(Viene de la entrada anterior)
El tercer arco, titulado “Fama”, discurre entre los números 13 y 18 y pone de manifiesto o bien que Byrne no tenía claro al comienzo el rumbo que deseaba imprimirle a la colección o bien que en este punto decide separarse del género superheroico tradicional para reconvertirla en un thriller de acción en el que no se van a producir los típicos enfrentamientos entre superhéroes y supervillanos. Las consecuencias emocionales derivadas de la aventura en Rusia se cobran su precio sobre el equilibrio del grupo, provocando resentimientos y separaciones: Nathan y Jack se enemistan al tiempo que se distancian de sus respectivas parejas, Beth y Jazz. Danny escapa del complejo donde viven para encontrar a su madre y su hermana, descubriendo entonces el lector que en su mente convive con él una gemela que carece de cuerpo propio, Gillian, y que puede ocupar los organismos de otros humanos.
Danny, incapaz de distinguir entre lo que es real y lo que no, fascinado por la idea de los

Horowitz se las arregla para sacar todo el proyecto Next Men a la luz, obligarles a adoptar ridículas vestimentas y actuar como auténticos héroes. Por desgracia, la justicia les reclama por lo sucedido inmediatamente tras su huida del laboratorio en el que nacieron y en el curso de la cual murieron varias personas. Lo que parecía iba a ser un ascenso al estrellato mediático acaba transformándose en una pesadilla judicial. Es, por tanto, un argumento que retuerce los tópicos propios del género, trata de abordarlo desde un punto de vista más “realista”, al tiempo que caricaturiza la industria que Byrne bien conoce –y por la que parece sentir poco aprecio- e inserta guiños de metalenguaje para el lector avezado en el mundo de los superhéroes, como la extravagancia de los uniformes que adoptan los Next

Mientras tanto, Thomas Kirkland, al que habíamos conocido en “2112”, viaja a través del tiempo hasta el presente persiguiendo a Satanás, que no había muerto al término de aquella novela gráfica sino que consiguió saltar a los años cincuenta del siglo XX para acabar en manos del corrupto y ambicioso senador Hilltop, al que durante décadas va guiando en su ascenso en el poder y proporcionándole conocimientos tecnológicos para poner en marcha el Proyecto Next Men. Una empleada de Horowitz, Sandy, encargada de cuidar y vigilar a Danny, mantiene relaciones sexuales con él y empieza a sufrir una metamorfosis (que recuerda mucho a la de Fénix Oscura, de los X-Men). Queda claro que el contacto sexual traspasa una especie de virus genético al humano “normal” y ello, con el tiempo, hará que los mutados proliferen de forma descontrolada, acercándose al futuro que se nos presentaba en “2112”.
De nuevo, encontramos aquí la falta de coherencia y foco que había empezado a detectarse en el


Por otra parte, queda claro que Byrne deseaba hacer aquello que las grandes editoriales no le habían dejado. Y no sólo criticar a la industria y su deriva en ese momento, sino introducir temas un tanto sórdidos, como el maltrato infantil y doméstico, las parafilias o el abuso sexual de mujeres por parte de hombres con poder ya sea en forma de violaciones o mediante la manipulación emocional. Temas que se agradecen pero que en buena medida quedan sólo apuntados por cuanto el comic está dominado por la acción y el ritmo y no queda tiempo ni espacio para reflexiones mínimamente detalladas sobre ello.
De hecho, “Next Men” se publicó originalmente con el sello de “Para lectores adultos” en su

Y en cuanto a la abundante y explícita violencia, en una de las cartas de Byrne que acompañaron a los números originales, éste defendía su aproximación “gore” diciendo que era “fiel a la realidad”, pero cuando la gente puede atravesar a su adversario con los puños desnudos o arrancarle miembros de cuajo, esa pretensión de autenticidad es algo discutible. Al final, Byrne resulta ser un autor de la vieja escuela y hay límites que ni él se siente cómodo traspasando, a diferencia de lo que la nueva

