería a interpretar a Jaime Sommers a menos que ella y Steve Austin
pudieran por fin casarse. "Hay que
dárselo al público", explicaba. "No pueden empujarnos a los dos en sillas de ruedas, con la gente aún
esperando que nos casemos. Han estado con nosotros, nos han querido, hemos
tenido una relación maravillosa con ellos y deberían tener esa satisfacción. Además,
¿qué dice eso de dos personajes que no son capaces de superar sus respectivas situaciones
y comprometerse el uno con el otro? ¿O saltar de nivel y cortar esa relación no
correspondida?". Al final, Wagner se salió con la suya y en 1994 se
celebró el primer matrimonio biónico del mundo en “Biónicos Para Siempre”.
"Creo que ese podría ser el fin de
todo esto", comentó entonces Majors.
Pero "El Hombre de los Seis Millones de Dólares"
aún no estaba listo para aceptar la jubilación. Cuando la televisión adelantó al
cine como principal proveedor de entretenimiento popular, la base de poder en
Hollywood se desplazó del uno a la otra. Cada vez se hicieron más intentos de
llevar series clásicas a la gran pantalla, de los cuales quizá el más
arriesgado y ambicioso fuera en su momento "Star Trek: La Película"
(1979). La idea de utilizar series de televisión como base para películas era
demasiado buena como para ignorarla, sobre todo por sus dos obvias ventajas
económicas: en primer lugar, la premisa y los personajes de la serie en
cuestión, ya estaban instalados en la psique popular y eso era algo que ningún dinero
gastado en promoción podía comprar; en segundo lugar, lo más habitual era que
la división televisiva del estudio ya fuera propietaria de los derechos, con lo
cual no había que hacer un desembolso extra.
A principios de los 90, la mayoría de los jefes de
producción de los grandes estudios de Hollywood ya tenían experiencia en
televisión, y una serie clásica tras otra fueron desfilando por los cines
apelando a la nostalgia del público. Los resultados fueron irregulares.
"La Familia Addams" (1991), "El Fugitivo" (1993) o
"Misión Imposible" (1996) fueron grandes éxitos; por el contrario,
"Perdidos en el Espacio" (1998), "Rústicos en Dinerolandia"
(1993) o "Coche 54 ¿Dónde Estás?" (1994) fueron fracasos igualmente
rotundos. Fuera como fuera, los estudios siempre estaban dispuestos a correr el
riesgo de apostar por la adaptación al cine de la siguiente serie.
Wagner, por su parte, creía que ya era hora de que "El
Hombre de los Seis Millones de Dólares" siguiera el ejemplo de otros
programas de televisión de éxito en los setenta, aunque sólo fuera para renovar
a los personajes y las historias gracias a los nuevos efectos especiales que
los estudios destinaban solamente a producciones cinematográficas. "En los telefilms, intentaron hacer los
efectos especiales al estilo antiguo. En los años setenta fue novedoso, pero hoy
resulta ridículo. En la actualidad, los efectos especiales son extraordinarios
y muy avanzados; el público los espera. Y sin que Universal los lleve al nivel
de los de una película de cine e invierta en ellos a ese nivel, no podemos
hacerlo. Ese fue, de hecho, el primer problema que tuve con los remakes: ¿cómo
vas a hacer esto hoy? ¿Cómo vas a poder salirte con la tuya?". Wagner
creía que la única razón por la que las películas de reunión pudieron lograr que
el público aceptara sus vetustos efectos (por ejemplo, la clásica paradoja
biónica de usar la cámara lenta para representar supervelocidad) es que el
público los recordaba cariñosamente de esa manera. "La gente ama a Jaime y Steve, y lo aceptarán porque lo recuerdan de la
serie".
