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martes, 10 de abril de 2018
2013- AFTER EARTH – M.Night Shyamalan
M.Night Shyamalan es un director que a lo largo de su trayectoria ha arrastrado consigo no poca polémica y división entre los aficionados al género fantástico. Salió prácticamente de la nada con su tercer film “El Sexto Sentido” (1999), una película de terror que triunfó en todo el mundo gracias a su giro final (pronto copiado hasta la saciedad en multitud de films, con mucha menor fortuna hay que decir). Inmediatamente, se le situó entre los directores “hot” del momento. Sus siguientes películas, “El Protegido” (2000) y “Señales” (2002) vinieron precedidas por una gran expectación, en buena medida gracias a las campañas promocionales del estudio, que hicieron hincapié en la posibilidad de encontrarse con un nuevo giro sorpresa en los correspondientes finales.
Pero para cuando los aficionados vieron la conclusión de “El Bosque” (2004), muchos empezaron a sentirse cansados y decepcionados. Sus siguientes películas, “La Joven del Agua” (2006) y “El Incidente” (2008) ya no giraban alrededor del final sorpresa, pero los espectadores habían ya dado la espalda al cineasta debido sobre todo a su vanidad y su indigesto misticismo. Su punto más bajo lo alcanzó con “Airbender: El Último Guerrero” (2010), ridiculizado hasta la saciedad y calificado universalmente como uno de los peores films de aquel año. Las cosas no parecieron mejorar para él con su siguiente proyecto, “After Earth”, recibido con indiferencia por los espectadores y con cierta causticidad por la crítica. Y ello a pesar de venir avalada por la presencia de una superestrella como Will Smith, que además figuraba como productor y autor de la idea original.
Mil años antes del momento en el que arranca la acción y a raíz de una catástrofe medioambiental global que tornó la Tierra inhabitable, la especie humana se vio obligada a abandonarla y establecerse en un nuevo mundo: Nova Prime. Pero en ese planeta ya existía una civilización alienígena que trató de impedir el asentamiento de los terrícolas mediante la guerra biológica en la forma de unas criaturas monstruosas y letales conocidas como Ursa y diseñadas genéticamente para cazar humanos. Nació entonces el cuerpo de los Rangers como protector de la humanidad. Su duro entrenamiento incluye la supresión de todo sentimiento de miedo, lo que inhibe las feromonas que permiten a los Ursa detectar a los humanos. Esto es lo que llaman, “fantasmación”.
Uno de los Ranger más respetados es el general Cypher Raige (Will Smith), cuyo adolescente hijo Kitai (Jaden Smith) trata de seguir sus pasos. Pero a pesar de sus excelentes notas, el instructor no le otorga la graduación por no considerarle todavía preparado. Esto disgusta sobremanera al joven, que quería recibir a su padre, de regreso tras una larga ausencia, con las buenas noticias. La esposa del general, Faia (Sophie Okonedo) le sugiere que se lleve con él a Kitai en su siguiente misión, una que no parece demasiado peligrosa.
Pero la nave en la que viajan acaba entrando en un campo de asteroides y sufriendo graves daños, lo que les obliga a realizar un aterrizaje de emergencia en el planeta más cercano. Cypher se da cuenta de que se trata de la Tierra, que desde hace siglos se puso bajo cuarentena y nadie ha visitado desde que la humanidad lo abandonó. La nave se estrella y los únicos supervivientes son Kitai y su padre, éste último herido de gravedad. Kitai deberá emprender un viaje de cien kilómetros a pie hasta donde cayó la sección de popa de la nave para recuperar una baliza operativa con la que pedir auxilio. En el curso de la travesía, deberá probar su temple y su adiestramiento haciendo frente a todo tipo de peligros: el terreno, el clima, una fauna feroz, un Ursa que la nave transportaba y que ahora se halla libre y, sobre todo, el trauma que le acompaña desde la niñez.
Con todos los palos que ha recibido Shyamalan desde hace años, he de decir que personalmente le encuentro suficientes méritos como para no rechazarlo del todo. Es un director mucho más que solo competente y en películas como “El Sexto Sentido” o “El Bosque” conseguía construir una atmósfera inquietante y momentos de auténtico terror. Como guionista, su preocupación por temas como la predestinación o el sentido de la vida le han llevado a discursos tan cargantes como confusos, pero igualmente hay que reconocer que se atreve a introducir en sus historias ideas y conceptos bastante originales que rara vez tienen cabida en el cine comercial de Hollywood. Es uno de los pocos guionistas del género fantástico del que puede decirse que hace algo nuevo sin limitarse a reciclar lo que otros ya han creado, y que plantea en sus películas preguntas importantes de corte existencialista que otros directores de renombre no podrían ni soñar.
