jueves, 3 de marzo de 2016

1982- E.T. EL EXTRATERRESTRE - Steven Spielberg (y 2)





(Viene de la entrada anterior)

Tanto en “Encuentros en la Tercera Fase” como en “E.T.”, Spielberg invirtió los parámetros de la ciencia ficción de los cincuenta, que tendía a contemplar el universo más allá de nuestro paraíso terrestre como algo hostil al hombre. Por el contrario, Spielberg ve al cosmos como un entorno maravilloso, amistoso, con un gran potencial para que nuestra especie alcance la transcendencia. En “Encuentros en la Tercera Fase” el universo llega a la Tierra rodeado de hipnóticas luces para que escapemos de la banalidad mundana y decirnos que ahí fuera hay otros seres bondadosos que nos guiarán en nuestro periplo. En “E.T.”, esa reconfortante visión adquiere todavía más peso al personalizarse en un niño solitario cuyo espíritu –como el del resto de su familia- halla la cura gracias a su relación con un alienígena bondadoso. Fue una manera inteligente de resucitar para las nuevas generaciones el largo tiempo aletargado género de “niño con perro” (ejemplificado en la antaño popular saga de “Lassie”); eso sí, con un envoltorio cinematográfico mucho más elegante y sofisticado. (Demostrando su versatilidad –o quizá un mayor desencanto o cinismo propio de la madurez-, el propio Spielberg daría un vuelco a su aproximación a lo alienígena con “La Guerra de los Mundos” (2005)



En último término, la visión positiva del universo que propone Steven Spielberg, es la propia de una inocencia tan infantil que sólo puede apreciarse en términos de emoción y sentido de lo maravilloso, y no a través del filtro de la lógica y el racionalismo científico. Esta es la única forma de disfrutar este film, porque aquellos que se sienten a verla esperando una densidad intelectual propia de un título de Kubrick o Tarkovski se exasperarán. En cambio, si se adopta la actitud adecuada, la historia y su enfoque funcionan perfectamente, porque técnicamente la película es impecable. John Williams, como siempre, está a la altura de la ocasión componiendo una banda sonora memorable que suscita la magia y el asombro de la niñez. La fotografía de Allen Daviau ofrece imágenes de gran belleza y el trabajo de los actores es de gran calidad teniendo en cuenta su corta edad. Incluso de Drew Barrymore, aquí con tan solo siete años, extrae Spielberg una interpretación notable. Dee Wallace, que encarna a la madre de los niños, dota a su papel de un matiz ligeramente cómico, consiguiendo pasar casi todo el film sin enterarse de que en su casa reside una criatura alienígena.

Por desgracia, la única que acabó teniendo cierta proyección en los años posteriores fue Drew Barrymore, que trabajó en más papeles infantiles, luego pasó a una etapa adolescente
problemática con adicciones al alcohol y las drogas incluidas hasta que, a finales de los noventa, ya adulta, se reinventó como actriz de comedias románticas; pero en ningún título de su filmografía superó su papel en “E.T.” Dee Wallace apareció en otros films encasillada como la típica mamá. A Henry Thomas se le ha podido ver de vez en cuando en diversos films y Robert MacNaughton sólo intervino en otra cinta (“I Am The Cheese”, 1983) y algunos capítulos de series televisivas antes de resignarse a trabajar para el servicio postal estadounidense. Curiosamente, la miembro del reparto que más fama alcanzaría sería la actriz de 13 años Erika Eleniak, que interpreta a la niña a la que besa brevemente Henry Thomas. Primero sería modelo Playboy y luego participaría como chica explosiva en tres temporadas de “Vigilantes de la Playa” y cierto número de películas de serie B.

