Hubo un tiempo en el que Clifford Donald Simak fue considerado uno de los escritores más importantes de la ciencia ficción. Su carrera se extendió nada menos que cincuenta y cinco años y aunque no fue tan prolífico como Isaac Asimov o Robert Silverberg, en ese periodo publicó veintiocho novelas y más de ciento veinte cuentos de ciencia ficción y fantasía. Se mantuvo en un segundo plano respecto a algunos de sus más célebres compañeros, pero su obra siempre gozó de una gran apreciación, como lo demuestra que la Asociación de Escritores Americanos de Ciencia Ficción lo nombrara, en 1977 - un año después de que se jubilara como periodista, que siempre fue su ocupación principal-, Gran Maestro del género, habiéndole precedido en tal honor solamente Robert A.Heinlein y Jack Williamson.
Simak murió en 1988 y desde entonces su figura y obra ha ido sumiéndose progresivamente en el olvido. Ello quizá haya sucedido porque Simak era un escritor amable que escribía novelas discretas, sin pretensiones, tranquilas en cuanto a ritmo pero muy humanas y emotivas al tiempo que dotadas de un sutil humor. Sus personajes eran hombres corrientes que trataban de desenvolverse lo mejor posible en situaciones extraordinarias. Hoy, la ciencia ficción y la fantasía más populares están dominadas por la acción, la violencia, la espectacularidad, los efectos especiales apabullantes, la cámara inquieta y héroes casi indestructibles; en resumen, todo lo que no interesaba a Simak. Para él, las naves espaciales o los robots no eran más que herramientas cuyos detalles técnicos no consideraba importantes y cuyo propósito se reducía a algo muy simple: mantener vivo el sentido de lo maravilloso mientras se contaba una buena historia. Hoy sólo se recuerdan un puñado de sus libros. “Un Anillo Alrededor del Sol” es uno de ellos.
En 1987, el mundo todavía se halla bajo el yugo de la Guerra Fría, cuya tensión es ya tan

Jay Vickers es un escritor individualista e introvertido que, aunque desprecia el movimiento de los fingidores, ha hecho de sus libros su propio refugio espiritual. Los recuerdos borrosos de una infancia vivida en un valle idílico junto a una niña a la que amaba y de la que nunca volvió a saber nada le atormentan periódicamente. Mientras tanto, en el mundo real, surgen una serie de tiendas que venden productos indestructibles a precios ridículamente baratos: cuchillas de afeitar que no se desgastan, mecheros que no es necesario recargar, bombillas que nunca se funden, coches que no requieren mantenimiento, casas que nunca envejecen… En relación con este fenómeno cada vez más extendido, su agente literario le insta a aceptar la oferta del representante de un cartel empresarial que desea que escriba un libro sobre el tema que ayude a los ciudadanos a comprender que, por muy atractivos que parezcan esos productos, su adquisición acabará provocando el derrumbe de la economía mundial. Dado que las industrias se basan en la reposición de productos, si éstos duran para siempre aquéllas cerrarán y dejarán a los trabajadores en el paro. Quieren, además y sobre todo, que investigue y averigüe dónde están las

Pero conforme avanza la trama, el escritor se da cuenta de que está más involucrado en el misterio de los productos Eternos de lo que imaginaba. Resulta que éstos han sido creados por una especie de mutantes, el siguiente paso en la evolución humana, individuos que cuentan con diversos poderes mentales que van desde inteligencias muy desarrolladas hasta telepatía, pasando por una especie de “sentido temporal” que permite a algunos de ellos abrir portales a Tierras alternativas que existen en el mismo espacio que la nuestra, pero separadas por lapsos temporales: “(…) habría otro mundo un instante adelantado al nuestro, y otro un segundo detrás, y otro más a dos segundos de distancia, hasta formar una larga cadena de mundos que girarían uno detrás de otro, como una fila de hombres que caminaran por la nieve, poniendo cada uno el pie en la huella dejada por su predecesor. Una infinita cadena de mundos, uno detrás del otro. Un anillo en torno al sol”.
Estos mutantes creen que el fin del mundo se encuentra próximo y que, a pesar de ser pocos, no