Tanto en “Airbender” como en “After Earth”, Shyamalan crea mundos completos en los que se encuentran no sólo preciosos y coherentes diseños sino un entorno, un pasado, un argot y una forma de pensar distintos, algo que no hacen muchas otras obras de fantasía y ciencia ficción, que en cambio se limitan a trasladar actitudes, mentalidades y personajes actuales a un marco más o menos inusual. Películas como “El Bosque” o “La Joven del Agua” ofrecen mitologías originales que acompañan a los escenarios y personajes que conforman la historia. Bien podría suceder que esa corriente anti-Shyamalan en la que navegan muchos aficionados obedezca sencillamente a que trabaja en películas de gran presupuesto. Si fuera un director/guionista de producciones de medio o bajo perfil y rodara películas sobre las que no recayera una gran dosis de expectación quizá mal justificada, probablemente sería ya un realizador “de culto”.
“After Earth” gozó del sólido apoyo de su estrella protagonista, Will Smith. Y, de hecho, esta es quizá la obra menos personal de Shyamalan y, probablemente, fuera un simple trabajo alimenticio al servicio de la familia Smith. Y es que el propio Smith no sólo aportó la historia básica, sino que produjo el film mediante su propia compañía, Overstreet Productions, mientras que los coproductores fueron su viejo socio James Lassiter, su esposa Jada Pinkett y su hermano Caleeb Pinkett. Es más, los únicos protagonistas son el propio Smith y su hijo de catorce años Jaden. Éste había tratado de mantener a flote su carrera de actor desde que apareciera junto a su padre en “En Busca de la Felicidad” (2006), donde ambos interpretaban, precisamente, a padre e hijo. Después participó en “Ultimátum a la Tierra” (2008) y protagonizó el remake de “Karate Kid” (2010) junto a Jackie Chan. Al margen del cine, ha seguido los pasos de su padre como rapero, editando varios singles y lanzando una línea de ropa con su nombre.
Dada la pobreza interpretativa que demostró en todos los papeles mencionados, la única razón por la Jaden Smith que seguido en el mundo del cine ha sido el puro nepotismo. Difícilmente contrataría ningún director a alguien tan carente de las habilidades actorales más básicas si no tuviera un padre de tanto nombre, influencia y contactos como Smith. Éste, en un ejercicio de soberbia, había incluso soñado hacer de “After Earth” una franquicia multimedia con secuelas, serie de televisión y animación, videojuegos… sueños pronto sofocados por la dura realidad de las cifras de recaudación.
Ya desde el mismo momento de su estreno, sobre “After Earth” llovieron un buen montón de críticas negativas. Había mucha gente predispuesta al examen más corrosivo posible de una producción de Shyamalan después del fiasco de “Airbender” y antes siquiera verla ya auguraban un buen batacazo. Semejantes expectativas condicionaron la opinión final de muchos y mantuvieron alejados de las salas a otros tantos. Curiosamente, bastantes de esas críticas la atacaron por ser una película pro-Cienciología. Esos comentaristas la despreciaban como un equivalente al “Campo de Batalla: La Tierra” (2000) de John Travolta. Este enfoque tiene al menos dos problemas. El primero es que no está del todo claro que Smith sea un miembro de ese movimiento. Ha donado dinero a algunas organizaciones relacionadas con el mismo y hablado favorablemente acerca de alguna de sus propuestas, pero nunca se ha confesado directamente asociado con esa iglesia y, de hecho, la única vez que se refirió explícitamente a ello fue para negar su pertenencia.