Desde mediados de la década de los setenta, George Lucas, Steven Spielberg y Ridley Scott
habían convertido la CF en un maravilloso espectáculo para asombro del público y horror de los snobs cinematográficos, que creían que las recaudaciones obtenidas con sus películas harían que los estudios financiaran películas con presupuestos cada vez más generosos con los efectos especiales y guiones cada vez más insulsos. Por ello no dejó de ser una ironía que en 1982 Spielberg dejara el espectáculo a un lado para hacer “E.T”, una película que, aunque no carecía de efectos especiales, su presencia era casi absurdamente insignificante, puesto que en su mayor parte se desarrollaba en y alrededor del hogar de un barrio residencial. “E.T.”, como hemos dicho anteriormente, se centraba en los personajes y en sus relaciones.

El principal efecto, desde luego, era el propio E.T., un animatrón diseñado por Carlo Rambaldi:
una especie de bebé envejecido cuyos grandes ojos le conferían una mirada muy expresiva no demasiado alejada de la de los personajes Disney. El animatrón se utilizó para los primeros planos y las escenas clave en las que la criatura debía interactuar con los actores, mientras que para otros planos más generales se utilizó un enano vestido con un disfraz menos elaborado. La combinación de ambas técnicas dio como resultado un ser no humano tan verosímil como el Yoda de “El Imperio Contraataca” (1980). Spielberg supo extraer una interpretación extraordinaria de lo que no era más que un montón de mecanismos hidráulicos recubiertos de látex que se expresaba de forma temblorosa con la voz de la actriz Debra Winger.

“E.T.” fue nominada al Oscar a la Mejor Película, así como al de Mejor Director, Mejor Guión Original, Mejor Fotografía y Mejor Edición, pero sólo ganó en categorías técnicas (Música, Sonido y Efectos Visuales) llevándose el palmarés principal aquel año la grandilocuente “Gandhi” (1982) dirigida por Richard Attenborough. Pero la popularidad de esta cinta –que Spielberg afirmó fue su trabajo más personal- resultó ser indiferente al número de premios. Obtuvo un éxito colosal
que durante un tiempo la convirtió en la cinta más taquillera de todos los tiempos (con un presupuesto de 10.5 millones de dólares recaudó 800), acuñó algunas frases en el habla coloquial (“Teléfono. Mi casa”), inspiró un éxito musical para Neil Diamond (“Heartlight” -en la película, el corazón de E.T. brilla con luz roja-) y fue incluido por el Instituto Americano del Cine entre las 25 películas más importantes jamás rodadas. La imagen del joven Elliott y su amigo alienígena silueteados contra la enorme luna llena pedaleando en una bicicleta se convirtió en un símbolo de la inspiración, la importancia de la amistad y la misma magia que transmite el cine (además de aportar su logo a la productora de Spielberg, Amblin Entertainment)

La película fue y sigue siendo objeto de repetidos homenajes y parodias (“Aterriza como Puedas 2” (1982), “Planeta 51” (2009) o “Paul” (2011) por nombrar sólo unos pocos). Pero más importante aún fue su papel como catalizador de un cambio de orientación en la ciencia ficción de esos años. Durante buena parte de la década de los setenta, el cine de ciencia ficción se había decantado principalmente por la distopia. Entonces, entre 1977 y 1988, las pantallas grandes y pequeñas se llenaron de historias empalagosas en los que amistosos alienígenas aparecían por todas partes
para cambiar la vida de algún niño/familia/grupo de ancianos, y en las que al final parecía que todo el mundo se quedaba extasiado mirando unas cuantas luces de colores brillantes mientras sonaba de fondo música al estilo de John Williams (excepto en los casos en que la música era del propio John Williams). Algunas de esas películas eran productos decentes (“Cocoon”, “Starman”, “Alf”) pero en su mayoría no pasaron de la categoría de mediocres (“Cortocircuito”). Y todo fue “culpa” de ET. (Por supuesto y como no podía ser de otra manera, también surgió una corriente contraria que disfrutaba con malvada satisfacción corrompiendo el mundo moral y amable de Spielberg: “Gremlins” (1984) o “Critters” (1986) tenían también visitantes pseudoalienígenas en los suburbios americanos, pero en esta ocasión eran seres viciosos e indeseables).

