“Un Lugar Tranquilo” fue un éxito inesperado para su director John Krasinski y la productora de Michael Bay que lo financió, Platinum Dunes. Lo que a priori parecía otra película más de suspense y terror con monstruos, resultó ser una historia minimalista con una premisa muy interesante, centrada en la lucha de una familia por sobrevivir y con un magistral uso de los sonidos y silencios para elevar la tensión a niveles insoportables. El resultado gustó a crítica y público y recaudó unos impresionantes 340 millones de dólares sobre un presupuesto de 17. Ese éxito, como viene siendo la norma en un Hollywood siempre sediento de franquicias, dejó el terreno expedito para una secuela. Ésta, de nuevo dirigida y escrita por Krasinski, se estrenó mundialmente en marzo de 2020, si bien no pudo verse en el circuito comercial hasta catorce meses después debido a las restricciones que trajo la pandemia de COVID-19.
La
escena de apertura, ambientada justo antes de que aparezcan las criaturas,
sirve como una especie de precuela que confirma que aquéllas son
extraterrestres invasores. También sirve para encajar la reaparición del
personaje que interpretaba John Krasinski, Lee Abbot, y que había resultado
muerto al final de la primera película, así como de guiño a los fans de ésta,
con el regreso a la tienda que rapiñaban los protagonistas en su comienzo
(aparece incluso el juguete que desencadenará la tragedia familiar).
Este
prólogo, que narra con absoluta eficacia la irrupción de lo terrorífico en lo
cotidiano, cuenta con unos momentos de acción y suspense magistralmente
orquestados (probablemente, los mejores de toda la película), en los que todo
el pueblo entra en pánico cuando, mientras se juega un partido de beisbol del
equipo juvenil local, contemplan una columna de humo que cae del cielo y, poco
después, una criatura monstruosa golpea y vuelca un coche de la policía. Todo
el mundo corre aterrorizado mientras los invasores los atrapan y devoran. Un
grupo se refugia en silencio en una farmacia pero el teléfono móvil de uno de
ellos los delata a una de las criaturas que acechaba en el exterior.
A
continuación y ya puestos en contexto, se inserta una larga elipsis que
comprende todo lo narrado en la anterior película y arranca la historia
propiamente dicha, ya ambientada en el “presente”. Tras la muerte de Lee y la
destrucción de la granja familiar, encontramos a Evelyn Abbott (Emily Blunt) y
sus hijos Millicent (Regan Abbott), Marcus (Noah Jupe) y el bebé recién nacido,
emprendiendo un peligroso viaje en busca de un nuevo lugar donde establecerse.
Sin embargo, la zona que atraviesan resulta estar sembrada de trampas para los
alienígenas hipersensibles al sonido y el pie de Marcus queda aprisionado en
una de ellas. Sus gritos de dolor atraen a las criaturas pero Emmett (Cillian
Murphy), un antiguo vecino y amigo de la familia, los pone a salvo. Éste ha
montado un refugio en el subsuelo de una fábrica abandonada y, aunque no muy a
gusto, les deja permanecer allí una noche. Emmett lo ha perdido todo y se ha
convertido en un individuo atormentado y reacio al contacto social.
Marcus
capta una señal de radio que transmite ininterrumpidamente la canción “Beyond
the Sea” y Regan está convencida de que se trata de una pista que indica el
paradero de otros supervivientes. En secreto y portando el arma sónica que
puede matar a los alienígenas, se escabulle del refugio y parte en solitario
decidida a encontrar la fuente de la señal. Cuando se da cuenta de su ausencia,
Evelyn, que debe quedarse a cuidar del bebé enfermo, suplica a Emmet que vaya a
buscarla. La situación les dejará a todos, los que se quedan y los que se
marchan, expuestos a la amenaza de las criaturas.