Pero los banqueros, empresarios y gobernantes, que han terminado conociendo la verdad acerca de los mutantes, deciden elevar el tono de su lucha. Revelan al mundo la existencia de aquéllos y los presentan como una amenaza, desatando una auténtica y violenta caza de brujas que invade incluso a antaño tranquilas comunidades, en las que la gente se revuelve contra sus vecinos cuando los estiman sospechosos de ser mutantes, asaltando las tiendas y destruyendo los productos Eternos e incluso a quienes los poseen. Vickers se encuentra involuntariamente en el centro de un huracán, puesto que mutantes y empresarios quieren reclutarlo para sus respectivas causas, de grado o por la fuerza. ¿Por qué ese interés en él? ¿A quién debe ayudar? La trama contiene numerosos giros conforme Vickers elabora un plan y empieza a viajar no sólo por el país, sino entre universos, mientras trata de

Antes de ser publicado en formato de libro, “Un Anillo Alrededor del Sol” apareció serializado en la revista “Galaxy Science Fiction”, entre 1952 y 1953. Era ésta la cabecera ideal para un autor con la sensibilidad de Simak. Fundada en 1950 por el editor Horace L.Gold, tuvo un éxito inmediato entrando en directa competencia con la “Astounding Science Fiction” dirigida por John W.Campbell Jr. Esta última estaba más orientada a la tecnología y la ciencia ficción dura, mientras que la línea editorial de “Galaxy” ofrecía una mayor flexibilidad tanto en estilo como en temas, admitiendo relatos cuyos puntos fuertes radicaran en las llamadas ciencias blandas, como la Psicología o la Sociología, sin poner reparos tampoco a la sátira o el humor. Y es que, bajo su trama de acción y misterio, “Un Anillo Alrededor del Sol” contiene una crítica bastante evidente hacia el capitalismo desaforado y los valores morales predominantes en la América de los cincuenta. Horace L.Gold daba la bienvenida a este tipo de relatos de CF “social” que no temían poner en cuestión lo que tan solo veinte años antes el propio género había considerado, con el optimismo propio de su infancia, grandes logros tecnológicos y sociales.
La ciencia ficción de Simak es la del hombre corriente que lleva una vida sencilla. Su estilo

En buena medida esto responde a la vida y temperamento del propio Simak. Nacido y criado en Millville, Wisconsin, vivió siempre en el Medio Oeste, ganándose la vida como periodista y editor de periódicos, actividad que complementaba escribiendo ciencia ficción para las revistas pulp. En sus relatos plasmaba aquello que veía y de lo que disfrutaba, como los paisajes rurales de Wisconsin o Minnesota, donde le encantaba ir a pescar.

Esos sentimientos antiurbanos y proagrarios están muy presentes en “Un Anillo Alrededor del Sol”. La escapatoria a la calamitosa situación política y económica que propone Simak pasa por el abandono de la civilización de las ciudades y la industria y el retorno a un mundo más sencillo. Los desposeídos, los descontentos, tienen la oportunidad, gracias al poder de los mutantes, de escapar a otras versiones alternativas de la Tierra en las que el ser humano no se ha desarrollado, planetas todavía vírgenes en los que asentarse lejos del tráfago urbano, en mitad de la Naturaleza. Cuando Vickers abre el portal y se

