Marte, el Planeta Rojo, parece destinado a formar parte de nuestra historia como especie a tenor de los proyectos para llevar al hombre hasta allí que desde hace algún tiempo parecen tomar forma en diferentes agencias espaciales. La ciencia ficción, por su parte, hace ya mucho tiempo que lo eligió como escenario para tal multitud de historias de todo tipo y condición que casi se podría reconocer un subgénero específico con Marte como centro.
Muchas de esas historias tratan sobre la colonización del planeta y su terraformación, esto es, modificar sus condiciones geofísicas, atmosféricas y biológicas para adaptarlo a nuestras necesidades vitales. Pero en la novela que ahora comentamos, la aproximación es la contraria: cambiar al hombre para adaptarlo a Marte.
En la década de los cincuenta, el dúo compuesto por Frederik Pohl y Cyril M.Kornbluth firmó

La revista evolucionó magníficamente bajo su dirección, hasta el punto de convertirse en la más importante en su género del mercado norteamericano. Igualmente bien lo hizo Pohl con la publicación hermana de “Galaxy”, “If”, ganando varios premios Hugo por esta labor.

Roger Torroway es un astronauta veterano cuya vida, en su propia opinión, deja mucho que desear. Aunque él sigue enamorado de su mujer, Dorrie, ésta parece haber perdido interés en él; y si bien es considerado un héroe tras haber salvado años atrás a unos cosmonautas rusos en el curso de una misión, ahora ya no vuela más, dedicándose a tediosas tareas representativas y de relaciones públicas que no le satisfacen.
Pero la situación en la Tierra es aún peor. Las condiciones ambientales se están deteriorando

Los estadísticos y sociólogos son claros en las conclusiones de sus estudios. La humanidad se encamina hacia su destrucción y es hora de evaluar las opciones. La construcción de grandes refugios nucleares que puedan proteger durante un largo periodo de tiempo al menos a parte de la especie es inviable en un escenario de profunda crisis económica. La única alternativa parece ser la colonización del planeta “habitable” más próximo: Marte. El éxito de la misión atraería tal grado de atención e interés que la presión geopolítica se aliviaría.
Pero no se dispone de mucho tiempo. En lugar del largo e incierto proceso que supondría la terraformación de un planeta, ¿por qué no transformar nuestros cuerpos? Ahí entra en escena el programa Homo Plus, un experimento destinado a crear el primer ciborg, una fusión de organismo humano y artefactos tecnológicos, diseñado para explorar y vivir en el hostil entorno marciano.

A pesar de lo que pueda parecer por su tema, “Homo Plus” no es un ejemplo particularmente brillante de ciencia ficción “dura” y, de hecho, presenta algunas incoherencias temporales y científicas. Por ejemplo, dado que la acción tiene lugar sólo veinte o treinta años en el futuro desde el momento en que fue escrita –con la sonda Mariner de la NASA recién llegada a Marte-, resulta altamente improbable que la tecnología aeroespacial y, sobre todo, la biomédica, hubiera alcanzado un estado tan avanzado como para permitir el tipo de transformaciones orgánico-tecnológicas que describe. En otro orden de cosas, las alas que se le insertan, cuya función es, según se explica, la de dispersar el calor, luego se utilizan sin noticia previa como receptoras de energía de microondas; o el cuidado que se pone en explicar el funcionamiento de los ojos de la rana en analogía a los colocados a Torraway no lleva a ningún sitio puesto que luego se olvida cualquier referencia a su papel en la misión.
Por otra parte, el cuadro político mundial que plantea Pohl resulta no sólo poco original sino

Pero no son esos aspectos los que hicieron merecedora a la novela de los elogios que aún suscita, sino su exploración del transhumanismo, un término utilizado para expresar el deseo de romper las limitaciones de nuestro organismo mediante la integración en el mismo de elementos tecnológicos. No estamos hablando simplemente de usar un ordenador sino de insertar sus chips directamente en nuestro cerebro. Algo tan cotidiano hoy como las prótesis de rodilla o los marcapasos pueden ser considerados como escalones ya consolidados en ese camino.

El primer planteamiento serio se ofreció en una fecha relativamente temprana. En 1929, el polémico científico británico J.D.Bernal escribió el ensayo “El Mundo, la Carne y el Diablo”, en el que postulaba que la exploración espacial prolongada sólo se lograría mediante la adaptación de nuestros cuerpos al nuevo medio; ello incluiría tanto cirugía prostética como el establecimiento de una relación directa entre nuestro cerebro y las máquinas. Fue una idea que no haría sino ganar adeptos. Los norteamericanos Manfred Clynes

“Homo Plus” recoge algunas de esas opiniones y planteamientos para imaginar su propio ciborg, pero su conclusión es bien diferente: el hombre dejaría de ser, al menos en parte, hombre, para convertirse en otra cosa. Pohl dedica mucho esfuerzo en describir el tormento que soporta Torraway durante su radical proceso de transformación: su piel es sustituida por un recubrimiento plástico ultraresistente; sus ojos, extraídos y reemplazados por unos sensores rojos de aspecto insectoide; se le añaden alas con las que recoger energía solar; se le conecta el cerebro a una computadora; se le extirpan los genitales, retiran sus pulmones, colocan articulaciones cibernéticas y se le sustituye la sangre por una especie de fluido energético…