Gracias
a la continuidad de Krasinski como director y guionista, “Un Lugar Tranquilo 2”
conserva mucho de lo que funcionó bien en la primera parte. Es una secuela
sólida y coherente que retoma a los Abbot y los sitúa otra vez en el centro de
la historia, si bien en esta ocasión en lugar de circunscribir la acción a la
granja familiar, expande el escenario para mostrar algo más de ese mundo
postapocalíptico y presenta a un personaje principal nuevo. Como en la primera
entrega, Krasinski mantiene el metraje por debajo de los 100 minutos, lo que
contribuye a que el producto final no parezca inflado a base de subtramas o
personajes innecesarios.
Asimismo,
Krasinski vuelve a presentar una historia estructurada a base de encadenar momentos
de gran suspense en los que la edición de sonido juega un papel fundamental: el
cruce a través del llano con trampas en una de las cuales queda atrapado
Marcus; la escena en la que Emmett es capturado por maleantes en el extremo de
un muelle; Marcus y Evelyn enfrentándose a las criaturas dentro de la fábrica;
la invasión de la isla; o el monstruo que irrumpe en la emisora de radio en el
climax…
Todas
estas escenas están bien coreografiadas, fotografiadas, interpretadas, editadas
y sonorizadas, pero da la sensación de que no aportan nada nuevo. Son más
escenas de gente tratando de no hacer ruido para evitar ser devorados por los
alienígenas y siguiendo la misma pauta: correr, esconderse y luchar. La
terrorífica premisa inicial va perdiendo intensidad conforme el espectador se
familiariza más con ella a base de escenificarla una y otra vez. Cabría
preguntarse: si este hubiera sido el primer film de la serie, ¿ofrece algo que
lo hubiera convertido en el éxito que fue su predecesora? Ahí puede estar la
diferencia. En dos ocasiones diferentes en esta segunda parte, Krasinski trata
de parecer más sofisticado intercalando dos escenas de acción simultáneas, que
no creo q
ue añadan nada más que un alarde técnico del editor. De hecho,
manteniéndose los puntos fuertes de la primera película, se cae en el mismo
error que en tantas secuelas: hacer que todo sea más grande, más ruidoso, más
explícito... pero sin aportar realmente nada novedoso. En general, el conjunto
resulta demasiado familiar y, por tanto, predecible. Esa es la razón por la que
“Un Lugar Tranquilo 2” no puede superar a su predecesora. Quizá sea más
espectacular, pero no más original ni refrescante.
Por
otra parte, todo esto pone de manifiesto el principal problema de “Un Lugar
Tranquilo 2” como secuela. Hoy en día, ningún film de Hollywood existe como
producto autocontenido y único, sino como una propiedad intelectual que puede
ser infinitamente replicada hasta que un público agotado le retire su apoyo. El
resultado es que las interesantes premisas e ideas que presentaban algunas
películas acabaron estiradas y exprimidas mucho más allá de lo sensato. El caso
de la serie de “La Purga” es un buen ejemplo.
La
primera película funcionó perfectamente como algo autocontenido; no necesitaba
explicar las criaturas (su origen, fisonomía, vulnerabilidades…). Su amenaza
bastaba para soportar por completo la historia. Su secuela revela los riesgos
de tratar de extender esa premisa que había sido suficiente para una sola
película. Encontramos otros supervivientes, se nos revela algo sobre el origen
de los monstruos y se desarrolla el tema de cómo derrotarlos que ya se había
apuntado al final de la primera entrega. Sin embargo, empiezan a aparecer
grietas producto de la implausibilidad de la propia premisa una vez se amplia
ésta. Esto es evidente cuando se presenta una nueva invulnerabilidad para los
alíenígenas: no pueden nadar ni cruzar vías de agua. Tratándose de una especie
con una tecnología que les ha permitido cruzar la galaxia y que han decidido
detenerse en un planeta cuya superficie es en un 70% líquida, resulta difícil
de creer que tarden tanto en descubrir la idea de un barco.
Hay
otro “problema”, típico de las secuelas de películas de monstruos y de difícil
solución. En la primera entrega ya nos mostraron a las criaturas, así que aquí
Krasinski tiene que enseñarlos abiertamente y con más frecuencia, tal y como,
por otra parte, espera el público que vio la película anterior. Sin embargo, el
misterio alrededor de los alienígenas constituía buena parte del suspense de la
historia. En la secuela, los sustos y el gore existen huérfanos de aquel
misterio alrededor de los monstruos y el nuevo mundo que había surgido tras su
aparición y no hay nada aquí que pueda sustituir esa pérdida.