Ciertamente, sus palabras y sus actos dan pie a cierta ambigüedad, pero de ahí a afirmar que Smith es un cienciólogo y además del tipo proselitista va un buen trecho. Lo cual no ha impedido que dichos críticos lanzaran algunas hipótesis más bien engañosas relacionando “After Earth” con la Cienciología, como que la situación del general Raige guiando a Kitai desde el centro de control se parece mucho a una sesión de auditación; o que el tema central de la película, la búsqueda del control de los propios temores, tiene mucho que ver con uno de los pilares de la Cienciología; se ha llegado incluso al ridículo de relacionar el volcán en erupción del clímax con el volcán que explota en la ilustración de portada del libro “Dianética” (1950), con el que L.Ron Hubbard puso los pilares de su movimiento. Todo lo que puedo decir es que…podría ser. Sólo Smith sabe en lo que cree. Yo no detecté ningún proselitismo al ver “After Earth” y sólo pensé en las asociaciones con la Cienciología cuando se mencionaron en algunos artículos.
En concreto, el tema del control del propio miedo es una idea interesante que constituye un buen motor de la trama. Pero más que algo extraído de la Cienciología, se diría algo añadido a la historia original de Will Smith por Shyamalan y su coguionista, Gary Whitta, (quien, por cierto, también escribió “El Libro de Eli” (2010), película de inspiración cristiana y, por tanto, muy alejada de la Cienciología). Esta fascinación por la posibilidad de desarrollar un control sobrehumano de la mente, además de ser terreno común de muchos gurús de la autoayuda, es algo que se remonta a la ciencia ficción más clásica y que también ha sido visto mil veces en las películas de artes marciales. El concepto de los Rangers bien podría haber sido un préstamo de la televisiva “Babylon 5” (1992-8), en la que aquéllos se presentaban como figuras parecidas a monjes que habían obtenido habilidades extraordinarias mediante el ejercicio del autocontrol físico y mental. Igualmente, podrían apuntarse escenas de los entrenamientos Jedi de la saga Star Wars o la prueba de gom jabbar, al principio de “Dune” (1965).
A pesar de la mala recepción que tuvo y sin ver ninguna propaganda religiosa en ella, creo que “After Earth” es una película disfrutable. Guarda ciertas similitudes con “Oblivion” (2013), estrenada un par de meses antes: ambas son historias acerca de las últimas dos personas abandonadas en una peligrosa Tierra del futuro (si se piensa bien, “Oblivion”, con su giro final sorpresa, parece más una película firmada por Shyamalan que “After Earth”, una aventura con muchos menos matices). La dirección es sólida, el universo que se adivina en el trasfondo es original y fascinante: el abandono de la Tierra, la colonización de un planeta ya habitado, la lucha contra los monstruos creados por los alienígenas… El diseño de producción en cuanto a tecnología, arquitectura, naves… consigue lo que toda la buena ciencia ficción debería: transportar al espectador a un lugar diferente y maravilloso.
Pero la película también tiene serios defectos y abundantes agujeros de guión. En general, la historia resulta previsible y bastante menos interesante que el marco sobre el que se desarrolla (una guerra aún inconclusa contra unos alienígenas a los que no se llega a ver). Además, hay detalles ridículos o inverosímiles, como la milagrosa interface del ordenador del general, que avisa de cualquier peligro potencial para su hijo; la capacidad del traje de Kitai para alterar su color según el nivel de peligro (lo cual no tiene demasiado sentido en un equipo de camuflaje); sus imposibles planeos desde el farallón; los pesados flashbacks familiares o la evidente naturaleza digital de los animales. En relación con esto último, la evolución “natural” que se plantea es demasiado rápida y absurda. ¿Cómo es posible que todo en la Tierra haya evolucionado para ser peligroso para los humanos…cuando hace mil años que no hay humanos? Todo, claro, excepto el águila gigante, que primero captura a Kitai para que lo devoren sus polluelos y luego le salva la vida dando la suya a cambio. El propio ecosistema que se plantea es poco verosímil: ¿Cómo es posible que todas las noches la temperatura caiga a niveles de congelación y los animales y vegetación sobrevivan?
La resolución, en la que Kitai a tenor una revelación súbita y sin explicación aprente, pasa de sentir un miedo pavoroso a una calma absoluta, es endeble como pocas. La orden del general de abortar la misión al no disponer su hijo de suficientes filtros de oxígeno es absurda por cuanto los condena a ambos a muerte; y cuando éste salta por el precipicio, lo hace sin que su padre le haya explicado que el traje puede planear o que ésa es precisamente la ruta ideal y única para alcanzar el objetivo.