Muchos de esos films de los ochenta se concentraban no sólo en la relación entre humanos y aliens, sino, más específicamente, entre niños y aliens. “Starfighter: La Aventura Comienza”
(1984), “Exploradores” (1985), y “El Vuelo del Navegante” (1986) trataban sobre encuentros de adolescentes y extraterrestres, sugiriendo que los jóvenes son más abiertos a comprender y experimentar las maravillas del universo y, por tanto, más proclives a aceptar seres diferentes. De hecho, la condición juvenil de los protagonistas de esas películas resultaba fundamental en sus argumentos (en el caso de “Exploradores” incluso los aliens eran niños), ya que era precisamente su apertura de mente lo que les permitía triunfar en sus misiones. Los niños tenían el poder y la responsabilidad de representar a la Tierra y defenderla de fuerzas hostiles.

Como en “Encuentros en la Tercera Fase”, los niños de “E.T.” son los miembros más nobles de
nuestra raza, no “contaminados” todavía por el mundo adulto. En el caso de “E.T.”, el alien es sabio, benevolente y dispuesto a intercambiar ideas con otros seres y, además, comparte esas mismas cualidades con Elliott. No sólo establece E.T. un fuerte vínculo con el niño, sino que también es capaz de restablecer la armonía familiar del mismo. Es más, la disposición de E.T. a compartir ideas y emociones con Elliott contrasta con la ignorancia de los adultos: el peligro que sostiene el drama de la película no deriva del propio alien, sino de de la reacción de unas autoridades limitadas por los prejuicios y la estrechez de miras. Para Elliott y su familia, los verdaderos alienígenas a temer son los enmascarados que irrumpen en su hogar para apoderarse de E.T. No es que Spielberg vea a los adultos con desdén; simplemente, no son tan receptivos como los niños a las experiencias que puede ofrecer el universo.

Al final de la película, Elliott madura y “E.T.” regresa con los suyos, pero no sin antes realizar un ritual que asegure que el muchacho reconozca la naturaleza inherentemente bondadosa de su propia raza y se sienta a gusto como parte de ella. Aprende a confiar en el mundo de los adultos y asume la ausencia de su padre. En resumen, ya no necesita a su “amigo imaginario” o, según se vea, “figura paterna”.

Todas estas ficciones tan comunes en los films denominados “familiares” de esta época
respondían a la imagen que los estudios de Hollywood tenían de su público potencial: niños y adolescentes –o individuos adultos con mentalidad infantil-, cuya edad les hacía más receptivos a las maravillas de la fantasía cinematográfica, una interpretación claramente relacionada con el éxito comercial de “Star Wars” y sus secuelas. La prevalencia y popularidad del cine infantil-juvenil es señal de la importancia no sólo social sino económica de ese segmento de la población.

Steven Spielberg nunca se planteó hacer ninguna secuela de “E.T.”, pero sí que se dedicó a remodelar la original. Durante años, él y su productora Kathleen Kennedy se entregaron al molesto hábito de modificar sus películas una vez estrenadas. Y es que a pesar del éxito del film,
el director no había quedado completamente satisfecho con algunas de las escenas. Así, el laserdisc de 1991 y el reestreno de 2002 de “E.T.” eliminaron todas las escenas en las que los niños se disfrazaban de terroristas en Halloween, como también una en la que el director de la escuela expulsaba a Elliott. Todavía más irritante resultó que en la edición 20º Aniversario de 2002 se eliminaran digitalmente las armas que portaban los funcionarios de la NASA, reemplazándolas por walki-talkies, además de borrar un insulto ligeramente soez de Elliot a su hermano. También se añadieron un par de escenas que Spielberg retiró del montaje original por considerar que los efectos especiales no estaban a la altura y que ahora, con la tecnología digital, podían retocarse a su completa satisfacción: una con E.T. en la bañera, por ejemplo; y otra en la que se sustituyeron los dulces favoritos de E.T. por otros de la marca M&M´s –cuyo permiso para aparecer en la película Spielberg había tratado infructuosamente de obtener originalmente, pero que dos décadas después, a la vista del éxito cosechado, la compañía Mars Candy cedió más que gustosa. El cineasta que tanto reverencia la historia de Hollywood y que tanto ha aprendido de los gigantes cinematográficos del pasado, no tuvo problemas a la hora de distorsionar la versión original de su propio film. Cuando se le preguntó al respecto de esos cambios políticamente correctos, quitó importancia al asunto diciendo que los “puristas” también tenían en la nueva edición en DVD la versión original.