La mente de Roger se va distanciando progresivamente de su propia humanidad y aislando del resto de sus congéneres, incluso de los que le son más cercanos: se ha convertido en una víctima de la ciencia por el bien de la especie, un moderno Frankenstein. Por otra parte, aquellos que le rodean, desde el momento en que da comienzo su transformación, le tratan de forma diferente. Intelectualmente, saben que es un ser tan humano como ellos, pero, al mismo tiempo, no pueden evitar verlo como un monstruo y sentirse incómodos en su presencia.
Así, aunque el proyecto Homo Plus es considerado como un colosal éxito científico que

Pohl realiza un excelente trabajo analizando la psique humana a través de la alienación de Torraway; el lector se siente fascinado por la exploración del autor de los íntimos lazos que unen la biología y la psicología. Aunque su nuevo cuerpo lo ha convertido en un ser superior, en esencia sigue siendo tan vulnerable emocionalmente como cualquier ser humano. No hay nada sensacional en este ciborg, a diferencia del tratamiento simplificado y optimista que por aquella misma época realizó el popular programa televisivo “El Hombre de los Seis Millones de Dólares”. A Pohl no le importa tanto lo que su criatura puede hacer como lo que siente a raíz de su transformación.
Obviamente, Roger Torraway es el personaje central y al que más tiempo se le dedica, pero Pohl trata de esquivar los tópicos en lo que al resto del reparto se refiere. En lugar de limitarse a llenar los huecos predefinidos de “sufrida esposa del astronauta”, “científico brillante al cargo del proyecto”, “psiquiatra inseguro del éxito de la misión”… los dota de personalidades diferenciadas, sus propias voces, motivaciones y, sobre

No es una novela de héroes o villanos. No existen personajes particularmente malvados, solo humanos. Y en cuanto a la consideración heroica que se hace de Torraway obedece precisamente a que no reconocemos en él los atributos habitualmente asociados a esa figura. Se siente confuso, aterrorizado, angustiado y, sobre todo, inmensamente solo. Su fragilidad emocional lo convierte en un hombre corriente que, abrumado por las circunstancias, se deja llevar por ellas. Los personajes secundarios –ninguno de ellos memorable y con un papel meramente instrumental en la historia- son presentados mediante breves descripciones sobre sus talentos y personalidades, pero ninguno experimenta un dramático cambio en base a las experiencias vividas; como mucho, consiguen controlar determinados aspectos de su carácter obligados por tal o cual situación.
Para ser una novela en la que no hay apenas acción y que ocupa la mayor parte de su tiempo

He mencionado el final del libro, y es que éste es otro aspecto digno de reseña. La historia es narrada por una voz en primera persona del plural que da a entender que estuvo presente en todos los acontecimientos descritos, pero que los recuerda como si ya formaran parte del pasado. La revelación de la identidad del narrador al final de la novela no sólo aclara algunos de las aparentes inconsistencias que parecía haber acumulado la historia (particularmente el interés desmedido del gobierno por un proyecto tan incierto), sino que, a la luz de la información desvelada, todo el libro cobra un nuevo significado.

He comenzado y abandonado este libro. tendré que retomarlo. Muy ingeniosa la presentación de las distintas portadas, yo suelo colocar la del libro que poseo,en mi caso lo tengo en la edición de Bruguera. Eso sí bastante maltrecho mi ejemplar, a ver si le pico en este 2014. Saludos
ResponderEliminarHola Anfitrión. Como pasa en el mundo del arte y el entretenimiento, independientemente de los valores objetivos que puedan destacarse en una obra, dependerá de cada cual el que la disfrute o no. ¿A quién no le gusta de vez en cuando una peli aun dándose cuenta de que es mala? ¿O se mueve al ritmo de una canción mediocre? Con la literatura pasa lo mismo. Puede que se trate de una obra original, bien escrita, novedosa en su momento... pero si no se sintoniza con la historia o los personajes, o a uno no le interesa lo que cuenta o le carga el estilo literario... pues no la disfrutará. Y eso es algo muy personal. Dale un nuevo intento al libro, pero no te esfuerces. A mí hay muchos clásicos (de cine, literatura o música) que no me gustan aunque reconozca su valor o su mérito.
ResponderEliminarUn saludo
Saludos! Acabo de descubrir tu blog y he dsifrutado mucho leyendo tus reseñas sobre libros que creia que solamente yo conocía.
ResponderEliminarGenial el no discriminar entre novelas, películas o series...
A partir de ahora este es uno de mis blogs preferidos. Gracias y adelante! Que no decaiga nunca la ciencia-ficción!
Bienvenido al blog y gracias por tus comentarios. Me alegro de que hayas encontrado reseñas que te resulten interesantes. Me esfuerzo por mantener el ritmo... aunque a veces no sea fácil...
ResponderEliminarUn saludo!!
Hola!, excelente entrada, en los próximos días comenzare a leer este titulo, motivado por tu blog, gracias y saludos!...evocador el arte de la penúltima tapa...
ResponderEliminarJusto ayer escuché un comentario en La Orbita de Endor sobre otro libro de este autor: Portico (Gateway). También suena interesante.
ResponderEliminarUn saludo desde Figueres!
Sí, es también un buen libro de la segunda etapa como escritor de Pohl. Espero que pronto le llegue su turno para recibir un comentario aquí.... Saludetes!!
ResponderEliminarAcabo de terminar la novela, excelente... Me quedé sólo confundido con la última pregunta del libro, pero me has aclarado que existe una segunda parte que podría darle más sentido. ¿Sabes si hay traducción al español? Solo la encontré en ingles. Saludos cordiales,
ResponderEliminarTomás
tomasmirandaroman@gmail.com
Pues hasta donde yo se... sólo está en inglés. Un saludo y gracias por comentar.
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