Pero a diferencia de Bradbury, Simak no abandonó nunca la ciencia ficción por la ficción realista y sus libros siempre utilizaron los recursos y elementos propios del género para analizar con ojo crítico las tendencias sociales o económicas del momento. Así, el principal tema que se aborda en “Un Anillo Alrededor del Sol” no es otro que la incapacidad del hombre para equiparar su evolución biológica, mental y social con el progreso tecnológico; un desequilibrio cuyo resultado será la autodestrucción. A pesar de ser un humanista, Simak desconfiaba de la sociedad técnica contemporánea y su pesimismo se refleja en pasajes tan reveladores como este: “Era una civilización mecánica desviada, de máquinas ruidosas; un mundo tecnológico capaz de proporcionar comodidades materiales, pero no justicia humana ni seguridad. Era una civilización que trabajaba los metales y ahondaba en el átomo, que dominaba los elementos químicos y construía artefactos peligrosos y complicados. Se había concentrado sobre el aspecto más técnico, ignorando la parte sociológica, para que cualquiera pudiese oprimir un botón a fin de destruir una ciudad lejana, sin saber, sin siquiera pensar en la vida, las costumbres, los hábitos, los

Por supuesto, el libro constituye no sólo un canto a la existencia frugal y respetuosa con la Naturaleza, sino un ataque a la sociedad de consumo y a sus agentes, retratados como poderes fácticos que manipulan y conspiran en la sombra para defender sus intereses independientemente de lo que resulte más conveniente para los consumidores. Recordemos que los años cincuenta verían una gran expansión de la clase media estadounidense y el consumismo pasó a convertirse en uno de los pilares de la sociedad y economía occidentales. A él vinieron asociadas la publicidad omnipresente y el crédito bancario, que permitía a las familias obtener lo que deseaban en el momento en que lo deseaban. Sólo los observadores más agudos y críticos –y Simak lo era- se dieron cuenta de que tras la brillante y feliz vida que prometían las propagandas de los productos, acechaba la decepción. Decepción para aquellos que no podían permitirse comprarlos; y decepción para aquellos que, habiéndolo hecho, descubrían que en el fondo no habían mejorado la esencia de sus vidas. La solución que proponía Simak, como acabo de apuntar, era un retorno a la vida sencilla, a apreciar las pequeñas cosas que nos ofrece –gratuitamente- la Naturaleza.
La idea del multiverso sería abundantemente utilizada años después en los comics de superhéroes

El escenario geopolítico mundial de los años cincuenta estuvo dominado por la Guerra Fría entre Estados Unidos y sus aliados y la Unión Soviética y los suyos. Cada bando organizó sus propias estrategias propagandísticas para atacar y desacreditar el régimen político, económico y social del contrario, estrategias no solamente destinadas al exterior, sino también a sus respectivos ciudadanos. De este modo, los norteamericanos se vieron bombardeados con mensajes, eslóganes, discursos, literatura y películas que le adoctrinaban acerca de lo demoniaco de cualquier cosa no ya soviética, sino que sonara a socialista. América era una gran nación construida sobre la base del individualismo, la no intromisión de las autoridades en la esfera privada y el sistema capitalista. ¿Y qué había más contrario a eso que el

Las cosas empeoraron tras el descubrimiento de varios casos de espionaje en suelo americano y británico. Fanáticos, desaprensivos e interesados se sirvieron de instituciones gubernamentales, como el Comité de Actividades Antiamericanas, para perseguir a cualquiera sospechoso de simpatizar con el ideario socialista. Cientos de personas fueron encarceladas, miles perdieron sus trabajos y vieron sus reputaciones arruinadas. Dado que algunos de los espías descubiertos eran homosexuales, automáticamente se pasó a investigar y perseguir a éstos por considerarlos portadores de una enfermedad social y, por tanto, potencialmente peligrosos para la nación. Las víctimas de semejante persecución pertenecían a todos los estratos sociales y económicos, desde funcionarios a actores, de maestros de escuela y profesores universitarios a trabajadores portuarios, de diplomáticos a cantantes.
¿Y qué son los mutantes en la novela de Simak sino auténticos revolucionarios que quieren