El éxito de “E.T.El Extraterrestre” se puede atribuir a sus múltiples aciertos: la maestría de Spielberg a la hora de trabajar con niños, su talento cinematográfico, una historia de gran intensidad emocional que consigue conmover sin ser demasiado sentimental… Es difícil explicar el poder de la película a quien no la haya visto mediante un simple resumen de su argumento, porque éste, a pesar de ser muy sencillo, está abordado de una forma casi espiritual, como si de un mito secular se tratara. En este sentido, “E.T.” es un film que conecta con las raíces más profundas de la ciencia ficción como género.

Hoy, sin embargo, parece que el éxito que la película tuvo antaño se ha diluido mucho entre los
nuevos fans, quienes rechazan lo que consideran una historia simplona sobrecargada de sentimentalismo barato, una poco sutil maniobra para accionar los resortes emocionales del espectador y provocar en él las reacciones buscadas. A cambio, prefieren visiones futuristas oscuras y violentas trufadas de efectos especiales. Quizá esa sea una de las razones por las que hoy “Blade Runner” esté mucho más considerada que “E.T.”. Ambas películas se estrenaron en el verano de 1982, pero en aquella época en la que aún persistía cierto grado de inocencia, el público acudió en masa a enamorarse de la fábula sobre la amistad que proponía Spielberg rechazando en cambio el oscuro film de Ridley Scott –que, en su momento, fue considerado un fracaso comercial-. Hoy, la situación se ha invertido y es “Blade Runner” la que se celebra como una de las películas más influyentes de todos los tiempos. Pero incluso los cínicos más recalcitrantes deberían admitir que la película de Spielberg es un sobresaliente ejercicio de cinematografía realizado por un creador total y honestamente identificado con su inofensiva historia.

En mi opinión, “E.T.” es una buena película, aunque no tan redonda como “Encuentros en la Tercera Fase”. Su mayor interés reside en el estudio de las relaciones entre la infancia y la madurez y la forma en que nos muestra el mundo a través de los ojos de un niño. Como exploración del tema alienígena, la historia resulta plana y no llega ni de lejos al sentido de la maravilla que tan importante era en “Encuentros…”. Quizá ello se deba a que en “E.T.” el alien se convierte en un personaje de peso en lugar de mantener su naturaleza misteriosa y enigmática. Al definir claramente a su extraterrestre, Spielberg fue demasiado lejos humanizando lo que es inhumano y ahí es donde la película funciona peor –al menos desde el punto de vista de la ciencia ficción-.

El hincapié de “E.T.” en el ámbito de lo emocional fue un regalo y una maldición para la CF en el
cine. Un regalo porque desde entonces los cineastas hubieron de tener más en cuenta la construcción de los personajes al rodar sus películas; una maldición porque la mayor parte de ellos no son tan buenos como Spielberg y caían demasiado a menudo en la sensiblería.

Cuando uno pasa tiempo sin ver la película, es fácil burlarse de su sentimentalismo. Para remediarlo basta con verla otra vez y recordar que cuando Spielberg está en plena forma, deja para el recuerdo momentos inolvidables.


13 comentarios:

  1. excelente crítica de es ta película .... te felicito

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  2. Yo a pesar de ser un crío cuando se estrenó, la fui a ver al cine y todo, me quedo con la opinión moderna. La vi hace unos pocos años y es aburrida, mala y ñoña. Naturalmente no opiné eso saliendo del cine.