Fue durante la producción del tercer telefilm, "Biónicos
Para Siempre", cuando a Richard Anderson se le ocurrió la idea de llevar
al Hombre Biónico a la gran pantalla. Hizo un póster, presentó la idea a la
división cinematográfica de Universal y no tardó mucho en recibir una respuesta
entusiasta por parte del productor Jim Jacks, quien enseguida puso el proyecto
en marcha. Kevin Smith, reconocido aficionado a los comics y adicto confeso a
la televisión, había sido por entonces llamado para escribir guiones para
"Superman Returns" y "Daredevil", y estaba trabajando en su
segunda película como director, "Mallrats", cuando le ofrecieron la
oportunidad de encargarse del guion de “El Hombre de los Seis Millones de
Dólares”. "Jim Jacks, el productor,
era muy amigo del tipo que interpreta a Oscar Goldman", explicó Smith,
refiriéndose a Richard Anderson. "Tenía
los derechos de "El Hombre de los Seis Millones de Dólares" y quería
convertirlo en una película. Un día fuimos a almorzar y le dije: "Me encantaría
escribirlo". Yo era un gran fan y tenía todos los juguetes y demás, así
que le presenté mi idea para la historia y él dijo: "Es genial.
Hagámoslo". Jacks, quien luego produjo "Chacal” (1997) y "La
Momia" (1999) para la Universal, acompañó a Smith mientras presentaba el
esquema de la historia a Nina Jacobson, una ejecutiva de Universal. "Le gustó", dijo Smith, "Me contrataron y me pusieron a
trabajar".
Por el momento, todo iba bien. Pero Smith pronto tuvo
motivos para recordar aquel viejo adagio sobre tener cuidado con lo que se
desea. “Conseguir el trabajo fue
divertido, pero tener que hacerlo fue verdaderamente complicado”, admitió.
“Me costó un año entregar un primer
borrador porque estaba trabajando en otros proyectos”. Y también sufrió de
bloqueo de escritor. "Me levantaba
algunos días y pensaba: 'Joder, no sé qué hace Steve Austin hoy. Ahora mismo,
esto no me interesa'. Finalmente me decidí a hacerlo", añadió. "Me lo tomé como si fuera un cómic y entregué
mi borrador".
El guion de Smith comenzaba con un robo de tecnología
médica experimental en la sede de la OSI. A continuación, se presentaba al
coronel Steve Austin, un piloto de pruebas y astronauta que está a punto de
volar en su última misión antes de retirarse de su brillante carrera para
llevar una vida tranquila con su prometida, Jaime Sommers. Sin embargo, el
vuelo termina desastrosamente mal: el avión de Austin se estrella y él apenas
sobrevive tras haber perdido ambas piernas, un brazo y un ojo. La OSI, sin embargo,
puede reconstruirlo. Tienen la tecnología y el conocimiento para hacerlo.
Sage, la despiadada mujer a cargo de la agencia, convence a Austin para que se someta a una intervención en la que sus miembros amputados o dañados serán reemplazados por biónicos. Pero durante la operación -supervisada por el Dr. Rudy Wells y el subordinado de la directora, Oscar Goldman- Sage ordena la extracción y reemplazo de su brazo y ojo sanos por equivalentes biónicos. Austin recibe otras mejoras: la piel gravemente quemada de su rostro se sustituye por una sustancia muy compleja que le permite cambiar de forma y color a voluntad; la piel del resto de su cuerpo es recubierta por una capa dérmica a prueba de balas; incluso su cerebro es mejorado con la adición de sofisticada cibertecnología que le permite descargar información instantáneamente de una variedad de fuentes. Lo que Austin no sabe es que también le han insertado un mecanismo de seguridad, que permite a la OSI desactivarlo e incluso reprogramarlo si alguna vez pensaran que hay razones para ello.