Simak recoge en la novela con evidente disgusto la sensación de miedo e inseguridad propiciada por el gobierno incluso en el corazón de la nación: “Fue entonces cuando comprendió definitivamente que aun allí, en el centro del país, en las granjas y las pequeñas aldeas, en los comedores de la carretera, aún allí hervía el odio. Y eso constituía una muestra de la cultura edificada sobre la Tierra: una cultura basada en el odio, en un orgullo terrible, en la desconfianza hacia todos los que hablaban otro idioma, usaban otra ropa o comían platos distintos”

La novela no está exenta de defectos. Como sucedía a menudo en la literatura pulp, toda la atención se sitúa en la trama mientras que la construcción de personajes es pobre y a menudo cae en el estereotipo. Así, la única mujer con cierto papel, aunque se nos informe de que es una competente profesional, no juega más función que la de servir de interés romántico del protagonista. Crawford, el agente del cartel empresarial, es un individuo cuya obesidad refleja su privilegiada posición social. Vickers es

Por otra parte, hay pasajes o ideas que por su disparidad no están muy bien hilados entre sí y con la trama: mutantes, androides, división de mentes, artefactos de funcionamiento casi milagroso, viajes a mundos paralelos, telepatía, robots… demasiados ingredientes para una sola receta, especialmente teniendo en cuenta que Simak no se molesta –porque, como dije más arriba, no le interesa- en profundizar en ellos. Con excepción de algunos detalles (como el pequeño espía robótico), el mundo del futuro que plantea carece de avances o cambios que lo distingan claramente de su presente: sigue existiendo la tienda de la esquina, el coche sigue dominando la vida del país y las llamadas telefónicas a larga distancia necesitan de un operador. Además y por último, la solución a los problemas del mundo propuesta por los mutantes no deja de ser una ocurrencia nacida de la ingenuidad y cuyo planteamiento y ejecución resulta implausible.

“Un Anillo Alrededor del Sol” mantiene hoy día su atractivo y capacidad de entretenimiento. Al fin y al cabo, todos los temas que aborda siguen hoy tan vigentes como hace sesenta años: la tensión entre la empresa y el consumidor, los prejuicios contra quienes son o se comportan de forma diferente, la dependencia de la tecnología y el consumismo, el deseo de escapar de la realidad, nuestro destino como especie….
Recomendable para todos aquellos interesados en la ciencia ficción clásica y la forma en que ésta podía absorber los dilemas y temores de su tiempo. Aunque no es tan conocido –ni, digámoslo también, interesante- como “Ciudad” o “Estación de Tránsito”, constituye una buena toma de contacto con la obra de Simak, puesto que aquí el lector podrá encontrar todas sus virtudes, limitaciones e intereses.
No conocía ni al autor ni a la obra...gracias por el articulo y me apunto la recomendación.
ResponderEliminarautor a tener en cuenta, sobre todo por sus dos obras principales, "Ciudad" y "Estación de Tránsito", ambas comentadas en este blog. Un saludo
ResponderEliminarGracias por comentar este libro, me gusto mucho no se porque porque no es una obra excelsa ni nada, no se si esta bien construida como vos decis, pero me gusto mucho la forma en que esta escrita, puede ser que mezcle demasiadas cosas, pero esta muy bien contada, ya que simak era periodista, y habla de temas que como bien decis que todavia son actuales y cuando lo escribio eran muy novedosos, empieza un poco inverosimil, de forma esquematica como si fuera una leyenda antigua pero despues se desenvuelve muy bien, y tiene mucho de novela de aventuras tambien. Me gusto mas que los otros dos que consideran mejores. y yo creo que trata muy bien el tema de como desde el poder se tiene miedo a todo lo que sea novedad y se lo demoniza, yo cuando lo lei estaba seguro que era la base de los xmen y no se si no se basaron un poco en esto, pero creo que no tiene que ver simak, con ellos. Saludos el sitio es muy bueno.
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