Pero, sobre todo, Jaden Smith es un actor pésimo, lo cual es un problema en una película donde sólo hay dos protagonistas. Desarrolla su papel alternando la indiferencia, las malas caras y el aletargamiento, lo que lleva indefectiblemente a pensar que fue enchufado en la película por su padre sin querer realmente participar en la misma. Debería comportarse como un cadete Ranger recién salido de su adiestramiento, preparado para la acción y dispuesto a hacer honor a su padre, y se comporta como un niño tembloroso y mimado.
Ni siquiera la buena labor de Will Smith consigue salvar el apartado interpretativo. Smith es un excelente profesional que irradia carisma sin esforzarse y aquí, a pesar de que prácticamente está confinado a la sala de control durante la mayor parte del metraje y que deja las escenas físicas a su hijo, construye muy bien el personaje de un militar estricto y alienado cuyas experiencias y adiestramiento en el control de sus emociones le han alejado de su familia. Es un individuo desagradable que maltrata psicológicamente a su hijo y que se niega a sentir emociones. A pesar de que encarna a un sujeto frío y racional, la interpretación de Smith no peca de los mismos defectos que su personaje y se las arregla para, mediante su expresión y sus gestos, dejar adivinar en todo momento lo que ocurre tras esa fachada imperturbable. Casi con toda seguridad, la película habría sido mejor recibida de haber sido Smith el que hubiera asumido el papel protagonista.
“After Earth” no es ninguna obra maestra, no pasará a la historia ni creo que jamás se le otorgue la distinción de clásico, pero tampoco es un bodrio que jamás debiera haber existido. Lejos de las complicadas épicas rebosantes de explosiones y mareantes efectos visuales tan comunes en el cine actual, esta es una historia sencilla de reencuentro entre padre e hijo y transición a la madurez narrada en unos razonables cien minutos. Si puede soportarse la presencia de Jaden Smith y comulgar con ciertos giros de guión bastante forzados, encontraremos una película que, como mínimo, resulta entretenida y está técnicamente bien realizada, una serie B lujosa que en otras circunstancias podría haber llegado a alcanzar la categoría superior.
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Sinceramente, creo que deberíamos ser mucho más exigentes.
ResponderEliminar... así no pasarían desapercibidas o se producirían pelis mejores queste tipo de mierdolas. El cine comercial de Hollywood actual no es el único Cine que hay. Sépanlo. :D
ResponderEliminarEntiendo tu punto de vista y básicamente lo comparto. Pero serie B ha existido siempre, tanto en el cine como en la literatura. A veces, como es el caso, es serie B involuntaria. Pero ahí está y habida cuenta de su recaudación, la gente fue a verla, probablemente atraída por Will Smith. En fin, he tratado de glosar lo que para mí son sus puntos positivos y negativos. Evidentemente, cada cual otorga a unos y otros su propio peso, por lo que habrá quien le parezca algo pasable y moderadamente entretenido y quien no podrá soportarla. En cualquier caso, no figurará nunca en mi ranking de las mejores 500 películas de CF. Un saludo.
ResponderEliminarhola, manuel, vos decis que es un gran director y es cierto pero peca de hacerse el profundo con los guiones o quizas cede a presiones y termina haciendo peliculas extrañas, esta no la vi, pero por lo que vos decis will smith metio la cuchara mas de lo aconsejable, y una pelicula con dos actores, con errores de guion evidentes y que uno de los dos actores no es bueno por ahora y lo ponen solamente para crearle una carrera...es demasiado, al final estuvo bien que le fuera mal y tuviera que regresar a las fuentes con menos presiones. Sera un gran director pero como guionista es muy desparejo, hitchcock tambien era un gran director pero compraba guiones muy buenos y los hacia adaptar por otra persona, como en psicosis, hay que tener humildad y no tratar de hacer todo. Muy bueno el analisis como siempre y motiva a ver algunas peliculas que la critica destruye sin piedad y por eso uno no se ve motivado a verlas. saludos.
ResponderEliminarNo pretendo juzgar a nadie sino dejar una reflexión. Sobre todo a la gente que pueda llegar aquí por Smith, Shyamalan o el nombre de la peli. De todos modos no se trata de serie B o no, se trata de cosas buenas y malas. Naturalmente esta peli no la he visto, pero me tuve que tragar el trailer y este escrito tuyo confirma la impresión que tuve: mierdola.
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