Una vez Austin se ha habituado a su fuerza sobrehumana y
sus nuevas capacidades físicas, es enviado a buscar a los ladrones de los
biónicos, cuyo líder resulta ser Klatch, uno de los primeros sujetos de
experimentación con esa tecnología y a la que ésta volvió loco. Su propósito es
apoderarse del mundo utilizando un ejército de ciborgs construidos a partir de
cadáveres humanos unidos a partes biónicas. Austin está furioso porque nunca le
informaron sobre Klatch, pero el mecanismo de seguridad le impide tomar
represalias, así que no tiene otra opción que ir tras el villano. Después de
reunirse con Jaime, a quien dijeron que él había muerto en el accidente, Austin
sigue a su adversario hasta su guarida en una isla tropical. Allí es cogido
prisionero y se entera de que Klatch está en posesión de una superarma que
puede convertir el oxígeno en dióxido de carbono. Mientras Klatch lanza un
ataque sobre Washington, Austin escapa y se enfrenta al ejército zombi-ciborg,
solo para descubrir que Jaime ha caído en las garras de aquél... "En realidad no está pensado para reírse",
dijo Smith poco después de entregar ese primer borrador en septiembre de 1996.
"Es bastante serio. Se parece a
"Misión Imposible" en cuanto a temática y tono renovado, pero es más
fiel al programa de televisión".
Sin embargo, cuando Smith terminó el borrador, la principal
defensora del proyecto, Nina Jacobson, ya había sido reemplazada -al más puro
estilo “biónico”- por Kevin Misher. "Universal
estaba atravesando un período muy malo", recordó Smith. "Habían cambiado de ejecutivos tres
veces". La gente a la que le había presentado mi historia se había ido, y
cuando entregué el borrador me dijeron: "Espera un segundo, en tu historia
dijiste que había un hombre biónico antes de Steve". Y yo les dije:
"Sí, esa era la historia que se suponía que debía hacer". Y ellos
dijeron: "Entonces Steve pierde su carácter especial".
"¿Carácter especial? ¿En serio?" Y entonces me dijeron: "No
queremos hacer una película en la que hay uno antes de Steve". Así que la
archivaron".
Además, Misher pensó que el guión se parecía demasiado a un
cómic. "Y yo dije: "¿En serio?
¡Genial!". Eso no le gustó. Creo que lo dijo como un insulto, pero yo lo vi
como un cumplido". A Smith no le volvieron a invitar para escribir
otro borrador, aunque aseguró sentirse satisfecho con el guion que había
escrito. "Cuando finalmente lo
terminé, realmente me gustó", dijo. "No traté de forzar los límites en el plano tecnológico, como inventar
cosas que exigirían tomas muy elaboradas. Fue algo retro en su enfoque de
"baja tecnología"".
Tras la marcha de Smith, Universal mantuvo su compromiso
con el proyecto, poniéndolo en manos del productor Lawrence Gordon, cuyos
créditos incluían "48 Horas" (1982) y "La Jungla de
Cristal" (1988). En aquel momento, el proyecto más reciente de Gordon era
el thriller de CF "Horizonte Final" (1997), y esperaba contar con el
director de esa película, Paul Anderson, para dirigir "El Hombre de los
Seis Millones de Dólares", y con su colaborador de toda la vida, Steven E.
de Souza, para escribirla. "Tenía
una larga relación con Larry", dice de Souza, que había escrito para
el productor "48 Horas" y "La Jungla de Cristal" y
trabajado en otras de sus películas sin ser acreditado. Esto, sumado al hecho
de que su primer trabajo en Hollywood había sido escribir dos capítulos (uno de
ellos doble) para "El Hombre de los Seis Millones de Dólares" en
1977, lo convertía en un candidato ideal. Así, en otoño de 1998, Gordon invitó
a De Souza a presentar su candidatura. "Le dije que pensaba que debía tomarse completamente en serio, que debía
ser ciencia ficción dura y que debía ser oscura. La gran idea que tenía era que
todo debía ser un programa secreto, oscuro, de "operaciones
encubiertas", y que incluso Steve Austin actuaba de forma incorrecta”.