Como
ya fue el caso en la primera película, una de las fortalezas de “Un Lugar
Tranquilo 2” es su reparto, formado en su mayor parte por los mismos actores de
aquélla. Mientras que Emily Blunt y John Krasinski habían sido el centro de la
historia en el film anterior, la secuela pone el foco sobre el personaje de
Regan, interpretado por la actriz Millicent Simmonds. Tal y como sucede con su
personaje, Simmonds es sorda en la vida real y, como es de esperar, resulta
absolutamente creíble en su papel. Perfila a una perfecta heroína adolescente
porque transmite valentía y confianza, pero también la suficiente estupidez e
ingenuidad como para suscitar la simpatía del espectador. Poco a poco, Regan va
evolucionando y, asemejándose a su padre, asume voluntariamente la carga de
proteger a su familia y hacer lo correcto aunque sea peligroso. Emily Blunt,
actriz experimentada, sigue estando sobresaliente en esta película y tiene
momentos muy dramáticos en ella, pero de alguna forma su personaje pasa a tener
menor relevancia que Regan, cuya trama es la que impulsa la película y la que
apoyan el resto de personajes. En cierto modo, “Un Lugar Tranquilo 2” es la
película de Regan.
El
último de los Abbot (si excluimos al bebé, claro) es Marcus, interpretado por
un Noah Jupe que repite el papel de la película precedente y muestra una
mejoría en su trabajo. En esta segunda parte, Marcus obtiene su propia subtrama
y el actor está a la altura y consigue que al espectador le importe lo que le
suceda aun cuando su tiempo en pantalla sea algo menor que el de sus compañeros
de reparto. Hay dos caras conocidas, “de prestigio”, que se unen al reducido
reparto de esta secuela. Por un lado, Cillian Murphy como Emmett, no tan bien
perfilado en el guion como los Abbot pero al que Murphy retrata bien como
alguien desorientado que aporta a la historia misterio y redención. Por otro,
Djimon Hounsou (“Gladiador”, “Diamantes de Sangre”), que encarna al personaje
al que los créditos se refieren simplemente como “Hombre en la Isla”. Hounsou
es un buen actor al que rara vez puede criticarsele, pero en esta ocasión su
papel es tan pequeño que en realidad lo podría haber interpretado cualquier
otro.
Pese
a los defectos apuntados, éstos afloran sobre todo en comparación con la
primera película. Técnica y narrativamente, contemplado en sí mismo, “Un Lugar
Tranquilo 2” es un producto al que se le pueden poner pocas pegas. A pesar de que
la idea de unos monstruos invencibles –aunque aquí ya no tanto- a los que atrae
el menor sonido humano ya no resulta novedosa y que se cae en cierta repetición
de situaciones, la película ofrece momentos con gran suspense. Sin superar a su
predecesora, es una secuela bien confeccionada que puede proporcionar un buen
rato de entretenimiento y recomendarse a los que disfrutaron de la primera
parte, con cuyo espíritu es respetuosa y coherente. Lo que no está nada claro
es que la serie pueda extenderse más sin perder ya del todo su frescura, algo
que no parecen entender los productores al rematar esta segunda parte de una
forma aún menos definitiva que su predecesora, lo que apunta a la posibilidad
de una nueva secuela a poco que las cifras de recaudación acompañen.
A mí me gustó la película, excepto por la última parte de la isla, lo que me preocupa es que hagan otra secuela y que sea una película genérica de humanos vs aliens.
ResponderEliminarA mí me gustó la película, excepto por la última parte de la isla, lo que me preocupa es que hagan otra secuela y que sea una película genérica de humanos vs aliens.
ResponderEliminarLa primera parte me pareció muy interesante, sin necesidad de explicarlo todo, porque nunca se nos explica todo en la vida y sin embargo tenemos que vivir. La segunda, en cambio, me resultó aburrida e innecesaria.
ResponderEliminarSaludos,
J.