Los siguientes tres arcos argumentales, “Fe”, “Poder” y “Mentiras”, abarcan el resto de la serie hasta su número 30. Sandy desarrolla el poder de hacer realidad sus fantasías superheroicas, creando a auténticos personajes de comic que empiezan a sembrar el caos en la ciudad; los protagonistas se separan siguiendo sus respectivos destinos y todas las tramas y personajes, principales y secundarios, irán confluyendo hacia un clímax en el que se decidirá si la línea temporal vigente es o no modificada.
“2112”, “Next Men” y “M4”, por tanto, cuentan tres historias diferentes que, sin embargo, se complementan entre sí para componer un thriller de ciencia ficción sobre superhumanos con el control de la Casa Blanca en juego. Tanto o más que sobre los Next Men titulares, este universo trata sobre el efecto que aquéllos tienen en quienes les rodean y en el mundo entero.
Ahora bien, la serie no tuvo un auténtico final en ese número 30 (diciembre 94). Una figura

En 2008, la editorial IDW empezó a reeditar –en blanco y negro- los Next Men (recordemos que Byrne tenía los derechos sobre esta obra y podía cederlos para su edición a quién estimase conveniente) y en 2010, el autor continúa la historia para el mismo sello, retomándola donde la dejó con una nueva miniserie. La colección terminó definitivamente en el número 44 –siguiendo la numeración original-.
Byrne había dicho que desde el comienzo sabía cómo terminar la historia iniciada en 1991. Si eso es cierto, nadie lo diría. Porque estos dos nuevos ciclos argumentales, “Separados” y “Consecuencias”, poco tienen que ver con la anterior etapa.

Y, de nuevo, encontramos una peripecia entretenida pero excesivamente alargada e innecesariamente complicada. No quiero contar mucho para no destripar los continuos giros y sorpresas que aguardan a quien no haya leído esta etapa pero valga decir que hay viajes en el tiempo en todas direcciones: hacia el pasado que cambian la Historia, otros no; se viaja hacia el futuro; se crean realidades alternativas; algunos personajes se encuentran con sus versiones de otro plano temporal; aparecen unos individuos que, desde el “exterior” del Tiempo, manipulan esta o aquella línea temporal; se mezclan dinosaurios,

Demasiadas subtramas, demasiados personajes y demasiados cliffhangers que dan una sensación global de aturullamiento. No obstante, Byrne sigue siendo un autor que sabe construir momentos muy intensos y que salpica sus números con ideas interesantes, como ese en el que en un ajustado ejemplo de elipsis nos cuenta la larga vida de Gillian pasando de cuerpo a cuerpo a lo largo de los siglos; o el trágico destino de Tony Murcheson como esclava en la América del siglo XIX, esperando pacientemente su momento para evitar el asesinato de Lincoln y cambiar para

En “Next Men”, Byrne aporta su considerable experiencia como artesano y genio de la industria para crear algo donde todo es correcto –el dibujo, el diálogo, el ritmo, la rotulación- pero sin que nada llegue a sobresalir más allá del entretenimiento eficaz. Es claramente una obra ambiciosa en la que se tocan múltiples temas, se introducen ideas muy interesantes, toques y detalles originales y se adoptan distintos enfoques (superhéroes, thriller tecnológico, viajes temporales, parodia, aventura y ciencia ficción), hay muchos giros y múltiples tramas; pero en último término y a pesar de lo ligera que resulta su lectura, el conjunto global resulta en exceso disperso, alargado y embarullado, innecesariamente denso y con caracterizaciones mejorables, especialmente en su último tramo. No es una obra maestra del género y no dejará demasiado poso en el lector, pero sí está hecha con profesionalidad y pericia e invertir unas cuantas horas en su lectura no es una pérdida de tiempo en lo que se refiere a entretenimiento de consumo rápido.
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