“Así
que trabajé en todo esto y, para que el público supiera desde el principio que
les aguardaba una experiencia totalmente diferente a la que esperaban, ideé un
arranque completamente nuevo. Se lo conté a Larry y Lloyd Levin, el productor
que trabaja con él, y les encantó, y me dijeron: "Vamos a cenar esta noche
con Paul y tú se lo explicas". De Souza sugirió citarse
en un restaurante italiano en particular, en el que sabía que servían un tipo especial
de barritas de pan (por razones que pronto se aclararán). Llegado el momento,
comenzó a narrar los primeros cinco minutos de película. "Es Cabo Cañaveral. Lanzan una misión a esta
estación espacial que está ahí arriba ahora, transportando un módulo de energía
nuclear que exige una delicadeza increíble en su instalación y que está
destinado a mejorar la estación. Así que presentamos esta increíble misión, y el
peligroso trabajo de montar esa cosa, y nuestro hombre es seleccionado para
ello, un personaje muy impulsivo, retro, extremadamente militante, que ondea
banderas sólo para desilusionarse más adelante con ellas y así poder hacerle
pasar por un increíble viaje emocional. También es el más experimentado
astronauta en paseos espaciales y, como es tan secreto, el resto de la tripulación
-una mezcla de civiles y científicos- ni siquiera saben lo que está haciendo.
“Ahora
recuerden, el público ha sido programado durante todos estos años de
reposiciones de la serie para esperar que se estrelle al aterrizar. Pero sale y
hace el paseo espacial para realizar la conexión. Y algo sale mal. El módulo
está caliente y se mueve demasiado rápido, y va directo hacia donde se supone
que debe atracar”. En el momento álgido de la narración, de
Souza sacó la figurita de pan y la puso sobre la mesa, cogió el vaso de agua de
Anderson y lo estrelló contra aquélla de tal manera que le aplastó uno de sus
brazos y ambas piernas. "Dijeron:
'¡Oh, increíble! ¡Eso es fantástico!'", recordaría riéndose de Souza.
"Se volvieron locos. Lloyd y Larry
sabían que iba a resultar herido mientras armaba la estación espacial, pero no
conocían los detalles, así que todos dijeron: '¡Genial!'. En ese momento
dijeron: “¡Eso es todo! Y el resto de la película es así, todo lo que el
público cree que va a pasar, no pasa". Así que todos están emocionados".
Tres días después, los productores convocaron a de Souza a su oficina para
comunicarle una mala noticia. "Dijeron:
'No te lo vas a creer, pero después de pensarlo, Paul dijo que el público
espera que sea como lo recuerda, y quiere recrear el título principal del
programa exactamente como fue, es decir, estrellándose al aterrizar. Quiere ser
fiel". Así que estaban muy decepcionados".
Apenas una semana después, la siguiente película de CF de Anderson,
con un presupuesto de 75 millones de dólares, "Soldier", se estrenó
con un resultado estrepitoso, recaudando sólo 6,5 millones en su primer fin de
semana, y menos de 15 millones en total. "Fracasó", dice de Souza, "y de repente el proyecto perdió todo su oxígeno, ya que los ejecutivos
de Universal decidieron que no sabía lo que estaba haciendo. Al menos, no esa
semana".
Más tarde ese mismo año, Richard Anderson confirmó que otro
guionista, John Pogue ("U.S.Marshalls"), había estado trabajando en
un nuevo borrador. "Dudo en decir
más de la cuenta porque ha estado en desarrollo durante mucho tiempo, pero
estamos en un punto en el que tenemos un guion realmente extraordinario. Es
emocionante, escrito para la pantalla grande, y estamos moviéndonos para
empezar". Anderson, que describía el tono como de "gran
aventura" en lugar de "acción", añadió: "Tenemos escenas que perfilar; consideraciones
presupuestarias. Estamos tratando de darle capas a nuestra película, dentro de
las limitaciones de lo que podemos hacer. Lo único que he intentado hacer
en mi trabajo es ser reflexivo. Tengo grandes esperanzas con esto". Además
de ejercer como productor ejecutivo de Gordon y Levin, Anderson confirmó que le
habían ofrecido repetir el papel de Oscar Goldman, pero que "todo lo demás está en el aire".
