jueves, 20 de enero de 2022

2006- LA CHICA QUE SALTABA A TRAVÉS DEL TIEMPO - Mamoru Hosoda

 

“La Chica que Saltaba a Través del Tiempo” es un anime basado en una conocida novela juvenil escrita por Yasutaka Tsutsui y que se publicó originalmente en 1965. La historia se había adaptado ya a la pantalla varias veces, incluyendo dos teleseries en 1972 y 1994 y dos películas de acción real en 1983 y 1997 así como una secuela del libro, también de acción real, en 2010. La película que nos ocupa viene dirigida por Mamoru Hosoda, que solo contaba entonces con un par de producciones de animación en su haber pero que con este título y el siguiente (la también excelente “Summer Wars”, 2009) se convertiría en uno de los nombres de referencia del anime actual.

 

Makoto Konno es una estudiante de Tokio de lo más normal. Una tarde, mientras monta en bicicleta de vuelta a su casa, le fallan los frenos y acaba irrumpiendo en un paso a nivel justo cuando llega el tren. Su muerte parece inevitable pero, en cambio, abre los ojos y se encuentra transportada a un tramo anterior de la calle unos instantes antes del accidente. Su tía, que trabaja como restauradora de arte en un museo local, le sugiere que quizá haya obtenido el poder de saltar en el tiempo. Y así, Makoto va experimentando con esta nueva habilidad y, tras algunas dificultades, la perfecciona y disfruta de todas las divertidas posibilidades que le ofrece. Pero su tía le advierte de que esa actitud despreocupada podría afectar a otros.

 

Makoto tiene dos amigos con los que se encuentra a menudo para jugar al baseball, Kosuke Tsudad y Chiaki Mamiya. Otra chica, la tímida Kaho, se interesa sentimentalmente por Kosuke y mientras Makoto habla del asunto con éste, ella se sorprende cuando él sugiere salir juntos. Por muchas veces que Makoto viaja atrás en el tiempo y trata de modificar ese momento para que él no le haga tal petición, no tiene éxito. Al final, en uno de sus saltos, lo dispone todo perfectamente para que Kosuke y Kaho puedan iniciar una relación y aliviar de ese modo la presión que siente sobre sí misma. Pero ese “arreglo” tiene una consecuencia que no había previsto: serán ellos los que cogerán la bicicleta sin frenos y morirán atropellados por el tren. Cuando trata de salvarlos, descubre con mayúscula sorpresa de dónde vienen sus poderes.

 

No sería inadecuado interpretar a priori “La Chica Que Saltaba a Través del Tiempo” como el típico anime shojo (esto es, dirigido a un público femenino joven) de mediados de los 90. Su tono nos remite al espíritu de ese subgénero gracias el enfoque femenino y al frecuente recurso a la comedia física. Es más, el foco de los viajes en el tiempo que acomete la protagonista no tiene nada que ver con elevados ideales o trascendentales misiones sino con formar parejas, evitar situaciones incómodas, cantar karaoke hasta caer rendida exprimiendo en bucle los cinco minutos disponibles para ello o regresar una y otra vez al día de la semana en el que se cocina su plato favorito en casa. 

 

La película presenta una premisa interesante y con potencial y unos personajes bien construidos, especialmente Makoto, una enérgica chica que no ha pensado demasiado en su futuro y a la que lo que más le importa en el mundo es la amistad con sus dos amigos, Chiaki y Kosuke. Ver a Makoto jugar con sus recién adquiridos poderes tal y como haría una auténtica adolescente introduce un surrealismo ligero y entretenido. La película emplea buena parte de su metraje desarrollando la personalidad de la protagonista y tomando impulso para el giro del último acto. Aunque, como digo, es divertido, da la impresión de que hay más relleno del que debería y que ni Makoto ni la película saben bien qué dirección tomar.

 

Ahora bien, llega un punto en la película en el que uno se pregunta si todo lo que hay aquí es comedia romántica juvenil y un enfoque ligero, intrascendente y luminoso del viaje temporal. Si se compara “La Chica Que Saltaba a Través del Tiempo” con otras películas de amor y viajes en el tiempo, como “Happy Accidents” (2000) o, en menor medida, “Kate & Leopold” (2001), la cinta de Hosoda parece centrarse exclusivamente en los intentos de la protagonista de evitar el compromiso, mientras que las otras son historias más maduras sobre relaciones entre adultos.

 

Más o menos a mitad de película, empieza a resultar confuso ubicarse temporalmente tal es la profusion de saltos y cambios en la línea temporal que ha ido efectuando la protagonista. Pero entonces y de forma un tanto sorpresiva, ese melodrama adolescente ligero empieza a revelar un lado oscuro relacionado con las paradojas y problemas del viaje temporal. Chiaki le pide salir a Makoto y ésta, temerosa de semejante compromiso y del daño que podría hacer a la amistad que ahora une a los tres, empieza una frenética cadena de “ajustes” que desembocará en una tragedia y el aprendizaje de una lección moral.

 

(ATENCIÓN: SPOILER) Hay una gran belleza en las escenas CGI en las que Makoto y Chiaki caminan por una ciudad cuyos habitantes han quedado congelados en el tiempo y una evocadora melancolía en cómo él revela a su amiga que proviene de un futuro en el que la Tierra ha quedado devastada y que su único propósito al viajar a nuestro presente era poder contemplar una pintura. La secuencia en la que ella corre para poder despedirse de él justo antes de que regrese a su tiempo llevan la película a un emotivo y coherente desenlace que la eleva por encima del nivel del shojo convencional.

