Estamos en la última década del siglo XXI. La humanidad ha llegado a la conclusión de que el Tiempo es más una construcción mental que física y, por tanto, el viaje temporal puede equipararse al viaje mental. En un contexto económico de crisis en el mundo occidental, el desplazamiento mental ayudado por drogas psicotrópicas se convierte en una moda que hace furor. El principal protagonista de la novela, Ted Bush, es un experto en la materia, realizando sus traslaciones temporales por cuenta de una institución oficial y profundizando en el conocimiento del pasado. Sin embargo, cuando regresa “al presente” tras un largo vagabundeo mental/temporal, se encuentra con que el gobierno de su país (Gran Bretaña) ha sido tomado por una dictadura militar encabezada por un general poco amigo de los viajes mentales, a los que responsabiliza del delicado estado de la economía y de la degeneración social.
Bush es arrestado bajo la acusación de adicción crónica al viaje mental, pero en realidad esa acción no es más que una fachada. Porque lo que quiere el ejército es obligarlo a utilizar sus habilidades para que retroceda en el tiempo y persiga y asesine a otro “viajero”, un criminal llamado Silverstone. Éste resulta ser un original pensador que defiende una nueva teoría temporal que el gobierno militar quiere mantener oculta al gran público. Bush, por supuesto, no tiene intención de acabar con alguien capaz de demoler la dictadura y junto a otros rebeldes, inicia una serie de saltos temporales hasta el remoto pasado y el lejano futuro, consigue encontrar al fugitivo y aprender su secreto antes de que otros lo maten.
Puede que el argumento así descrito suene a novela pulp de aventuras, algo ligero y mayormente predecible. Pero aunque no se trate del libro más largo ni más denso de Aldiss, tampoco es precisamente fácil de digerir. Como sucede en “Mundo Contra Reloj”, de Philip K.Dick, “Criptozoico” se apoya en la supuesta existencia de un flujo temporal inverso: lo que los personajes creen que es el pasado remoto es en realidad el futuro. El movimiento “hacia delante” del tiempo es sólo producto de la percepción humana, una ilusión que nos protege del conocimiento del verdadero final de la Humanidad. En este contexto, la vida comienza con la muerte, mientras que el vientre materno es la “tumba” del ser humano. El énfasis del libro recae no tanto en la acción sino en la dimensión psicológica, el mundo mental de los personajes y su desplazamiento por el borde de lo que bien podría ser la locura.
Por su contenido psicológico y psicodélico, puede ser incluido como parte de la etapa “new wave” de Brian Aldiss. Y aunque, como hemos mencionado, no es la obra más indigesta del autor –y en esta época de su carrera hay unas cuantas-, existen demasiados pasajes “intelectuales” en los que Aldiss se esfuerza por explicar esta o aquella teoría física de viaje en el tiempo que, junto a alguna contradicción, pueden cansar al lector poco perseverante y hacerle abandonar la lectura antes de la conclusión de la historia, tan lógica como sorprendente.
Con todo, es recomendable por su original –que no totalmente nuevo- enfoque del viaje temporal como perspicaz thriller psico-sexual. Contiene pasajes inesperados y hasta cómicos, una trama rápida y enloquecida, a veces confusa, pero siempre ingeniosa y entretenida.
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