Majors no se hacía ilusiones de que le ofrecieran un papel
importante en cualquier versión cinematográfica de la serie. "No creo que la edad me permita hacerlo",
dijo. "No me importaría hacer otra
película de reunión, eso es lo que pensé que estaba haciendo Richard. Pero no
tengo ni idea de lo que está tramando. Puede ser algo por su cuenta; tal vez
una versión más joven o algo así. Puede que no me incluya". Sin
embargo, añadió con un toque de esperanza: "si es un chico más joven, tal vez yo consiga un trabajo de asistente".
Majors no se sorprendió al saber que le habían ofrecido a Anderson la
oportunidad de repetir el papel de Oscar Goldman en la gran pantalla. Pero, ¿a
quién podría tener en mente el estudio para "el chico más joven"? En
cierto momento, los rumores apuntaron a Harrison Ford -que había protagonizado
la exitosa traslación al cine de "El Fugitivo"-, trabajo por el que
podría recibir más de seis millones de dólares para interpretar al "Hombre
de los Seis Billones de Dólares”, como debería retitularse la película de
acuerdo a la inflación. Sin embargo, aquellas suposiciones fueron casi con toda
probabilidad una mera ilusión por parte de los aficionados al Hombre Biónico.
Kevin Smith aseguró no saber a quién podría haber considerado Universal para el
papel principal mientras escribía su guión, pero dijo que, durante un tiempo,
hablaron mucho de Matthew McConaughey.
Al llegar el nuevo milenio, poco más se supo ya del
proyecto, aunque el 5 de abril de 2000 se informó de que los coguionistas de “Shanghai
Kid: Del Este al Oeste” (2000), Miles Millar y Al Gough, creadores también de
la serie “Smallville” (2001-2011), estaban trabajando en un nuevo borrador de
guion. A decir de Kevin Smith, se trataría de una comedia con los hermanos
Farrelly de por medio (“Algo Pasa con Mary”, 1998). En junio, los Farrelly
confirmaron su interés sugiriendo que a Chris Rock le gustaría interpretar el
papel protagonista en lo que imaginaban sería una aproximación completamente
diferente al personaje.
"Hay una batalla entre hombres de mil millones de dólares en un aeropuerto, donde seis de nuestros hombres de mil millones de dólares vuelan en mil pedazos", dijo Bobby Farrelly sobre la historia que habían propuesto. "Por supuesto, el gobierno los vuelve a juntar como un solo hombre de seis mil millones de dólares, pero se equivocan con algunos trozos. Chris Rock interpretaría al mozo de equipaje no muy inteligente que resulta vaporizado por la explosión. Cuando se despierta (de la muerte), su cabeza está sobre un cuerpo de seis mil millones de dólares".
Luego, el 13 de diciembre de 2001, Variety informó de que
Universal había llegado a un acuerdo de asociación con Dimension Films, la
división de cine de género de Miramax presidida por Bob Weinstein, para crear
una adaptación cinematográfica de "Ciborg", la novela de Martin
Caidin que sirvió de base para el programa original y cuyos derechos compró esa
productora en un pack junto a otras tres novelas de la misma serie literaria.
Gordon, aparentemente, todavía figuraba asociado como productor, junto a Collision
Entertainment de Scott Faye y Paul Rosenberg, el coproductor Scott Cherrin y
los ejecutivos de Dimension Michael Zoumas, Andrew Rona y Brad Weston.
No se supo nada más hasta dos años después, cuando se
desveló que Jim Carrey estaba interesado en convertirse en Steve Austin, y que
le había propuesto la idea al guionista y director Todd Phillips, quien por
entonces estaba ocupado recuperando para el cine otra serie clásica de
televisión, "Starsky y Hutch", reformulada en clave de comedia.