 

Eso sí, el giro que revela el auténtico origen de Chiaki, aunque le brinda a la historia su auténtica sustancia, está quizá algo fuera de lugar porque deja en el aire más preguntas de las que contesta y rompe la mecánica de salto temporal que nos habían descrito: ¿Por qué Chiaki puede detener el tiempo?,¿Por qué la pintura que busca es tan importante? ¿Y por qué él desaparecería si la gente del pasado supiera de los viajes en el tiempo?. No es que todo esto arruine la película, ni mucho menos, pero contestar a esas cuestiones hubiera aportado algo más de peso al personaje y su propósito, además de darle aún más emotividad a su marcha (FIN SPOILER).  

 

Ha habído quien ha criticado en particular que no se respete la irónica y trágica consecuencia última de los “arreglos” temporales de Makoto: las muertes de Kousuke y Kaho. Aunque respeto el axioma de que en cualquier narrativa la muerte de personajes importantes debe ser permanente para tener peso emocional, esto no siempre es el caso. Porque en ciertos casos, como el que nos ocupa, es igualmente importante mantener cierta coherencia en el tono del film, incluso introduciendo una muerte que parece contradecir aquél. Siendo como es esta película una fábula moral en el fondo optimista y luminosa, romper esa línea habría –en mi opinión- arruinado la película innecesariamente.

 

El tema principal de “La Chica que Saltaba a Través del Tiempo” está directamente relacionado con su moraleja y se expresa claramente en diversas ocasiones a lo largo del film: “El Tiempo no espera a nadie”. Cerca del final, la tía de Makoto le dice: “El Tiempo es irreversible, ¿sabes? No puedes invertir el flujo del Tiempo. Lo que significa que eras tú la que viajabas atrás en el Tiempo”. Es una frase interesante porque diferencia explícitamente dos cosas aparentemente equivalentes. Aunque Makoto puede revivir a voluntad los mismos momentos del pasado una y otra vez, el tiempo no espera: sigue moviéndose y cambia. Cada salto en el tiempo desencadena un efecto mariposa que introduce sutiles cambios en el presente y el futuro.

 

Vemos una pista de esto al principio, en la escena del karaoke. Las primeras veces que ocurre, el trío de amigos pide una combinación específica de bebidas que no cambia hasta el último salto de Makoto. Y no es ni siquiera ella la que ordena un cambio en esas bebidas. Por desgracia para ella, esos cambios van haciéndose cada vez más evidentes y sus efectos se manifiestan de formas progresivamente más impredecibles no sólo para ella sino para quienes la rodean. Al final, las consecuencias de sus imprudencias son demasiadas y demasiado profundas como para entenderlas y asumirlas todas y no tiene más remedio que, con su último salto, deshacer todos los cambios efectuados. Es, por tanto, una variación más ligera del final de una película mucho más adulta y oscura como es la norteamericana “El Efecto Mariposa” (2004).

 

El Tiempo tiene en esta película una doble cualidad. Por una parte, es frágil en el sentido de impredecible, maleable y sensible a las más sutiles variaciones. Por otra parte, se mueve de forma constante e imparable en su progresión. Makoto puede saltar hacia atrás en el tiempo pero esa capacidad no le otorga el menor control sobre él. El tiempo sigue pasando para ella igualmente y las oportunidades que se le presentan en una línea temporal no necesariamente aparecen en otra. Es lo que ocurre, por ejemplo, en la relación entre Makoto y Chiaki. Ella rechaza tantas veces la posibilidad de que Chiaki exprese sus auténticos sentimientos –viajando atrás en el tiempo para forzar cambios que impidan ese embarazoso momento- que, cuando al final decide hacer borrón y cuenta nueva y anular todos los cambios, Chiaki ya no se declara. Aquella oportunidad pasó y Makoto la ha perdido para siempre.

 

Técnicamente, el dibujo tiene el mismo estilo limitado de figuras alargadas, relativamente escaso movimiento y CGI muy básico que evidencia un presupuesto ajustado. El diseño de personajes tiene poca chispa incluso para un anime que podríamos calificar de “realista”. La animacion carece de la fluidez de otras producciones y hay largos planos en los que los personajes parecen patatas con extremidades. Por contra, los fondos están muy cuidados y respiran vida y verosimilitud.

 

“La Chica que Saltaba a Través del Tiempo” es una historia sencilla pero emocionalmente más sofisticada de lo que pueda parecer sobre el proceso de maduración de una adolescente, con un envoltorio de viajes temporales. Es una película cálida, optimista, accesible, emotiva y con unos personajes con los que resulta fácil simpatizar. Sin ser una obra maestra, sí ofrece un enfoque diferente sobre los viajes en el tiempo y cuenta con todas las cualidades pertinentes para ganarse el corazón de muchos aficionados y que el tiempo la premie con la categoría de clásico del subgénero.

 

3 comentarios:

  1. Me ha parecido una reseña muy interesante, pero no creo que vea esta película.

    ResponderEliminar
  2. Me ha gustado la reseña, pero no creo que vea esa película. Muchas gracias por hacerla.

    ResponderEliminar
  3. Yo en cambio he visto la película con mi hija gracias a esta entrada en el blog, y nos ha gustado mucho. Gracias por la reseña.

    ResponderEliminar