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  3. Como esperaba, las opiniones sobre esta película no es que sean diferentes, es que son opuestas. Por eso me sigue sorprendiendo que tuviera tanto éxito en su momento. ¿Qué ha cambiado? ¿Hemos envejecido nosotros y es una película que exige un espíritu más joven para disfrutarla? ¿Han cambiado los tiempos y ya no admitimos este tipo de historias? ¿Las dos cosas?

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  4. No. Honestamente creo que la peli es floja aunque también ha envejecido. El ritmo hoy es lento, en su momento estaba bien pero hoy es letal para una peli de casi 2 horas con una trama simple y sentimentaloide. La peli es lo que es, infantil, así que si eres adulto te tiene que aburrir, sobre todo la versión políticamente correcta. Estoy seguro de que pelis de este estilo, ñoñas se siguen haciendo. Lo único que no es culpa suya es lo derivado de su éxito: ha sido tan explotada que ha perdido la originalidad que en su momento tenía. ET no tiene nada de clásico y así le va, pero veo que en Imdb tiene casi un 8, así que la gente sigue viendo al emperador vestido.

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  5. Excelente análisis! Creo que delimitas muy bien lo que esta película tiene de irritante y al mismo tiempo los aciertos que la convierten en un clásico que no podemos obviar. Ciertamente representa una mirada generacional diferente respecto a la vida extraterrestre, si la comparamos con los clásicos de los años cincuenta.

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  6. Por fin tengo el gusto de haber leído las dos partes de tu texto dedicado a este precioso filme; como siempre el análisis que haces es soberbio y bien quisiera escribir al menos la mitad de bien que tú.
    Por cierto, el año pasado volví a ver este filme, que me lo compré en DVD apenas salió luego de su reestreno; creo que no me la repetía desde hace al menos una década y esta vez fue para "presentársela" a mi sobrinito regalón de seis años. Pues a los días me vi de nuevo la original de "Poltergeist", que me había adquirido hace poco en blu-ray (con una remasterización que vale la pena)...¡Y me di cuenta que ambas pelis fueron filmadas en el mismo lugar, en lo que concierne al sitio donde viven los personajes! (bueno, ya sabia de antemano que Spielberg produjo esta cinta).

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  7. Como habrás visto por otros comentarios, no todo el mundo opina igual respecto a la calidad de esta película. Ya sabía yo...

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  8. WOW jamas pensé leer un artículo sobre ET en este magnífico blog! Que podría yo decir? tenía unos siete años de edad apenas cuando mis padres me llevaron al cine al verla, y quedé totalmente enamorado del personaje, quedé prendado a nivel obsesión, tenía su figura al que le encendía su dedo, tenía la franela, un reloj, el lp en picture disc con la banda sonora, además lo dibujaba en todas partes. Aunque hubo cosas que en aquel momento no entendía de la peli, (no recuerdo ya cuantas veces la volví a ver) hubo muchas otras cosas que si, la peli fue hecha para los niños, especialmente para la familia con niños, gracias a ET pasé a Gremlins, luego a Ghoulies, ya luego no hubo mas remedio, me volví un freak.

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  9. Hola Alonso.Pues ya ves por los comentarios que no todo el mundo le guarda el mismo cariño a la película... tú eres el ejemplo de que Spielberg sí acertó en su propuesta, al menos entre cierto sector de la audiencia... Un saludo

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  10. Por cierto Manuel, que raro que no mencionaste en este post la historia de Night Skies con los impactantes diseños de Rick Baker, la que iba a ser la peli original de ET. Saludos.

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  11. Tienes razón Alonso, se me pasó el dato, gracias por apuntarlo. Tanto escribir y me dejo cosas en el tintero... Un saludo

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  12. Por cierto, ya Luc Besson está en plena producción del film Valerian, ojalá algún día nos hables del cómic, saludos.

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  13. Sí, así es. Valerian es uno de mis comics favoritos y, desde luego, está en la lista de futuras entradas... No creo que llegue a publicarla antes del estreno, pero no lo olvido, desde luego que no... Un saludo

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