Carrey declaró por entonces: "Me
encanta interpretar el ego y la inseguridad combinados; bueno, son lo mismo,
supongo. El ego fuera de control. Pero creo que va a ser divertido. Seis
millones de dólares no te proporcionan mucho hoy en día, así que puedes
imaginarte hacia dónde irá la trama". Quizás sorprendentemente, Lee
Majors dijo que la idea le parecía fantástica y dio su bendición. El guionista
de “Los Cuatro Fantásticos”, Mark Frost, quien, como Steven E. de Souza había
tenido su primer trabajo como guionista en “El Hombre de los Seis Millones de
Dólares”, fue uno de los nombres que se barajaron y, de hecho, llegaron a
ofrecérselo, si bien él no estaba interesado.
Entretanto, los derechos se habían enredado en un litigio entre Universal (propietaria de la serie) y Dimension Films (que tenía los derechos de las novelas de Caidin) que paralizó los lanzamientos del DVD de la serie en los Estados Unidos (no así en Gran Bretaña).
A pesar de su falta de exposición en los EE. UU. por la
ausencia de una edición en DVD, las referencias a la biónica siguieron impregnando
la cultura pop. AOL adaptó la secuencia de apertura para un anuncio de
televisión. En un episodio de 2005 de la serie de dibujos animados "Duck
Dodgers" titulado "The Six Wazillion Dollar Duck" se presentó a
un Duck Dodgers herido y luego reconstruido con partes
"ciberorgánicas" al que se le asignaba un mentor llamado "Steve
Boston". La serie de comedia británica "Goodness Gracious Me" tuvo
un "hombre de seis millones de rupias" cuyas piernas estaban hechas
de removedores de té hechos de plástico. En un episodio de "Padre de Familia",
Peter Griffin era “mejorado” sustituyendo su brazo por un rastrillo, sus
piernas por un c
ubo de basura y un desatascador y una lupa sobre un ojo ("Podemos reconstruirlo. Tenemos la
tecnología. Pero no quiero gastar mucho dinero"). Lee Majors fue
estrella invitada en un episodio de la serie de televisión "Jake 2.0", que era esencialmente una actualización de la premisa con mejoras
nanotecnológicas en lugar de biónicas. La melodía principal pudo escucharse en
un episodio de "Scrubs". Majors apareció anunciando por televisión la
tecnología de autenticación por huellas dactilares de Lenovo, incluyendo el
característico sonido “biónico” de la serie. "Robot Chicken" presentó
una versión mexicana llamada "el hombre de los seis millones de
pesos". La lista continúa...
Fueran cuales fuesen los problemas con los derechos que
bloqueaban la producción de una versión cinematográfica de “El Hombre de los
Seis Millones de Dólares”, lo que sí salió adelante fue una serie de “La Mujer
Biónica”, estrenada en la NBC en 2007, impulsada por Kenneth Johnson (“Hulk”,
“V”) y protagonizada por la británica Michelle Ryan. La premisa era algo
diferente de la original, centrándose más en la angustia psicológica de la
heroína (Jaimie Sommers, una camarera) ante el cambio que había sufrido su
cuerpo y las motivaciones poco claras de la organización semigubernamental que
la salvó, el Grupo Berkut, lo que sin duda la acercaba más a la novela de
Caidin (la cual, sin embargo, no se mencionaba en los créditos). En una trama
que recuerda (“casualmente”) al guion de la película de Kevin Smith, Jaime no
tarda en enfrentarse a su predecesora biónica, en este caso la inestable Sarah
Corvus (Katee Sackhoff). Aunque sus índices de audiencia iniciales fueron
prometedores, la serie fue perdiendo audiencia hasta que una huelga del
Sindicato de Guionistas aceleró la cancelación tras haberse realizado sólo ocho
episodios.
Hoy los estudios tienen la tecnología. Tienen la capacidad. Pero a los precios actuales, costará bastante más de seis millones de dólares –o incluso sesenta- resucitar a Steve Austin para la gran pantalla.
Me fascina la cantidad de datos, declaraciones de protagonistas e información de esta entrada para una película que ni siquiera llegó a existir... Me ha encantado leerlo.
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